El martirio de Miguel Caxlán. Hace unos días se cumplió un año más de su terrible asesinato. El 24 de julio de 1981 el líder histórico de los indígenas chamulas protestantes, Miguel Gómez Hernández (conocido como Miguel Caxlán desde su niñez, por usar camisa y pantalón al igual que los mestizos), es brutalmente ultimado por sicarios al servicio de Javier López Pérez, cacique de San Juan Chamula. Aquel día el dirigente de la creciente Iglesia evangélica tzotzil ya no pudo escapar de sus perseguidores. Antes había logrado, en numerosas ocasiones, ponerse a salvo de los intentos por asesinarlo. Sus captores lo interceptan en las cercanías de la colonia Nueva Esperanza, asentamiento de chamulas protestantes expulsados de sus poblados originales, fundado por Caxlán en los márgenes de San Cristóbal de las Casas, y de donde lo llevan a la cabecera municipal de Chamula para torturarlo vilmente en casa de quien paga por el secuestro y asesinato. Le arrancaron el cuero cabelludo, le extirpan un ojo, arrancan la lengua y nariz, lo golpean reiteradamente y con distintos objetos. Después se lo llevaron a un monte, ahí lo cuelgan de un árbol. Sus hermanos evangélicos, que lo buscaban desde el primer momento en que se enteran de su desaparición, encuentran a Miguel Caxlán inerte, el vaivén del viento movía su cuerpo.
Es frecuente hallar referencias que aseguran como origen de la implantación del protestantismo entre los chamulas los trabajos de los traductores y misioneros del Instituto Lingüístico de Verano (ILV). Pero casi nadie ha prestado atención a los propios chamulas conversos, que son quienes de manera definitiva extienden y consolidan su nueva fe. Por destacar, con distintas motivaciones, un supuesto papel preponderante de los misioneros estadunidenses, se invisibilizan los esfuerzos de los indígenas que deciden elegir otra identidad religiosa, en este caso el protestantismo, y son eficaces difusores de esa creencia. Es el caso de Miguel Caxlán, personaje central en la construcción de un protestantismo con rostro indio.
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El martirio de Miguel Caxlán. Hace unos días se cumplió un año más de su terrible asesinato. El 24 de julio de 1981 el líder histórico de los indígenas chamulas protestantes, Miguel Gómez Hernández (conocido como Miguel Caxlán desde su niñez, por usar camisa y pantalón al igual que los mestizos), es brutalmente ultimado por sicarios al servicio de Javier López Pérez, cacique de San Juan Chamula. Aquel día el dirigente de la creciente Iglesia evangélica tzotzil ya no pudo escapar de sus perseguidores. Antes había logrado, en numerosas ocasiones, ponerse a salvo de los intentos por asesinarlo. Sus captores lo interceptan en las cercanías de la colonia Nueva Esperanza, asentamiento de chamulas protestantes expulsados de sus poblados originales, fundado por Caxlán en los márgenes de San Cristóbal de las Casas, y de donde lo llevan a la cabecera municipal de Chamula para torturarlo vilmente en casa de quien paga por el secuestro y asesinato. Le arrancaron el cuero cabelludo, le extirpan un ojo, arrancan la lengua y nariz, lo golpean reiteradamente y con distintos objetos. Después se lo llevaron a un monte, ahí lo cuelgan de un árbol. Sus hermanos evangélicos, que lo buscaban desde el primer momento en que se enteran de su desaparición, encuentran a Miguel Caxlán inerte, el vaivén del viento movía su cuerpo.
Es frecuente hallar referencias que aseguran como origen de la implantación del protestantismo entre los chamulas los trabajos de los traductores y misioneros del Instituto Lingüístico de Verano (ILV). Pero casi nadie ha prestado atención a los propios chamulas conversos, que son quienes de manera definitiva extienden y consolidan su nueva fe. Por destacar, con distintas motivaciones, un supuesto papel preponderante de los misioneros estadunidenses, se invisibilizan los esfuerzos de los indígenas que deciden elegir otra identidad religiosa, en este caso el protestantismo, y son eficaces difusores de esa creencia. Es el caso de Miguel Caxlán, personaje central en la construcción de un protestantismo con rostro indio.