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Jamas pensé que el elemento que tengo apretado en mi mano sea tan útil en algunos momentos y tan inútil e incomodo en otros.

Es rojo y negro, el fondo es rojo como dije y el contraste con lo negro, lo dan una serie de lineas de diversos espesores que forman una cuadricula a veces imperceptible y otras muy notables. La tela que lo conforma es suave, parece seda al tacto; pero es obvio por lo que vale, que es un compuesto de fibras sintéticas. Tiene un soporte de plástico marrón que se ajusta perfectamente a mi mano, unido a él, construido en metal pintado de negro, sale un soporte que puede ser extendido como un telescopio, cosa que es muy útil ya que reduce su tamaño a la mitad.

Luego del soporte central de metal ,vienen la varillas, ellas están constituidas en dos partes: una fija que se desplaza por correderas talladas en la estructura y otra, que a su vez se divide en dos, que tiene la función de extender la tela cuando es menester desplegarlo.

La unión entre la estructura y la tela, la realizan pequeñas e invisibles puntadas de un filamento, también de nailon, muy fuerte, del mismo color que el fondo de la tela. Su tamaño extendido cumple ajustadamente la función para que fue diseñado, evitar las mojaduras; eso se debe no a un error de diseño, sino a mi abultado abdomen que es apenas cubierto por la circunferencia extendida de tela impermeable.

Ahora que la lluvia ha pasado y que no lo necesito, achicado al máximo y metido en su cómoda bolsista también roja, de la cual sobresale un lazo para tomarlo. Igual me incha las pelotas llevarlo.

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