El latín es una lengua de la rama itálica1 de la familia lingüística del indoeuropeo[cita requerida] que fue hablada en la Antigua Roma y posteriormente por la Edad Media y la Edad Moderna, e incluso la Edad Contemporánea, pues se mantuvo como lengua científica hasta el siglo XIX. Su nombre deriva de una zona geográfica de la península itálica donde se desarrolló Roma, el Lacio (en latín Latium).
Ganó gran importancia[cita requerida] con la expansión del estado romano, siendo lengua oficial del imperio en gran parte de Europa y África septentrional, junto con el griego. Como las demás lenguas indoeuropeas en general, el latín era una lengua flexiva de tipo fusional con un mayor grado de síntesis nominal que las actuales lenguas romances, en la cual dominaba la flexión mediante sufijos, combinada en determinadas veces con el uso de las preposiciones; mientras que en las lenguas modernas derivadas dominan las construcciones analíticas con preposiciones, habiéndose reducido la flexión nominal a marcar sólo el género y el plural, conservando los casos de declinación sólo en los pronombres personales (teniendo estos un orden fijo en los sintagmas verbales).2
El latín en su forma clásica nunca ha dejado de usarse de forma escrita, y sigue siendo hablada como segunda lengua por varios miles de personas en reuniones y congresos científicos, por lo que nunca ha sido una lengua muerta. El latín dio origen a un gran número de lenguas europeas, denominadas lenguas romances, como el portugués, el gallego, el castellano, el asturleonés, el aragonés, el catalán, el occitano, el francés, el retorrománico, el italiano, el rumano y el dálmata. También ha influido en las palabras de las lenguas modernas como consecuencia de que durante muchos siglos, después de la caída del Imperio romano, continuó usándose en toda Europa como lingua franca para las ciencias y la política, sin ser seriamente amenazada en esa función por otras lenguas en auge (como el castellano en el siglo XVII o el francés en el siglo XVIII), hasta prácticamente el siglo XIX.
Actualmente es idioma oficial en la Ciudad del Vaticano, aunque, de facto se use el italiano. La Iglesia católica lo usa como lengua litúrgica oficial, aunque desde el Concilio Vaticano II se permiten además las lenguas vernáculas.3 También se usa para los nombres binarios de la clasificación científica del reino animal y vegetal, para denominar figuras o instituciones del mundo del Derecho, como lengua de redacción del Corpus Inscriptionum Latinarum, y en artículos de revistas científicas publicadas total o parcialmente en esta lengua.
El estudio del latín, junto con el del griego clásico, es parte de los llamados estudios clásicos, y aproximadamente hasta los años sesenta fue estudio casi imprescindible en las Humanidades. El alfabeto latino, derivado del alfabeto griego, todavía es el alfabeto más usado del mundo con diversas variantes de una lengua a otra.
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El latín es una lengua de la rama itálica1 de la familia lingüística del indoeuropeo[cita requerida] que fue hablada en la Antigua Roma y posteriormente por la Edad Media y la Edad Moderna, e incluso la Edad Contemporánea, pues se mantuvo como lengua científica hasta el siglo XIX. Su nombre deriva de una zona geográfica de la península itálica donde se desarrolló Roma, el Lacio (en latín Latium).
Ganó gran importancia[cita requerida] con la expansión del estado romano, siendo lengua oficial del imperio en gran parte de Europa y África septentrional, junto con el griego. Como las demás lenguas indoeuropeas en general, el latín era una lengua flexiva de tipo fusional con un mayor grado de síntesis nominal que las actuales lenguas romances, en la cual dominaba la flexión mediante sufijos, combinada en determinadas veces con el uso de las preposiciones; mientras que en las lenguas modernas derivadas dominan las construcciones analíticas con preposiciones, habiéndose reducido la flexión nominal a marcar sólo el género y el plural, conservando los casos de declinación sólo en los pronombres personales (teniendo estos un orden fijo en los sintagmas verbales).2
El latín en su forma clásica nunca ha dejado de usarse de forma escrita, y sigue siendo hablada como segunda lengua por varios miles de personas en reuniones y congresos científicos, por lo que nunca ha sido una lengua muerta. El latín dio origen a un gran número de lenguas europeas, denominadas lenguas romances, como el portugués, el gallego, el castellano, el asturleonés, el aragonés, el catalán, el occitano, el francés, el retorrománico, el italiano, el rumano y el dálmata. También ha influido en las palabras de las lenguas modernas como consecuencia de que durante muchos siglos, después de la caída del Imperio romano, continuó usándose en toda Europa como lingua franca para las ciencias y la política, sin ser seriamente amenazada en esa función por otras lenguas en auge (como el castellano en el siglo XVII o el francés en el siglo XVIII), hasta prácticamente el siglo XIX.
Actualmente es idioma oficial en la Ciudad del Vaticano, aunque, de facto se use el italiano. La Iglesia católica lo usa como lengua litúrgica oficial, aunque desde el Concilio Vaticano II se permiten además las lenguas vernáculas.3 También se usa para los nombres binarios de la clasificación científica del reino animal y vegetal, para denominar figuras o instituciones del mundo del Derecho, como lengua de redacción del Corpus Inscriptionum Latinarum, y en artículos de revistas científicas publicadas total o parcialmente en esta lengua.
El estudio del latín, junto con el del griego clásico, es parte de los llamados estudios clásicos, y aproximadamente hasta los años sesenta fue estudio casi imprescindible en las Humanidades. El alfabeto latino, derivado del alfabeto griego, todavía es el alfabeto más usado del mundo con diversas variantes de una lengua a otra.
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El idioma oficial del Imperio Romano era el latÃn. Para que exista una Nación es necesario que exista: 1º.- Unidad Territorial, 2º.- Unidad PolÃtica, 3º.- Unidad Económica y 4º.- Unidad LingüÃstica. Cuando el Imperio Romano cae en el año 476 de la era cristiana se rompen todas éstas unidades y el Imperio se desintegra. En lo que respecta al lenguaje el latÃn comienza a mezclarse con los idiomas y dialectos de los pueblos dominados por los romanos, Asà nacen el francés, el italiano, el rumano, el castellano, el portugués, el gallego, el catalán y otros idiomas más. Los pueblos dominados aportan palabras, sÃmbolos, artÃculos, adjetivos, adverbios etc. Asà nuestro idioma el castellano, tiene un 80% de palabras derivadas del latÃn y el resto es aportado por los griegos, los árabes, los vascos, los hebreos etc. Espero que te haya quedado claro
El latin era el idioma oficial del imperio