cuando perdonas, realmente perdonas o solo es por el momento, o te acuerdas de lo que paso a cada rato y se lo reprochas, eso no es perdonar..
Definitivamente Dios sabe hacerlo, porque cuando el perdona no se acuerda jamas de lo que hcimos, pero somos nosotros los que lo traemos a la mente siempre...
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Yo considero que el único que puede ayudarnos a perdonar a las personas que nos han hecho daño es Dios con su magnifico ejemplo y es El quien nos ayuda a olvidar y a curar las heridas y el resentimiento que pueda quedar en nuestro corazón.
El perdonar nos hace libres y si, yo cuando perdono no guardo rencor y olvido, sólo así logro volver a tener esa paz tan necesaria en mi vida.
Y para aquellos que les cuesta perdonar, tengan en cuenta lo siguiente:
"Porque si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial" Mateo 6:14
Cuando es sincero y deja de suceder el hecho que motivó el perdón, es una cualidad. Si ésto no sucede, es una estupidez.
Setanta, el Perro de Culann.
MIRA EL PERDONAR NO ES UN DON NI UN SENTIMIENTO,
"ES UNA ACTITUD"
ES CUANDO TE COMPORTAS CON ALGUIEN BIEN DE BUENA MANERA AUN CUANDO T DAÃO.
ES CUANDO DICES T KIERO PERDONAR. Y PERDONAS AUN K EN EL FONDO T DUELA LO K T HIZO Y NO SE LO PREPORCHES MAS.
POR K MUCHA GENTE DICE, PERDONO PERO NO OLVIDO Y ASI DEBE SER, NI MODO K AL PERDONAR CONTRAES ALZHEIMER NO VERDAD, LOS RECUERDOS KEDAN LO IMPORTANTE ES K NO TOMES VENGANZA Y PERDONES ALA PERSONA.
el perdon es un regalo... el perdonar no es hacer sufrir al otro hasta q se te pase el coraje... el perdon es automático, me haces algo y si en vdd deseo perdonar lo hago y no me acuerdo más... desgraciadamente yo no puedo, soy muy rencorosa...
Y si, perdonar es un don.
Jesus nos dicee que hay que "amar al projimo como a uno mismo".
Platon decia, busca el bien en tus semejantes y encontraras el tuyo.
Dios nos a dado talentos y dones a todos y cuando digo a todos incluyo a los agnosticos, porque ellos pueden llegar a tenr mayor capacidad de amar y perdonar que muchos de nosotros creyentes.
De esos dones cada uno sabe cuales son los que mas aportamos y cuales son aquellos que nos quedamos dnetro del alma. Aunque para muchos de nosotros que sabemos que no es facil perdonar. Cuando alguien nos da un pisotón en un autobús muy lleno y amablemente nos pide perdón, nosotros no tenemos, ordinariamente, grandes dificultades en asentir sonrientes, aunque nos duela el pie. Somos conscientes de que el otro no nos ha causado la molestia con intención, sino por descuido o movido por la fuerza de la gravedad. No es responsable de su acción. Falta, sencillamente, una razón necesaria para que se pueda ejercer el perdón en sentido propio: éste se refiere a un mal que alguien nos ha ocasionado voluntariamente.
Cuando hablamos del auténtico perdón, nos movemos en un terreno mucho más profundo. No consideramos un pie pisado por ligereza, sino una herida en el corazón humano, causada por la libre actuación de otro. Todos sufrimos, de vez en cuando, injusticias, humillaciones y rechazos; algunos tienen que soportar diariamente torturas, no sólo en una cárcel, sino también en un puesto de trabajo o en la propia familia. Es cierto que nadie puede hacernos tanto daño como los que debieran amarnos. “El único dolor que destruye más que el hierro es la injusticia que procede de nuestros familiares,” dicen los árabes.
No sólo existe la ruptura tajante de las relaciones humanas. Hay muchas formas distintas de infidelidad y corrupción. El amor se puede enfriar por el desgaste diario, por desatención y estrés, puede desaparecer oculta y silenciosamente. Hasta matrimonios aparentemente muy unidos pueden sufrir “divorcios interiores”: viven exteriormente juntos, sin estar unidos interiormente, en la mente y en el corazón; conviven soportándose.
Frente a las heridas que podamos recibir en el trato con los demás, es posible reaccionar de formas diferentes. Podemos pegar a los que nos han pegado, o hablar mal de los que han hablado mal de nosotros. Es una pena gastar las energÃas en enfados, recelos, rencores, o desesperación; y quizá es más triste aún cuando una persona se endurece para no sufrir más. Sólo en el perdón brota nueva vida.
El perdón consiste en renunciar a la venganza y querer, a pesar de todo, lo mejor para el otro. La tradición cristiana nos ofrece testimonios impresionantes de esta actitud. No sólo tenemos el ejemplo famoso de San Esteban, el primer mártir, que murió rezando por los que le apedreaban. En nuestros dÃas hay también muchos ejemplos. En 1994 un monje trapense llamado Christian fue matado en Argelia junto a otros monjes que habÃan permanecido en su monasterio, pese a estar situado en una región peligrosa. Christian dejó una carta a su familia para que la leyeran después de su muerte. En ella daba gracias a todos los que habÃa conocido y señalaba: “En este gracias por supuesto os incluyo a vosotros, amigos de ayer y de hoy... Y también a ti, amigo de última hora, que no habrás sabido lo que hiciste. SÃ, también por ti digo ese gracias y ese adiós cara a cara contigo. Que se nos conceda volvernos a ver, ladrones felices, en el paraÃso, si le place a Dios nuestro Padre.”
Pensamos, quizá, que estos son casos lÃmites, reservados para algunos héroes; son ideales bellos, más admirables que imitables, que se encuentran muy lejos de nuestras experiencias personales.
¿Puede una madre perdonar jamás al asesino de su hijo?
Podemos perdonar, por lo menos, a una persona que nos ha dejado completamente en ridÃculo ante los demás, que nos ha quitado la libertad o la dignidad, que nos ha engañado, difamado o destruido algo que para nosotros era muy importante? Ãstas son algunas de las situaciones existenciales en las que conviene plantearse la cuestión.
I. ¿Qué quiere decir "perdonar"?
¿Qué es el perdón? ¿Qué hago cuando digo a una persona “te perdono”?
Es evidente que reacciono ante un mal que alguien me ha hecho; actúo, además, con libertad; no olvido simplemente la injusticia, sino que rechazo la venganza y los rencores, y me dispongo a ver al agresor como una persona digna de compasión. Vamos a considerar estos diversos elementos con más detenimiento.
1. Reaccionar ante un mal
En primer lugar, ha de tratarse realmente de un mal para el conjunto de mi vida. Si un cirujano me quita un brazo que está peligrosamente infectado, puedo sentir dolor y tristeza, incluso puedo montar en cólera contra el médico. Pero no tengo que perdonarle nada, porque me ha hecho un gran bien: me ha salvado la vida. Situaciones semejantes pueden darse en la educación. No todo lo que parece mal a un niño es nocivo para él, ni mucho menos. Buenos padres no conceden a sus hijos todos los caprichos que ellos piden; los forman en la fortaleza. Una maestra me dijo en una ocasión: “No me importa lo que mis alumnos piensan hoy sobre mÃ. Lo importante es lo que piensen dentro de treinta años.”
El perdón sólo tiene sentido, cuando alguien ha recibido un daño objetivo de otro.
Por otro lado, perdonar no consiste, de ninguna manera, en no querer ver este daño, en colorearlo o disimularlo. Algunos pasan de largo las injurias con las que les tratan sus colegas o sus cónyuges, porque intentan eludir todo conflicto; buscan la paz a cualquier precio y pretenden vivir continuamente en un ambiente armonioso. Parece que todo les diera lo mismo. “No importa” si los otros no les dicen la verdad; “no importa” cuando los utilizan como meros objetos para conseguir unos fines egoÃstas; “no importan” tampoco el fraude o el adulterio. Esta actitud es peligrosa, porque puede llevar a una completa ceguera ante los valores. La indignación e incluso la ira son reacciones normales y hasta necesarias en ciertas situaciones. Quien perdona, no cierra los ojos ante el mal; no niega que existe objetivamente una injusticia. Si lo negara, no tendrÃa nada que perdonar.
Si uno se acostumbra a callarlo todo, tal vez pueda gozar durante un tiempo de una aparente paz; pero pagará finalmente un precio muy alto por ella, pues renuncia a la libertad de ser él mismo. Esconde y sepulta sus frustraciones en lo más profundo de su corazón, detrás de una muralla gruesa, que levanta para protegerse. Y ni siquiera se da cuenta de su falta de autenticidad. Es normal que una injusticia nos duela y deje una herida. Si no queremos verla, no podemos sanarla. Entonces estamos permanentemente huyendo de la propia intimidad (es decir, de nosotros mismos); y el dolor nos carcome lenta e irremediablemente. Algunos realizan un viaje alrededor del mundo, otros se mudan de ciudad. Pero no pueden huir del sufrimiento.
Todo dolor negado retorna por la puerta trasera, permanece largo tiempo como una experiencia traumática y puede ser la causa de heridas perdurables. Un dolor oculto puede conducir, en ciertos casos, a que una persona se vuelva agria, obsesiva, medrosa, nerviosa o insensible, o que rechace la amistad, o que tenga pesadillas. Sin que uno lo quiera, tarde o temprano, reaparecen los recuerdos. Al final, muchos se dan cuenta de que tal vez, habrÃa sido mejor, hacer frente directa y conscientemente a la experiencia del dolor. Afrontar un sufrimiento de manera adecuada es la clave para conseguir la paz interior.
La idea básica del perdón, cuando se usa en relación con el
pecado, es la de cancelar una deuda; quitar la barrera y efectuar la RECONCILIACIÃN, erradicar el pecado, sin el perdón que solo DIOS puede conceder, el hombre esta
irremisiblemente condenado a la perdición eterna.
En la biblia el perdón aparece asociado con la doctrina de la expoliación; esto es, la necesidad del sacrificio para vindicar la justicia ofendida de DIOS. En el nuevo testamento la muerte de Cristo en la cruz es ola garantÃa divina del perdón, En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las requisas de su gracia.
La biblia afirma ampliamente que es Dios el que perdona.
los cristianos debemos de imitar a Dios, PERDONANDONOS UNOS A OTROS. Por eso debemos de confesarnos las faltas unos a otros...
El perdón solo es hecho por Dios
nosotros podemos decir que no actuaremos en contra de alguien que nos ofendio o causo daño, pero el rencor no se quita, por lo tanto no es perdonar.
Para que se quite el rencor se necesita entender o mejor dicho comprender las circunstancias que obligaron al agresor a causar el daño, y es mediante esa comprensión que se quita la carga emocional que nos hace padecer, eso no quiere decir que podamos estar de acuerdo con el motivo que tuvo el causante del mal, sino simplemente que lo entendimos. La comprensión es un solvente eficaz.
Por otro lado habrá que ver si no en alguna ocasion anterior nosotros no hicimos algo similar a lo que recibimos que nos haga mantener la pena, "como algo merecido"
Dios me enseño a perdonar y a olvidar. Para mi es un gozo el perdonar. Cada vez que perdono me libero de ese mal y siento amor puro hacia el ofensor. Cuando perdonamos nosotros somos lo beneficiados, porque el no perdonar enferma el alma y nos quita el sueño. Cuando es dificil perdonar le pedimos fuerzas a Dios y el nos la da.
el perdonar no es un don es un valor que las personas muy pocas veces lo ponemos en practica
DIOS TE BENDIGA ME HICISTE REFLEXIONAR SE ME HACER RE DIFICIL PERDONAR PWEO DEBO HACERLO OMO DIOS LO HIZO CONMIGO