Defendiua a los judíos helenistas, es decir a los judíos de la diáspora que hablaban griego a pesar de vivir en Jerusalén.El denuncia las preferencias que la Iglesia daba a los judíos hebreos frente a los judíos helenistas,y que condenaban a su vez el uso del Templo de Jerusalén como asiento de la idolatría contraria a la Ley de Moisés y afirmaba que sólo Jesús estaba llamado a espiritualizar el culto del templo. Los fariseos de algunas sinagogas, acusan a Esteban ante el Sanedrín de blasfemia contra Moisés y contra Yahveh. La asamblea lo considerará culpable y Esteban será lapidado ( apedreado) a las afueras de Jerusalén mientras, oraba por sus verdugos, diciendo: "Señor, no les tomes en cuenta este pecado".
El martirio de San Esteban marca el final del Cristianismo como secta del Judaísmo, al separar el culto cristiano del culto judío practicado en Jerusalén.
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Defendiua a los judíos helenistas, es decir a los judíos de la diáspora que hablaban griego a pesar de vivir en Jerusalén.El denuncia las preferencias que la Iglesia daba a los judíos hebreos frente a los judíos helenistas,y que condenaban a su vez el uso del Templo de Jerusalén como asiento de la idolatría contraria a la Ley de Moisés y afirmaba que sólo Jesús estaba llamado a espiritualizar el culto del templo. Los fariseos de algunas sinagogas, acusan a Esteban ante el Sanedrín de blasfemia contra Moisés y contra Yahveh. La asamblea lo considerará culpable y Esteban será lapidado ( apedreado) a las afueras de Jerusalén mientras, oraba por sus verdugos, diciendo: "Señor, no les tomes en cuenta este pecado".
El martirio de San Esteban marca el final del Cristianismo como secta del Judaísmo, al separar el culto cristiano del culto judío practicado en Jerusalén.
http://www.ortodoxia.com/contenido/nuestra_fe/sant...
http://es.wikipedia.org/wiki/Esteban_%28m%C3%A1rti...
lee aqui la muerte.
http://www.divvol.org/santoral/index.php?s=1226&m=...
Constantino reinó del 25 de julio de 306 al 29 de octubre de 312 y San Esteban se ubica en el siglo I
La figura de San Esteban se encuadra a principios del siglo I, momento en el que el Cristianismo era considerado una secta más del JudaÃsmo. Según los Hechos de los Apóstoles, Esteban era el lÃder de los siete diáconos nombrados por los apóstoles en defensa de los judÃos helenistas, esto es, aquellos judÃos de la diáspora que hablaban griego a pesar de vivir en Jerusalén. Desde esta posición, Esteban denunciará las preferencias que la Iglesia daba a los judÃos hebreos frente a los judÃos helenistas, condenando a su vez el uso del Templo de Jerusalén como asiento de la idolatrÃa contraria a la Ley de Moisés y afirmando que sólo Jesús estaba llamado a espiritualizar el culto del templo.
Estas ideas chocarán con los intereses materiales de la casta sacerdotal y con las creencias del pueblo judÃo, lo que acabará incomodando a los fariseos de algunas sinagogas, quienes acusarán a Esteban ante el SanedrÃn de blasfemia contra Moisés y contra Yahveh. La asamblea lo considerará culpable y Esteban será lapidado a las afueras de Jerusalén mientras, según la tradición, este oraba por sus verdugos, diciendo: "Señor, no les tomes en cuenta este pecado". Entre los participantes se encontrará el futuro San Pablo, aunque las fuentes nos dicen que aparentemente no participó en el apedreamiento, sino que se limitó a cuidar la ropa de los que lo hacÃan.
San Esteban el Joven, Mártir
San Esteban el joven, uno de los más famosos mártires de la persecución iconoclasta, nació en Constantinopla. Cuando tenÃa quince años, sus padres, le confiaron a los monjes del antiguo monasterio de San Auxencio, no lejos de Calcedonia. El oficio del joven consistÃa en comprar las provisiones. Con motivo de la muerte de su padre, Esteban tuvo que ir a Constantinopla. Aprovechó la ocasión para vender sus posesiones y repartir el producto entre los pobres. Una de sus dos hermanas era ya religiosa; la otra partió a Bitinia con su madre, y ambas se retiraron también a un monasterio. Cuando murió el abad Juan, Esteban fue elegido para sucederle, a pesar de que sólo tenÃa treinta años. El monasterio consistÃa en una serie de celdas aisladas, desperdigadas en la montaña. El nuevo abad se estableció en una cueva de la cumbre. Ahà unió el trabajo a la oración: se ocupaba en copiar libros y en fabricar redes. Algunos años más tarde, Esteban renunció al cargo y en un sitio más retirado aún se construyó una celda tan estrecha, que el santo no podÃa estar de pie ni recostarse, sin chocar con los muros. En esa especie de sepulcro se encerró a los cuarenta y dos años de edad.
El emperador Constantino Coprónimo continuó la guerra que su padre, Leo, habÃa declarado a las imágenes. Como era de esperar, encontró entre los monjes la oposición más fuerte y contra ellos tomó las medidas más rigurosas, Como estaba al tanto de la gran influencia de Esteban, el emperador se esforzaba para que suscribiese el decreto promulgado por los obispos iconoclastas en el sÃnodo del año 754. El patricio Calixto hizo el intento de convencer al santo para que lo firmase, pero fracasó en la empresa. Constantino, furioso al ver la firma de San Esteban, envió a Calixto con un grupo de soldados para que sacasen a rastras al santo de su celda. Esteban se hallaba ya tan extenuado, que los soldados tuvieron que llevarle cargado hasta la cumbre de la montaña. Algunos testigos venales acusaron a San Esteban de haber convivido con su hija espiritual, la santa viuda Ana. Esta protestó de su inocencia y, al negarse a dar testimonio contra el santo, como lo pedÃa el emperador, fue encarcelada en un monasterio donde murió poco después, a consecuencia de los malos tratos.
El emperador, que buscaba un nuevo pretexto para condenar a muerte a Esteban, le sorprendió cuando conferÃa el hábito a un novicio, cosa que estaba prohibida. Inmediatamente, los soldados dispersaron a los monjes e incendiaron el monasterio y la iglesia. Esteban fue llevado preso en un navÃo a un monasterio de Crisópolis, donde se reunieron para juzgarle Calixto y algunos obispos. Al principio, le trataron cortésmente, pero después empezaron a maltratarle con brutalidad. El santo les preguntó cómo se atrevÃan a calificar de ecuménico un concilio que no habÃa sido aprobado por los otros patriarcas, y defendió tenazmente la veneración de las sagradas imágenes. Por ello, fue desterrado a la isla de Proconeso de Propóntide. Dos años más tarde, Constantino Coprónimo mandó que fuese trasladado a una prisión de Constantinopla. Unos cuantos dÃas después, el santo compareció ante el emperador. Este le preguntó si creÃa que pisotear una imagen era lo mismo que pisotear a Cristo. Esteban replicó: “Ciertamente que no.” Pero en seguida, tomando una moneda, preguntó qué castigo merecÃa el que pisoteara la imagen del emperador que habÃa en ella. La sola idea de ese crimen provocó gran indignación. Entonces Esteban preguntó: “¿De modo que es un crimen enorme insultar la imagen del rey de la tierra y no lo es arrojar al fuego las imágenes del Rey del cielo?” El emperador le mandó azotar, cosa que los verdugos hicieron con extremada violencia. Cuando Constantino se enteró de que el santo no habÃa muerto en el suplicio, exclamó: “¿No hay nadie capaz de librarme de ese monje?” Inmediatamente, uno de los presentes corrió a la cárcel y arrastró al mártir por las calles de la ciudad, donde la multitud le golpeó con piedras y palos, hasta que un hombre le destrozó la cabeza con un mazo.