te dejo un pequeño fragmento que no se si te servira....
A la distancia de siete décadas, este libro publicado en 1945 pero escrito en el otoño de 1936 se sigue perfilando como “el despertar de un escritor genial”, en palabras de Adolfo Sotelo, uno de los responsables de esta magnífica edición que aporta, entre otras cosas, varios poemas más, publicados e inéditos, de 1934-1937, cuatro interesantes reseñas de 1945 y unos argumentos interpretativos del mayor interés sobre las circunstancias de la escritura del libro. Destaco la referencia a la muerte de Toisha Vargas, una novia de Cela, quien recordaba en 1993: “A Toisha me la mataron de un cañonazo a poco de llegar los nacionales a las puertas de Madrid”. Esa circunstancia se inscribe en los alejandrinos de uno de los poemas más intensos del libro, “T. V.”, una auténtica y extensa elegía fúnebre: “En este instante en que un dolor inmenso/ Es incapaz de hacerme mover un solo dedo,/ Yo te prometo, oh dulce esposa mía asesinada,/ Oh madrecita sin haber parido, oh muerta,/ colgar tu atroz recuerdo cada noche de un pelo,/ Y que desiertos de tinieblas moradas/ O amargas noches de insomnio y sobresalto/ Sean incapaces de ahogarme como a un niño”.
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te dejo un pequeño fragmento que no se si te servira....
A la distancia de siete décadas, este libro publicado en 1945 pero escrito en el otoño de 1936 se sigue perfilando como “el despertar de un escritor genial”, en palabras de Adolfo Sotelo, uno de los responsables de esta magnífica edición que aporta, entre otras cosas, varios poemas más, publicados e inéditos, de 1934-1937, cuatro interesantes reseñas de 1945 y unos argumentos interpretativos del mayor interés sobre las circunstancias de la escritura del libro. Destaco la referencia a la muerte de Toisha Vargas, una novia de Cela, quien recordaba en 1993: “A Toisha me la mataron de un cañonazo a poco de llegar los nacionales a las puertas de Madrid”. Esa circunstancia se inscribe en los alejandrinos de uno de los poemas más intensos del libro, “T. V.”, una auténtica y extensa elegía fúnebre: “En este instante en que un dolor inmenso/ Es incapaz de hacerme mover un solo dedo,/ Yo te prometo, oh dulce esposa mía asesinada,/ Oh madrecita sin haber parido, oh muerta,/ colgar tu atroz recuerdo cada noche de un pelo,/ Y que desiertos de tinieblas moradas/ O amargas noches de insomnio y sobresalto/ Sean incapaces de ahogarme como a un niño”.
Vas a tener que comprar el libro porque en la web no hay nada sobre el libro.