Cuando Cervantes habla de “lanza en astillero” y “adarga antigua” se refiere a instrumentos de guerra usados en los tiempos del Cantar del Mio Cid, unos 400 años antes de la época de Don Quijote. Así vemos que el protagonista es un noble que conserva las armas de sus antepasados. La adarga es un escudo en forma de corazón, hecho con capas de cuero. Su forma y material de construcción era la predilecta de los caballeros, porque el cuero es más liviano que la madera y su forma los protegía mejor que un escudo redondo cuando montaban un caballo. El astillero era la percha en la que se ponían las lanzas y las picas.
La lanza, la adarga, el rocín y el galgo son los objetos que rodean al hidalgo como símbolos de su hidalguía. Esta descripción cervantina era la habitual de un característico hidalgo campesino, pues fray Antonio de Guevara, por ejemplo, los había descrito, asimismo, en posesión de «una lanza tras la puerta, un rocín en el establo, una adarga en la cámara […] y una moza que les ponga la olla». Pero la forma en que Cervantes describe los dos implementos de guerra pone en evidencia hasta qué punto la hidalguía social (no la espiritual) de Alonso Quijano era un sueño del pasado, un recuerdo adormecido en la ruina de esos objetos; No son propiamente objetos de hidalgos, sino ruinas de tales, sin valor real para la vida actual del hidalgo. En efecto: la lanza se estaba en el astillero, abandonada y sin uso; la adarga era antigua, no era de nuestro héroe, sino de sus antepasados. Los objetos de la hidalguía eran en el protagonista, como en los de su categoría, no los instrumentos de una profesión y de su ejercicio, sino símbolos de un pasado, memoria de tiempos idos.
Answers & Comments
Verified answer
Cuando Cervantes habla de “lanza en astillero” y “adarga antigua” se refiere a instrumentos de guerra usados en los tiempos del Cantar del Mio Cid, unos 400 años antes de la época de Don Quijote. Así vemos que el protagonista es un noble que conserva las armas de sus antepasados. La adarga es un escudo en forma de corazón, hecho con capas de cuero. Su forma y material de construcción era la predilecta de los caballeros, porque el cuero es más liviano que la madera y su forma los protegía mejor que un escudo redondo cuando montaban un caballo. El astillero era la percha en la que se ponían las lanzas y las picas.
La lanza, la adarga, el rocín y el galgo son los objetos que rodean al hidalgo como símbolos de su hidalguía. Esta descripción cervantina era la habitual de un característico hidalgo campesino, pues fray Antonio de Guevara, por ejemplo, los había descrito, asimismo, en posesión de «una lanza tras la puerta, un rocín en el establo, una adarga en la cámara […] y una moza que les ponga la olla». Pero la forma en que Cervantes describe los dos implementos de guerra pone en evidencia hasta qué punto la hidalguía social (no la espiritual) de Alonso Quijano era un sueño del pasado, un recuerdo adormecido en la ruina de esos objetos; No son propiamente objetos de hidalgos, sino ruinas de tales, sin valor real para la vida actual del hidalgo. En efecto: la lanza se estaba en el astillero, abandonada y sin uso; la adarga era antigua, no era de nuestro héroe, sino de sus antepasados. Los objetos de la hidalguía eran en el protagonista, como en los de su categoría, no los instrumentos de una profesión y de su ejercicio, sino símbolos de un pasado, memoria de tiempos idos.
"Lanza arrinconada u olvidada", eso es lo que significa "lanza en astillero". El astillero era la percha donde se colgaban las armas.