Un padre tenía dos hijas. Una casó con un hortelano y la otra con un fabricante de ladrillos. Al cabo de un tiempo fue a visitar a la casada con el hortelano, y le preguntó sobre su situación. Ella dijo:
-Todo está de maravilla conmigo, pero sí tengo un deseo especial: que llueva todos los días con abundancia para que así las plantas tengan siempre suficiente agua.
Pocos días después visitó a su otra hija, también preguntándole sobre su estado. Y ella le dijo:
-No tengo quejas, solamente un deseo especial: que los días se mantengan secos, sin lluvia, con sol brillante, para que así los ladrillos sequen y endurezcan muy bien.
El padre meditó: si una desea lluvia, y la otra tiempo seco, ¿a cual de las dos le adjunto mis deseos?
Moraleja: No trates nunca de complacer y quedar bien con todo el mundo. Te será imposible.
Fábula de la liebre y la tortuga, sobre el esfuerzo
En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa y vanidosa, que no cesaba de pregonar que ella era la más veloz y se burlaba de ello ante la lentitud de la tortuga.
- ¡Eh, tortuga, no corras tanto que nunca vas a llegar a tu meta! Decía la liebre riéndose de la tortuga.
Un día, a la tortuga se le ocurrió hacerle una inusual apuesta a la liebre:
- Estoy segura de poder ganarte una carrera.
- ¿A mí? Preguntó asombrada la liebre.
- Sí, sí, a ti, dijo la tortuga. Pongamos nuestras apuestas y veamos quién gana la carrera.
La liebre, muy ingreída, aceptó la apuesta.
Así que todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. El búho señaló los puntos de partida y de llegada, y sin más preámbulos comenzó la carrera en medio de la incredulidad de los asistentes.
Astuta y muy confiada en si misma, la liebre dejó ***** ventaja a la tortuga y se quedó haciendo burla de ella. Luego, empezó a correr velozmente y sobrepasó a la tortuga que caminaba despacio, pero sin parar. Sólo se detuvo a mitad del camino ante un prado verde y frondoso, donde se dispuso a descansar antes de concluir la carrera. Allí se quedó dormida, mientras la tortuga siguió caminando, paso tras paso, lentamente, pero sin detenerse.
Cuando la liebre se despertó, vio con pavor que la tortuga se encontraba a una corta distancia de la meta. En un sobresalto, salió corriendo con todas sus fuerzas, pero ya era muy tarde: ¡la tortuga había alcanzado la meta y ganado la carrera!
Ese día la liebre aprendió, en medio de una gran humillación, que no hay que burlarse jamás de los demás. También aprendió que el exceso de confianza es un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos. Y que nadie, absolutamente nadie, es mejor que nadie
un ratoncito estaba parado en un camino junto a un charco de lodo cuando ve venir un elefante gordo y grande. sintió tanto miedo q no pudo correr. el elefante al pasar lo embarro de lodo pero paso de largo. el ratoncito enojado empezó a limpiarse cuando se le acerca un gatito y lo empezó a lamer y tallar para quitarle el lodo. el ratoncito contento se quedo con el, pero cuando estuvo limpio el gato se lo comio.
moraleja: no todo el q te llena de lodo te quiere hacer daño, ni todo el te saca del fango te quiere ayudar...
habia una vez en un corral 3 gallinas flacas y 3 gordas, las gordas se burlaban de las flacas llamandolas : esqueletos vivientes muertas de hambres y feas. el señor que las criaba isu una fiesta para festejar el año nuevo, un dia el señor cogio a las 3 gallinas mas gordas para hacerlas un rico estofado de gallina, despues las gallinas gordas dijeron antes de morir: ustedes 3 gallinas flacas la pagaran algun dia cuando nuestros huevos crescan ellos los avergozarian. moraleja la suerte de la fea la bonita la desea
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El padre y las dos hijas
Un padre tenía dos hijas. Una casó con un hortelano y la otra con un fabricante de ladrillos. Al cabo de un tiempo fue a visitar a la casada con el hortelano, y le preguntó sobre su situación. Ella dijo:
-Todo está de maravilla conmigo, pero sí tengo un deseo especial: que llueva todos los días con abundancia para que así las plantas tengan siempre suficiente agua.
Pocos días después visitó a su otra hija, también preguntándole sobre su estado. Y ella le dijo:
-No tengo quejas, solamente un deseo especial: que los días se mantengan secos, sin lluvia, con sol brillante, para que así los ladrillos sequen y endurezcan muy bien.
El padre meditó: si una desea lluvia, y la otra tiempo seco, ¿a cual de las dos le adjunto mis deseos?
Moraleja: No trates nunca de complacer y quedar bien con todo el mundo. Te será imposible.
Fábula de la liebre y la tortuga, sobre el esfuerzo
En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa y vanidosa, que no cesaba de pregonar que ella era la más veloz y se burlaba de ello ante la lentitud de la tortuga.
- ¡Eh, tortuga, no corras tanto que nunca vas a llegar a tu meta! Decía la liebre riéndose de la tortuga.
Un día, a la tortuga se le ocurrió hacerle una inusual apuesta a la liebre:
- Estoy segura de poder ganarte una carrera.
- ¿A mí? Preguntó asombrada la liebre.
- Sí, sí, a ti, dijo la tortuga. Pongamos nuestras apuestas y veamos quién gana la carrera.
La liebre, muy ingreída, aceptó la apuesta.
Así que todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. El búho señaló los puntos de partida y de llegada, y sin más preámbulos comenzó la carrera en medio de la incredulidad de los asistentes.
Astuta y muy confiada en si misma, la liebre dejó ***** ventaja a la tortuga y se quedó haciendo burla de ella. Luego, empezó a correr velozmente y sobrepasó a la tortuga que caminaba despacio, pero sin parar. Sólo se detuvo a mitad del camino ante un prado verde y frondoso, donde se dispuso a descansar antes de concluir la carrera. Allí se quedó dormida, mientras la tortuga siguió caminando, paso tras paso, lentamente, pero sin detenerse.
Cuando la liebre se despertó, vio con pavor que la tortuga se encontraba a una corta distancia de la meta. En un sobresalto, salió corriendo con todas sus fuerzas, pero ya era muy tarde: ¡la tortuga había alcanzado la meta y ganado la carrera!
Ese día la liebre aprendió, en medio de una gran humillación, que no hay que burlarse jamás de los demás. También aprendió que el exceso de confianza es un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos. Y que nadie, absolutamente nadie, es mejor que nadie
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un ratoncito estaba parado en un camino junto a un charco de lodo cuando ve venir un elefante gordo y grande. sintió tanto miedo q no pudo correr. el elefante al pasar lo embarro de lodo pero paso de largo. el ratoncito enojado empezó a limpiarse cuando se le acerca un gatito y lo empezó a lamer y tallar para quitarle el lodo. el ratoncito contento se quedo con el, pero cuando estuvo limpio el gato se lo comio.
moraleja: no todo el q te llena de lodo te quiere hacer daño, ni todo el te saca del fango te quiere ayudar...
las gallinas gordas y flacas
habia una vez en un corral 3 gallinas flacas y 3 gordas, las gordas se burlaban de las flacas llamandolas : esqueletos vivientes muertas de hambres y feas. el señor que las criaba isu una fiesta para festejar el año nuevo, un dia el señor cogio a las 3 gallinas mas gordas para hacerlas un rico estofado de gallina, despues las gallinas gordas dijeron antes de morir: ustedes 3 gallinas flacas la pagaran algun dia cuando nuestros huevos crescan ellos los avergozarian. moraleja la suerte de la fea la bonita la desea
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