Apócrifos, del latín apocryphus, que a su vez procede del griego, significa literalmente “ocultos”, no prohibidos. Y es que en principio, como intenté explicar en el mensaje anterior, se escribieron multitud de evangelios, muchos de ellos con la intención de satisfacer la curiosidad de los creyentes sobre la vida de Jesús y en la que los evangelios canónicos, los más antiguos por otro lado, no profundizaban demasiado. Ese afán por informar sobre el aspecto más humano de Jesús también provocó en muchos casos que se desbordara el aspecto poético y fantástico sobre su figura. En algunos casos con tanto entusiasmo que desvirtuaba la doctrina de sus enseñanzas de acuerdo con los evangelios canónicos.
Ocultos porque en su mayoría eran leídos, manteniendo un cierto rasgo de las antiguas religiones mistéricas, en la privacidad del culto de los iniciados en las primitivas sectas cristianas.
Durante los primeros años del Cristianismo supongo que se produjo un florecimiento de comunidades cristianas por todo el Oriente Medio y Mediterráneo oriental, que lejos de formar una Iglesia homogénea en la mayoría de los casos fueron creciendo a su libre albedrío bajo la influencia de las características culturales y religiosas locales. Así surgieron núcleos cristianos de gran importancia en Efeso, Corinto, Edesa, Cartago y sobre todo las más relevantes de Antioquia y Alejandría y cuyos obispos ejercían como líderes religiosos independientes de cualquier organización hasta que sobre todos los demás se impuso el vicario de Roma.
En el transcurso de ese periodo de entropía que experimentó el cristianismo primitivo cualquier comunidad era libre de escribir y utilizar los evangelios que mejor se adaptaban a su forma de ver el cristianismo por lo que se pueden encontrar apócrifos con todas las vertientes.
Así nos encontramos en un extremo a los cristianos ebionitas que respetaban y cumplían las leyes judías. Es decir, cristianos judíos que no aceptaron los escritos de Pablo, aunque si seguían una versión aramea del Evangelio de Mateo y posiblemente el llamado Evangelio de los Ebionitas, -del cual solo tenemos referencias indirectas por otros autores-.
Y en el extremo opuesto se hallaban los cristianos que rechazaban todo lo judío, las Escrituras judías, e incluso al Dios judío, como los Marcionistas que disponían de su propio canon de Escrituras Sagradas -el primer canon-, su particular Nuevo Testamento, compuesto principalmente de las epístolas de Pablo y el Evangelio de Lucas.
Entre uno y otro grupo un magma de múltiples y variopintas sectas cristianas con sus particulares textos, habitualmente en conflicto, y sobre las cuales preponderó finalmente una línea cristiana proto-ortodoxa que impuso su propio canon.
Pero que no fueran incluidos en el canon no significa que fueran prohibidos, al menos en principio –si mal no recuerdo fueron prohibidos, y no todos, a partir del concilio de Trento en el mil quinientos algo-, ni tampoco olvidados. Simplemente recordar que muchas de las tradiciones católicas actuales encuentran su origen en los Evangelios Apócrifos: Los nombres que damos a los padres de la Virgen, Joaquín y Ana, cuyas fiestas respectivas celebra la liturgia romana; la fiesta de la Presentación de la Virgen niña; el nacimiento de Jesús en una cueva, en que no faltan nunca el buey y el asno; la huida a Egipto; los tres reyes Magos, con sus nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar; la historia de los ladrones Dimas y Gestas; el nombre del soldado que atravesó con una lanza el costado de Jesús, a quien llamamos Longinos; la historia de la Verónica, que enjugó con un lienzo el rostro de Jesús, etc... Éstos y otros detalles parecidos que están tan íntimamente ligados a la manera de sentir de los cristianos y que descansan sobre las narraciones apócrifas.
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Apócrifos, del latín apocryphus, que a su vez procede del griego, significa literalmente “ocultos”, no prohibidos. Y es que en principio, como intenté explicar en el mensaje anterior, se escribieron multitud de evangelios, muchos de ellos con la intención de satisfacer la curiosidad de los creyentes sobre la vida de Jesús y en la que los evangelios canónicos, los más antiguos por otro lado, no profundizaban demasiado. Ese afán por informar sobre el aspecto más humano de Jesús también provocó en muchos casos que se desbordara el aspecto poético y fantástico sobre su figura. En algunos casos con tanto entusiasmo que desvirtuaba la doctrina de sus enseñanzas de acuerdo con los evangelios canónicos.
Ocultos porque en su mayoría eran leídos, manteniendo un cierto rasgo de las antiguas religiones mistéricas, en la privacidad del culto de los iniciados en las primitivas sectas cristianas.
Durante los primeros años del Cristianismo supongo que se produjo un florecimiento de comunidades cristianas por todo el Oriente Medio y Mediterráneo oriental, que lejos de formar una Iglesia homogénea en la mayoría de los casos fueron creciendo a su libre albedrío bajo la influencia de las características culturales y religiosas locales. Así surgieron núcleos cristianos de gran importancia en Efeso, Corinto, Edesa, Cartago y sobre todo las más relevantes de Antioquia y Alejandría y cuyos obispos ejercían como líderes religiosos independientes de cualquier organización hasta que sobre todos los demás se impuso el vicario de Roma.
En el transcurso de ese periodo de entropía que experimentó el cristianismo primitivo cualquier comunidad era libre de escribir y utilizar los evangelios que mejor se adaptaban a su forma de ver el cristianismo por lo que se pueden encontrar apócrifos con todas las vertientes.
Así nos encontramos en un extremo a los cristianos ebionitas que respetaban y cumplían las leyes judías. Es decir, cristianos judíos que no aceptaron los escritos de Pablo, aunque si seguían una versión aramea del Evangelio de Mateo y posiblemente el llamado Evangelio de los Ebionitas, -del cual solo tenemos referencias indirectas por otros autores-.
Y en el extremo opuesto se hallaban los cristianos que rechazaban todo lo judío, las Escrituras judías, e incluso al Dios judío, como los Marcionistas que disponían de su propio canon de Escrituras Sagradas -el primer canon-, su particular Nuevo Testamento, compuesto principalmente de las epístolas de Pablo y el Evangelio de Lucas.
Entre uno y otro grupo un magma de múltiples y variopintas sectas cristianas con sus particulares textos, habitualmente en conflicto, y sobre las cuales preponderó finalmente una línea cristiana proto-ortodoxa que impuso su propio canon.
Pero que no fueran incluidos en el canon no significa que fueran prohibidos, al menos en principio –si mal no recuerdo fueron prohibidos, y no todos, a partir del concilio de Trento en el mil quinientos algo-, ni tampoco olvidados. Simplemente recordar que muchas de las tradiciones católicas actuales encuentran su origen en los Evangelios Apócrifos: Los nombres que damos a los padres de la Virgen, Joaquín y Ana, cuyas fiestas respectivas celebra la liturgia romana; la fiesta de la Presentación de la Virgen niña; el nacimiento de Jesús en una cueva, en que no faltan nunca el buey y el asno; la huida a Egipto; los tres reyes Magos, con sus nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar; la historia de los ladrones Dimas y Gestas; el nombre del soldado que atravesó con una lanza el costado de Jesús, a quien llamamos Longinos; la historia de la Verónica, que enjugó con un lienzo el rostro de Jesús, etc... Éstos y otros detalles parecidos que están tan íntimamente ligados a la manera de sentir de los cristianos y que descansan sobre las narraciones apócrifas.
Un saludo.
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Que son igual de validos, lo que pasa es las iglesias no los aceptan porque ponen en riesgo sus changarros
que es solo hipotesis sobre hipotesis, del documento q ni siquiera hay un trozo, asi que no hay que confiar en esas mentiras.
El evangelio Q, es sobre el que estan basados varios pasajes de los evangelios canónicos.
Esta muy aceptado por erúditos que debio existir, ojalá se encuentre asà como han aparecido los texytos de Nag Hamadi y Qumran.
LA arqueologÃa y la historia cientÃfica dice cosas que difieren del canón evangelico
Son más de 40 evengelios apócrifos, define a cual te refieres.
Sie es apocrifo, tambies es mal llamado evangelio.