"Las manos de Dios" de Carlos Solórzano trata sobre la vida de Beatriz, cuyo pueblo vive en una miseria física y espiritual y está en manos de un ente todopoderoso que posee todas las tierras de la ciudad. Este ente o dictador siembra el terror en la comunidad mediante la fe católica, para controlar las mentes del proletariado. Beatriz quiere liberar a su hermano, quien fue acusado de rebelión y encarcelado por atreverse a reclamar unas tierras que heredaba de su padre. Esta tierra fue arrebatada por el gobierno por causa de unas supuestas deudas que el padre de Beatriz tenía. El joven fue acusado de tratar de alentar a la comunidad a sublevarse contra el ‘amo’. Beatriz, persuadida por el personaje del Forastero (el Diablo), decide robarse unas joyas que estaban en manos de una estatua de la iglesia, para así comprar de forma ilegítima la libertad de su hermano. Al ser descubierta es condenada a morir, pero ha logrado despertar la duda en el pueblo.
Entre los problemas que se desarrollan en la obra, destacan los siguientes: la fe en Dios y el paraíso como medio evasivo de una realidad intolerable; el miedo que paraliza el quehacer humano; la cosificación del hombre; la superstición como elemento fundacional en la conciencia latinoamericana; la influencia del mito y la ficción en la vida humana; la prostitución sinónima de libertad; la concepción de un dios castigador; la duda como pecado; y la Iglesia como estructura política capaz de manipular la mente colectiva de un pueblo creyente.
El personaje de Beatriz remite a varios mitos, es como el ideal femenino dantesco que ayuda a salvar al descarriado, su hermano, que es una especie de Dante que necesita de la ayuda de su hermana para escapar de la muerte. Al mismo tiempo, Beatriz es como una Antígona que se opone a los designios del amo a pesar de que sabe plenamente que eso la condenará en todo sentido. Pero la fuerza de la sangre es más poderosa que los designios del amo.
El espíritu prometeico de esta pieza representa la preocupación de Solórzano en torno al problema de la libertad, del ejercicio libre de la conciencia y de la posibilidad de que sea el hombre el que tome las decisiones trascendentales en su vida cotidiana y no que lo haga una entidad metafísica. El Diablo en esta historia es presentado como un Prometeo que trata de que la conciencia nazca en los personajes oprimidos. No le interesa apoderarse del alma de Beatriz ni de ningún otro personaje; su propósito es que los humanos se den cuenta de que son patronos de su propia alma y que ésta es libre por naturaleza.
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"Las manos de Dios" de Carlos Solórzano trata sobre la vida de Beatriz, cuyo pueblo vive en una miseria física y espiritual y está en manos de un ente todopoderoso que posee todas las tierras de la ciudad. Este ente o dictador siembra el terror en la comunidad mediante la fe católica, para controlar las mentes del proletariado. Beatriz quiere liberar a su hermano, quien fue acusado de rebelión y encarcelado por atreverse a reclamar unas tierras que heredaba de su padre. Esta tierra fue arrebatada por el gobierno por causa de unas supuestas deudas que el padre de Beatriz tenía. El joven fue acusado de tratar de alentar a la comunidad a sublevarse contra el ‘amo’. Beatriz, persuadida por el personaje del Forastero (el Diablo), decide robarse unas joyas que estaban en manos de una estatua de la iglesia, para así comprar de forma ilegítima la libertad de su hermano. Al ser descubierta es condenada a morir, pero ha logrado despertar la duda en el pueblo.
Entre los problemas que se desarrollan en la obra, destacan los siguientes: la fe en Dios y el paraíso como medio evasivo de una realidad intolerable; el miedo que paraliza el quehacer humano; la cosificación del hombre; la superstición como elemento fundacional en la conciencia latinoamericana; la influencia del mito y la ficción en la vida humana; la prostitución sinónima de libertad; la concepción de un dios castigador; la duda como pecado; y la Iglesia como estructura política capaz de manipular la mente colectiva de un pueblo creyente.
El personaje de Beatriz remite a varios mitos, es como el ideal femenino dantesco que ayuda a salvar al descarriado, su hermano, que es una especie de Dante que necesita de la ayuda de su hermana para escapar de la muerte. Al mismo tiempo, Beatriz es como una Antígona que se opone a los designios del amo a pesar de que sabe plenamente que eso la condenará en todo sentido. Pero la fuerza de la sangre es más poderosa que los designios del amo.
El espíritu prometeico de esta pieza representa la preocupación de Solórzano en torno al problema de la libertad, del ejercicio libre de la conciencia y de la posibilidad de que sea el hombre el que tome las decisiones trascendentales en su vida cotidiana y no que lo haga una entidad metafísica. El Diablo en esta historia es presentado como un Prometeo que trata de que la conciencia nazca en los personajes oprimidos. No le interesa apoderarse del alma de Beatriz ni de ningún otro personaje; su propósito es que los humanos se den cuenta de que son patronos de su propia alma y que ésta es libre por naturaleza.