Es un hombre que vaga por los campos de Cibao en busca de trabajo. Juan ama a los seres humanos con un afán redentor, y sobre todo ama a Floro a pesar de sus faltas. Juan es un letrado, y como personaje de la narración aparece como una representación autobiográfica de Juan Bosch, el escritor. A través de Juan, el narrador en primera persona hace un recuento de todos los infortunios y frustraciones que vive el hombre de campo. Nos habla de unos anhelos que nunca llegarán a convertirse en realidad, del trabajo continuo y de sus afanes sin descanso. La presencia de Juan entre los campesinos cambiará el orden de las cosas. Un día se atreve a pedirle al patrón que le preste unos libros que traten sobre la sociedad y la política. Juan, al leer logra su propia humanización y la pertenencia a una comunidad que podía trascender al momento actual. En su dedicación a la lectura y luego a enseñar a leer a los campesinos vemos a un héroe redentorista, que intenta aprovechar su instrucción para concienciar a sus compañeros.
Floro
Es un hombre que al igual que Juan busca trabajo. Ambos se encuentran, fraternizan y juntos se lanzan a la aventura. La relación entre ambos muestra la cooperación, la solidaridad y la unidad como un conjunto de valores que van apareciendo a lo largo de la narración. Floro es un hombre de una nobleza tan extrema que no abre su hamaca pues sabe que Juan no dispone de una y prefiere dormir en el suelo porque, aunque no se diga, parte de su credo es compartir con el amigo lo poco que se tiene y sus necesidades. Para él todos los hombres son hermanos. Floro enseñará a Juan que el campesino es un ser de valores y de honor. El afecto por su amigo lo llevará a robar un caballo para darle el dinero de su venta a Juan y que así pueda irse de la explotación.
Don Justo
Es el hacendado dueño de la finca en donde Juan y Floro consiguen trabajo. Representa el contraste con el campesino. Este es sucio, harapiento, trabaja de sol a sol y duerme hacinado junto a otros, trabaja mucho y gana poco, y no le alcanza el salario par un matrimonio furtivo. Mientras que don Justo, vestido de pantalones negros, camisa blanca y sombrero también negro, puede dedicarse a la lectura de libros, periódicos y revistas. Se establece un contraste entre el saber de don Justo, un saber para el dominio del otro, y el saber de Juan, un aprendizaje para liberar a las conciencias y para transformar la sociedad.
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Juan
Es un hombre que vaga por los campos de Cibao en busca de trabajo. Juan ama a los seres humanos con un afán redentor, y sobre todo ama a Floro a pesar de sus faltas. Juan es un letrado, y como personaje de la narración aparece como una representación autobiográfica de Juan Bosch, el escritor. A través de Juan, el narrador en primera persona hace un recuento de todos los infortunios y frustraciones que vive el hombre de campo. Nos habla de unos anhelos que nunca llegarán a convertirse en realidad, del trabajo continuo y de sus afanes sin descanso. La presencia de Juan entre los campesinos cambiará el orden de las cosas. Un día se atreve a pedirle al patrón que le preste unos libros que traten sobre la sociedad y la política. Juan, al leer logra su propia humanización y la pertenencia a una comunidad que podía trascender al momento actual. En su dedicación a la lectura y luego a enseñar a leer a los campesinos vemos a un héroe redentorista, que intenta aprovechar su instrucción para concienciar a sus compañeros.
Floro
Es un hombre que al igual que Juan busca trabajo. Ambos se encuentran, fraternizan y juntos se lanzan a la aventura. La relación entre ambos muestra la cooperación, la solidaridad y la unidad como un conjunto de valores que van apareciendo a lo largo de la narración. Floro es un hombre de una nobleza tan extrema que no abre su hamaca pues sabe que Juan no dispone de una y prefiere dormir en el suelo porque, aunque no se diga, parte de su credo es compartir con el amigo lo poco que se tiene y sus necesidades. Para él todos los hombres son hermanos. Floro enseñará a Juan que el campesino es un ser de valores y de honor. El afecto por su amigo lo llevará a robar un caballo para darle el dinero de su venta a Juan y que así pueda irse de la explotación.
Don Justo
Es el hacendado dueño de la finca en donde Juan y Floro consiguen trabajo. Representa el contraste con el campesino. Este es sucio, harapiento, trabaja de sol a sol y duerme hacinado junto a otros, trabaja mucho y gana poco, y no le alcanza el salario par un matrimonio furtivo. Mientras que don Justo, vestido de pantalones negros, camisa blanca y sombrero también negro, puede dedicarse a la lectura de libros, periódicos y revistas. Se establece un contraste entre el saber de don Justo, un saber para el dominio del otro, y el saber de Juan, un aprendizaje para liberar a las conciencias y para transformar la sociedad.