En el siglo III, la gran extensión del Imperio había vuelto muy lentas y difíciles las comunicaciones. Además, como los ejércitos de las provincias fronterizas incorporaban gente del lugar y se establecían fuertes vínculos de lealtad entre tropas y sus comandantes, que, contando con esa fuente de poder, aspiraban a ser emperadores del Imperio.
Tras el asesinato de Alejandro Severo, por sus tropas en el año 235, se inició una etapa de crisis.
Tanto en Italia como en las provincias irán surgiendo poderes efímeros sin fundamento legal, mientras que la vida económica se verá marcada por la incertidumbre de la producción, la dificultad de los transportes, la ruina de la moneda, etc.
De este periodo se han diferenciado dos subperiodos. El primero es el de la Anarquía militar (235-268). Los ejércitos provinciales y la guardia pretoriana se rebelaron con frecuencia, ya para deponer a los emperadores o para elevar a sus comandante a la dignidad imperial.
Así las fronteras del Imperio estuvieron desprotegidas provocando invasiones de pueblos bárbaros. El hambre, las epidemias y la inseguridad se apoderaron del Imperio, que poco a poco se fue ruralizando.
El descontrol es tal que varias provincias de Occidente y Oriente se escinden para formar el Imperio Galo y el Reino de Palmira respectivamente, en un intento de hacer frente con sus propios medios a los peligros exteriores que amenazan el Imperio.
El segundo periodo es conocido como el de los emperadores ilirios (268-284). Tras los años anteriores de anarquía militar, en los que la seguridad y la unidad del Imperio se habían visto gravemente comprometidas, diferentes emperadores de origen ilírico y danubiano lograron reunificar el Imperio y sentar las bases para restablecer la situación.
Aspectos económicos
Moneda devaluada de Septimio Severo
La situación económica del Imperio a finales del siglo III era crítica. Se produjo un abandono de los campos por los campesinos en busca de ocupaciones más prometedoras como el bandidaje.
Así mismo, se produjo un debilitamiento del sistema monetario. El funcionamiento de la acuñación antigua estaba basado en que el valor de la moneda era el del metal que contenía, pero en tiempos de crisis, se solía rebajar la calidad de la moneda con la adición de un metal inferior, sin reducir su valor nominal. En tiempos de Nerón, se emitieron denarios de plata con una pureza del 90%. Marco Aurelio emitió moneda de plata con un 75% de metal noble y Septimio Severo con un 50%.
En el siglo III el Imperio había cesado su expansión y el estado ya no pudo contar con las riquezas obtenidas por las conquistas militares. Por eso, se produjo una reducción alarmante del abastecimiento de metales preciosos, combinada con unos altísimos gastos gubernamentales. Estos aspectos, obligaron a los emperadores a emitir monedas de plata rebajadas para satisfacer sus necesidades. El pueblo reconoció que las monedas estaban fuertemente sobrevaloradas con respecto a su contenido en metal. El valor de la moneda cayó mientras que los precios subían, el resultado fue una espiral inflacionaria con monedas fuertemente devaluadas que provocaron precios todavía más altos. Además, Roma compraba artículos de lujo al oriente y sólo vendía granos y otros alimentos, así el Imperio occidental tuvo una balanza comercial negativa.
En tiempos de Galieno, el porcentaje de pureza de las monedas de plata había descendido a un 5%. No pasaron muchos años para que el gobierno emitiera monedas de cobre plateado.
La víctima principal de la inflación fue el propio Estado, ya que el cobro de los impuestos creció en su valor real mientras que con lo recaudado no alcanzaba a pagar a los funcionarios y a los soldados; por lo que decidió pagarles con alimentos, sistema que se convirtió en el normal sistema impositivo de finales del Imperio.
Para obtener más información sobre este tema, es bastante interesante.
Recordar que un sistema esclavista e imperialista, sufriera hace 2,300 años lo mismo que el capitalismo moderno, en relación a los efectos en su moneda oficial, derivado de problemas financieros.
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En el siglo III, la gran extensión del Imperio había vuelto muy lentas y difíciles las comunicaciones. Además, como los ejércitos de las provincias fronterizas incorporaban gente del lugar y se establecían fuertes vínculos de lealtad entre tropas y sus comandantes, que, contando con esa fuente de poder, aspiraban a ser emperadores del Imperio.
Tras el asesinato de Alejandro Severo, por sus tropas en el año 235, se inició una etapa de crisis.
Tanto en Italia como en las provincias irán surgiendo poderes efímeros sin fundamento legal, mientras que la vida económica se verá marcada por la incertidumbre de la producción, la dificultad de los transportes, la ruina de la moneda, etc.
De este periodo se han diferenciado dos subperiodos. El primero es el de la Anarquía militar (235-268). Los ejércitos provinciales y la guardia pretoriana se rebelaron con frecuencia, ya para deponer a los emperadores o para elevar a sus comandante a la dignidad imperial.
Así las fronteras del Imperio estuvieron desprotegidas provocando invasiones de pueblos bárbaros. El hambre, las epidemias y la inseguridad se apoderaron del Imperio, que poco a poco se fue ruralizando.
El descontrol es tal que varias provincias de Occidente y Oriente se escinden para formar el Imperio Galo y el Reino de Palmira respectivamente, en un intento de hacer frente con sus propios medios a los peligros exteriores que amenazan el Imperio.
El segundo periodo es conocido como el de los emperadores ilirios (268-284). Tras los años anteriores de anarquía militar, en los que la seguridad y la unidad del Imperio se habían visto gravemente comprometidas, diferentes emperadores de origen ilírico y danubiano lograron reunificar el Imperio y sentar las bases para restablecer la situación.
Aspectos económicos
Moneda devaluada de Septimio Severo
La situación económica del Imperio a finales del siglo III era crítica. Se produjo un abandono de los campos por los campesinos en busca de ocupaciones más prometedoras como el bandidaje.
Así mismo, se produjo un debilitamiento del sistema monetario. El funcionamiento de la acuñación antigua estaba basado en que el valor de la moneda era el del metal que contenía, pero en tiempos de crisis, se solía rebajar la calidad de la moneda con la adición de un metal inferior, sin reducir su valor nominal. En tiempos de Nerón, se emitieron denarios de plata con una pureza del 90%. Marco Aurelio emitió moneda de plata con un 75% de metal noble y Septimio Severo con un 50%.
En el siglo III el Imperio había cesado su expansión y el estado ya no pudo contar con las riquezas obtenidas por las conquistas militares. Por eso, se produjo una reducción alarmante del abastecimiento de metales preciosos, combinada con unos altísimos gastos gubernamentales. Estos aspectos, obligaron a los emperadores a emitir monedas de plata rebajadas para satisfacer sus necesidades. El pueblo reconoció que las monedas estaban fuertemente sobrevaloradas con respecto a su contenido en metal. El valor de la moneda cayó mientras que los precios subían, el resultado fue una espiral inflacionaria con monedas fuertemente devaluadas que provocaron precios todavía más altos. Además, Roma compraba artículos de lujo al oriente y sólo vendía granos y otros alimentos, así el Imperio occidental tuvo una balanza comercial negativa.
En tiempos de Galieno, el porcentaje de pureza de las monedas de plata había descendido a un 5%. No pasaron muchos años para que el gobierno emitiera monedas de cobre plateado.
La víctima principal de la inflación fue el propio Estado, ya que el cobro de los impuestos creció en su valor real mientras que con lo recaudado no alcanzaba a pagar a los funcionarios y a los soldados; por lo que decidió pagarles con alimentos, sistema que se convirtió en el normal sistema impositivo de finales del Imperio.
Ojalá José Luis pueda citar su fuente,
Para obtener más información sobre este tema, es bastante interesante.
Recordar que un sistema esclavista e imperialista, sufriera hace 2,300 años lo mismo que el capitalismo moderno, en relación a los efectos en su moneda oficial, derivado de problemas financieros.