Con la decadencia de las monarquÃas helenÃsticas en los siglos II y I a.C., los romanos extendieron gradualmente su control sobre Grecia y Oriente Próximo. La civilización romana que siguió fue, en gran medida, la continuación de la cultura helenÃstica.
El centro cultural fue AlejandrÃa, la administración se encontraba en Demos luego pasó a Atenas. ... estados que se llamaron reinos helenÃsticos: ...
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Las tres ciudades principales fueron Antioquìa, Pèrgamo y Alejandrìa.
El centro màs importante fue Alejandrìa, en Egipto
Periodo helenÃstico (siglos IV-I a.C.), periodo transcurrido desde la conquista del Imperio de Persia por Alejandro Magno hasta el establecimiento de la supremacÃa romana, en el cual la cultura y el saber griegos eran preeminentes en el Mediterráneo y en Asia Menor. Se llama helenÃstico (del griego, Hellas, ‘Grecia’) para distinguirlo de la cultura helénica de la Grecia clásica.
El mundo helenÃstico estuvo dominado por tres grandes dinastÃas fundadas por los sucesores de Alejandro: la dinastÃa Tolemaica en Egipto, la dinastÃa de los Seléucidas en Asia occidental y la dinastÃa Antigónida en Macedonia. La elite urbana de estos reinos hablaba griego koiné (común), que se convirtió en la nueva lengua internacional, y su religión, arte y literatura eran una mezcla cosmopolita del griego y elementos locales. Se fundaron muchas ciudades nuevas, la más importante de ellas fue AlejandrÃa (Egipto). Bajo dominio de los Tolomeos, quienes usaron su riqueza para atraer poetas, eruditos, artistas y cientÃficos, AlejandrÃa se convirtió en un gran centro económico, cultural y religioso. Se fomentó sistemáticamente el saber en nuevas instituciones, como la famosa Biblioteca de AlejandrÃa, donde se estudiaba filologÃa, gramática, prosodia, lexicografÃa y crÃtica literaria. La poesÃa también estuvo marcada por un acercamiento erudito, y generalmente siguió los modelos clásicos. Se hicieron muchos avances en ciencias como la medicina empÃrica, la astronomÃa y las matemáticas; era la época de Euclides, Apolonio de Perga, Eratóstenes, Aristarco de Samos, Hiparco de Nicea, Herón de AlejandrÃa y ArquÃmedes. Los principios fundamentales del pensamiento helenÃstico no pasaron a ser seriamente puestos en tela de juicio hasta el siglo XVI. Las principales escuelas filosóficas del periodo fueron el estoicismo y el epicureÃsmo. Los estoicos enseñaron que se debe vivir de acuerdo con la naturaleza, la cual es la razón (logos) que penetra en todas las cosas. El sabio que sigue este consejo logrará la apatheia, esto es, se librará del sufrimiento. Los epicúreos mantenÃan que todas las cosas están compuestas por átomos y el vacÃo, y que es preferible una vida simple a la riqueza y la fama. Su meta era la ataraxia o tranquilidad.
La religión del periodo helenÃstico combinó los dioses griegos con las deidades orientales, un proceso conocido como sincretismo o mezcla de religiones. La Biblia fue traducida al griego en AlejandrÃa y la lengua del Nuevo Testamento era la koiné.
Con la decadencia de las monarquÃas helenÃsticas en los siglos II y I a.C., los romanos extendieron gradualmente su control sobre Grecia y Oriente Próximo. La civilización romana que siguió fue, en gran medida, la continuación de la cultura helenÃstica.
Los reinos helenÃsticos eran tres: Macedonia, Siria y Egipto:
Reino Ptolemaico de Egipto (Lágida), Imperio Seléucida (Oriente) y Reino de los Antigónidas (greco-macedónico)
Los diferentes generales recibieron diferentes áreas para administrar.
La historia fue asÃ:
Se nombraron sátrapas, un regente y un virrey de Macedonia. Pérdicas fue nombrado quiliarca de todo el reino y era, en teorÃa, superior a los demás generales9. Los desacuerdos sobre la asignación de las satrapÃas y los poderes del regente pronto desencadenaron un conflicto abierto. La falta de un sucesor se tradujo en el desmembramiento del Imperio tras largas luchas entre los generales, los Diádocos (“sucesores”). La inmensidad de los territorios, la diversidad, la presencia de generales con ambiciones personales, hacÃan inevitable un enfrentamiento. La situación descrita trajo como consecuencia la redistribución de los territorios del Imperio.
Catorce años después de la muerte del gran conquistador, el panorama era el siguiente: AntÃgono poseÃa todo el Asia occidental desde el Eufrates, al este, hasta las fronteras de Egipto al sur. Al oeste, Casandro era dueño de Macedonia y controlaba Grecia central. A LisÃmaco le correspondÃa la Tracia y las costas del Helesponto. Al sur, además de Egipto, Ptolomeo dominaba Chipre. Y finalmente, al este, Seleuco controlaba todo el paÃs que va del Eufrates al Indo.
El centro cultural fue AlejandrÃa, la administración se encontraba en Demos luego pasó a Atenas. ... estados que se llamaron reinos helenÃsticos: ...
Los nuevos gobernantes griegos, a la muerte de Alejandro el Grande, se preocuparon por legitimar su poder en Egipto, elaborando estrategias identitarias a través de las relaciones interétnicas.