los efectos de la confirmación son: - introducción más profunda en la filiación divina - unión más firme con Cristo - aumento de los dones del Espíritu Santo - perfección mayor de nuestro vínculo con la Iglesia.
“De la celebración se deduce que el efecto del sacramento es la efusión plena del Espíritu Santo, como fue concedida en otro tiempo a los apóstoles el día de Pentecostés” (Catecismo, 1302).
El Catecismo continúa así su explicación: “Por este hecho, la Confirmación confiere crecimiento y profundidad a la gracia bautismal” (Id., n. 1303).
Además, la Confirmación tiene también otro efecto: “imprime en el alma una marca espiritual indeleble, el ‘carácter’, que es el signo de que Jesucristo ha marcado al cristiano con el sello de su Espíritu revistiéndolo de la fuerza de lo alto para que sea su testigo (cf. Lucas 24, 48-49)” (Id., n. 1304).
“El ‘carácter’ perfecciona el sacerdocio común de los fieles, recibido en el Bautismo, y el confirmado recibe el poder de confesar la fe de Cristo públicamente, y como en virtud de un cargo (quasi ex officio)” (Id., n. 1305).
La confirmación es el sacramento que da el Espíritu Santo para enraizarnos más profundamente en la filiación divina, incorporarnos más firmemente a Cristo, hacer más sólido nuestro vínculo con la Iglesia, asociarnos todavía m s a su misión y ayudarnos a dar testimonio de la fe cristiana por la palabra acompañada de las obras (Catecismo, 1316).
Por implicar perfección y consumación de la gracia y el carácter del bautismo, este sacramento forma parte de la iniciación cristiana. Confirmar significa afirmar o consolidar, y por ello la confirmación lleva a su plenitud lo que en el bautismo era sólo inicio. Particularmente luego de la recepción de este sacramento, la misión del cristiano ser más activa que pasiva, en consideración de dicha plenitud: misión eminentemente apostólica, donde se continúa de algún modo la gracia de Pentecostés.
Por esta razón, sólo los confirmados pueden ser padrinos de bautismo, o recibir las sagradas órdenes.
La confirmación es para nosotros lo que Pentecostés fue para los Apóstoles.
Luego de haber dado Jesucristo el Espíritu Santo a los Apóstoles (cfr. Jn. 20, 22), éstos permanecían tímidos, ignorantes e imperfectos. Dios procede por grados en la comunicación de sus dones. Los Apóstoles tenían ya el Espíritu Santo, pero no habían recibido aún la fortaleza para confesar la fe y transmitirla: ésta la recibieron el día de Pentecostés. También nosotros recibimos por primera vez al Espíritu Santo en el bautismo, recibiendo luego, la plenitud de sus dones, en la confirmación.
3.2 LA CONFIRMACION, SACRAMENTO DE LA NUEVA LEY
Este sacramento, como todos los otros, fue instituido por Jesucristo, pues sólo Dios puede vincular la gracia a un signo externo. Sin embargo, no consta en la Sagrada Escritura el momento preciso de la institución, aunque repetidas predicciones de los profetas relativas a una amplia difusión del Espíritu divino en los tiempos mesiánicos (cfr. Is. 58, 11; Ez. 47, 1; Joel 2, 28, etc.), el reiterado anuncio por parte de Cristo de una nueva venida del Espíritu Santo para completar su obra, y la misma acción de los Apóstoles hacen constar la institución de un sacramento distinto del bautismo.
Así, por ejemplo, los Hechos de los Apóstoles nos refieren que, habiendo sido enviados Pedro y Juan a los samaritanos, hicieron oración por ellos a fin de que recibiesen el Espíritu Santo porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente estaban bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo (Hechos 8, 14; véase también Hechos 19, 6; Heb. 6, 2; etc.). Es claro que, desde el primer momento de la predicación apostólica, se confería este sacramento, instituido por Jesucristo.
Por no aparecer explícitamente el momento de la institución de la confirmación, los protestantes rechazaron este sacramento como carente de fundamento bíblico. Contra ellos, el Concilio de Trento hizo la siguiente declaración: Si alguno dijere que la confirmación de los bautizados es ceremonia ociosa y no verdadero y propio sacramento, sea anatema (Dz. 871). Santo Tomás enseña que Cristo instituyó el sacramento prometiendo que se verificaría luego de su Resurrección y Ascensión a los cielos, esto es, después que el Espíritu Santo viniera sobre los Apóstoles el día de Pentecostés, pues sólo entonces recibirían la plenitud del Espíritu (cfr. S. Th. III, q. 72, a. 1, ad. 1).
SIGNO EXTERNO DE LA CONFIRMACION
Al administrar la confirmación, la Iglesia repite esencialmente la sencilla ceremonia que relatan los Hechos de los Apóstoles (19, 1 a 6), añadiendo algunos ritos que hacen más comprensible la recepción del Espíritu Santo y los efectos sobrenaturales que produce en el alma.
Así lo expresa, por ejemplo, la siguiente oración que antecede a las palabras de la forma: Oremos, hermanos, a Dios Padre Todo poderoso, y pidámosle que derrame el Espíritu Santo sobre estos hijos de adopción, que renacieron ya a la vida eterna en el bautismo, para que los fortalezca con la abundancia de sus dones, los consagre con su unción espiritual, y haga de ellos imagen perfecta de Jesucristo.
3.3.1 La materia
La materia de la confirmación es la unción con el crisma en la frente, a la que se añade la imposición de las manos del Obispo.
Por crisma se entiende la mezcla de aceite de oliva y de bálsamo, consagrada por el obispo el día de Jueves Santo. Se entiende por bálsamo el líquido aromático que fluye de ciertos árboles y que, después de quedar espesado por la acción del aire, contiene aceite esencial, resina y ácido benzoico o cinámico.
Así como la materia del bautismo el -agua- significa su efecto propio -lavado-, la materia de la confirmación aceite, usado desde la antigüedad para fortalecer los músculos de los gladiadores, es símbolo de fuerza y plenitud. El confirmado podrá con el sacramento cumplir con valentía su misión apostólica. El bálsamo, que perfuma el aceite y lo libra de la corrupción, denota el buen olo
es el sentirte bien contigo mismo, dando fe de que lo aprendido en el catecismo y lo avalado por la iglesia en tu primera comunión, sigue firme dentro de ti.
y dentro de las leyes que se estipulan dentro de la iglesia (principalmente catolica) es que, si mas adelante, deseas casarte por la iglesia, te van a pedir que compruebes con documentos, bautizo, comunión y confirmación, si te falta cualquiera de estos documentos, no te casan y te mandan a que lo hagas.
(te lo digo porque yo tuve que hacer primera comunión y confirmación, antes de casarme) y ya me verás con mi vestido blanco junto a puros niños a mis 25 años.
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los efectos de la confirmación son: - introducción más profunda en la filiación divina - unión más firme con Cristo - aumento de los dones del Espíritu Santo - perfección mayor de nuestro vínculo con la Iglesia.
“De la celebración se deduce que el efecto del sacramento es la efusión plena del Espíritu Santo, como fue concedida en otro tiempo a los apóstoles el día de Pentecostés” (Catecismo, 1302).
El Catecismo continúa así su explicación: “Por este hecho, la Confirmación confiere crecimiento y profundidad a la gracia bautismal” (Id., n. 1303).
Además, la Confirmación tiene también otro efecto: “imprime en el alma una marca espiritual indeleble, el ‘carácter’, que es el signo de que Jesucristo ha marcado al cristiano con el sello de su Espíritu revistiéndolo de la fuerza de lo alto para que sea su testigo (cf. Lucas 24, 48-49)” (Id., n. 1304).
“El ‘carácter’ perfecciona el sacerdocio común de los fieles, recibido en el Bautismo, y el confirmado recibe el poder de confesar la fe de Cristo públicamente, y como en virtud de un cargo (quasi ex officio)” (Id., n. 1305).
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Confirmaci%C3%B3n%22
La confirmación es el sacramento que da el Espíritu Santo para enraizarnos más profundamente en la filiación divina, incorporarnos más firmemente a Cristo, hacer más sólido nuestro vínculo con la Iglesia, asociarnos todavía m s a su misión y ayudarnos a dar testimonio de la fe cristiana por la palabra acompañada de las obras (Catecismo, 1316).
Por implicar perfección y consumación de la gracia y el carácter del bautismo, este sacramento forma parte de la iniciación cristiana. Confirmar significa afirmar o consolidar, y por ello la confirmación lleva a su plenitud lo que en el bautismo era sólo inicio. Particularmente luego de la recepción de este sacramento, la misión del cristiano ser más activa que pasiva, en consideración de dicha plenitud: misión eminentemente apostólica, donde se continúa de algún modo la gracia de Pentecostés.
Por esta razón, sólo los confirmados pueden ser padrinos de bautismo, o recibir las sagradas órdenes.
La confirmación es para nosotros lo que Pentecostés fue para los Apóstoles.
Luego de haber dado Jesucristo el Espíritu Santo a los Apóstoles (cfr. Jn. 20, 22), éstos permanecían tímidos, ignorantes e imperfectos. Dios procede por grados en la comunicación de sus dones. Los Apóstoles tenían ya el Espíritu Santo, pero no habían recibido aún la fortaleza para confesar la fe y transmitirla: ésta la recibieron el día de Pentecostés. También nosotros recibimos por primera vez al Espíritu Santo en el bautismo, recibiendo luego, la plenitud de sus dones, en la confirmación.
3.2 LA CONFIRMACION, SACRAMENTO DE LA NUEVA LEY
Este sacramento, como todos los otros, fue instituido por Jesucristo, pues sólo Dios puede vincular la gracia a un signo externo. Sin embargo, no consta en la Sagrada Escritura el momento preciso de la institución, aunque repetidas predicciones de los profetas relativas a una amplia difusión del Espíritu divino en los tiempos mesiánicos (cfr. Is. 58, 11; Ez. 47, 1; Joel 2, 28, etc.), el reiterado anuncio por parte de Cristo de una nueva venida del Espíritu Santo para completar su obra, y la misma acción de los Apóstoles hacen constar la institución de un sacramento distinto del bautismo.
Así, por ejemplo, los Hechos de los Apóstoles nos refieren que, habiendo sido enviados Pedro y Juan a los samaritanos, hicieron oración por ellos a fin de que recibiesen el Espíritu Santo porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente estaban bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo (Hechos 8, 14; véase también Hechos 19, 6; Heb. 6, 2; etc.). Es claro que, desde el primer momento de la predicación apostólica, se confería este sacramento, instituido por Jesucristo.
Por no aparecer explícitamente el momento de la institución de la confirmación, los protestantes rechazaron este sacramento como carente de fundamento bíblico. Contra ellos, el Concilio de Trento hizo la siguiente declaración: Si alguno dijere que la confirmación de los bautizados es ceremonia ociosa y no verdadero y propio sacramento, sea anatema (Dz. 871). Santo Tomás enseña que Cristo instituyó el sacramento prometiendo que se verificaría luego de su Resurrección y Ascensión a los cielos, esto es, después que el Espíritu Santo viniera sobre los Apóstoles el día de Pentecostés, pues sólo entonces recibirían la plenitud del Espíritu (cfr. S. Th. III, q. 72, a. 1, ad. 1).
SIGNO EXTERNO DE LA CONFIRMACION
Al administrar la confirmación, la Iglesia repite esencialmente la sencilla ceremonia que relatan los Hechos de los Apóstoles (19, 1 a 6), añadiendo algunos ritos que hacen más comprensible la recepción del Espíritu Santo y los efectos sobrenaturales que produce en el alma.
Así lo expresa, por ejemplo, la siguiente oración que antecede a las palabras de la forma: Oremos, hermanos, a Dios Padre Todo poderoso, y pidámosle que derrame el Espíritu Santo sobre estos hijos de adopción, que renacieron ya a la vida eterna en el bautismo, para que los fortalezca con la abundancia de sus dones, los consagre con su unción espiritual, y haga de ellos imagen perfecta de Jesucristo.
3.3.1 La materia
La materia de la confirmación es la unción con el crisma en la frente, a la que se añade la imposición de las manos del Obispo.
Por crisma se entiende la mezcla de aceite de oliva y de bálsamo, consagrada por el obispo el día de Jueves Santo. Se entiende por bálsamo el líquido aromático que fluye de ciertos árboles y que, después de quedar espesado por la acción del aire, contiene aceite esencial, resina y ácido benzoico o cinámico.
Así como la materia del bautismo el -agua- significa su efecto propio -lavado-, la materia de la confirmación aceite, usado desde la antigüedad para fortalecer los músculos de los gladiadores, es símbolo de fuerza y plenitud. El confirmado podrá con el sacramento cumplir con valentía su misión apostólica. El bálsamo, que perfuma el aceite y lo libra de la corrupción, denota el buen olo
en lo personal ? osea, emocionalmente?
es el sentirte bien contigo mismo, dando fe de que lo aprendido en el catecismo y lo avalado por la iglesia en tu primera comunión, sigue firme dentro de ti.
y dentro de las leyes que se estipulan dentro de la iglesia (principalmente catolica) es que, si mas adelante, deseas casarte por la iglesia, te van a pedir que compruebes con documentos, bautizo, comunión y confirmación, si te falta cualquiera de estos documentos, no te casan y te mandan a que lo hagas.
(te lo digo porque yo tuve que hacer primera comunión y confirmación, antes de casarme) y ya me verás con mi vestido blanco junto a puros niños a mis 25 años.
la felicidad!