Programa de intervalo fijo. Siempre que el sujeto obre correctamente, es decir, realice la conducta deseada durante un espacio de tiempo fijo, se le proporciona el refuerzo. Esta circunstancia es independiente del número de veces que lo haga.
Su eficacia es discreta, ya que puede habituarse, con una sola acción, a esperar el refuerzo en el tiempo que, por repetición, llega a conocer.
También tiene esta técnica un inconveniente y es que al suprimir el refuerzo se produce la extinción con rapidez.
<Siempre que el/la niño/a consiga estar un tiempo establecido estudiando recibirá un refuerzo (lo que hace falta es que el tiempo sea efectivo y no esté haciendo o pensando en otra cosa)>
Programa de intervalo variable. En esta modalidad se aplica el refuerzo al sujeto en intervalos de tiempo variables siempre que, durante los mismos, responda con la conducta deseada.
Es un procedimiento más eficaz que el anterior porque el niño desconoce cuándo se va a producir el refuerzo, y ello le obliga a obrar correctamente de modo permanente. La ventaja radica en que cuando se termina el programa, la extinción de la conducta deseada se produce lentamente.
<Podemos comprobar los efectos de esta técnica con un adolescente que cumple con sus obligaciones (pueden ser escolares, familiares...) sin establecer un tiempo concreto; cuando lo estime oportuno el adulto reforzará al adolescente con un premio lo que, sin duda, supondrá un estímulo positivo para seguir comportándose correctamente>.
Programa de razón fija: cada cierto número de veces que el sujeto realice la respuesta deseada se le concede un refuerzo.
<Imaginemos que deseamos que un chico tenga la habitación colocada. Acordamos que recibirá un premio si todos los días la coloca. Más adelante habrá que variar esta proporción. Al principio de un programa habrá que reforzarle siempre que la conducta deseada aparezca. Con el tiempo y según avanza el programa, la razón fija hay que aumentarla y habrá que pensar en premiar a la semana de haber arreglado la habitación de forma continuada>.
Programa de razón variable. En este caso se varía la proporción de respuestas correctas por cada refuerzo, de manera que el sujeto no sepa cuándo va a recibirlo.
Al principio la variación de la razón debe ser pequeña y aumentarse poco a poco. Es un procedimiento muy eficaz para lograr la modificación de la conducta, ya que todas las respuestas del sujeto se realizan con la expectativa del posible premio, al desconocer el momento en que se producirá.
<En el caso anterior, el niño ordenará su habitación y no sabe en qué momento recibirá un premio lo que consigue tener al individuo siempre a la expectativa>.
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Programa de intervalo fijo. Siempre que el sujeto obre correctamente, es decir, realice la conducta deseada durante un espacio de tiempo fijo, se le proporciona el refuerzo. Esta circunstancia es independiente del número de veces que lo haga.
Su eficacia es discreta, ya que puede habituarse, con una sola acción, a esperar el refuerzo en el tiempo que, por repetición, llega a conocer.
También tiene esta técnica un inconveniente y es que al suprimir el refuerzo se produce la extinción con rapidez.
<Siempre que el/la niño/a consiga estar un tiempo establecido estudiando recibirá un refuerzo (lo que hace falta es que el tiempo sea efectivo y no esté haciendo o pensando en otra cosa)>
Programa de intervalo variable. En esta modalidad se aplica el refuerzo al sujeto en intervalos de tiempo variables siempre que, durante los mismos, responda con la conducta deseada.
Es un procedimiento más eficaz que el anterior porque el niño desconoce cuándo se va a producir el refuerzo, y ello le obliga a obrar correctamente de modo permanente. La ventaja radica en que cuando se termina el programa, la extinción de la conducta deseada se produce lentamente.
<Podemos comprobar los efectos de esta técnica con un adolescente que cumple con sus obligaciones (pueden ser escolares, familiares...) sin establecer un tiempo concreto; cuando lo estime oportuno el adulto reforzará al adolescente con un premio lo que, sin duda, supondrá un estímulo positivo para seguir comportándose correctamente>.
Programa de razón fija: cada cierto número de veces que el sujeto realice la respuesta deseada se le concede un refuerzo.
<Imaginemos que deseamos que un chico tenga la habitación colocada. Acordamos que recibirá un premio si todos los días la coloca. Más adelante habrá que variar esta proporción. Al principio de un programa habrá que reforzarle siempre que la conducta deseada aparezca. Con el tiempo y según avanza el programa, la razón fija hay que aumentarla y habrá que pensar en premiar a la semana de haber arreglado la habitación de forma continuada>.
Programa de razón variable. En este caso se varía la proporción de respuestas correctas por cada refuerzo, de manera que el sujeto no sepa cuándo va a recibirlo.
Al principio la variación de la razón debe ser pequeña y aumentarse poco a poco. Es un procedimiento muy eficaz para lograr la modificación de la conducta, ya que todas las respuestas del sujeto se realizan con la expectativa del posible premio, al desconocer el momento en que se producirá.
<En el caso anterior, el niño ordenará su habitación y no sabe en qué momento recibirá un premio lo que consigue tener al individuo siempre a la expectativa>.
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