La ciudad se edificaba entorno a una casa ceremonial en la cual se depositaban dentro de una urna cuentas (especie de collares hechos con piedras semipreciosas como jade, cuarzo, cornalina y conchas) que según el número de piedras determinaban la edad, sexo y posición social de cada individua dentro de una aldea, y que era enterrada en el centro de la casa ceremonial. Los hombres se dedicaban a la agricultura, pesca, caza, tejer hamacas, comerciar y hacer la guerra (eran de índole pacifica y tomaban las armas solamente para defenderse), mientras las mujeres atendían la cocina, el hogar, tejían mantas y vestidos.
El control del poder era ejercido por los caciques y se presume que los naomas los apoyaban o ejercían algo de este poder en las comunidades. Los naomas eran las representaciones simbólicas de las creencias mitológicas de su pueblo. La orfebrería Tairona destacada por sus procesos de fundición de oro, cobre y cera perdida para la manufacturación de adornos ceremoniales que representaban sus dioses (figuras zoomorfas y antropomorfas) utilizando la aleación de el oro y cobre llamado tumbaga, al cual también eran aplicadas técnicas de encobrecimiento y aplicación de colores dorados. Los Taironas eran altamente respetuosos por la naturaleza además de adoradores de la misma, y por tal motivo los animales eran la representación de sus creencias mitológicas y religiosas. Ejemplo claro es la representación del jaguar en muchas de sus prendas rituales, el cual tiene una connotación magnifica que representa al sol como dador de vida a las plantas. El chaman, mama, o naoma era la persona que poseía el poder del jaguar. La serpiente Tairona representaba el movimiento y la muerte, el sapo representaba el órgano reproductor femenino y la fertilidad. También practicaban el homosexualismo ritual. En sus rituales representaban al animal de su simbología con mascaras, penachos, pecheras narigueras y diademas en diversos materiales. El oro representaba al sol y tenia un valor tradicional muy especial y por tal motivo lo usaban para hacer rituales de adoración al sol para pedir la fertilidad de los suelos para las cosechas en lagunas.
De sus costumbres religiosas se sabe muy poco y hay muy pocas y pobres crónicas que describan de forma verídica sus creencias religiosas, ya que a la llegada de los conquistadores, fueron tachadas como adoradores del diablo, hable anteriormente de los naomas líderes religiosos que había en cantidades apreciables por todas las comunidades y asentamientos. Los españoles llamaron a las casas ceremoniales buhío del diablo. Hacían ceremonias para celebrar acontecimientos tales como las cosechas, cumplían ayunos durante la primera menstruación de las mujeres, y durante el periodo de aprendizaje de un niño a sacerdote. Sus costumbres funerarias eran las de guardar los restos de sus muertos en urnas hechas de tierra cocida, pero también se sabe por investigaciones arqueológicas, que enterraban a los muertos luego de un proceso de secado al fuego y envolverlo en mantas a gran profundidad con todas sus pertenencias. No se sabe a ciencia cierta las condiciones bajo las cuales eran enterrados, se presume que puede tener relación con su orden jerárquico.
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Rendían culto a las estrellas, adjudicándoles identidades masculina o femenina y suponiendo en ellas relaciones carnales; adoraban a un niño nacido de una virgen, el cual permanecía debajo de la tierra, sin crecer ni menguar. Entre sus mitos figuraba el del diluvio.
Contaban con casa ceremoniales y con centros religiosos a donde acudían en romería a solicitar beneficios de sus dioses. Allí oficiaban sacerdotes, hechiceros y agoreros que adivinaban por el vuelo de las aves y habían recibido instrucción en un aprendizaje de dieciséis a veinte años, encerrados en casas especiales, sin ver la luz del día ni las mujeres, y sometiéndose a ayunos.
Entre los dioses de los Tayronas figuran: Gauteovan, madre de todas las cosas, creadora del sol y de los espíritus causantes de todas las enfermedades. Peico, quien llegó del mar y les enseño a trabajar el oro y la tierra a tejer mantas y chinchorros. Creían en el más allá y se comunicaban con el naoma o sacerdote, quien, además, presidía las ceremonias religiosas que se celebraban con cantos y danzas acompañadas de música.
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La ciudad se edificaba entorno a una casa ceremonial en la cual se depositaban dentro de una urna cuentas (especie de collares hechos con piedras semipreciosas como jade, cuarzo, cornalina y conchas) que según el número de piedras determinaban la edad, sexo y posición social de cada individua dentro de una aldea, y que era enterrada en el centro de la casa ceremonial. Los hombres se dedicaban a la agricultura, pesca, caza, tejer hamacas, comerciar y hacer la guerra (eran de índole pacifica y tomaban las armas solamente para defenderse), mientras las mujeres atendían la cocina, el hogar, tejían mantas y vestidos.
El control del poder era ejercido por los caciques y se presume que los naomas los apoyaban o ejercían algo de este poder en las comunidades. Los naomas eran las representaciones simbólicas de las creencias mitológicas de su pueblo. La orfebrería Tairona destacada por sus procesos de fundición de oro, cobre y cera perdida para la manufacturación de adornos ceremoniales que representaban sus dioses (figuras zoomorfas y antropomorfas) utilizando la aleación de el oro y cobre llamado tumbaga, al cual también eran aplicadas técnicas de encobrecimiento y aplicación de colores dorados. Los Taironas eran altamente respetuosos por la naturaleza además de adoradores de la misma, y por tal motivo los animales eran la representación de sus creencias mitológicas y religiosas. Ejemplo claro es la representación del jaguar en muchas de sus prendas rituales, el cual tiene una connotación magnifica que representa al sol como dador de vida a las plantas. El chaman, mama, o naoma era la persona que poseía el poder del jaguar. La serpiente Tairona representaba el movimiento y la muerte, el sapo representaba el órgano reproductor femenino y la fertilidad. También practicaban el homosexualismo ritual. En sus rituales representaban al animal de su simbología con mascaras, penachos, pecheras narigueras y diademas en diversos materiales. El oro representaba al sol y tenia un valor tradicional muy especial y por tal motivo lo usaban para hacer rituales de adoración al sol para pedir la fertilidad de los suelos para las cosechas en lagunas.
De sus costumbres religiosas se sabe muy poco y hay muy pocas y pobres crónicas que describan de forma verídica sus creencias religiosas, ya que a la llegada de los conquistadores, fueron tachadas como adoradores del diablo, hable anteriormente de los naomas líderes religiosos que había en cantidades apreciables por todas las comunidades y asentamientos. Los españoles llamaron a las casas ceremoniales buhío del diablo. Hacían ceremonias para celebrar acontecimientos tales como las cosechas, cumplían ayunos durante la primera menstruación de las mujeres, y durante el periodo de aprendizaje de un niño a sacerdote. Sus costumbres funerarias eran las de guardar los restos de sus muertos en urnas hechas de tierra cocida, pero también se sabe por investigaciones arqueológicas, que enterraban a los muertos luego de un proceso de secado al fuego y envolverlo en mantas a gran profundidad con todas sus pertenencias. No se sabe a ciencia cierta las condiciones bajo las cuales eran enterrados, se presume que puede tener relación con su orden jerárquico.
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Rendían culto a las estrellas, adjudicándoles identidades masculina o femenina y suponiendo en ellas relaciones carnales; adoraban a un niño nacido de una virgen, el cual permanecía debajo de la tierra, sin crecer ni menguar. Entre sus mitos figuraba el del diluvio.
Contaban con casa ceremoniales y con centros religiosos a donde acudían en romería a solicitar beneficios de sus dioses. Allí oficiaban sacerdotes, hechiceros y agoreros que adivinaban por el vuelo de las aves y habían recibido instrucción en un aprendizaje de dieciséis a veinte años, encerrados en casas especiales, sin ver la luz del día ni las mujeres, y sometiéndose a ayunos.
Entre los dioses de los Tayronas figuran: Gauteovan, madre de todas las cosas, creadora del sol y de los espíritus causantes de todas las enfermedades. Peico, quien llegó del mar y les enseño a trabajar el oro y la tierra a tejer mantas y chinchorros. Creían en el más allá y se comunicaban con el naoma o sacerdote, quien, además, presidía las ceremonias religiosas que se celebraban con cantos y danzas acompañadas de música.
MUY LARGO NO LO PUDE LELER