Según Cirlot (1991/p.265) el laberinto es una "construcción arquitectónica, sin aparente finalidad, de complicada estructura y de la cual una vez en su interior, es imposible o muy difícil encontrar la salida". Hay dos tipos de configuración, en planta, del laberinto: circular y cuadrangular. Siempre hay en el dibujo una entrada y una salida en el centro de la figura. La forma de la construcción es siempre la misma: partiendo de una cruz con cuatro segmentos curvos en el medio de los ángulos formados por los brazos, y con cuatro puntos en la parte interna de estos segmentos. El tipo cuadrado o rectangular es el más antiguo; la primera representación conocida está en una tablilla de Pilo. Algunas adoptan forma de esvástica. El tipo redondo está atestiguado a fines del siglo VII a.C. en un ambiente etrusco itálico y luego en monedas de Cnosa a finales del siglo III. El laberinto circular es común también en otras zonas de Europa desde finales de la Edad de Bronce. Cirlot (1991/p.265) señala que:
"… el laberinto posee un actualidad atrayente como el abismo, el remolino de las aguas y todo lo similar. Sin embargo, según Waldemar Fenn, ciertas representaciones de laberintos circulares o elípticos, de grabados prehistóricos, cual los de Peña de Mogor (Pontevedra), han sido interpretados como diagramas del cielo, es decir, como imágenes del movimiento aparente de los astros. Esta noción no contradice la anterior, es independiente de ella y hasta cierto punto puede ser complementaria, pues el laberinto de la tierra, como construcción o diseño puede reproducir el laberinto celeste, aludiendo los dos a la misma idea (pérdida del espíritu en la creación, "la caída" de los neoplatónicos y la consiguiente necesidad de encontrar "el centro" para retornar a é
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Según Cirlot (1991/p.265) el laberinto es una "construcción arquitectónica, sin aparente finalidad, de complicada estructura y de la cual una vez en su interior, es imposible o muy difícil encontrar la salida". Hay dos tipos de configuración, en planta, del laberinto: circular y cuadrangular. Siempre hay en el dibujo una entrada y una salida en el centro de la figura. La forma de la construcción es siempre la misma: partiendo de una cruz con cuatro segmentos curvos en el medio de los ángulos formados por los brazos, y con cuatro puntos en la parte interna de estos segmentos. El tipo cuadrado o rectangular es el más antiguo; la primera representación conocida está en una tablilla de Pilo. Algunas adoptan forma de esvástica. El tipo redondo está atestiguado a fines del siglo VII a.C. en un ambiente etrusco itálico y luego en monedas de Cnosa a finales del siglo III. El laberinto circular es común también en otras zonas de Europa desde finales de la Edad de Bronce. Cirlot (1991/p.265) señala que:
"… el laberinto posee un actualidad atrayente como el abismo, el remolino de las aguas y todo lo similar. Sin embargo, según Waldemar Fenn, ciertas representaciones de laberintos circulares o elípticos, de grabados prehistóricos, cual los de Peña de Mogor (Pontevedra), han sido interpretados como diagramas del cielo, es decir, como imágenes del movimiento aparente de los astros. Esta noción no contradice la anterior, es independiente de ella y hasta cierto punto puede ser complementaria, pues el laberinto de la tierra, como construcción o diseño puede reproducir el laberinto celeste, aludiendo los dos a la misma idea (pérdida del espíritu en la creación, "la caída" de los neoplatónicos y la consiguiente necesidad de encontrar "el centro" para retornar a é
hace muchos años
pudieron haber sido alguna civilización antigua como los sumerios o algo asi, que fueron de las primeras civilizaciones en el planeta