Mira, la mayor parte de la gente está mal informada y piensan que son unos locos de ******, pero es exactamente igual que los que van a la guerra porque al igual que ellos mueren y asesinan inocentes, solo que los islámicos lo hacen para defender el honor de todo su país ya que una manga de corruptos los está mansillando.
Con respecto a las mutilaciones y condenas a muerte no estoy a favor, pero entiendo que muchos no se regeneran con nuestro sistema de reclusión y lo unico que hacen es cometer mas daño...
Espero que puedas ver todo desde otro punto de vista... a veces por mas cruel que parezcan las cosas hay que tratar de comprender que es la reversa a cosas peores...
el islamismo es una forma diferente de enfocar a la religion cristianas, con diferente enfoque, ya que ala mismo es jehova para ellos, y jesus si lo consideran como si fuera un profeta, y mahoma es es que se comunica con ese dios, los otros que contestan, no saben ni lo que dicen, suerte, lo mejor es que investigues en google, y te daras cuenta de lo que es...
En si el sometimiendo que dicen, se hace, pero es el somentimiento a su deidad, que es la misma que comparte el judaismo, cristianismo, ya que adoran al mismo dios...
Sus creencias en un polidemonismo, o pluralidad de espíritus protectores que residen en el agua, los bosques y las piedras, están enraizadas en el viejo panteón de los antiguos semitas. En especial, las piedras eran objeto de veneración. En la ciudad de La Meca existía desde muy antiguo un santuario que centraba las peregrinaciones de los beduinos. Este santuario, de planta rectangular, con un gran patio central a cielo abierto, había ido recogiendo, con el tiempo, los ídolos de muchas tribus y familias, convirtiéndose en el panteón preislámico por excelencia. De todos estos ídolos, el más importante era una piedra basáltica negra, tal vez un aerolito, que constituía el gran fetiche de los joraichitas, a la que algunos identifican con Húbal, la divinidad principal. El santuario de la Caaba:
El santuario mequés de la piedra negra o piedra sagrada ha perdurado hasta nuestros días tras sucesivas modificaciones; siendo la última importante ña del siglo XVII. La planta del santuario propiamente dicho, rectangular, mide diez por doce metros. Todavía se conserva y venera la piedra basáltica, engastada en su extremo sur oriental, a metro y medio del nivel del suelo, y el pozo sagrado de Zemzem para las abluciones. Continúan practicándose viejas normas rituales de origen mágico. Y la Caaba sigue siendo centro obligado de visita en las peregrinaciones islámicas a La Meca. Prácticas rituales: Entre las prácticas religiosas de las distintas tribus sobresalía, con carácter unificador, el culto a las piedras (litolatría), en especial a las "piedras divinas" o aerolitos, caídas del cielo, que también se hallan entre los primitivos hebreos ( adoración de betilos). Junto a los dioses protectores de las distintas tribus, se precisan tres divinidades femeninas, entre ellas Uzzá, asimilable a la Venus asiática, con un santuario propio en Nákhlah. Estas divinidades estaban supeditadas al "dios protector de la tribu" que recibía el nombre genérico de Alláh (dios). Pero no cabe pensar en un culto monoteístico anterior a Mahoma. Se conocían los sacrificios, en general de camellos, que tenían lugar en ciertas épocas del año en los santuarios tribales. Los fieles se reunían en ellos, se rapaban la cabeza en señal de penitencia y participaban en la comida ritual, comiendo de la carne del animal inmolado. Las procesiones y las vueltas en torno del santuario, con cánticos y aclamaciones, constituían el suplemento de estas ceremonias primitivas. No existía clase sacerdotal, aunque sí guardianes en los santuarios, y arúspices (sacerdotes de la antigua Roma que examinaba las entrañas de las víctimas para hacer presagios: Lat. haruspex) y adivinos que predecían el porvenir. Precursores de Mahoma:
La tradición islámica se refiere a la aspiración de las tribus litolátricas de la Arabia preislámica a una vida mejor. La investigación admite la creencia en seres maléficos ultraterrenos, pero no permite vislumbrar la noción concreta de una vida futura o de la inmortalidad del alma. Se conocen algunas figuras privilegiadas del Hedjaz, anteriores a Mahoma, que profesaron un monoteísmo no identificable con el judío ni con el cristiano, que rechazaron las creencias y prácticas de sus contemporáneos, y que luego se mantuvieron apartadas de la renovación islámica. Se ha pensado que estas figuras se inspiraron en los gnósticos. La tradición les llama hanifs. De hecho, son precursores que preparan el ambiente para la labor sintetizadora de Mahoma, aunque luego disientan del profeta. Mahoma:
El Profeta del Islam, Mahoma o Muhammad, también llamado Ahmad en el Corán, nació "el lunes 9 del mes de Rabi-Awal" (20 de Abril del año 571 d. C.). Pertenecía a la familia de los hachemitas, de ascendencia aristocrática, pero de posición humilde. Su padre, Abdalláh, y su madre, Amina, fallecieron siendo él muy joven. Se desconoce la mayor parte de su niñez y juventud, en que la tradición islámica supone que realizó varios viajes, estableciendo contacto con monjes cristianos. Su abuelo, abd- al-Muttalib y al fallecer éste, su tío, Abu Talib, recogieron al muchacho huérfano y procuraron su educación, en parte junto a su primo Alí. A los veinticinco años, cuando ya se hallaba entrenado en el negocio caravanero, casó con una viuda rica, Jadicha, cuarentona, de la que tuvo varios hijos, sobreviviéndole tan sólo su hija Fátima, que casó con Alí. Del matrimonio del primo de Mahoma con su hija, surgiría la familia de los descendientes legítimos del profeta. "Abul Feda, príncipe de Hama a comienzos del siglo XIV, describe de este modo a Mahoma: era de talla mediana; tenía la cabeza grande y muy fuertes las manos y los pies; era de recios huesos y cuerpo vigoroso; su barba espesa, la color rosada, los ojos negros, muy agradable y noble rostro, lacio el cabello y el cuello blanco y terso como el marfil".
A los treinta años de edad (601 d.C.) experimentó una crisis espiritual en la que "recibió" el Corán, tras visiones nocturnas en las que "la sabiduría eterna selló sus leyes" (Corán 44,3). El destino humano le preocupaba: "Los incrédulos dicen: sólo tenemos una muerte que sufrir y no resucitaremos" (Corán 44, 33 y 34). El pensamiento en el más allá motivó su conversión: "Acuérdate del nombre de tu Señor y sepárate de todos los demás, para entregarte por completo a Él" (Corán 73,8). "Él es el Señor del Oriente y Occidente; no hay más Dios que Él: tómale pues, oh Mahoma, por tu patrono" (Corán 73,9). Esta afirmación monoteísta y la creencia en la resurrección, que aparecen en el judaísmo y en el cristianismo, debían significar una ruptura con el pasado preislámico y erigirse en puntos clave de la nueva religión. Cuando Mahoma, percatado de su misión, que creía inspirada por Dios a través del arcángel Gabriel, empezó a predicar en La Meca, chocó con la indiferencia de sus conciudadanos y muy pronto, con la oposición abierta de los ricos, a quienes molestaba su mensaje de justicia social. Alláh, clemente y misericordioso, le llevó durante la noche "al templo lejano de Jerusalén (la tercera ciudad santa de los islamitas), cuyo recinto bendijo para hacerle ver sus milagros" (Corán 17,1). Esta división debía reconfortarle, pero el número de prosélitos seguía siendo exiguo, reducido al círculo de sus parientes y amigos íntimos. Dos de éstos, Abu Bekr y Omar, espíritus resueltos, figuraban entre sus primeros seguidores. La Hégira:
Tras un intento de hacer conversos entre los habitantes de Taif, entró en contacto con árabes de Yatrib que le invitaron a ir a su ciudad. La Emigración o hégira de La Meca a Yatrib tuvo lugar el 16 de julio del año 622, fecha que señala el inicio del calendario musulmán. Mahoma contaba entonces cincuenta y un años de edad, e iba a cambiar de táctica. A la finalidad puramente espiritual de conversión de los árabes añadía el recurso bélico. Yatrib que sería desde ahora la "ciudad del profeta" (Madinat al-Nabi) o Medina, se convertiría en centro de sus operaciones. La "guerra santa" contra los mequeses infieles estuvo declarada cuando Mahoma hubo hecho los primeros prosélitos entre los medineses y obtenido la jefatura de la ciudad. Los medineses le apoyaron con tesón. Mahoma procuró, de momento, contemporizar con los judíos, arbitrar entre las distintas tribus rivales y dar unidad al pueblo árabe, declarando el vínculo de la fe islámica superior al de la sangre. El Islam se iba a convertir en una teocracia capaz de humillar a los infieles. Los joraichitas fueron los primeros en experimentarlo en Badr (624), dedicándose a preparar la revancha desde La Meca y logrando derrotar a los musulmanes en Uhud (625). Mahoma, herido en la refriega, se rehizo pronto y reavivó el ánimo de sus gentes lanzándolas a asaltar las caravanas mequesas. Beduinos del desierto y abisinios acudieron a la llamada de La Meca para aniquilar las huestes de Mahoma, bloqueándolas en Medina (627) durante un mes y retirándose más tarde sin haber pasado el foso que mandara construir el profeta para proteger la ciudad. El fracaso de los atacantes permitió llegar a una avenencia con los poraichitas mequeses. Mahoma ensayó la vía diplomática y entró en tratos con La Meca, en espera de poder conquistarla. Casó incluso con Umm Habiba, hija de un joraichita notable, Abu Sufyan, y éste le facilitó la entrada en la ciudad (630). Dos años después de su retorno a La Meca, cuando contaba sesenta y uno de edad, el 8 de junio del 632, falleció el profeta en Medina. A su muerte, tan sólo la región del Hedjaz podía considerarse bastante islamizada. El espíritu tribal revivió. Los beduinos se separaron. La sucesión fue discutida, recayendo al fin en el padre de la favorita del profeta, Aicha, y amigo íntimo en los momentos duros de los comienzos de la predicación islámica: Abu Bekr, primer califa o vicario del profeta. El Islam: La doctrina predicada por Mahoma fue recogida en el Corán, libro sagrado de los musulmanes y en el conjunto de la Sunna o Tradición islamita. El Profeta no redactó obra alguna; se había limitado a predicar el Islam, religión nueva cuyo principio básico consiste en la sumisión plena a la voluntad de Alláh, el Dios único. El Islam iba a triunfar sobre el paganismo de los árabes, asimilando en parte sus tradiciones y lograría una expansión rápida por Occidente y Oriente. Antes de examinar estos aspectos, no obstante, conviene que nos detengamos un poco en la esencia de su doctrina. La profesión de fe ( XAHÁDA ), RESUME LA EXPRESIÓN DE LA FE ISLÁMICA EN LA FRASE: "No hay más Dios que Alláh y Mahoma es su profeta". El Corán la glosa así: "¡ Oh fieles!, creed en Dios, en su Enviado, en el libro que Alláh envió a su profeta Mahoma y en las escrituras que envió antes. Pues el que no creyere en Dios, en sus ángeles, en sus libros, en sus profetas y en el juicio final, se halla en un error lejano de la verdad" (Cor., 4,135). El poderío de Dios es infinito (Cor., 11,4), pero "el Señor es el más equitativo de los jueces (Cor., 10,109), es clemente y misericordioso" (Cor., 10,107)
Acaso la mejor expresión de fe en Alláh se halle en el siguiente versículo: "El que busca la verdadera grandeza la encuentra en Dios, fuente de donde manan todas las perfecciones
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Mira, la mayor parte de la gente está mal informada y piensan que son unos locos de ******, pero es exactamente igual que los que van a la guerra porque al igual que ellos mueren y asesinan inocentes, solo que los islámicos lo hacen para defender el honor de todo su país ya que una manga de corruptos los está mansillando.
Con respecto a las mutilaciones y condenas a muerte no estoy a favor, pero entiendo que muchos no se regeneran con nuestro sistema de reclusión y lo unico que hacen es cometer mas daño...
Espero que puedas ver todo desde otro punto de vista... a veces por mas cruel que parezcan las cosas hay que tratar de comprender que es la reversa a cosas peores...
parece mentira que haya gente que haga preguntas tan chorras...
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o,k, que te contesten los islamicos
el islamismo es una forma diferente de enfocar a la religion cristianas, con diferente enfoque, ya que ala mismo es jehova para ellos, y jesus si lo consideran como si fuera un profeta, y mahoma es es que se comunica con ese dios, los otros que contestan, no saben ni lo que dicen, suerte, lo mejor es que investigues en google, y te daras cuenta de lo que es...
En si el sometimiendo que dicen, se hace, pero es el somentimiento a su deidad, que es la misma que comparte el judaismo, cristianismo, ya que adoran al mismo dios...
Cumplir la Sharia y agradar a Dios.
el sometimiento????........tal vez
Mas que el sentido de la vida, es el sentido de la muerte si son terroristas islámicos.
Sus creencias en un polidemonismo, o pluralidad de espíritus protectores que residen en el agua, los bosques y las piedras, están enraizadas en el viejo panteón de los antiguos semitas. En especial, las piedras eran objeto de veneración. En la ciudad de La Meca existía desde muy antiguo un santuario que centraba las peregrinaciones de los beduinos. Este santuario, de planta rectangular, con un gran patio central a cielo abierto, había ido recogiendo, con el tiempo, los ídolos de muchas tribus y familias, convirtiéndose en el panteón preislámico por excelencia. De todos estos ídolos, el más importante era una piedra basáltica negra, tal vez un aerolito, que constituía el gran fetiche de los joraichitas, a la que algunos identifican con Húbal, la divinidad principal. El santuario de la Caaba:
El santuario mequés de la piedra negra o piedra sagrada ha perdurado hasta nuestros días tras sucesivas modificaciones; siendo la última importante ña del siglo XVII. La planta del santuario propiamente dicho, rectangular, mide diez por doce metros. Todavía se conserva y venera la piedra basáltica, engastada en su extremo sur oriental, a metro y medio del nivel del suelo, y el pozo sagrado de Zemzem para las abluciones. Continúan practicándose viejas normas rituales de origen mágico. Y la Caaba sigue siendo centro obligado de visita en las peregrinaciones islámicas a La Meca. Prácticas rituales: Entre las prácticas religiosas de las distintas tribus sobresalía, con carácter unificador, el culto a las piedras (litolatría), en especial a las "piedras divinas" o aerolitos, caídas del cielo, que también se hallan entre los primitivos hebreos ( adoración de betilos). Junto a los dioses protectores de las distintas tribus, se precisan tres divinidades femeninas, entre ellas Uzzá, asimilable a la Venus asiática, con un santuario propio en Nákhlah. Estas divinidades estaban supeditadas al "dios protector de la tribu" que recibía el nombre genérico de Alláh (dios). Pero no cabe pensar en un culto monoteístico anterior a Mahoma. Se conocían los sacrificios, en general de camellos, que tenían lugar en ciertas épocas del año en los santuarios tribales. Los fieles se reunían en ellos, se rapaban la cabeza en señal de penitencia y participaban en la comida ritual, comiendo de la carne del animal inmolado. Las procesiones y las vueltas en torno del santuario, con cánticos y aclamaciones, constituían el suplemento de estas ceremonias primitivas. No existía clase sacerdotal, aunque sí guardianes en los santuarios, y arúspices (sacerdotes de la antigua Roma que examinaba las entrañas de las víctimas para hacer presagios: Lat. haruspex) y adivinos que predecían el porvenir. Precursores de Mahoma:
La tradición islámica se refiere a la aspiración de las tribus litolátricas de la Arabia preislámica a una vida mejor. La investigación admite la creencia en seres maléficos ultraterrenos, pero no permite vislumbrar la noción concreta de una vida futura o de la inmortalidad del alma. Se conocen algunas figuras privilegiadas del Hedjaz, anteriores a Mahoma, que profesaron un monoteísmo no identificable con el judío ni con el cristiano, que rechazaron las creencias y prácticas de sus contemporáneos, y que luego se mantuvieron apartadas de la renovación islámica. Se ha pensado que estas figuras se inspiraron en los gnósticos. La tradición les llama hanifs. De hecho, son precursores que preparan el ambiente para la labor sintetizadora de Mahoma, aunque luego disientan del profeta. Mahoma:
El Profeta del Islam, Mahoma o Muhammad, también llamado Ahmad en el Corán, nació "el lunes 9 del mes de Rabi-Awal" (20 de Abril del año 571 d. C.). Pertenecía a la familia de los hachemitas, de ascendencia aristocrática, pero de posición humilde. Su padre, Abdalláh, y su madre, Amina, fallecieron siendo él muy joven. Se desconoce la mayor parte de su niñez y juventud, en que la tradición islámica supone que realizó varios viajes, estableciendo contacto con monjes cristianos. Su abuelo, abd- al-Muttalib y al fallecer éste, su tío, Abu Talib, recogieron al muchacho huérfano y procuraron su educación, en parte junto a su primo Alí. A los veinticinco años, cuando ya se hallaba entrenado en el negocio caravanero, casó con una viuda rica, Jadicha, cuarentona, de la que tuvo varios hijos, sobreviviéndole tan sólo su hija Fátima, que casó con Alí. Del matrimonio del primo de Mahoma con su hija, surgiría la familia de los descendientes legítimos del profeta. "Abul Feda, príncipe de Hama a comienzos del siglo XIV, describe de este modo a Mahoma: era de talla mediana; tenía la cabeza grande y muy fuertes las manos y los pies; era de recios huesos y cuerpo vigoroso; su barba espesa, la color rosada, los ojos negros, muy agradable y noble rostro, lacio el cabello y el cuello blanco y terso como el marfil".
A los treinta años de edad (601 d.C.) experimentó una crisis espiritual en la que "recibió" el Corán, tras visiones nocturnas en las que "la sabiduría eterna selló sus leyes" (Corán 44,3). El destino humano le preocupaba: "Los incrédulos dicen: sólo tenemos una muerte que sufrir y no resucitaremos" (Corán 44, 33 y 34). El pensamiento en el más allá motivó su conversión: "Acuérdate del nombre de tu Señor y sepárate de todos los demás, para entregarte por completo a Él" (Corán 73,8). "Él es el Señor del Oriente y Occidente; no hay más Dios que Él: tómale pues, oh Mahoma, por tu patrono" (Corán 73,9). Esta afirmación monoteísta y la creencia en la resurrección, que aparecen en el judaísmo y en el cristianismo, debían significar una ruptura con el pasado preislámico y erigirse en puntos clave de la nueva religión. Cuando Mahoma, percatado de su misión, que creía inspirada por Dios a través del arcángel Gabriel, empezó a predicar en La Meca, chocó con la indiferencia de sus conciudadanos y muy pronto, con la oposición abierta de los ricos, a quienes molestaba su mensaje de justicia social. Alláh, clemente y misericordioso, le llevó durante la noche "al templo lejano de Jerusalén (la tercera ciudad santa de los islamitas), cuyo recinto bendijo para hacerle ver sus milagros" (Corán 17,1). Esta división debía reconfortarle, pero el número de prosélitos seguía siendo exiguo, reducido al círculo de sus parientes y amigos íntimos. Dos de éstos, Abu Bekr y Omar, espíritus resueltos, figuraban entre sus primeros seguidores. La Hégira:
Tras un intento de hacer conversos entre los habitantes de Taif, entró en contacto con árabes de Yatrib que le invitaron a ir a su ciudad. La Emigración o hégira de La Meca a Yatrib tuvo lugar el 16 de julio del año 622, fecha que señala el inicio del calendario musulmán. Mahoma contaba entonces cincuenta y un años de edad, e iba a cambiar de táctica. A la finalidad puramente espiritual de conversión de los árabes añadía el recurso bélico. Yatrib que sería desde ahora la "ciudad del profeta" (Madinat al-Nabi) o Medina, se convertiría en centro de sus operaciones. La "guerra santa" contra los mequeses infieles estuvo declarada cuando Mahoma hubo hecho los primeros prosélitos entre los medineses y obtenido la jefatura de la ciudad. Los medineses le apoyaron con tesón. Mahoma procuró, de momento, contemporizar con los judíos, arbitrar entre las distintas tribus rivales y dar unidad al pueblo árabe, declarando el vínculo de la fe islámica superior al de la sangre. El Islam se iba a convertir en una teocracia capaz de humillar a los infieles. Los joraichitas fueron los primeros en experimentarlo en Badr (624), dedicándose a preparar la revancha desde La Meca y logrando derrotar a los musulmanes en Uhud (625). Mahoma, herido en la refriega, se rehizo pronto y reavivó el ánimo de sus gentes lanzándolas a asaltar las caravanas mequesas. Beduinos del desierto y abisinios acudieron a la llamada de La Meca para aniquilar las huestes de Mahoma, bloqueándolas en Medina (627) durante un mes y retirándose más tarde sin haber pasado el foso que mandara construir el profeta para proteger la ciudad. El fracaso de los atacantes permitió llegar a una avenencia con los poraichitas mequeses. Mahoma ensayó la vía diplomática y entró en tratos con La Meca, en espera de poder conquistarla. Casó incluso con Umm Habiba, hija de un joraichita notable, Abu Sufyan, y éste le facilitó la entrada en la ciudad (630). Dos años después de su retorno a La Meca, cuando contaba sesenta y uno de edad, el 8 de junio del 632, falleció el profeta en Medina. A su muerte, tan sólo la región del Hedjaz podía considerarse bastante islamizada. El espíritu tribal revivió. Los beduinos se separaron. La sucesión fue discutida, recayendo al fin en el padre de la favorita del profeta, Aicha, y amigo íntimo en los momentos duros de los comienzos de la predicación islámica: Abu Bekr, primer califa o vicario del profeta. El Islam: La doctrina predicada por Mahoma fue recogida en el Corán, libro sagrado de los musulmanes y en el conjunto de la Sunna o Tradición islamita. El Profeta no redactó obra alguna; se había limitado a predicar el Islam, religión nueva cuyo principio básico consiste en la sumisión plena a la voluntad de Alláh, el Dios único. El Islam iba a triunfar sobre el paganismo de los árabes, asimilando en parte sus tradiciones y lograría una expansión rápida por Occidente y Oriente. Antes de examinar estos aspectos, no obstante, conviene que nos detengamos un poco en la esencia de su doctrina. La profesión de fe ( XAHÁDA ), RESUME LA EXPRESIÓN DE LA FE ISLÁMICA EN LA FRASE: "No hay más Dios que Alláh y Mahoma es su profeta". El Corán la glosa así: "¡ Oh fieles!, creed en Dios, en su Enviado, en el libro que Alláh envió a su profeta Mahoma y en las escrituras que envió antes. Pues el que no creyere en Dios, en sus ángeles, en sus libros, en sus profetas y en el juicio final, se halla en un error lejano de la verdad" (Cor., 4,135). El poderío de Dios es infinito (Cor., 11,4), pero "el Señor es el más equitativo de los jueces (Cor., 10,109), es clemente y misericordioso" (Cor., 10,107)
Acaso la mejor expresión de fe en Alláh se halle en el siguiente versículo: "El que busca la verdadera grandeza la encuentra en Dios, fuente de donde manan todas las perfecciones