Imagínate solo un segundo que el banquero se le daría por servir e amar su prójimo....donde andaría el mundo, y como se fabricarían los endeudados entonces?...
En Google he puesto LAS VERDADES DEL BARQUERO y me ha salido esto:
Luis Coleto MartÃnez anda intrigado con el dicho de “te voy a contar las cuatro edades del barquero”. Se le ocurre que pudiera tener alguna relación con el mÃtico Caronte, el que llevaba en su barco a las almas para el otro mundo.
En definitiva, las “tres o las cuatro verdades del barquero” son las del saber pÃcaro y pragmático, las que se dicen al otro sin excesivos miramientos, aunque el interlocutor (el barquero) pueda molestarse por tanta franqueza. No parece que el dicho tenga mucho que ver con el barquero Caronte. Lo más propio serÃa decir “las verdades del estudiante de Salamanca”. Un detalle. En Salamanca habÃa un puente sobre el Tormes; todavÃa existe. Pero el portazgo era todavÃa más caro que el estipendio que cobraba el barquero.
El capital no tiene patria ni sentimientos solo intereses, el dinero viene y va de de los bolsillos de los demás a los nuestros, el dinero compra todo lo que se ponga por delante y trabaja para nosotros, Banqueros sin Dios, ni patria ni nación, solo valen los amigos comprados.
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Imagínate solo un segundo que el banquero se le daría por servir e amar su prójimo....donde andaría el mundo, y como se fabricarían los endeudados entonces?...
del banquero???
los banqueros dicen, los padres lo ganan,
los hijos lo disfrutan y los nietos lo malgastan,
los bancos te dan un paraguas cuando hace sol y te lo quitan cuando llueve,
Felicidad...
La felicidad no tiene peso, ni medidas,
no puede ser comprada,
no se presta, no se pide prestada,
no resiste cálculos, porque material no es,
de aquellos materiales patrones de nuestro mundo.
Sólo puede ser legÃtima.
Felicidad falsa no es felicidad, es ilusión.
Pero, si yo supiese hacer cuentas para medir el bien dirÃa que la felicidad sà puede tener tamaño,
puede ser grande, o pequeña,
tan pequeñita que puede caber en la palma de una mano, pero, también puede alcanzar el tamaño del mundo
La felicidad es sabidurÃa, esperanza,
deseo de ir, de quedarse,
es presente, pasado y futuro.
La felicidad es confianza: fe y creencia,
trabajo y acción.
No se puede tener prisa para ser feliz,
porque ella viene bien despacito,
como quien nada quiere.
Ser feliz no depende del dinero,
tampoco depende de la salud, ni del poder.
La felicidad no es fruto de la ostentación
ni del lujo.
Felicidad es desprendimiento, no es ambición.
Solamente es feliz quien sepa soportar, perder,
sufrir y perdonar.
Sólo es feliz quien sepa, sobretodo, amar.
son tres:
ganar dinero, ganar dinero y ganar dinero.
¡Hola!
En Google he puesto LAS VERDADES DEL BARQUERO y me ha salido esto:
Luis Coleto MartÃnez anda intrigado con el dicho de “te voy a contar las cuatro edades del barquero”. Se le ocurre que pudiera tener alguna relación con el mÃtico Caronte, el que llevaba en su barco a las almas para el otro mundo.
El lingüista Luis Montoto y Rautenstrauch, en su célebre Un paquete de cartas, narra el origen del dicho: “decirle a uno las tres verdades del barquero”. Resumo el cuentecillo de donde procede. Ãrase un barquero muy humilde que se vio en el trance de tener que pasar de balde a un estudiante universitario [se supone que de Salamanca] de una a otra margen del rÃo. Porfiaron hasta llegar al acuerdo de que el viaje serÃa gratis si el estudiante le dijera al barquero tres verdades que pudieran ser útiles. El avispado estudiante le espetó estas tres verdades después de haber sido transportado a la otra orilla: “(1) Pan duro, duro, más vale duro que ninguno. (2) Zapato malo, malo, más vale en el pie que no en la mano. (3) Si a todos les pasas como a mÃ, dime, barquero ¿qué haces aquÃ?”. Es decir, la verdad última era la que explicaba el escaso sentido del negocio que tenÃa el barquero.
Ese es el cuento original. José MarÃa Iribarren recoge las cuatro verdades del barquero (es decir de una persona corriente: hoy dirÃamos un taxista). Esta son: “(1) Quien da pan a perro ajeno, pierde el pan y pierde el perro. (2) El que no está acostumbrado a bragas [ropa interior], las costuras le hacen llagas. (3) El pan duro, duro; vale más que ninguno. (4) El zapato, aunque malo, más vale en el pie que en la mano”. El último dicho aludÃa a caminar con los zapatos en la mano cuando el suelo estaba muy embarrado.
En definitiva, las “tres o las cuatro verdades del barquero” son las del saber pÃcaro y pragmático, las que se dicen al otro sin excesivos miramientos, aunque el interlocutor (el barquero) pueda molestarse por tanta franqueza. No parece que el dicho tenga mucho que ver con el barquero Caronte. Lo más propio serÃa decir “las verdades del estudiante de Salamanca”. Un detalle. En Salamanca habÃa un puente sobre el Tormes; todavÃa existe. Pero el portazgo era todavÃa más caro que el estipendio que cobraba el barquero.
El capital no tiene patria ni sentimientos solo intereses, el dinero viene y va de de los bolsillos de los demás a los nuestros, el dinero compra todo lo que se ponga por delante y trabaja para nosotros, Banqueros sin Dios, ni patria ni nación, solo valen los amigos comprados.
un saludo.
Ante todo te digo que no son las verdades del banquero, si no del BARQUERO.
Y es un cuento de uno que queria pasar un rio y no tenia dinero para pagar al barquero.
Entonces le dijo que si lo pasaria gratis si le decia las tres verdades del barquero.
El barquero accedio al trato y estas son las verdades.
Primera. Pan duro mejor duro qu no ninguno.
Segunda.Zapato malo mejor en el pie que no en la mano.
Tercera. Si a todos los pasas gratis como a mÃ, ¿Que haces aquÃ?
una solo el dinero