Un grupo de relatos kafkianos tienen en común la particularidad de que sus protagonistas son animales.
Como todo gran innovador, Kafka explotó así uno de los mineros más antiguos y ricos de la tradición literaria europea: la fábula. Sus historias de animales, por cierto, difieren mucho de las esópicas: no tienen moraleja, no admiten una unívoca interpretación y dan al protagonista una intimidad que crece hasta adquirir las proporciones del torturado yo humano que siempre está en el centro de las narraciones kafkianas.
¿Por qué recurre a estos personajes animales? La mejor respuesta se hallará en los mismos relatos. Pero algunas observaciones críticas pueden dar una guía respecto a este problema. Wilhelm Emrich destaca que en la obra de Kafka "el animal es símbolo de libertad universal", porque a través de él se abren para el hombre las puertas del universo. No se puede ciertamente ignorar que el narrador checo escribe estas narraciones en una época convencida y sorprendida por las teorías de Darwin.
O sea: la ciencia corrobora la antigua ficción de los fabulistas. El animal puede hablar en nombre del ser humano y éste experimenta con estremecimiento esa leve "corriente de aire" que le refresca los talones: ha aquí el tradicional punto vulnerable de Aquiles, el eslabón que lo une con la animalidad. Pero parece paradoja lo que dice el mencionado crítico, porque esto da más bien conciencia de una atadura que de libertad.
Acaso se pueda explicar el hecho diciendo que el vínculo con uno de los ámbitos inferiores de la naturaleza salva al hombre kafkiano de su soledad intolerable.:
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Acerca de "Un informe para una academia"
Un grupo de relatos kafkianos tienen en común la particularidad de que sus protagonistas son animales.
Como todo gran innovador, Kafka explotó así uno de los mineros más antiguos y ricos de la tradición literaria europea: la fábula. Sus historias de animales, por cierto, difieren mucho de las esópicas: no tienen moraleja, no admiten una unívoca interpretación y dan al protagonista una intimidad que crece hasta adquirir las proporciones del torturado yo humano que siempre está en el centro de las narraciones kafkianas.
¿Por qué recurre a estos personajes animales? La mejor respuesta se hallará en los mismos relatos. Pero algunas observaciones críticas pueden dar una guía respecto a este problema. Wilhelm Emrich destaca que en la obra de Kafka "el animal es símbolo de libertad universal", porque a través de él se abren para el hombre las puertas del universo. No se puede ciertamente ignorar que el narrador checo escribe estas narraciones en una época convencida y sorprendida por las teorías de Darwin.
O sea: la ciencia corrobora la antigua ficción de los fabulistas. El animal puede hablar en nombre del ser humano y éste experimenta con estremecimiento esa leve "corriente de aire" que le refresca los talones: ha aquí el tradicional punto vulnerable de Aquiles, el eslabón que lo une con la animalidad. Pero parece paradoja lo que dice el mencionado crítico, porque esto da más bien conciencia de una atadura que de libertad.
Acaso se pueda explicar el hecho diciendo que el vínculo con uno de los ámbitos inferiores de la naturaleza salva al hombre kafkiano de su soledad intolerable.: