Aunque al termino sujeción se lo define como : ligadura, unión firme, dependencia, acatamiento, sujeción a las leyes.... es apropiado observar que siempre existe la sujeción en los distintos ámbitos de nuestra vida.
Adjunto información sobre la pregunta ¿ Porqué estar en sujeción? que considero que les resultará interesante:
¿Por qué ‘estar en sujeción’?
ENTRE los muchos mandatos que se repiten en la Palabra de Dios, la Biblia, está éste: “Esté en sujeción.” En Romanos 13:1 leemos: “Toda alma esté en sujeción a las autoridades superiores,” es decir, a los gobiernos. A los hombres de menos edad se les aconseja que “estén en sujeción a los hombres de más edad.” (1 Ped. 5:5) Además, el apóstol Pablo aconseja: “Que las esposas estén en sujeción a sus esposos.”—Efe. 5:22.
El estar en sujeción repugna a muchos seres humanos imperfectos, y a tal grado que, de hecho, forman toda clase de movimiento social para rebelarse, muchas veces violentamente, contra el estar en sujeción. Por ejemplo, hace poco el Times de Nueva York informó en un solo día los siguientes ejemplos de rebelión violenta contra la autoridad: “Estallan dos bombas en la parte central de Londres esta mañana.” ‘Nueve personas lesionadas en las cinco ciudades provinciales de Manchester, Liverpool, Coventry, Bristol y Southampton.’ En la misma página estaba el encabezamiento: “21 personas reciben heridas cuando una bomba estalla en un autobús atestado.” También se informó que Irán estaba preparándose para un día de duelo en conmemoración de “manifestantes que murieron en choques con las fuerzas de seguridad.” En realidad todos esos casos eran de personas que estaban rebelándose contra el estar en sujeción a las autoridades.
¿Por qué manda la Biblia: “Esté en sujeción”? ¿Quiénes deben estar en sujeción, y a quiénes? ¿A qué se debe que el estar en sujeción sea tan contrario a la inclinación de uno?
El estar en sujeción es tan contrario a la inclinación de uno debido al proceder de rebelión que emprendieron nuestros primeros padres, Adán y Eva. Ellos legaron a su prole una tendencia a rebelarse, un espíritu de desafuero egoísta que nunca ha sido más común que ahora, tal como predijo Jesús. (Mat. 24:12) Pero, sin duda alguna, parte de la culpa cae sobre los que han abusado de la autoridad que tienen.
No obstante, el consejo de ‘estar en sujeción’ se basa en principios firmes. Sencillamente tiene que ser que algunos gobiernen y lleven la delantera y otros estén en sujeción. ¿Por qué? Porque ningún ser humano puede existir en independencia absoluta. Cada uno necesita lo que otro puede proveer a modo de cosas materiales y servicios en cambio por lo que uno mismo puede proveer, en el sentido que sea, a otro. Todo esto exige organización. Para que una organización funcione, no solo es preciso que todos los que la componen sean del mismo parecer, sino que tiene que haber una autoridad a la que todos reconozcan Una nación, estado o provincia, una ciudad o aldea... todas estas cosas son organizaciones políticas en las cuales algunas personas tienen que gobernar y otras tienen que ser gobernadas o estar en sujeción. El principio aplica en casi toda otra esfera de actividad humana, sea seglar o religiosa, pública o doméstica.
Sin embargo, debe notarse que a veces es preciso que hasta los que están en autoridad estén en sujeción. Por ejemplo, uno no puede violar las leyes de tráfico con impunidad. Cuando alguien va al hospital porque necesita cirugía, se halla sujeto a médicos, enfermeras y otros miembros del personal del hospital. Un hombre de negocios pudiera tener a muchos empleados en sujeción a él, pero cuando va a la congregación cristiana bien puede ser que tenga que sujetarse a los ancianos que ejercen presidencia sobre él y sus compañeros de adoración.
SUJECIÓN A LOS GOBIERNOS
En la sociedad humana actual los gobiernos son necesarios para que la gente pueda vivir de un modo civilizado y tenga algún grado de seguridad, sin mencionar los muchos servicios que un gobierno puede suministrar, ya sea en escala local o nacional. Por eso, para que estos gobiernos logren su propósito, los gobernados tienen que desplegar buena gana de acatar dirección, o por lo menos disposición a ceder. De ahí que la Palabra de Dios mande al cristiano que “esté en sujeción . . . porque no hay autoridad a no ser por Dios.” Por lo tanto, los cristianos deben obedecer las leyes del país y ser concienzudos en el pago de los impuestos, en obedecer los reglamentos del tránsito y en cumplir otras obligaciones. Todo esto se hace en el interés de la paz y el orden.—Rom. 13:1-7.
Sin embargo, en otras partes de la Biblia se indica que dicha sujeción a los gobiernos políticos no es absoluta. Está limitada por otras órdenes bíblicas, tales como: “Paguen de vuelta a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios.” Y también: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres.” Sí, el mandato de que uno “esté en sujeción” a los gobiernos políticos de este sistema de cosas no es absoluto, sino relativo; aplica siempre que tal sujeción no esté en oposición a ningún mandato directo de Dios.—Mat. 22:21; Hech. 5:29.
EN LA CONGREGACIÓN CRISTIANA
La congregación cristiana también es una organización que tiene sobre ella un cabeza, a saber, a Jesucristo. Todos los miembros de la congregación han de estar sujetos a él. En cuanto a eso, él mismo también está en sujeción. ¿A quién? A su Padre celestial, Jehová Dios. Sí, la “congregación [cristiana] está en sujeción al Cristo.” (Efe. 5:24) De hecho, “la cabeza de todo varón es el Cristo.”—1 Cor. 11:3.
¿Cómo puede Jesucristo, un ser invisible, divino, que está en los cielos, ejercer su jefatura sobre una congregación humana visible que está aquí en la Tierra? Un modo es por medio de las Escrituras inspiradas. A la congregación solo se le puede considerar cristiana si obedece los mandatos de Jesús mismo y los mandatos que dieron por inspiración sus apóstoles y otros discípulos.—Mat. 18:18; 28:19, 20.
Además, Jesús ejerce su jefatura sobre la congregación cristiana por medio del “ayudante,” “el espíritu de la verdad,” el espíritu santo o fuerza activa de Dios. (Juan 16:7, 13) Jesús también hace uso de los ángeles al ejercer su jefatura en la congregación. (Mat. 18:10; 24:31; Rev. 14:6) Jesucristo también ejerce su jefatura sobre la congregación cristiana aquí en la Tierra por medio de un cuerpo de fieles cristianos ungidos, acerca del cual Jesús dijo: “¿Quién es verdaderamente el esclavo fiel y discreto a quien su amo nombró sobre sus domésticos, para darles su alimento a su debido tiempo? Feliz es aquel esclavo si al llegar su amo lo hallare haciéndolo así. En verdad les digo: Lo nombrará sobre todo lo suyo.”—Mat. 24:45-47.
Para que Jesucristo consiga que se lleve a cabo el trabajo que él mandó a sus seguidores que hicieran, a saber, hacer discípulos de gente de todas las naciones, es preciso que ellos trabajen en paz y armonía. Es preciso que “todos hablen de acuerdo.” Por eso, todos tienen que estar sujetos al instrumento que él se complace en usar. Como leemos: “Dios no es Dios de desorden, sino de paz.” Por eso, en la congregación cristiana “todas las cosas [deben efectuarse] decentemente y por arreglo.”—1 Cor. 1:10; 14:33, 40.
Más que eso, en la congregación cristiana se aconseja a los diferentes miembros que estén en sujeción unos a otros. “Estén en sujeción los unos a los otros en temor de Cristo.” (Efe. 5:21) Especialmente han de estar sujetos los de menos edad a los hombres de más edad o ancianos: “De igual manera, ustedes, hombres de menos edad, estén en sujeción a los hombres de más edad. Pero todos ustedes cíñanse con humildad de mente los unos para con los otros, porque Dios se opone a los altivos, pero da bondad inmerecida a los humildes.”—1 Ped. 5:5.
Además, todos los miembros individuales de cada congregación deben estar en sujeción a los ancianos cristianos nombrados, tal como leemos: “Sean obedientes a los que llevan la delantera entre ustedes y sean sumisos, porque ellos están velando por las almas de ustedes como los que rendirán cuenta; para que lo hagan con gozo y no con suspiros, por cuanto esto les sería gravemente dañoso a ustedes.” Así, hay dos razones para que el cristiano esté en sujeción. Una razón es para mayor eficacia, para conservar la paz o armonía, para lograr la mayor cantidad de trabajo posible y de la mejor manera. La otra razón es que el no estar en sujeción resultaría en una carga para los que llevan la delantera, lo cual, a su vez, resultaría perjudicial para los que no estuvieran en sujeción.—Heb. 13:17.
EN OCUPACIONES SEGLARES
Otra zona en la cual aplica el principio de estar en sujeción es la de la relación entre patronos y obreros. Cuando un hombre acepta alguna forma de empleo, tiene la obligación de reconocer la responsabilidad que tiene para con su patrono, en otras palabras, la de estar en sujeción a él... con tal que, por supuesto, no se le pida que haga algo que vaya en contra de su propia conciencia o escrúpulos. (Hech. 5:29) El que uno esté sujeto a su patrono quiere decir que le da el respeto que su puesto merece y le da un honrado día de trabajo, y no roba nada de él. Como aconsejó el apóstol Pablo, el obrero debe trabajar en su labor “de toda alma como para Jehová, y no para los hombres.” (Col. 3:23) El hacer eso es a la misma vez correcto y prudente. Si la persona no puede hacer esto, debe cambiar de empleo.
EN EL CÍRCULO DE LA FAMILIA
Puesto que la familia es una organización en miniatura, se desprende que el principio de la jefatura y sujeción aplica a sus miembros. La Palabra de Dios coloca sobre los padres la responsabilidad de ver que a los hijos se les críe correctamente y se les cuide bien en todo sentido. Por eso se manda a los hijos: “Hijos, sean obedientes a sus padres en todo, porque esto es muy agradable en el Señor.” (Col. 3:20) El que los hijos estén sujetos a sus padres es tan razonable y lógico como lo es bíblico. No tienen experiencia y no pueden mantenerse a sí mismos. Además, el sabio rey Salomón comentó en una ocasión: “La tontedad está atada con el corazón del muchacho; la vara de la disciplina es lo que la alejará de él.”—Pro. 22:15.
El principio de jefatura y sumisión aplica entre los padres mismos, al esposo y a la esposa. ¿Quién ejerce la jefatura? ¿el esposo, o la esposa? Según Aquel que originalmente hizo al hombre y a la mujer, es el esposo quien debe ejercer la jefatura. El apóstol Pablo recuerda a todos que “el varón no fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón.” (1 Cor. 11:9) La Palabra de Dios también nos dice: “Como la congregación está en sujeción al Cristo, que así también las esposas lo estén a sus esposos en todo.” (Efe. 5:24) No cabe duda de que algunas mujeres de la actualidad se oponen a este mandato, pero tomemos un momento para razonar sobre esto.
Ciertamente es digno de notarse que el apóstol Pablo, quien escribió aquellas palabras, inmediatamente después de aconsejar a las esposas aconsejó a los esposos acerca de amar a sus esposas justamente como Jesús amó a la congregación al grado de entregar su vida por ella. Poco después, Pablo dice que los hombres, los esposos, deben amar a sus esposas como aman a sus propios cuerpos, alimentándolas y acariciándolas tal como hacen en el caso de sus propios cuerpos. Cuando el esposo despliega esa clase de amor a su esposa, de seguro para ella es bastante agradable estar en sujeción a él.—Efe. 5:25-33.
Este arreglo es prudente y también justo. Por la naturaleza misma de las cosas el varón está más capacitado para llevar la delantera, para tomar la iniciativa. Si la delantera que él lleva es de la clase correcta, es muy probable que a su esposa se le haga placentero seguirla, ceder. Es muy interesante notar lo que sobre este mismo tema dijo una prominente siquiatra de la ciudad de Nueva York. En su libro cita muchas historias clínicas que ilustran cómo las mujeres pudieran ver realizados satisfactoriamente los aspectos más íntimos de su matrimonio. Y eso se logra por medio de hacer ¿qué? Por medio de simplemente acceder en mente y corazón a la jefatura de sus esposos.
Le será provechoso a la esposa considerar otro aspecto de la relación entre esposo y esposa, según se aconseja en la Biblia. Debido a las vicisitudes o la naturaleza emocional cíclica de ella, se requiere que su esposo despliegue paciencia, bondad, consideración. Eso se pone de manifiesto cuando él, vez tras vez, tiene que esperar hasta que ella acabe de arreglarse, o él halla que tiene que ajustar sus deseos o preferencias a los deseos, antojos o limitaciones de su esposa. Con razón el apóstol Pedro aconsejó: “Ustedes, los esposos, sean comprensivos con sus esposas. Denles el honor que les corresponde, no solamente porque la mujer es más delicada, sino también porque Dios en su bondad les ha prometido a ellas la misma vida que a ustedes. Háganlo así para que nada estorbe sus oraciones.”—1 Ped. 3:7, Versión Popular.
Tampoco está fuera de lugar mencionar que no hay otra cosa que haga más feliz a la mayoría de las esposas que el que sus esposos quieran hacer cosas para ellas. Probablemente ésa es la manera en que el esposo conquistó a su esposa en el primer lugar... por tratarla con consideración, por querer complacerla mediante hacer cosas para ella. Y lo mismo es cierto durante toda la vida de casados. Lo que trae felicidad a la esposa es que su esposo desee vivamente hacer cosas para ella, sean éstas pequeñas cortesías como las de ayudarle a ponerse el abrigo, recordar los aniversarios de boda, o comprarle flores, perfume o algún otro regalito. Pero, ¿cómo puede ella conseguir que él quiera hacer esas cosas? No por medio de ser mandona, no por medio de competir con él, sino por medio de reconocer la jefatura de él y darle el “profundo respeto” que la Biblia dice que le es debido.—Efe. 5:33.
En verdad, de lo ya expuesto podemos ver por qué la Biblia aconseja a los cristianos que “estén en sujeción” a los gobiernos, a los que tienen la superintendencia en la congregación cristiana, a los patronos, a los padres, a los esposos. El estar sujetos cuesta algo, pero vale la pena. Puede que el costo sea el de sacrificar uno su orgullo, sus preferencias. También requiere que uno cultive modestia y humildad. Muchas veces exige aguante, el estar uno dispuesto a esperar hasta que Jehová Dios arregle los asuntos, como en el caso de las injusticias civiles, más bien que recurrir a la violencia. El estar en sujeción no solo es el proceder correcto y prudente, sino también el proceder amoroso, y, por lo tanto, el que aporta la mayor satisfacción y galardón.
si sos evangélica te contestaría que... sujeción es aquello a lo que se aferran ciertos "Pastores" para ponerles un pie encima a los miembros de la Iglesia que ellos pastorean.... por favor no te comas ese verso de la sujeción... hay que tener respeto por todas las personas y este respeto tiene que ser recíproco te paso un pasaje bíblico para que leas... "Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios,Y da gracia a los humildes. (1 Pedro 5:5)
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Sustantivo que se corresponde al verbo "sujetar".
Aunque al termino sujeción se lo define como : ligadura, unión firme, dependencia, acatamiento, sujeción a las leyes.... es apropiado observar que siempre existe la sujeción en los distintos ámbitos de nuestra vida.
Adjunto información sobre la pregunta ¿ Porqué estar en sujeción? que considero que les resultará interesante:
¿Por qué ‘estar en sujeción’?
ENTRE los muchos mandatos que se repiten en la Palabra de Dios, la Biblia, está éste: “Esté en sujeción.” En Romanos 13:1 leemos: “Toda alma esté en sujeción a las autoridades superiores,” es decir, a los gobiernos. A los hombres de menos edad se les aconseja que “estén en sujeción a los hombres de más edad.” (1 Ped. 5:5) Además, el apóstol Pablo aconseja: “Que las esposas estén en sujeción a sus esposos.”—Efe. 5:22.
El estar en sujeción repugna a muchos seres humanos imperfectos, y a tal grado que, de hecho, forman toda clase de movimiento social para rebelarse, muchas veces violentamente, contra el estar en sujeción. Por ejemplo, hace poco el Times de Nueva York informó en un solo día los siguientes ejemplos de rebelión violenta contra la autoridad: “Estallan dos bombas en la parte central de Londres esta mañana.” ‘Nueve personas lesionadas en las cinco ciudades provinciales de Manchester, Liverpool, Coventry, Bristol y Southampton.’ En la misma página estaba el encabezamiento: “21 personas reciben heridas cuando una bomba estalla en un autobús atestado.” También se informó que Irán estaba preparándose para un día de duelo en conmemoración de “manifestantes que murieron en choques con las fuerzas de seguridad.” En realidad todos esos casos eran de personas que estaban rebelándose contra el estar en sujeción a las autoridades.
¿Por qué manda la Biblia: “Esté en sujeción”? ¿Quiénes deben estar en sujeción, y a quiénes? ¿A qué se debe que el estar en sujeción sea tan contrario a la inclinación de uno?
El estar en sujeción es tan contrario a la inclinación de uno debido al proceder de rebelión que emprendieron nuestros primeros padres, Adán y Eva. Ellos legaron a su prole una tendencia a rebelarse, un espíritu de desafuero egoísta que nunca ha sido más común que ahora, tal como predijo Jesús. (Mat. 24:12) Pero, sin duda alguna, parte de la culpa cae sobre los que han abusado de la autoridad que tienen.
No obstante, el consejo de ‘estar en sujeción’ se basa en principios firmes. Sencillamente tiene que ser que algunos gobiernen y lleven la delantera y otros estén en sujeción. ¿Por qué? Porque ningún ser humano puede existir en independencia absoluta. Cada uno necesita lo que otro puede proveer a modo de cosas materiales y servicios en cambio por lo que uno mismo puede proveer, en el sentido que sea, a otro. Todo esto exige organización. Para que una organización funcione, no solo es preciso que todos los que la componen sean del mismo parecer, sino que tiene que haber una autoridad a la que todos reconozcan Una nación, estado o provincia, una ciudad o aldea... todas estas cosas son organizaciones políticas en las cuales algunas personas tienen que gobernar y otras tienen que ser gobernadas o estar en sujeción. El principio aplica en casi toda otra esfera de actividad humana, sea seglar o religiosa, pública o doméstica.
Sin embargo, debe notarse que a veces es preciso que hasta los que están en autoridad estén en sujeción. Por ejemplo, uno no puede violar las leyes de tráfico con impunidad. Cuando alguien va al hospital porque necesita cirugía, se halla sujeto a médicos, enfermeras y otros miembros del personal del hospital. Un hombre de negocios pudiera tener a muchos empleados en sujeción a él, pero cuando va a la congregación cristiana bien puede ser que tenga que sujetarse a los ancianos que ejercen presidencia sobre él y sus compañeros de adoración.
SUJECIÓN A LOS GOBIERNOS
En la sociedad humana actual los gobiernos son necesarios para que la gente pueda vivir de un modo civilizado y tenga algún grado de seguridad, sin mencionar los muchos servicios que un gobierno puede suministrar, ya sea en escala local o nacional. Por eso, para que estos gobiernos logren su propósito, los gobernados tienen que desplegar buena gana de acatar dirección, o por lo menos disposición a ceder. De ahí que la Palabra de Dios mande al cristiano que “esté en sujeción . . . porque no hay autoridad a no ser por Dios.” Por lo tanto, los cristianos deben obedecer las leyes del país y ser concienzudos en el pago de los impuestos, en obedecer los reglamentos del tránsito y en cumplir otras obligaciones. Todo esto se hace en el interés de la paz y el orden.—Rom. 13:1-7.
Sin embargo, en otras partes de la Biblia se indica que dicha sujeción a los gobiernos políticos no es absoluta. Está limitada por otras órdenes bíblicas, tales como: “Paguen de vuelta a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios.” Y también: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres.” Sí, el mandato de que uno “esté en sujeción” a los gobiernos políticos de este sistema de cosas no es absoluto, sino relativo; aplica siempre que tal sujeción no esté en oposición a ningún mandato directo de Dios.—Mat. 22:21; Hech. 5:29.
EN LA CONGREGACIÓN CRISTIANA
La congregación cristiana también es una organización que tiene sobre ella un cabeza, a saber, a Jesucristo. Todos los miembros de la congregación han de estar sujetos a él. En cuanto a eso, él mismo también está en sujeción. ¿A quién? A su Padre celestial, Jehová Dios. Sí, la “congregación [cristiana] está en sujeción al Cristo.” (Efe. 5:24) De hecho, “la cabeza de todo varón es el Cristo.”—1 Cor. 11:3.
¿Cómo puede Jesucristo, un ser invisible, divino, que está en los cielos, ejercer su jefatura sobre una congregación humana visible que está aquí en la Tierra? Un modo es por medio de las Escrituras inspiradas. A la congregación solo se le puede considerar cristiana si obedece los mandatos de Jesús mismo y los mandatos que dieron por inspiración sus apóstoles y otros discípulos.—Mat. 18:18; 28:19, 20.
Además, Jesús ejerce su jefatura sobre la congregación cristiana por medio del “ayudante,” “el espíritu de la verdad,” el espíritu santo o fuerza activa de Dios. (Juan 16:7, 13) Jesús también hace uso de los ángeles al ejercer su jefatura en la congregación. (Mat. 18:10; 24:31; Rev. 14:6) Jesucristo también ejerce su jefatura sobre la congregación cristiana aquí en la Tierra por medio de un cuerpo de fieles cristianos ungidos, acerca del cual Jesús dijo: “¿Quién es verdaderamente el esclavo fiel y discreto a quien su amo nombró sobre sus domésticos, para darles su alimento a su debido tiempo? Feliz es aquel esclavo si al llegar su amo lo hallare haciéndolo así. En verdad les digo: Lo nombrará sobre todo lo suyo.”—Mat. 24:45-47.
Para que Jesucristo consiga que se lleve a cabo el trabajo que él mandó a sus seguidores que hicieran, a saber, hacer discípulos de gente de todas las naciones, es preciso que ellos trabajen en paz y armonía. Es preciso que “todos hablen de acuerdo.” Por eso, todos tienen que estar sujetos al instrumento que él se complace en usar. Como leemos: “Dios no es Dios de desorden, sino de paz.” Por eso, en la congregación cristiana “todas las cosas [deben efectuarse] decentemente y por arreglo.”—1 Cor. 1:10; 14:33, 40.
Más que eso, en la congregación cristiana se aconseja a los diferentes miembros que estén en sujeción unos a otros. “Estén en sujeción los unos a los otros en temor de Cristo.” (Efe. 5:21) Especialmente han de estar sujetos los de menos edad a los hombres de más edad o ancianos: “De igual manera, ustedes, hombres de menos edad, estén en sujeción a los hombres de más edad. Pero todos ustedes cíñanse con humildad de mente los unos para con los otros, porque Dios se opone a los altivos, pero da bondad inmerecida a los humildes.”—1 Ped. 5:5.
Además, todos los miembros individuales de cada congregación deben estar en sujeción a los ancianos cristianos nombrados, tal como leemos: “Sean obedientes a los que llevan la delantera entre ustedes y sean sumisos, porque ellos están velando por las almas de ustedes como los que rendirán cuenta; para que lo hagan con gozo y no con suspiros, por cuanto esto les sería gravemente dañoso a ustedes.” Así, hay dos razones para que el cristiano esté en sujeción. Una razón es para mayor eficacia, para conservar la paz o armonía, para lograr la mayor cantidad de trabajo posible y de la mejor manera. La otra razón es que el no estar en sujeción resultaría en una carga para los que llevan la delantera, lo cual, a su vez, resultaría perjudicial para los que no estuvieran en sujeción.—Heb. 13:17.
EN OCUPACIONES SEGLARES
Otra zona en la cual aplica el principio de estar en sujeción es la de la relación entre patronos y obreros. Cuando un hombre acepta alguna forma de empleo, tiene la obligación de reconocer la responsabilidad que tiene para con su patrono, en otras palabras, la de estar en sujeción a él... con tal que, por supuesto, no se le pida que haga algo que vaya en contra de su propia conciencia o escrúpulos. (Hech. 5:29) El que uno esté sujeto a su patrono quiere decir que le da el respeto que su puesto merece y le da un honrado día de trabajo, y no roba nada de él. Como aconsejó el apóstol Pablo, el obrero debe trabajar en su labor “de toda alma como para Jehová, y no para los hombres.” (Col. 3:23) El hacer eso es a la misma vez correcto y prudente. Si la persona no puede hacer esto, debe cambiar de empleo.
EN EL CÍRCULO DE LA FAMILIA
Puesto que la familia es una organización en miniatura, se desprende que el principio de la jefatura y sujeción aplica a sus miembros. La Palabra de Dios coloca sobre los padres la responsabilidad de ver que a los hijos se les críe correctamente y se les cuide bien en todo sentido. Por eso se manda a los hijos: “Hijos, sean obedientes a sus padres en todo, porque esto es muy agradable en el Señor.” (Col. 3:20) El que los hijos estén sujetos a sus padres es tan razonable y lógico como lo es bíblico. No tienen experiencia y no pueden mantenerse a sí mismos. Además, el sabio rey Salomón comentó en una ocasión: “La tontedad está atada con el corazón del muchacho; la vara de la disciplina es lo que la alejará de él.”—Pro. 22:15.
El principio de jefatura y sumisión aplica entre los padres mismos, al esposo y a la esposa. ¿Quién ejerce la jefatura? ¿el esposo, o la esposa? Según Aquel que originalmente hizo al hombre y a la mujer, es el esposo quien debe ejercer la jefatura. El apóstol Pablo recuerda a todos que “el varón no fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón.” (1 Cor. 11:9) La Palabra de Dios también nos dice: “Como la congregación está en sujeción al Cristo, que así también las esposas lo estén a sus esposos en todo.” (Efe. 5:24) No cabe duda de que algunas mujeres de la actualidad se oponen a este mandato, pero tomemos un momento para razonar sobre esto.
Ciertamente es digno de notarse que el apóstol Pablo, quien escribió aquellas palabras, inmediatamente después de aconsejar a las esposas aconsejó a los esposos acerca de amar a sus esposas justamente como Jesús amó a la congregación al grado de entregar su vida por ella. Poco después, Pablo dice que los hombres, los esposos, deben amar a sus esposas como aman a sus propios cuerpos, alimentándolas y acariciándolas tal como hacen en el caso de sus propios cuerpos. Cuando el esposo despliega esa clase de amor a su esposa, de seguro para ella es bastante agradable estar en sujeción a él.—Efe. 5:25-33.
Este arreglo es prudente y también justo. Por la naturaleza misma de las cosas el varón está más capacitado para llevar la delantera, para tomar la iniciativa. Si la delantera que él lleva es de la clase correcta, es muy probable que a su esposa se le haga placentero seguirla, ceder. Es muy interesante notar lo que sobre este mismo tema dijo una prominente siquiatra de la ciudad de Nueva York. En su libro cita muchas historias clínicas que ilustran cómo las mujeres pudieran ver realizados satisfactoriamente los aspectos más íntimos de su matrimonio. Y eso se logra por medio de hacer ¿qué? Por medio de simplemente acceder en mente y corazón a la jefatura de sus esposos.
Le será provechoso a la esposa considerar otro aspecto de la relación entre esposo y esposa, según se aconseja en la Biblia. Debido a las vicisitudes o la naturaleza emocional cíclica de ella, se requiere que su esposo despliegue paciencia, bondad, consideración. Eso se pone de manifiesto cuando él, vez tras vez, tiene que esperar hasta que ella acabe de arreglarse, o él halla que tiene que ajustar sus deseos o preferencias a los deseos, antojos o limitaciones de su esposa. Con razón el apóstol Pedro aconsejó: “Ustedes, los esposos, sean comprensivos con sus esposas. Denles el honor que les corresponde, no solamente porque la mujer es más delicada, sino también porque Dios en su bondad les ha prometido a ellas la misma vida que a ustedes. Háganlo así para que nada estorbe sus oraciones.”—1 Ped. 3:7, Versión Popular.
Tampoco está fuera de lugar mencionar que no hay otra cosa que haga más feliz a la mayoría de las esposas que el que sus esposos quieran hacer cosas para ellas. Probablemente ésa es la manera en que el esposo conquistó a su esposa en el primer lugar... por tratarla con consideración, por querer complacerla mediante hacer cosas para ella. Y lo mismo es cierto durante toda la vida de casados. Lo que trae felicidad a la esposa es que su esposo desee vivamente hacer cosas para ella, sean éstas pequeñas cortesías como las de ayudarle a ponerse el abrigo, recordar los aniversarios de boda, o comprarle flores, perfume o algún otro regalito. Pero, ¿cómo puede ella conseguir que él quiera hacer esas cosas? No por medio de ser mandona, no por medio de competir con él, sino por medio de reconocer la jefatura de él y darle el “profundo respeto” que la Biblia dice que le es debido.—Efe. 5:33.
En verdad, de lo ya expuesto podemos ver por qué la Biblia aconseja a los cristianos que “estén en sujeción” a los gobiernos, a los que tienen la superintendencia en la congregación cristiana, a los patronos, a los padres, a los esposos. El estar sujetos cuesta algo, pero vale la pena. Puede que el costo sea el de sacrificar uno su orgullo, sus preferencias. También requiere que uno cultive modestia y humildad. Muchas veces exige aguante, el estar uno dispuesto a esperar hasta que Jehová Dios arregle los asuntos, como en el caso de las injusticias civiles, más bien que recurrir a la violencia. El estar en sujeción no solo es el proceder correcto y prudente, sino también el proceder amoroso, y, por lo tanto, el que aporta la mayor satisfacción y galardón.
Sujeción.
es cuando uno esta sujeto a alguien, (no a algo).
la sujeción la acepta el individuo por propia voluntad.
lo contrario es ser atado, que tiene que ver con esclavitud.
en la primera uno se hace siervo, y esto implica derechos
en la segunda uno se hace esclavo, y con esto uno pierde los derechos.
Pedida a las mujeres: agresión y machismo por parte de los hombres.
Pedida a los sirvientes o empleados: servilismo. Abuso de poder por parte de los patrones.
es cuando
si sos evangélica te contestaría que... sujeción es aquello a lo que se aferran ciertos "Pastores" para ponerles un pie encima a los miembros de la Iglesia que ellos pastorean.... por favor no te comas ese verso de la sujeción... hay que tener respeto por todas las personas y este respeto tiene que ser recíproco te paso un pasaje bíblico para que leas... "Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios,Y da gracia a los humildes. (1 Pedro 5:5)
es la actitud de sujetarse hacia una autoridad entendiendo que uno esta bajo la responsbilidad de esa persona.
Hacer las cosas como te mandan aun aunque no te guste hacerlas o no te parezca el como hacerlas
sujetarse a dios y sus leyes !