Orfebreria paleocristiana es la orfebreria ( trabajos artísticos realizados sobre utensilios o adornos de metales preciosos) que data del periodo llamado Paleocristianismo o Cristianismo primitivo, el cual abarca desde el origen del cristianismo, hacia el año 30, hasta el Concilio de Nicea (siglo IV).
Podría decirse que este periodo comienza cuando Juan el Bautista anuncia el arrepentimiento para que recibiesen al que vendría después de él, en referencia a Jesucristo y termina de 40 a 70 años después.
El arte paleocristiano es el nexo de unión entre dos grandes etapas de la cultura y el arte occidental. Nos referimos a la Antigüedad Clásica y a la Edad Media Cristiana.
En este periodo se realizaron numerosos objetos de oro y plata de un valor extraordinario. El ajuar del altar incluye una copa de doble concha plateada conocida con el nombre de cáliz de Antioquía (siglos IV y V, Museo Metropolitano, Nueva York), decorada con una delicada filigrana que representa racimos de uvas y figuras sagradas, y un juego de plata (siglo V, Walters Art Gallery, Baltimore, Maryland) compuesto por un par de candelabros, píxides (que contiene la sagrada forma), cálices, patenas (platos lisos con los que se da la comunión) y vasos para el vino, todo ello de elegante diseño.
Dentro de los objetos profanos el diseño es a menudo una mezcla de motivos paganos y cristianos. La joyería tiende a ser pesada, e incorpora a menudo grupos de monedas de filigrana en oro forjado
Dentro del arte paleocristiano no podemos señalar en realidad ningún trabajo de orfebrería hasta fines del s. VI.
Los talleres de broncistas visigodos debieron trabajar metales preciosos, conociéndose el dorado de la pieza de bronce en ajuares personales.
A España llegaron directamente joyas bizantinas, prototipo de la toréutica y la joyería visigodas, como el broche de oro circular aparecido en una rica sepultura de El Turuñuelo, Mérida (fines s. VI).
En talleres españoles se realizaron los excepcionales tesoros de Guarrazar y Torredonjimeno.
Del tesoro de Guarrazar conocemos las coronas ofrecidas por Recesvinto y Suintila, otra corona ofrecida por un abad Teodosio, ocho coronas menores, cruz ofrecida por un abad
Lutecio, fragmentos de una cruz y otros objetos. El tesoro se fecha entre 621 y 672.
Todas las piezas poseen técnicas semejantes, a base de chapa de oro repujada.
El tesoro de Torredonjimeno está prácticamente perdido aunque se componía de coronas de un estilo y arte similares a los de Guarrazar.
No se puede negar la fabricación en talleres españoles de estas piezas, pero en ellas, junto a técnicas propias de los talleres visigodos, aparecen técnicas similares a las de los talleres bizantinos quedando confirmadas con la presencia de la cruz pectoral de la corona de Recesvinto.
La basílica de Vega del Mar se han encontrado joyas de oro, palta y cobre
Poco también ha subsistido para corroborar el esplendor y el lujo proverbiales de Bizancio, del que los cronistas han dejado tan elocuentes testimonios. Cofres y placas de plata se enriquecen con escenas de la vida de Cristo o de la Virgen, tratadas con criterio pictórico. Relicario sobresaliente es el de la catedral de Aquisgrán, en forma de templo bizantino cupulado, como también otro en San Marcos de Venecia, del S. XII. Pueden considerarse obras de o. gran cantidad de iconos (v.), cuadros pintados con figuras santas cuyas cabezas quedan únicamente visibles a través de placas recortadas de plata dorada u oro, a menudo con perlas, pedrerías y esmaltes. Su número es incalculable, pues todavía se prodigan, aunque ya en serie reiterativa y amanerada. Tal vez lo más importante de la o. bizantina sea el esmalte, generalmente tabicado, con el que se efigian figuras sacras en pastas vítreas sobre medallones de oro o plata. Con ellos se adornan relicarios, tapas de evangeliarios, coronas y retablos, el más famoso y rico la Pala d'Oro de S. Marcos de Venecia, retablo mayor de la iglesia vestido de esmaltes tabicados de los S. XI y XII.
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Orfebreria paleocristiana es la orfebreria ( trabajos artísticos realizados sobre utensilios o adornos de metales preciosos) que data del periodo llamado Paleocristianismo o Cristianismo primitivo, el cual abarca desde el origen del cristianismo, hacia el año 30, hasta el Concilio de Nicea (siglo IV).
Podría decirse que este periodo comienza cuando Juan el Bautista anuncia el arrepentimiento para que recibiesen al que vendría después de él, en referencia a Jesucristo y termina de 40 a 70 años después.
Es la Orfebrería:
http://es.wikipedia.org/wiki/Orfebrer%C3%ADa
que se hacía el periodo periodo Paleo cristiano
http://es.wikipedia.org/wiki/Arte_paleocristiano
El arte paleocristiano es el nexo de unión entre dos grandes etapas de la cultura y el arte occidental. Nos referimos a la Antigüedad Clásica y a la Edad Media Cristiana.
En este periodo se realizaron numerosos objetos de oro y plata de un valor extraordinario. El ajuar del altar incluye una copa de doble concha plateada conocida con el nombre de cáliz de Antioquía (siglos IV y V, Museo Metropolitano, Nueva York), decorada con una delicada filigrana que representa racimos de uvas y figuras sagradas, y un juego de plata (siglo V, Walters Art Gallery, Baltimore, Maryland) compuesto por un par de candelabros, píxides (que contiene la sagrada forma), cálices, patenas (platos lisos con los que se da la comunión) y vasos para el vino, todo ello de elegante diseño.
Dentro de los objetos profanos el diseño es a menudo una mezcla de motivos paganos y cristianos. La joyería tiende a ser pesada, e incorpora a menudo grupos de monedas de filigrana en oro forjado
Dentro del arte paleocristiano no podemos señalar en realidad ningún trabajo de orfebrería hasta fines del s. VI.
Los talleres de broncistas visigodos debieron trabajar metales preciosos, conociéndose el dorado de la pieza de bronce en ajuares personales.
A España llegaron directamente joyas bizantinas, prototipo de la toréutica y la joyería visigodas, como el broche de oro circular aparecido en una rica sepultura de El Turuñuelo, Mérida (fines s. VI).
En talleres españoles se realizaron los excepcionales tesoros de Guarrazar y Torredonjimeno.
Del tesoro de Guarrazar conocemos las coronas ofrecidas por Recesvinto y Suintila, otra corona ofrecida por un abad Teodosio, ocho coronas menores, cruz ofrecida por un abad
Lutecio, fragmentos de una cruz y otros objetos. El tesoro se fecha entre 621 y 672.
Todas las piezas poseen técnicas semejantes, a base de chapa de oro repujada.
El tesoro de Torredonjimeno está prácticamente perdido aunque se componía de coronas de un estilo y arte similares a los de Guarrazar.
No se puede negar la fabricación en talleres españoles de estas piezas, pero en ellas, junto a técnicas propias de los talleres visigodos, aparecen técnicas similares a las de los talleres bizantinos quedando confirmadas con la presencia de la cruz pectoral de la corona de Recesvinto.
La basílica de Vega del Mar se han encontrado joyas de oro, palta y cobre
Poco también ha subsistido para corroborar el esplendor y el lujo proverbiales de Bizancio, del que los cronistas han dejado tan elocuentes testimonios. Cofres y placas de plata se enriquecen con escenas de la vida de Cristo o de la Virgen, tratadas con criterio pictórico. Relicario sobresaliente es el de la catedral de Aquisgrán, en forma de templo bizantino cupulado, como también otro en San Marcos de Venecia, del S. XII. Pueden considerarse obras de o. gran cantidad de iconos (v.), cuadros pintados con figuras santas cuyas cabezas quedan únicamente visibles a través de placas recortadas de plata dorada u oro, a menudo con perlas, pedrerías y esmaltes. Su número es incalculable, pues todavía se prodigan, aunque ya en serie reiterativa y amanerada. Tal vez lo más importante de la o. bizantina sea el esmalte, generalmente tabicado, con el que se efigian figuras sacras en pastas vítreas sobre medallones de oro o plata. Con ellos se adornan relicarios, tapas de evangeliarios, coronas y retablos, el más famoso y rico la Pala d'Oro de S. Marcos de Venecia, retablo mayor de la iglesia vestido de esmaltes tabicados de los S. XI y XII.