de mi burro peruano en el Perú (Perdonen la tristeza)
Mas hoy ya son las once en mi experiencia personal,
experiencia de un solo ojo, clavado en pleno pecho,
de una sola burrada, clavada en pleno pecho,
de una sola hecatombe, clavada en pleno pecho.
Tal de mi tierra veo los cerros retrasados,
ricos en burros, hijos de burros, padres hoy de vista,
que tornan ya pintados de creencias,
cerros horizontales de mis penas.
En su estatua, de espada,
Voltaire cruza su capa y mira el zócalo,
pero el sol me penetra y espanta de mis dientes incisivos
un número crecido de cuerpos inorgánicos.
Y entonces sueño en una piedra
verduzca, diecisiete,
peñasco numeral que he olvidado,
sonido de años en el rumor de aguja de mi brazo,
lluvia y sol en Europa, y ¡cómo toso! ¡cómo vivo!
¡cómo me duele el pelo al columbrar los siglos semanales!
Y cómo, por recodo, mi ciclo microbiano,
quiero decir mi trémulo, patriótico peinado.
El Carácter Humano de la Poesía de Vallejo
César Abraham Vallejo Mendoza es uno de los poetas más importantes del siglo XX en América Latina. Aunque se le considera el “máximo exponente del Vanguardismo literario en Perú”, también es cierto que en diversas etapas de su obra se notan importantes influencias del modernismo, indigenismo, poesía social e incluso el impacto de acontecimientos históricos, como la Guerra Civil española (Fernández 169). El haber nacido y vivido la primera etapa de su vida en un pueblo pequeño de la zona andina norte del Perú (Santiago de Chuco), hizo que Vallejo conociera desde muy niño la extrema miseria, pero a su vez gozara del intenso calor del hogar. Estas dos constantes en su vida, así como también su paso por una cárcel en Perú y su sufrida estancia en París, marcaron de manera notable el carácter distintivo de todas sus obras. Es así como en el “complejo mundo poético” del mejor poeta peruano de todos los tiempos, resaltan un profundo arraigo al ámbito familiar, la presencia del cristianismo, las experiencias del dolor cotidiano y la muerte, la visión del mundo como un lugar penitencial sin certeza de salvación, y la solidaridad con los pobres y desamparados (Aguilera). Estos sentimientos son expresados, mayormente, siguiendo técnicas y estilos nuevos, así como un carácter confesional y metafísico (Fernández 169).
El arte lírico de Vallejo se concentra en sus tres grandes libros: Los heraldos negros, Trilce y Poemas humanos. Publicado en 1918, Los heraldos negros fue su primer poemario, el cual gracias a su “imaginería algo romántica de la tierra peruana y del indígena” es calificado como uno de los más representativos ejemplos del postmodernismo (Friedman 206). En Trilce (1922), Vallejo refleja directamente la crítica experiencia vivida en una cárcel de Perú. En este libro, se le nota más “rebelde y audaz”, apartándose de los modelos tradicionales que hasta entonces había seguido e incorporando novedades como nuevas o modificadas palabras, de esta manera poniendo en libertad el lenguaje y produciendo “un verso flexible, totalmente autónomo” (206). Finalmente, en Poemas humanos, el cual fue publicado póstumamente en 1939, el poeta incorpora elementos históricos y una realidad concreta (peruana e universal) con lo que manifiesta una “apasionada fe en la lucha de los hombres por la justicia y la solidaridad social” (Aguilera). Entre sus libros también cabe destacar España, aparta de mí este cáliz, el cual fue inspirado por las acciones de la Guerra Civil española y por la amplia solidaridad que sintió por las víctimas de esta.
Y de lo que se trata es de cambiar la vida, si así se puede llamar a la de los oaxaqueños indígenas que poseen las más bajos índices de escolaridad (¿Así, de dónde sacarán sabiduría esos oaxaqueños?); que están vaciando sus pueblos en su intensa emigración casi diáspora en desesperada huida de la miseria. Hay datos duros al respecto, doblemente duros. Y con esa vacuidad de ideas anunciada la esperanza es de cero.
Cuando todos los pueblos sean fantasmas, ya no tendrán en quien inspirarse para seguir con estas sesudas teorías indigenistas. Aquí antes que nada, como dijo el asesor de Clinton, "Es la economía estúpido", la que nos tiene de rodillas.
Y como escribiera el enorme poeta César Vallejo cuando estaba, precisamente, en Europa: "Hoy fue domingo en las claras orejas de mi burro/ de mi burro peruano en el Perú/ perdonen la tristeza."
Notas al margen. De no fajarse los pantalones los consejeros electorales de Oaxaca la ley electoral será cosa de risa. En sus caras y en la de todos los oaxaqueños los aspirantes de casi todos los partidos realizan la prohibida por la ley campañas anticipadas en busca de cargos de elección popular. Excepto dos consejeros los demás son soldados de los partidos, pero no deberían ser tan vergonzosamente obvios. Nada pierden si aplican la ley
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Fue domingo en las claras orejas de mi burro...
Fue domingo en las claras orejas de mi burro,
de mi burro peruano en el Perú (Perdonen la tristeza)
Mas hoy ya son las once en mi experiencia personal,
experiencia de un solo ojo, clavado en pleno pecho,
de una sola burrada, clavada en pleno pecho,
de una sola hecatombe, clavada en pleno pecho.
Tal de mi tierra veo los cerros retrasados,
ricos en burros, hijos de burros, padres hoy de vista,
que tornan ya pintados de creencias,
cerros horizontales de mis penas.
En su estatua, de espada,
Voltaire cruza su capa y mira el zócalo,
pero el sol me penetra y espanta de mis dientes incisivos
un número crecido de cuerpos inorgánicos.
Y entonces sueño en una piedra
verduzca, diecisiete,
peñasco numeral que he olvidado,
sonido de años en el rumor de aguja de mi brazo,
lluvia y sol en Europa, y ¡cómo toso! ¡cómo vivo!
¡cómo me duele el pelo al columbrar los siglos semanales!
Y cómo, por recodo, mi ciclo microbiano,
quiero decir mi trémulo, patriótico peinado.
El Carácter Humano de la Poesía de Vallejo
César Abraham Vallejo Mendoza es uno de los poetas más importantes del siglo XX en América Latina. Aunque se le considera el “máximo exponente del Vanguardismo literario en Perú”, también es cierto que en diversas etapas de su obra se notan importantes influencias del modernismo, indigenismo, poesía social e incluso el impacto de acontecimientos históricos, como la Guerra Civil española (Fernández 169). El haber nacido y vivido la primera etapa de su vida en un pueblo pequeño de la zona andina norte del Perú (Santiago de Chuco), hizo que Vallejo conociera desde muy niño la extrema miseria, pero a su vez gozara del intenso calor del hogar. Estas dos constantes en su vida, así como también su paso por una cárcel en Perú y su sufrida estancia en París, marcaron de manera notable el carácter distintivo de todas sus obras. Es así como en el “complejo mundo poético” del mejor poeta peruano de todos los tiempos, resaltan un profundo arraigo al ámbito familiar, la presencia del cristianismo, las experiencias del dolor cotidiano y la muerte, la visión del mundo como un lugar penitencial sin certeza de salvación, y la solidaridad con los pobres y desamparados (Aguilera). Estos sentimientos son expresados, mayormente, siguiendo técnicas y estilos nuevos, así como un carácter confesional y metafísico (Fernández 169).
El arte lírico de Vallejo se concentra en sus tres grandes libros: Los heraldos negros, Trilce y Poemas humanos. Publicado en 1918, Los heraldos negros fue su primer poemario, el cual gracias a su “imaginería algo romántica de la tierra peruana y del indígena” es calificado como uno de los más representativos ejemplos del postmodernismo (Friedman 206). En Trilce (1922), Vallejo refleja directamente la crítica experiencia vivida en una cárcel de Perú. En este libro, se le nota más “rebelde y audaz”, apartándose de los modelos tradicionales que hasta entonces había seguido e incorporando novedades como nuevas o modificadas palabras, de esta manera poniendo en libertad el lenguaje y produciendo “un verso flexible, totalmente autónomo” (206). Finalmente, en Poemas humanos, el cual fue publicado póstumamente en 1939, el poeta incorpora elementos históricos y una realidad concreta (peruana e universal) con lo que manifiesta una “apasionada fe en la lucha de los hombres por la justicia y la solidaridad social” (Aguilera). Entre sus libros también cabe destacar España, aparta de mí este cáliz, el cual fue inspirado por las acciones de la Guerra Civil española y por la amplia solidaridad que sintió por las víctimas de esta.
Y de lo que se trata es de cambiar la vida, si así se puede llamar a la de los oaxaqueños indígenas que poseen las más bajos índices de escolaridad (¿Así, de dónde sacarán sabiduría esos oaxaqueños?); que están vaciando sus pueblos en su intensa emigración casi diáspora en desesperada huida de la miseria. Hay datos duros al respecto, doblemente duros. Y con esa vacuidad de ideas anunciada la esperanza es de cero.
Cuando todos los pueblos sean fantasmas, ya no tendrán en quien inspirarse para seguir con estas sesudas teorías indigenistas. Aquí antes que nada, como dijo el asesor de Clinton, "Es la economía estúpido", la que nos tiene de rodillas.
Y como escribiera el enorme poeta César Vallejo cuando estaba, precisamente, en Europa: "Hoy fue domingo en las claras orejas de mi burro/ de mi burro peruano en el Perú/ perdonen la tristeza."
Notas al margen. De no fajarse los pantalones los consejeros electorales de Oaxaca la ley electoral será cosa de risa. En sus caras y en la de todos los oaxaqueños los aspirantes de casi todos los partidos realizan la prohibida por la ley campañas anticipadas en busca de cargos de elección popular. Excepto dos consejeros los demás son soldados de los partidos, pero no deberían ser tan vergonzosamente obvios. Nada pierden si aplican la ley
saludos.☺