La Federación mexicana está compuesta por 32 Entidades Federativas. Cada uno de los estados es libre y soberano, y posee una constitución (excepto el Distrito Federal) y un congreso propios.
Los gobiernos estatales se encuentran divididos en tres poderes: El Poder Ejecutivo, es ejercido por el Gobernador del Estado, elegido cada seis años sin posibilidad de reelección. Puede ser removido sólo a instancia de la Cámara de Senadores o del Congreso del estado. El Poder Legislativo se deposita en el Congreso de cada estado; está integrado por diputados elegidos para un período de tres años. El Poder Judicial es encarnado por el Tribunal Superior de Justicia de cada entidad.
Los Estados se dividen en municipios. Existen 2.438 municipios en la República Mexicana. El estado con mayor número de ellos es Oaxaca, con 570. En contraste, Baja California y Baja California Sur sólo tienen cinco municipios cada uno. Los ayuntamientos municipales son encabezados por el presidente municipal. El presidente municipal es elegido cada tres años, en fechas variables de acuerdo con el calendario electoral de cada estado. Cada municipio posee un Cabildo integrado por regidores y síndicos, electos para períodos de tres años también. Ni el gobernador de un estado, ni los diputados de los congresos locales, ni los miembros de los cabildos pueden renunciar a los cargos de elección popular. Algunos municipios tienen sus propias divisiones administrativas, comunmente estas son llamadas delegaciones dependientes de su cabecera municipal.
Los poderes de la Federación residen en México, D. F. Hasta antes de 1997, como territorio federal (con el nombre de Distrito Federal) el Gobierno de la entidad era encabezado por un Regente, nombrado por el Presidente de la República en nombre de la federación. El 6 de julio de aquel año, los capitalinos eligieron a su primer Jefe de Gobierno desde la supresión del cargo de Gobernador del Distrito Federal en 1928. Desde 1994, eligen diputados a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, una especie de congreso estatal con funciones acotadas. El Distrito Federal se divide en delegaciones políticas, y los jefes de estas unidades territoriales son electos popularmente desde el año 2000 para períodos de tres años.
Debido a su geografía, historia, gastronomía y clima, México es una de las potencias mundiales en el ramo del turismo, esta situado en la 6ta. posición de los países con más turismo en el mundo.
Algunos de los destinos turísticos más importantes de México son: Cancún, Puerto Vallarta, Acapulco, Ciudad de México, Guadalajara, Puebla, Veracruz, Querétaro y Zacatecas.
La construcción de la cultura mexicana es el resultado de un proceso histórico que implica relaciones de poder, intercambios pacíficos, asimilaciones de elementos culturales exógenos y reinterpretaciones de los elementos culturales preexistentes. Como es el caso de todos los países latinoamericanos, cuando México se liberó del dominio español, sus habitantes carecían de lo que se da en llamar identidad nacional. Quizá lo único que la mayor parte de los mexicanos compartían al momento de la independencia era el haber nacido en un territorio que pretendía ser un Estado, y la religión católica. Fuera de eso, los vínculos interregionales eran escasos y las identidades comunitarias y étnicas estaban muy arraigadas.
Asociados al triunfo de Revolución, aparecen nuevas maneras de concebir la identidad nacional. Uno de los pensadores clave en esta nueva etapa de la reflexión sobre lo mexicano es José Vasconcelos Calderón. Para este abogado, México era una suerte de "crisol" en el que confluían todas las razas. A la construcción de la cultura y de la historia del país habían contribuido lo mismo los europeos que los indígenas, los africanos que los asiáticos. Por lo tanto, los mexicanos por definición eran mestizos, culturalmente. Vasconcelos llamaba raza cósmica a la mestiza, aquella en que confluiría lo mejor de todos los pueblos del orbe. Su influencia se hizo sentir inmediatamente en todo el país a través de la labor de la Secretaría de Educación Pública. Desde 1920 hasta 1940, la educación en México fue empleada como uno de los mecanismos por los cuales se difundió la tesis del México mestizo.
La escuela se dio a la labor de construir un pasado compartido, que se reforzaba por los medios de comunicación. En especial, el cine contribuyó a la formación de ciertos estereotipos de lo mexicano, que fueron sumamente criticados en años posteriores. En este proceso de no más de tres décadas, la identidad mexicana era la del charro y la china poblana. Jalisco se convirtió por antonomasia en México, y su mariachi y jarabe tapatío, en música y baile nacional. El mole y el tequila fueron elevados a la categoría de platillo y bebida nacionales. Se creó lo que Taibo (1996) llama el santoral laico, en el cual estaban incluidos ciertos personajes de la historia como héroes, y otros tantos como villanos (Cuauhtémoc v. Cortés, Hidalgo v. Iturbide, Juárez v. Maximiliano...). El papel del Instituto Nacional de Antropología e Historia (I.N.A.H.) también fue importante: a éste correspondió el rescate del pasado de las grandes culturas prehispánicas, que el discurso oficial mexicano reclama como propio.
La selección de éstos y otros elementos culturales se hizo en detrimento de las culturas regionales. No fue sino hasta la década de 1990 que empezaron a cobrar fuerza los movimientos culturales de ciertas regiones del país, como es el caso de la Huasteca, el auge de la música jarocha, la emergencia de las literaturas indígenas. Esto llevó a elevar a rango constitucional la declaración de México como un país multicultural y multiétnico. La identificación de lo mexicano con los estereotipos enlistados arriba ha venido cediendo terreno. Ahora se argumenta que no hay una sola identidad nacional, sino varias, y que son pocos los símbolos que la identifican y establecen una comunidad entre las muchas expresiones de la mexicanidad. Lo que no ha desaparecido es el patriarcado que se traduce en machismo y sufren especialmente las mujeres mexicanas. A fines del siglo XX e inicios del XXI la formas más terribles de este machismo en el caso de las cientos de mujeres asesinadas en Ciudad Juárez, y en el acoso que recibió la periodista Lidia Cacho por parte de políticos y empresarios por una investigación sobre abuso sexual a menores, que publicaría en un libro, Los Demonios del Edén
Aunque la dieta indígena fue anterior, el origen de la actual cocina mexicana se establece durante la colonización española. Por ello, la mayor parte de sus ingredientes son de origen español. De origen indígena es el maíz, el chile (conocido en casi todo el mundo hispano parlante como ají), los frijoles, calabazas, aguacates, camote, jitomates, cacao, el guajolote y muchas frutas y condimentos más. De igual manera, algunas técnicas de cocina que se emplean en la actualidad son herencia de los pueblos prehispánicos, como la nixtamalización del maíz, el cocimiento de alimentos en hornos a ras de tierra, la molienda en molcajete y metate. Con los españoles llegaron las carnes de puerco, res y pollo; la pimienta, el azúcar, la leche y todos sus derivados, el trigo y el arroz, los cítricos y otra constelación de ingredientes que forman parte de la dieta cotidiana de los mexicanos.
De ese encuentro de dos tradiciones culinarias con milenios de antigüedad, nacieron el pozole, el mole, la barbacoa y los tamales en sus formas actuales, el chocolate, una variada gama de panes, los tacos, y el amplio repertorio de antojitos mexicanos. Nacieron bebidas como el atole, el champurrado, el chocolate con leche y las aguas frescas; postres como el acitrón (biznaga) y toda la gama de dulces cristalizados, el rompope, la cajeta, la jericaya y el amplio repertorio de delicias creadas en los conventos de monjas en todas partes del país.
Algunas bebidas mexicanas han rebasado sus fronteras y se consumen cotidianamente en América Central, Estados Unidos, Canadá, España y Filipinas; tal es el caso del agua de jamaica, la horchata, el agua de raíz, las margaritas y el propio tequila.
La historia del país y sus vínculos con otros pueblos permitieron la incorporación de otras cocinas a la cocina mexicana. La Nao de China, que en realidad era un galeón de Manila, trajo del oriente una gama de variadas especias y sobre todo, el arroz. Un buen mole poblano es impensable sin arroz a la mexicana. La cocina árabe llegó a México indirectamente por medio de los españoles conquistadores. También la relación con los países latinoamericanos dejó su impronta en la cocina popular, quizá los casos más conocidos son los ceviches y los moros con cristianos deudores de la gastronomía cubana, que han sido asimilados y reelaborados con ingredientes propios de México.
Las invasiones dejaron su huella en toda la cultura mexicana, y la cocina no es la excepción. El gusto por la carne de res molida llegó con el ejército belga de Carlota. El pan de caja fue, según la leyenda, un invento de las tropas estadounidenses que vinieron a México en 1847. La llegada de inmigrantes de otras latitudes en todo el siglo XIX y XX también participó en la construcción de la gastronomía mexicana. Como ejemplo, los quesos italianos y la polenta que hoy se fabrican en Chipilo, Puebla; o los franceses de Orizaba al igual que su pan y los alemanes (menonitas) de Chihuahua. Los mineros ingleses de México sentaron las bases del paste, un hojaldre que hoy se rellena lo mismo de queso y papas que de mole verde de pepitas de calabaza.
Las tortas son unos emparedados elaborados con pan llamado telera y, al igual que los tacos, diversos alimentos tales como jamón con queso, carne al pastor, cochinita pibil, carne de pollo. Se d
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Hola espero te sirva suerte
La Federación mexicana está compuesta por 32 Entidades Federativas. Cada uno de los estados es libre y soberano, y posee una constitución (excepto el Distrito Federal) y un congreso propios.
Los gobiernos estatales se encuentran divididos en tres poderes: El Poder Ejecutivo, es ejercido por el Gobernador del Estado, elegido cada seis años sin posibilidad de reelección. Puede ser removido sólo a instancia de la Cámara de Senadores o del Congreso del estado. El Poder Legislativo se deposita en el Congreso de cada estado; está integrado por diputados elegidos para un período de tres años. El Poder Judicial es encarnado por el Tribunal Superior de Justicia de cada entidad.
Los Estados se dividen en municipios. Existen 2.438 municipios en la República Mexicana. El estado con mayor número de ellos es Oaxaca, con 570. En contraste, Baja California y Baja California Sur sólo tienen cinco municipios cada uno. Los ayuntamientos municipales son encabezados por el presidente municipal. El presidente municipal es elegido cada tres años, en fechas variables de acuerdo con el calendario electoral de cada estado. Cada municipio posee un Cabildo integrado por regidores y síndicos, electos para períodos de tres años también. Ni el gobernador de un estado, ni los diputados de los congresos locales, ni los miembros de los cabildos pueden renunciar a los cargos de elección popular. Algunos municipios tienen sus propias divisiones administrativas, comunmente estas son llamadas delegaciones dependientes de su cabecera municipal.
Los poderes de la Federación residen en México, D. F. Hasta antes de 1997, como territorio federal (con el nombre de Distrito Federal) el Gobierno de la entidad era encabezado por un Regente, nombrado por el Presidente de la República en nombre de la federación. El 6 de julio de aquel año, los capitalinos eligieron a su primer Jefe de Gobierno desde la supresión del cargo de Gobernador del Distrito Federal en 1928. Desde 1994, eligen diputados a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, una especie de congreso estatal con funciones acotadas. El Distrito Federal se divide en delegaciones políticas, y los jefes de estas unidades territoriales son electos popularmente desde el año 2000 para períodos de tres años.
Debido a su geografía, historia, gastronomía y clima, México es una de las potencias mundiales en el ramo del turismo, esta situado en la 6ta. posición de los países con más turismo en el mundo.
Algunos de los destinos turísticos más importantes de México son: Cancún, Puerto Vallarta, Acapulco, Ciudad de México, Guadalajara, Puebla, Veracruz, Querétaro y Zacatecas.
La construcción de la cultura mexicana es el resultado de un proceso histórico que implica relaciones de poder, intercambios pacíficos, asimilaciones de elementos culturales exógenos y reinterpretaciones de los elementos culturales preexistentes. Como es el caso de todos los países latinoamericanos, cuando México se liberó del dominio español, sus habitantes carecían de lo que se da en llamar identidad nacional. Quizá lo único que la mayor parte de los mexicanos compartían al momento de la independencia era el haber nacido en un territorio que pretendía ser un Estado, y la religión católica. Fuera de eso, los vínculos interregionales eran escasos y las identidades comunitarias y étnicas estaban muy arraigadas.
Asociados al triunfo de Revolución, aparecen nuevas maneras de concebir la identidad nacional. Uno de los pensadores clave en esta nueva etapa de la reflexión sobre lo mexicano es José Vasconcelos Calderón. Para este abogado, México era una suerte de "crisol" en el que confluían todas las razas. A la construcción de la cultura y de la historia del país habían contribuido lo mismo los europeos que los indígenas, los africanos que los asiáticos. Por lo tanto, los mexicanos por definición eran mestizos, culturalmente. Vasconcelos llamaba raza cósmica a la mestiza, aquella en que confluiría lo mejor de todos los pueblos del orbe. Su influencia se hizo sentir inmediatamente en todo el país a través de la labor de la Secretaría de Educación Pública. Desde 1920 hasta 1940, la educación en México fue empleada como uno de los mecanismos por los cuales se difundió la tesis del México mestizo.
La escuela se dio a la labor de construir un pasado compartido, que se reforzaba por los medios de comunicación. En especial, el cine contribuyó a la formación de ciertos estereotipos de lo mexicano, que fueron sumamente criticados en años posteriores. En este proceso de no más de tres décadas, la identidad mexicana era la del charro y la china poblana. Jalisco se convirtió por antonomasia en México, y su mariachi y jarabe tapatío, en música y baile nacional. El mole y el tequila fueron elevados a la categoría de platillo y bebida nacionales. Se creó lo que Taibo (1996) llama el santoral laico, en el cual estaban incluidos ciertos personajes de la historia como héroes, y otros tantos como villanos (Cuauhtémoc v. Cortés, Hidalgo v. Iturbide, Juárez v. Maximiliano...). El papel del Instituto Nacional de Antropología e Historia (I.N.A.H.) también fue importante: a éste correspondió el rescate del pasado de las grandes culturas prehispánicas, que el discurso oficial mexicano reclama como propio.
La selección de éstos y otros elementos culturales se hizo en detrimento de las culturas regionales. No fue sino hasta la década de 1990 que empezaron a cobrar fuerza los movimientos culturales de ciertas regiones del país, como es el caso de la Huasteca, el auge de la música jarocha, la emergencia de las literaturas indígenas. Esto llevó a elevar a rango constitucional la declaración de México como un país multicultural y multiétnico. La identificación de lo mexicano con los estereotipos enlistados arriba ha venido cediendo terreno. Ahora se argumenta que no hay una sola identidad nacional, sino varias, y que son pocos los símbolos que la identifican y establecen una comunidad entre las muchas expresiones de la mexicanidad. Lo que no ha desaparecido es el patriarcado que se traduce en machismo y sufren especialmente las mujeres mexicanas. A fines del siglo XX e inicios del XXI la formas más terribles de este machismo en el caso de las cientos de mujeres asesinadas en Ciudad Juárez, y en el acoso que recibió la periodista Lidia Cacho por parte de políticos y empresarios por una investigación sobre abuso sexual a menores, que publicaría en un libro, Los Demonios del Edén
Aunque la dieta indígena fue anterior, el origen de la actual cocina mexicana se establece durante la colonización española. Por ello, la mayor parte de sus ingredientes son de origen español. De origen indígena es el maíz, el chile (conocido en casi todo el mundo hispano parlante como ají), los frijoles, calabazas, aguacates, camote, jitomates, cacao, el guajolote y muchas frutas y condimentos más. De igual manera, algunas técnicas de cocina que se emplean en la actualidad son herencia de los pueblos prehispánicos, como la nixtamalización del maíz, el cocimiento de alimentos en hornos a ras de tierra, la molienda en molcajete y metate. Con los españoles llegaron las carnes de puerco, res y pollo; la pimienta, el azúcar, la leche y todos sus derivados, el trigo y el arroz, los cítricos y otra constelación de ingredientes que forman parte de la dieta cotidiana de los mexicanos.
De ese encuentro de dos tradiciones culinarias con milenios de antigüedad, nacieron el pozole, el mole, la barbacoa y los tamales en sus formas actuales, el chocolate, una variada gama de panes, los tacos, y el amplio repertorio de antojitos mexicanos. Nacieron bebidas como el atole, el champurrado, el chocolate con leche y las aguas frescas; postres como el acitrón (biznaga) y toda la gama de dulces cristalizados, el rompope, la cajeta, la jericaya y el amplio repertorio de delicias creadas en los conventos de monjas en todas partes del país.
Algunas bebidas mexicanas han rebasado sus fronteras y se consumen cotidianamente en América Central, Estados Unidos, Canadá, España y Filipinas; tal es el caso del agua de jamaica, la horchata, el agua de raíz, las margaritas y el propio tequila.
La historia del país y sus vínculos con otros pueblos permitieron la incorporación de otras cocinas a la cocina mexicana. La Nao de China, que en realidad era un galeón de Manila, trajo del oriente una gama de variadas especias y sobre todo, el arroz. Un buen mole poblano es impensable sin arroz a la mexicana. La cocina árabe llegó a México indirectamente por medio de los españoles conquistadores. También la relación con los países latinoamericanos dejó su impronta en la cocina popular, quizá los casos más conocidos son los ceviches y los moros con cristianos deudores de la gastronomía cubana, que han sido asimilados y reelaborados con ingredientes propios de México.
Las invasiones dejaron su huella en toda la cultura mexicana, y la cocina no es la excepción. El gusto por la carne de res molida llegó con el ejército belga de Carlota. El pan de caja fue, según la leyenda, un invento de las tropas estadounidenses que vinieron a México en 1847. La llegada de inmigrantes de otras latitudes en todo el siglo XIX y XX también participó en la construcción de la gastronomía mexicana. Como ejemplo, los quesos italianos y la polenta que hoy se fabrican en Chipilo, Puebla; o los franceses de Orizaba al igual que su pan y los alemanes (menonitas) de Chihuahua. Los mineros ingleses de México sentaron las bases del paste, un hojaldre que hoy se rellena lo mismo de queso y papas que de mole verde de pepitas de calabaza.
Las tortas son unos emparedados elaborados con pan llamado telera y, al igual que los tacos, diversos alimentos tales como jamón con queso, carne al pastor, cochinita pibil, carne de pollo. Se d
hola soy de san luis potosi mexico
mexico tiene 32 estados y un distrito federal
aparte de mexicanos tambien somos guadalupanos por la virgen de guadalupe
nuestra mayores tradiciones son "el grito de independencia" "el dia de muertos" y "el dia de la virgen de guadalupe"
politicamente estamos mal no tenemos buenos politicos y nuestra capital es un desastre
Se escribe Necesito..... te recomiendo que visites las ciudades coloniales, Guanajuato es buena opción. Cuida tu ortografia.
Acapulco Guerrero,costumbres pescar y fiestas en las noches.cuernavaca morelos y baile de los chinelos y demaciadas flores..
ciudad principal:monterrey y guadalajara,el df mas que nada se mantiene dl dinero de estas ciudades