"Yo soy un no-creyente profundamente religioso. Esto es de alguna manera un nuevo tipo de religión
Nunca le he imputado a la naturaleza un propósito o un objetivo, o cualquier cosa que pudiese ser entendida como antropomórfica. Lo que veo en la naturaleza es una magnífica estructura que nosotros podemos comprender sólo muy imperfectamente, y eso debe llenar a una persona pensante con sentimientos de humildad. Este es un genuino sentimiento religioso que no tiene nada que ver con el misticismo.
La idea de un Dios personal es completamente extraña para mí y me parece hasta ingenua."
Era judÃo.Cuando los nazis mataban a los judÃos el alguna vez envió ayuda a va se de algún medico ingles para los heridos,razones que da para que sea judÃo,aunque podrÃa ser el tÃpico bueno que ayuda a los demás con un punto de heroicidad.Pero tengo un libro que se titula los 12 judÃos famosos y en uno de ellos aparece Einstein.
Einstein distingue tres estilos que suelen entremezclarse en la práctica de la religión. El primero está motivado por el miedo y la mala comprensión de la causalidad y, por tanto, tiende a inventar seres sobrenaturales. El segundo es social y moral, motivado por el deseo de apoyo y amor. Ambos tienen un concepto antropomórfico de Dios. El tercero –que Einstein considera el más maduro–, está motivado por un profundo sentido de asombro y misterio.[21]
La más bella y profunda emoción que nos es dado sentir es la sensación de lo mÃstico. Ella es la que genera toda verdadera ciencia. El hombre que desconoce esa emoción, que es incapaz de maravillarse y sentir el encanto y el asombro, está prácticamente muerto. Saber que aquello que para nosotros es impenetrable realmente existe, que se manifiesta como la más alta sabidurÃa y la más radiante belleza, sobre la cual nuestras embotadas facultades sólo pueden comprender en sus formas más primitivas. Ese conocimiento, esa sensación, es la verdadera religión.
Una cita más larga de Einstein aparece en Science, Philosophy, and Religion, A Symposium (Simposio de ciencia, filosofÃa y religión), publicado por la Conferencia de Ciencia, FilosofÃa y Religión en su Relación con la Forma de Vida Democrática:
Por supuesto era una mentira lo que se ha leÃdo acerca de mis convicciones religiosas; una mentira que es repetida sistemáticamente. No creo en un Dios personal y no lo he negado nunca sino que lo he expresado claramente. Si hay algo en mà que pueda ser llamado religioso es la ilimitada admiración por la estructura del mundo, hasta donde nuestra ciencia puede revelarla.
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"Yo soy un no-creyente profundamente religioso. Esto es de alguna manera un nuevo tipo de religión
Nunca le he imputado a la naturaleza un propósito o un objetivo, o cualquier cosa que pudiese ser entendida como antropomórfica. Lo que veo en la naturaleza es una magnífica estructura que nosotros podemos comprender sólo muy imperfectamente, y eso debe llenar a una persona pensante con sentimientos de humildad. Este es un genuino sentimiento religioso que no tiene nada que ver con el misticismo.
La idea de un Dios personal es completamente extraña para mí y me parece hasta ingenua."
Albert Einstein
Era judÃo.Cuando los nazis mataban a los judÃos el alguna vez envió ayuda a va se de algún medico ingles para los heridos,razones que da para que sea judÃo,aunque podrÃa ser el tÃpico bueno que ayuda a los demás con un punto de heroicidad.Pero tengo un libro que se titula los 12 judÃos famosos y en uno de ellos aparece Einstein.
ateo era
JudÃo con temporadas agnósticas y finalmente, profundamente ateo.
Creencias religiosas
Einstein distingue tres estilos que suelen entremezclarse en la práctica de la religión. El primero está motivado por el miedo y la mala comprensión de la causalidad y, por tanto, tiende a inventar seres sobrenaturales. El segundo es social y moral, motivado por el deseo de apoyo y amor. Ambos tienen un concepto antropomórfico de Dios. El tercero –que Einstein considera el más maduro–, está motivado por un profundo sentido de asombro y misterio.[21]
Einstein creÃa en «un Dios que se revela en la armonÃa de todo lo que existe, no en un Dios que se interesa en el destino y las acciones del hombre». Deseaba conocer «cómo Dios habÃa creado el mundo». En algún momento resumió sus creencias religiosas de la manera siguiente: «Mi religión consiste en una humilde admiración del ilimitado espÃritu superior que se revela en los más pequeños detalles que podemos percibir con nuestra frágil y débil mente».
La más bella y profunda emoción que nos es dado sentir es la sensación de lo mÃstico. Ella es la que genera toda verdadera ciencia. El hombre que desconoce esa emoción, que es incapaz de maravillarse y sentir el encanto y el asombro, está prácticamente muerto. Saber que aquello que para nosotros es impenetrable realmente existe, que se manifiesta como la más alta sabidurÃa y la más radiante belleza, sobre la cual nuestras embotadas facultades sólo pueden comprender en sus formas más primitivas. Ese conocimiento, esa sensación, es la verdadera religión.
En cierta ocasión, en una reunión, se le preguntó a Einstein si creÃa o no en un Dios a lo que respondió: «Creo en el Dios de Spinoza, que es idéntico al orden matemático del Universo».
Una cita más larga de Einstein aparece en Science, Philosophy, and Religion, A Symposium (Simposio de ciencia, filosofÃa y religión), publicado por la Conferencia de Ciencia, FilosofÃa y Religión en su Relación con la Forma de Vida Democrática:
Cuanto más imbuido esté un hombre en la ordenada regularidad de los eventos, más firme será su convicción de que no hay lugar —del lado de esta ordenada regularidad— para una causa de naturaleza distinta. Para ese hombre, ni las reglas humanas ni las "reglas divinas" existirán como causas independientes de los eventos naturales. De seguro, la ciencia nunca podrá refutar la doctrina de un Dios que interfiere en eventos naturales, porque esa doctrina puede siempre refugiarse en que el conocimiento cientÃfico no puede posar el pie en ese tema. Pero estoy convencido de que tal comportamiento de parte de las personas religiosas no solamente es inadecuado sino también fatal. Una doctrina que se mantiene no en la luz clara sino en la oscuridad, que ya ha causado un daño incalculable al progreso humano, necesariamente perderá su efecto en la humanidad. En su lucha por el bien ético, las personas religiosas deberÃan renunciar a la doctrina de la existencia de Dios, esto es, renunciar a la fuente del miedo y la esperanza, que en el pasado puso un gran poder en manos de los sacerdotes. En su labor, deben apoyarse en aquellas fuerzas que son capaces de cultivar el bien, la verdad y la belleza en la misma humanidad. Esto es de seguro, una tarea más difÃcil pero incomparablemente más meritoria y admirable.
En una carta fechada en marzo de 1954, que fue incluida en el libro Albert Einstein: su lado humano (en inglés), editado por Helen Dukas y Banesh Hoffman y publicada por Princeton University Press, Einstein dice:
Por supuesto era una mentira lo que se ha leÃdo acerca de mis convicciones religiosas; una mentira que es repetida sistemáticamente. No creo en un Dios personal y no lo he negado nunca sino que lo he expresado claramente. Si hay algo en mà que pueda ser llamado religioso es la ilimitada admiración por la estructura del mundo, hasta donde nuestra ciencia puede revelarla.
era agnostico...¡¡
saludos-
Es mi imaginacion o Alex A se acaba de contradecir?
No... no era religioso....
El era SU DIOS PERSONAL.
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¿Quien hizo enojar a Alex A.?
Ni puñetera idea. Al único que le interesarÃa saber sus convicciones es a él mismo. A mi en nada me afecta o beneficia.
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Ronil: enojada yo?, no hombre!, no sabes el trabajo que requiere hacerme enojar!... solo que considerándolo frÃamente... en qué nos beneficia saber en lo que creÃa Einstein?... como que era muy su rollo...