La función social del poeta va más allá del hábito de escribir y hacerlo con el conocimiento de técnicas y recursos literarios, sintácticos y gramaticales; su función se relaciona con la capacidad que él tiene para observar (captar) y analizar (cuestionando, incluso) su entorno, a fin de sintetizar su análisis en la expresión poética, cuyo resultado es el poema.
Por su función social, el poeta se parece al filósofo, aunque se expresa de manera diferente. Ambos, poeta y filósofo, poseen las bases, las herramientas, el carácter y el oficio para obtener conocimientos, procesarlos y compartirlos con quien sabe acercárseles. La diferencia está en que el filósofo es teórico y se expande en su expresión (argumenta), mientras que el poeta es práctico y sintético, condensa su expresión en imágenes con las que sensibiliza o a su lector o auditorio y, a la vez, enseña apercibir y a aprehender la sabiduría (esencia de lo cotidiano).
El poeta enseña a no “quedarnos insensibles ante lo que nos parece obvio”.
Son, pues, los poetas, sabios hacedores o creadores de mundos que, si bien imaginarios, parten del análisis y síntesis de la realidad diaria en la que cada lector es sorprendido, en su ingenuidad (virginal estado de los aprendices del universo), con la refulgente y certera voz de los poetas, quienes esgrimen sus palabras como espadas desenvainadas desde la capacidad de invención para liberar emociones, las de los autores, que por empatía terminan por hacer suyas los espectadores.
Answers & Comments
Verified answer
La función social del poeta va más allá del hábito de escribir y hacerlo con el conocimiento de técnicas y recursos literarios, sintácticos y gramaticales; su función se relaciona con la capacidad que él tiene para observar (captar) y analizar (cuestionando, incluso) su entorno, a fin de sintetizar su análisis en la expresión poética, cuyo resultado es el poema.
Por su función social, el poeta se parece al filósofo, aunque se expresa de manera diferente. Ambos, poeta y filósofo, poseen las bases, las herramientas, el carácter y el oficio para obtener conocimientos, procesarlos y compartirlos con quien sabe acercárseles. La diferencia está en que el filósofo es teórico y se expande en su expresión (argumenta), mientras que el poeta es práctico y sintético, condensa su expresión en imágenes con las que sensibiliza o a su lector o auditorio y, a la vez, enseña apercibir y a aprehender la sabiduría (esencia de lo cotidiano).
El poeta enseña a no “quedarnos insensibles ante lo que nos parece obvio”.
Son, pues, los poetas, sabios hacedores o creadores de mundos que, si bien imaginarios, parten del análisis y síntesis de la realidad diaria en la que cada lector es sorprendido, en su ingenuidad (virginal estado de los aprendices del universo), con la refulgente y certera voz de los poetas, quienes esgrimen sus palabras como espadas desenvainadas desde la capacidad de invención para liberar emociones, las de los autores, que por empatía terminan por hacer suyas los espectadores.
¡Saludos! (: