Considerado comúnmente como el autor de la primera novela no sólo mexicana, sino hispanoamericana, escritor prolijo y polémico que en sus novelas, poemas, fábulas, obras dramáticas, folletos y periódicos discutió los problemas de la nación en que vivía, hecho prócer por los que dieron a México un sentido de nación, y estudiado por los que buscan en sus escritos ejemplos de nacionalismo emergente dentro del contexto colonial, José Joaquín Fernández de Lizardi, criollo novohispano que escribió bajo el nombre de El Pensador Mexicano, fue sin duda un protoliberal cuyos deseos de reforma global lo llevaron a jugar un papel capital en la transición del Virreinato de la Nueva España al México independiente. Fernández de Lizardi fue un pionero en la lucha por limitar el poder de la Iglesia Católica: El Pensador fue el primero en pedir la separación de la iglesia y el estado y, a costa de su propia excomunión, defendió la libertad de cultos. Criticó las fallas administrativas y morales del Imperio Español, poniendo especial énfasis en los problemas de la Nueva España. Para reformarla, creía en la educación racional, universal y obligatoria y en la libre discusión de las ideas.
Más que por su pensamiento político, Fernández de Lizardi es conocido por su novela El Periquillo Sarniento publicada en 1816. El grueso de su producción, sin embargo, se encuentra en su periódicos y cientos de folletos. Fernández de Lizardi fue un escritor que pudo vivir de sus actividades literarias. Desde las postrimerías del siglo XVII un público lector suficientemente grande e interesado en pagar periódicos, folletos y novelas permitió hacer de la prensa un medio de subsistencia; anteriormente los escritores eran eclesiásticos y escribían para un público reducido.
Aunque Ignacio Manuel Altamirano al iniciar el estudio sitemático de las letras mexicanas ya alababa los aspectos costumbristas y populares del Periquillo, y a principios del siglo ** críticos como Alfonso Reyes y Pedro Enríquez Ureña lo discutieron en el contexto de las letras latinoamericanas, las primeras inivestigaciones a fondo tanto de la vida como de la obra de Fernández de Lizardi corrieron a cargo de Luis González Obregón, Paul Radin, Nicolás Rangel y, sobre todo, Jefferson Lea Spell. Cuando Rangel encontró la partida de bautismo de Fernández de Lizardi, se supo que fue registrado como Joseph Joachín Eugenio Hernández. Oriundo de la capital, vino al mundo el 15 de noviembre de 1776 y era hijo de un matrimonio de "españoles de México". La suya era una familia criolla de escasos recursos aunque no ajena a las letras pues la madre, Bárbara Gutiérrez, era hija de un librero de Puebla y el padre, Manuel Hernández Lizalde, era un estudiante de medicina y mantenía a su familia con sus escritos. La niñez y primera juventud transcurren en el pueblo de Tepotzotlán a donde se mudó la familia cuando el padre obtuvo el puesto de médico del Real Colegio de dicha localidad. En 1794 don Manuel lleva asu hijo ante la Inquisición por poseer éste un juego de barajas adivinatorias a base de preguntas y respuestas. Creyendo que el "estilo amatorio" de ese juego podía inducir a "torpes imaginaciones", el médico descargó su conciencia como lo hacían muchos novohispanos. El proceso no fue llevado a término, y el joven sólo fue llamado a declarar. Este incidente fue el primero, y el menos grave, de varios que habría de tener con las autoridades tanto eclesiásticas como civiles.
En cuanto a la instrucción que recibió Fernández de Lizardi ésta fue de gramática latina, retórica y filosofía. Hacia 1798 la enfermedad de su padre lo hizo abandonar sus estudios en el colegio de San Ildefonso, de la Ciudad de México. Si bien no se graduó de bachiller, no por ello dejó de instruirse. La formación intelectual del Pensador es un buen indicador de los textos que circulaban en su época, pues como él mismo decía: "Las letras no se aíslan en las paredes de los colegios, sino problemáticamente en los libros, y éstos nunca los he dejado de la mano". Los escritos de Fernández de Lizardi , caracterizados por la abundancia de citas, ya sea directas o de memoria, hacen patente la naturaleza enciclopédica del conocimiento que logró amasar. Entre otras cosas discutía la economía, política, historia natural, ast rología, derecho, medicina farmacología, higiene, teología, educación, filosofía,arte, literatura e historia. Sin ser un erudito en las materias que abordaba, cimentó su autoridad con base en amplias lecturas, aun que no siempre de fuentes primarias.
En 1810 se inician en la Nueva España once años de luchas insurgentes que hacían patente la frustración de los criollos ante el tratamiento discriminatorio al cual eran sujetos. A diferencia de otros súbditos de la corona española, los españoles americanos tenían vedado el acceso a los puestos superiores de la administración del estado, la iglesia y el ejército. En 1810 Fernández de Lizardi tenía treinta y cuatro años de edad y cinco de caso con Dolores Orendain, la cual había aportado al matrimonio una pequeña dote. Trabajaba como teniente de justicia en la ciudad de Taxco y ya había empezado a publicar bajo el nombre de Fernández de Lizardi; dos años antes parecieron unos versos suyos alabando a Fernando VII. Su actuación política durante este periodo fue motivo de confusión hasta que Spell halló la correspondencia entre Fernández de Lizardi y el virrey Franciasco Javier Venegas. Allí resulta claro que, en calidad de juez interino, obtuvo la aprobación del virrey y de la junta del gobierno para entregar las armas a los insurgentes con el propósito de evitar un derramamiento de sangre. Cuando el juez realista llegó a Taxco, Fernández de Lizardi fue aprendido y mandado a la Ciudad de México; sus bienes fueron confiscados y destruidos. Desde la cárcel le escribióa al Virrey y en poco tiempo fue puesto en libertad. Hacia 1826, cuando sus contemporáneos lo ausaron de antipatriótico, usó el accidente para argüir que había estado a favor de la insurgencia desde su inicio, pero nunca habló de su correspondencia con el virrey.
Con la instauración de la libertad de prensa en 1812, hasta su muerte acaecida el 27 de junio dn 1827, Fernández de Lizardi se dedicará de lleno al periodismo y radicará en su ciudad natal. El nombre de s u primer periódico, El Pensador Mexicano, sigue al de José Clavijo Fajardo, El Pensador Matritense y al de otros periódicos peninsulares cuyos nombres aluden a la ciudad en que son publicados. Fernández de Lizardi , además, usó el nombre de su periódico como seudónimo. En El Pensador, como en muchos periódicos que habría de úblicar, se vale del diálogo, la carta, el ensayo para polemizar con sus contemp oráneos. Como en toda su producción literaria, domina el interés en resolver la problemática social de su tiempo por medio de la sátira y el sermón.
Los periódicos novohispanos que anteceden a los del pensador, como lo fueron los de José Antonio Alzate y Ramírez, no polemizaban en materias de Estado alegando que "los superiores no pueden ser corregidos por personas particulares". Sintiéndose protegido por la nueva constitución, Fernández de Lizardi, en cambio, lanza un ataque frontal a la autoridad máxima de la Nueva España. En el noveno número del Pensador decide "manifestarle ciertas verdades" al virrey, y pedirle que los eclesiásticos insurgentes no sean juzgados en cortes militares. En respuesta, fue detenido y la libertad de prensa suprimida hasta 1820.
Siete meses estuvo en prisión donde continuó, aunque con un tono moderado y bajo escrutinio, con la redacción de un periódico que durará hasta 1814. Durante su encarcelamiento le nace su primera y única hija. Entre 1815 y 1816 publica dos nuevos periódicos, Alacena de Frioleras y Cajoncitos de Alacena, donde se ensaya en la sátira de tipos y grupos sociales. Encontrándose demasiado limitado por la censura, abandona el periodismo por cuatro años para dedicarse a la novela. En ese breve lapso produce El Periquillo Sarniento, Noches tristes y día alegra, La Quijotilla y su prima y Don Catrín de la Fachenca.
Al reinstaurarse la libertad de prensa saca El Conductor Eléctrico, dedicado a la defensa de la Constitución de 1812, seguido por El Amigo de la Paz y de la Patria de 1822. Al siguiente año publica los efímeros El,Payaso de los Periódicos y El Hermano del Perico que Cantaba la Victoria. Entre 1824 y 1825 aparecen las Conversaciones del Payo y el Sacristán y en sus últimos dos años de vida se anticipa a las ideas de la Reforma, ocupándose de las relaciones entre la Iglesia y el Estado en su Correo Semanario de México. En 1815 Fernández de Lizardi fue acusado ante la Inquisición por haber criticado ese tribunal; sus dudas sobre el Catecismo de Gerónimo de Ripalda, aparecidas ya en El Periquillo, le trajeron muchas enemistades. Pero su excomunión vino a raíz de su Defensa a los Francomasones, de 1822. Si bien se declaraba católico, y no masón, la Iglesia aprovechó este escrito para condenarlo por dos años.
El tema religioso domina en las novelas novohispanas que anteceden al Periquillo, con ésta, sin embargo, hay no sólo un cambio de perspectiva al pasar del enfoque individual de los problemas morales al social, sino una vuelta al realismo picarezco y cervantino. Su personaje principal, Pedro Sarmiento, apodado desde su infancia Periquillo por los colores de su traje y Sarniento por haber estado infectado de sarna, es un criollo que goza de más ínfulas que de bienes. La indolencia, la soberbia y el juego pierden a Periquillo; su descenso social le hace descubrir y aprovechar las lacras de distintas profesiones y oficios. Su educación, su buena presencia y
José Joaquín Fernández de Lizardi (1776-1827), escritor autodidacta mexicano, primer novelista de México con El Periquillo Sarniento. Era conocido como El Pensador Mexicano, nombre del periódico que fundó cuando se instituyó la libertad de prensa en las Cortes de Cádiz.
Nacido en la ciudad de México, comenzó a escribir poesía satírica para ridiculizar a determinados personajes de la sociedad capitalina de la época. En 1812 fundó El Pensador Mexicano, en el que se manifestó como abogado ardiente de la libertad de imprenta. En su noveno número, su ataque al virrey Venegas provocó la revocación de este derecho y sus críticas le condujeron a la cárcel, de la que salió seis meses después. Tras la independencia de México (1821), continuó su labor periodística en El hermano del Perico, Conversaciones del Payo y el Sacristán (1824), y finalmente, en 1826, en el Correo Semanario de México.
Fernández de Lizardi es uno de los autores que está en las raíces del romanticismo hispanoamericano. Si el romanticismo se caracterizó por el ansia de libertad, el gusto por el pasado, lo legendario y lo exótico, la exaltación del yo y el sentimentalismo, en Hispanoamérica se acentuó además el sentimiento patriótico, la tendencia historicista y las actitudes humanitaristas de corte social.
Así, a las formas literarias de la poesía, el teatro, el ensayo y la leyenda se une la novela, que se afianzaría gracias a escritores como Lizardi, autor de la que se considera primera novela mexicana moderna, El Periquillo Sarniento (1816), de corte picaresco (véase Novela picaresca), aunque neoclásico, y de intención didáctica, que se publicaría por entregas. En esta obra se narran las andanzas desventuradas de un joven mimado en su niñez que, huérfano muy pronto, queda sin armas para sobrevivir en la feroz sociedad novohispana, obligado a vivir de trampas y hurtos. Como su modelo, el Lazarillo de Tormes, este pícaro mestizo experimenta varios tipos de vida (en un rancho, en un monasterio, en una barbería, en una farmacia, en una plaza de toros), lo que le permite malaprender una serie de oficios que le obligan a recorrer diversas regiones y moverse en distintas clases sociales del virreinato de Nueva España, cuando México está a punto de independizarse. Es un libro a la vez político y didáctico, cuyas grandes parrafadas moralizantes vuelven farragosa su lectura; es también una crítica a la anacrónica forma de educación de los hidalgos, que aún sobrevivía en los albores de la independencia.
Escribió también otras novelas: La Quijotita y su prima (1819) y Vida y hechos del famoso caballero don Catrín de la Fachenda (publicada póstumamente en 1832). Lizardi murió en la ciudad de México de una tuberculosis pulmonar.
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Bueno aqui te dejo información sobre el!
Considerado comúnmente como el autor de la primera novela no sólo mexicana, sino hispanoamericana, escritor prolijo y polémico que en sus novelas, poemas, fábulas, obras dramáticas, folletos y periódicos discutió los problemas de la nación en que vivía, hecho prócer por los que dieron a México un sentido de nación, y estudiado por los que buscan en sus escritos ejemplos de nacionalismo emergente dentro del contexto colonial, José Joaquín Fernández de Lizardi, criollo novohispano que escribió bajo el nombre de El Pensador Mexicano, fue sin duda un protoliberal cuyos deseos de reforma global lo llevaron a jugar un papel capital en la transición del Virreinato de la Nueva España al México independiente. Fernández de Lizardi fue un pionero en la lucha por limitar el poder de la Iglesia Católica: El Pensador fue el primero en pedir la separación de la iglesia y el estado y, a costa de su propia excomunión, defendió la libertad de cultos. Criticó las fallas administrativas y morales del Imperio Español, poniendo especial énfasis en los problemas de la Nueva España. Para reformarla, creía en la educación racional, universal y obligatoria y en la libre discusión de las ideas.
Más que por su pensamiento político, Fernández de Lizardi es conocido por su novela El Periquillo Sarniento publicada en 1816. El grueso de su producción, sin embargo, se encuentra en su periódicos y cientos de folletos. Fernández de Lizardi fue un escritor que pudo vivir de sus actividades literarias. Desde las postrimerías del siglo XVII un público lector suficientemente grande e interesado en pagar periódicos, folletos y novelas permitió hacer de la prensa un medio de subsistencia; anteriormente los escritores eran eclesiásticos y escribían para un público reducido.
Aunque Ignacio Manuel Altamirano al iniciar el estudio sitemático de las letras mexicanas ya alababa los aspectos costumbristas y populares del Periquillo, y a principios del siglo ** críticos como Alfonso Reyes y Pedro Enríquez Ureña lo discutieron en el contexto de las letras latinoamericanas, las primeras inivestigaciones a fondo tanto de la vida como de la obra de Fernández de Lizardi corrieron a cargo de Luis González Obregón, Paul Radin, Nicolás Rangel y, sobre todo, Jefferson Lea Spell. Cuando Rangel encontró la partida de bautismo de Fernández de Lizardi, se supo que fue registrado como Joseph Joachín Eugenio Hernández. Oriundo de la capital, vino al mundo el 15 de noviembre de 1776 y era hijo de un matrimonio de "españoles de México". La suya era una familia criolla de escasos recursos aunque no ajena a las letras pues la madre, Bárbara Gutiérrez, era hija de un librero de Puebla y el padre, Manuel Hernández Lizalde, era un estudiante de medicina y mantenía a su familia con sus escritos. La niñez y primera juventud transcurren en el pueblo de Tepotzotlán a donde se mudó la familia cuando el padre obtuvo el puesto de médico del Real Colegio de dicha localidad. En 1794 don Manuel lleva asu hijo ante la Inquisición por poseer éste un juego de barajas adivinatorias a base de preguntas y respuestas. Creyendo que el "estilo amatorio" de ese juego podía inducir a "torpes imaginaciones", el médico descargó su conciencia como lo hacían muchos novohispanos. El proceso no fue llevado a término, y el joven sólo fue llamado a declarar. Este incidente fue el primero, y el menos grave, de varios que habría de tener con las autoridades tanto eclesiásticas como civiles.
En cuanto a la instrucción que recibió Fernández de Lizardi ésta fue de gramática latina, retórica y filosofía. Hacia 1798 la enfermedad de su padre lo hizo abandonar sus estudios en el colegio de San Ildefonso, de la Ciudad de México. Si bien no se graduó de bachiller, no por ello dejó de instruirse. La formación intelectual del Pensador es un buen indicador de los textos que circulaban en su época, pues como él mismo decía: "Las letras no se aíslan en las paredes de los colegios, sino problemáticamente en los libros, y éstos nunca los he dejado de la mano". Los escritos de Fernández de Lizardi , caracterizados por la abundancia de citas, ya sea directas o de memoria, hacen patente la naturaleza enciclopédica del conocimiento que logró amasar. Entre otras cosas discutía la economía, política, historia natural, ast rología, derecho, medicina farmacología, higiene, teología, educación, filosofía,arte, literatura e historia. Sin ser un erudito en las materias que abordaba, cimentó su autoridad con base en amplias lecturas, aun que no siempre de fuentes primarias.
En 1810 se inician en la Nueva España once años de luchas insurgentes que hacían patente la frustración de los criollos ante el tratamiento discriminatorio al cual eran sujetos. A diferencia de otros súbditos de la corona española, los españoles americanos tenían vedado el acceso a los puestos superiores de la administración del estado, la iglesia y el ejército. En 1810 Fernández de Lizardi tenía treinta y cuatro años de edad y cinco de caso con Dolores Orendain, la cual había aportado al matrimonio una pequeña dote. Trabajaba como teniente de justicia en la ciudad de Taxco y ya había empezado a publicar bajo el nombre de Fernández de Lizardi; dos años antes parecieron unos versos suyos alabando a Fernando VII. Su actuación política durante este periodo fue motivo de confusión hasta que Spell halló la correspondencia entre Fernández de Lizardi y el virrey Franciasco Javier Venegas. Allí resulta claro que, en calidad de juez interino, obtuvo la aprobación del virrey y de la junta del gobierno para entregar las armas a los insurgentes con el propósito de evitar un derramamiento de sangre. Cuando el juez realista llegó a Taxco, Fernández de Lizardi fue aprendido y mandado a la Ciudad de México; sus bienes fueron confiscados y destruidos. Desde la cárcel le escribióa al Virrey y en poco tiempo fue puesto en libertad. Hacia 1826, cuando sus contemporáneos lo ausaron de antipatriótico, usó el accidente para argüir que había estado a favor de la insurgencia desde su inicio, pero nunca habló de su correspondencia con el virrey.
Con la instauración de la libertad de prensa en 1812, hasta su muerte acaecida el 27 de junio dn 1827, Fernández de Lizardi se dedicará de lleno al periodismo y radicará en su ciudad natal. El nombre de s u primer periódico, El Pensador Mexicano, sigue al de José Clavijo Fajardo, El Pensador Matritense y al de otros periódicos peninsulares cuyos nombres aluden a la ciudad en que son publicados. Fernández de Lizardi , además, usó el nombre de su periódico como seudónimo. En El Pensador, como en muchos periódicos que habría de úblicar, se vale del diálogo, la carta, el ensayo para polemizar con sus contemp oráneos. Como en toda su producción literaria, domina el interés en resolver la problemática social de su tiempo por medio de la sátira y el sermón.
Los periódicos novohispanos que anteceden a los del pensador, como lo fueron los de José Antonio Alzate y Ramírez, no polemizaban en materias de Estado alegando que "los superiores no pueden ser corregidos por personas particulares". Sintiéndose protegido por la nueva constitución, Fernández de Lizardi, en cambio, lanza un ataque frontal a la autoridad máxima de la Nueva España. En el noveno número del Pensador decide "manifestarle ciertas verdades" al virrey, y pedirle que los eclesiásticos insurgentes no sean juzgados en cortes militares. En respuesta, fue detenido y la libertad de prensa suprimida hasta 1820.
Siete meses estuvo en prisión donde continuó, aunque con un tono moderado y bajo escrutinio, con la redacción de un periódico que durará hasta 1814. Durante su encarcelamiento le nace su primera y única hija. Entre 1815 y 1816 publica dos nuevos periódicos, Alacena de Frioleras y Cajoncitos de Alacena, donde se ensaya en la sátira de tipos y grupos sociales. Encontrándose demasiado limitado por la censura, abandona el periodismo por cuatro años para dedicarse a la novela. En ese breve lapso produce El Periquillo Sarniento, Noches tristes y día alegra, La Quijotilla y su prima y Don Catrín de la Fachenca.
Al reinstaurarse la libertad de prensa saca El Conductor Eléctrico, dedicado a la defensa de la Constitución de 1812, seguido por El Amigo de la Paz y de la Patria de 1822. Al siguiente año publica los efímeros El,Payaso de los Periódicos y El Hermano del Perico que Cantaba la Victoria. Entre 1824 y 1825 aparecen las Conversaciones del Payo y el Sacristán y en sus últimos dos años de vida se anticipa a las ideas de la Reforma, ocupándose de las relaciones entre la Iglesia y el Estado en su Correo Semanario de México. En 1815 Fernández de Lizardi fue acusado ante la Inquisición por haber criticado ese tribunal; sus dudas sobre el Catecismo de Gerónimo de Ripalda, aparecidas ya en El Periquillo, le trajeron muchas enemistades. Pero su excomunión vino a raíz de su Defensa a los Francomasones, de 1822. Si bien se declaraba católico, y no masón, la Iglesia aprovechó este escrito para condenarlo por dos años.
El tema religioso domina en las novelas novohispanas que anteceden al Periquillo, con ésta, sin embargo, hay no sólo un cambio de perspectiva al pasar del enfoque individual de los problemas morales al social, sino una vuelta al realismo picarezco y cervantino. Su personaje principal, Pedro Sarmiento, apodado desde su infancia Periquillo por los colores de su traje y Sarniento por haber estado infectado de sarna, es un criollo que goza de más ínfulas que de bienes. La indolencia, la soberbia y el juego pierden a Periquillo; su descenso social le hace descubrir y aprovechar las lacras de distintas profesiones y oficios. Su educación, su buena presencia y
no se
Jose Joaquin Fernandez De Lizardi
José Joaquín Fernández de Lizardi (1776-1827), escritor autodidacta mexicano, primer novelista de México con El Periquillo Sarniento. Era conocido como El Pensador Mexicano, nombre del periódico que fundó cuando se instituyó la libertad de prensa en las Cortes de Cádiz.
Nacido en la ciudad de México, comenzó a escribir poesía satírica para ridiculizar a determinados personajes de la sociedad capitalina de la época. En 1812 fundó El Pensador Mexicano, en el que se manifestó como abogado ardiente de la libertad de imprenta. En su noveno número, su ataque al virrey Venegas provocó la revocación de este derecho y sus críticas le condujeron a la cárcel, de la que salió seis meses después. Tras la independencia de México (1821), continuó su labor periodística en El hermano del Perico, Conversaciones del Payo y el Sacristán (1824), y finalmente, en 1826, en el Correo Semanario de México.
Fernández de Lizardi es uno de los autores que está en las raíces del romanticismo hispanoamericano. Si el romanticismo se caracterizó por el ansia de libertad, el gusto por el pasado, lo legendario y lo exótico, la exaltación del yo y el sentimentalismo, en Hispanoamérica se acentuó además el sentimiento patriótico, la tendencia historicista y las actitudes humanitaristas de corte social.
Así, a las formas literarias de la poesía, el teatro, el ensayo y la leyenda se une la novela, que se afianzaría gracias a escritores como Lizardi, autor de la que se considera primera novela mexicana moderna, El Periquillo Sarniento (1816), de corte picaresco (véase Novela picaresca), aunque neoclásico, y de intención didáctica, que se publicaría por entregas. En esta obra se narran las andanzas desventuradas de un joven mimado en su niñez que, huérfano muy pronto, queda sin armas para sobrevivir en la feroz sociedad novohispana, obligado a vivir de trampas y hurtos. Como su modelo, el Lazarillo de Tormes, este pícaro mestizo experimenta varios tipos de vida (en un rancho, en un monasterio, en una barbería, en una farmacia, en una plaza de toros), lo que le permite malaprender una serie de oficios que le obligan a recorrer diversas regiones y moverse en distintas clases sociales del virreinato de Nueva España, cuando México está a punto de independizarse. Es un libro a la vez político y didáctico, cuyas grandes parrafadas moralizantes vuelven farragosa su lectura; es también una crítica a la anacrónica forma de educación de los hidalgos, que aún sobrevivía en los albores de la independencia.
Escribió también otras novelas: La Quijotita y su prima (1819) y Vida y hechos del famoso caballero don Catrín de la Fachenda (publicada póstumamente en 1832). Lizardi murió en la ciudad de México de una tuberculosis pulmonar.
pues segun me dijeron en la escuela es del genero picaresco por su novela el periquillo sarniento