El sufragio femenino ha sido aprobado (y revocado) varias veces en distintos países del mundo. En algunos países como Estados Unidos o Sudáfrica el sufragio femenino se ha autorizado antes que el sufragio universal; así, una vez concedido éste a los hombres y mujeres blancos, aún se les seguía negando el derecho a votar a hombres y mujeres de otras razas. No obstante, en la mayoría de países el sufragio femenino ha sido el que ha llevado al universal.
En 1776 en Nueva Jersey se autorizó accidentalmente el primer sufragio femenino (se usó la palabra «personas» en vez de «hombres»), pero se abolió en 1807.
En 1838 se aprobó el sufragio femenino (con las mismas características propias que el masculino) en las islas Pitcairn.
En 1853 se aprobó el sufragio femenino en la provincia de Vélez (en el actual departamento colombiano de Santander). Fue el primer caso en un país independiente; no obstante fue revocado en 1857 y restablecido el 25 de agosto de 1954 pero, como el país vivía la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla, sólo pudo ponerse en práctica desde 1957.
En la segunda mitad del siglo XIX, varios países y estados reconocieron un tipo de sufragio femenino restringido empezando por Australia del Sur en 1861.
En 1869, el Territorio de Wyoming se convirtió en el primer estado de EE.UU. donde se instauró el «sufragio igual» (sin diferencias de género) aunque no el sufragio universal (no podían votar hombres ni mujeres de piel negra).
En 1893 se aprobó en Nueva Zelanda el primer sufragio femenino sin restringir, gracias al movimiento liderado por Kate Sheppard. De todos modos a las mujeres sólo se les permitía votar pero no presentarse a elecciones. Las boletas femeninas de votación se adoptaron apenas semanas antes de las elecciones generales. Recién desde 1919 las neozelandesas tuvieron el derecho a ser elegidas para un cargo político.
El primer país en ofrecer el sufragio universal (y también permitir a las mujeres presentarse a elecciones para el parlamento) fue Australia del Sur en 1902 (según otros en 1894) y Tasmania en 1903.
En México 17 de octubre de 1953 (desde 1947 en elecciones municipales)
Derecho al voto de la mujer, derecho de las mujeres a compartir, en igualdad de condiciones con los varones, los privilegios políticos concedidos por el gobierno representativo y, de un modo concreto, a votar en elecciones y referendos y a desempeñar cargos públicos. Ya desde la antigüedad se había abogado por la igualdad de derechos políticos de las mujeres. Bajo las formas autocráticas de gobierno que prevalecieron en la época antigua y bajo los regímenes feudales de la edad media, el sufragio, sin embargo, estaba tan restringido, incluso entre los varones, que el derecho al voto de la mujer nunca llegó a ser un asunto político. Los factores que garantizaran la existencia de movimientos organizados en defensa del sufragio femenino sólo se dieron una vez que amplios sectores de la población masculina, que hasta entonces no habían tenido acceso al voto, obtuvieron el derecho a votar como consecuencia de las revoluciones liberales y democráticas de los siglos XVIII y XIX.
2 EL SUFRAGIO FEMENINO EN ESTADOS UNIDOS
El movimiento moderno a favor del sufragio de la mujer surgió en Estados Unidos tras la guerra de la Independencia. Incluso antes de ésta, las mujeres de este país ya participaban en la vida pública con relativa mayor libertad que las europeas. En 1647 una rica hacendada de Maryland, llamada Margaret Brent, intentó con gran valentía pero sin éxito asegurarse “lugar y voto” en la legislatura de la colonia. En Massachusetts las mujeres que eran propietarias pudieron votar desde 1691 hasta 1780. El Congreso Continental debatió con intensidad la cuestión del sufragio femenino, y decidió al fin que deberían ser los distintos estados los que, con carácter autónomo, formularan sus propios reglamentos electorales.
Muchos grupos, como fue el caso de los cuáqueros, así como numerosos particulares, entre los que se encontraba el patriota Thomas Paine, defendieron de forma constante el derecho al voto de las mujeres.
Durante la primera mitad del siglo XIX las sufragistas de Estados Unidos lucharon con insistencia organizadas en el seno del movimiento abolicionista y del movimiento de la templanza, pero los prejuicios antifeministas limitaron de forma considerable el papel de las mujeres dentro de estas organizaciones.
Tras recibir numerosas negativas, las sufragistas estadounidenses decidieron crear un movimiento dedicado a salvaguardar los derechos de la mujer. En una primera época del movimiento y junto a Lucretia Coffin Mott y Elizabeth Cady Stanton, cabe mencionar a las brillantes feministas Susan B. Anthony, Lucy Stone, Abby Kelley Foster y Ernestine Rose. Entre aquellos ciudadanos que apoyaron de modo beligerante el sufragio femenino se encontraban los sacerdotes Henry Ward Beecher y Wendell Phillips, así como el ensayista y poeta Ralph Waldo Emerson.
En julio de 1848, bajo la iniciativa de Mott y Stanton, se celebró en la capilla wesleyana de Seneca Falls, Nueva York, la primera convención dedicada a los derechos de la mujer. Más de 100 personas asistieron a esta convención, incluidos muchos varones simpatizantes con la causa. Los delegados acordaron que el objetivo principal debería ser lograr el derecho al voto. A continuación, la convención adoptó una declaración de intenciones tomando como modelo la Declaración de Independencia de Estados Unidos. A pesar de las intimidaciones, el movimiento a favor del sufragio de la mujer y el movimiento abolicionista continuaron creciendo, uno al lado del otro, aún durante algunos años. Tras la Guerra Civil estadounidense se produjo un cisma entre ambos a raíz del profundo desacuerdo existente en lo relativo a la estrategia que debía utilizarse. La reivindación del sufragio alcanzó un punto decisivo cuando, en 1868, los abolicionistas exigieron una enmienda constitucional que reconociera el derecho al voto a todos los ciudadanos, sin distinción de raza, credo o color. A estos planteamientos las sufragistas respondieron alegando que la enmienda propuesta no hacía ninguna mención de las mujeres. Los abolicionistas replicaron que las sufragistas debían postergar sus reivindicaciones y no poner en peligro la aprobación de la medida. Para muchas sufragistas, en especial para Elisabeth Stanton y Anthony, cualquier retraso era inaceptable. En mayo de 1869 dos dirigentes feministas crearon la Asociación Nacional para el Sufragio de la Mujer, asociación independiente que tenía como objetivo asegurar la promulgación de una ley federal relativa al reconocimiento del derecho al voto de la mujer. Otra facción del movimiento, encabezada por Lucy Stone y Henry Ward Beecher, respondió a esta iniciativa fundando en noviembre de ese mismo año la Asociación para el Sufragio de la Mujer, que luchaba por la adopción gradual, de estado en estado, del voto femenino. El territorio de Wyoming concedió el voto a la mujer en 1869.
En 1890 el grupo Stanton-Anthony se unió a la facción Stone-Beecher para formar la Asociación Nacional para el Sufragio de la Mujer. Dicha asociación luchó durante muchos años por mejorar los derechos de la mujer tanto en el ámbito estatal como en el federal. Entre las líderes y defensoras de la asociación se encontraban, además de Stone, Anthony y Stanton, las eminentes feministas estadounidenses Harriet Beecher Stowe, Julia Ward Howe, Clara Barton, Jane Addams, y Carrie Chapman Catt. Como resultado de las campañas realizadas por la asociación, se concedió el sufragio en los estados de Colorado (1893), Utah, Idaho (ambos en 1896) y Washington (1910). Además, en 1910 la asociación consiguió 500.000 firmas destinadas a presentar una demanda que exigía una legislación federal relativa al sufragio de la mujer. California concedió el voto a la mujer en 1911; Kansas, Oregón, y Arizona lo hicieron en 1912; Nevada y Montana en 1914; y en 1917 Nueva York.
El movimiento sufragista alcanzó su victoria culminante poco después de la I Guerra Mundial, cuando, en 1919, el Congreso aprobó la 19ª Enmienda a la Constitución de Estados Unidos, que determinaba que “ni los Estados Unidos ni ningún otro Estado deberá negar o limitar el derecho de los ciudadanos a votar por motivo de sexo”. Ratificada el 18 de agosto de 1920, la 19 enmienda se convirtió en ley nacional.
3 EL MOVIMIENTO SUFRAGISTA BRITÁNICO
En Gran Bretaña el movimiento a favor del sufragio de la mujer se desarrolló en realidad de forma paralela al de Estados Unidos. Sin embargo, en las etapas posteriores del movimiento se utilizaron a menudo tácticas más enérgicas y violentas.
La gran figura pionera del feminismo británico fue la escritora Mary Wollstonecraft. Su obra más importante, Vindicación de los derechos de la mujer (1792), es uno de los documentos feministas más relevantes del siglo XVIII. Durante las décadas de 1830 y 1840 el sufragismo británico recibió una ayuda considerable por parte de los cartistas, que luchaban sin éxito por lograr un amplio programa de derechos humanos. En los años sucesivos el tema del sufragio femenino siguió vigente ante la opinión pública británica gracias a una serie de legisladores liberales, entre los que se encontraban los estadistas y filósofos sociales John Stuart Mill, John Bright y Richard Cobden. En 1865 Mill contribuyó a la fundación de la primera asociación británica para el sufragio femenino. Todos los esfuerzos encaminados a lograr el derecho al voto de la mujer tropezaron con una fuerte oposición. Entre las figuras antifeministas destacadas de la época estaban la reina Victoria I y los primeros ministros británicos William Gladstone y Benjamin Disraeli.
El movimiento sufragista británico adquirió un nuevo impulso cuando, en 1897, varios grupos feministas se unieron para formar la Unión Nacional de Sociedades a favor del Sufragio de la Mujer. Una parte de sus miembros decidió poco después que su política era tímida e indecisa, y en 1903 la facción disidente, más militante y encabezada por la vivaz Emmeline Pankhurst, estableció la Unión Social y Política de la Mujer. Las correligionarias de Pankhurst se hicieron pronto famosas por su coraje y militancia. Las tácticas empleadas por la organización iban desde el boicoteo, las bombas, la rotura de ventanas y los piquetes hasta el acoso de los legisladores antisufragistas. En 1913 una militante sufragista hizo pública su causa arrojándose a los pies de los caballos que disputaban el derby de Epsom Downs, para morir aplastada. Dado su orgulloso y enérgico comportamiento, las sufragistas fueron a menudo maltratadas por la policía, y multadas y encarceladas con abusiva frecuencia.
Durante la I Guerra Mundial las sufragistas británicas interrumpieron sus campañas y realizaron importantes contribuciones dentro del esfuerzo común que suponía la contienda, lo que ejerció una favorable influencia sobre la opinión pública. En 1918 el Parlamento concedió el derecho al voto a todas las mujeres cabeza de familia, esposas del cabeza de familia y graduadas universitarias de más de 30 años. El Parlamento amplió la edad del voto a 21 años en 1928, concediéndoles así la misma igualdad política completa que a los varones. En 1979 la líder sindicalista británica Margaret G. Bondfield se convirtió en la primera miembro del gobierno de la historia británica. También en 1979 Margaret Thatcher se convirtió en la mujer que ocupaba por vez primera la presidencia del gabinete de Gran Bretaña.
4 EL SUFRAGIO EN OTROS PAÍSES
Durante este tiempo y más adelante, la mayoría de las naciones del mundo promulgaron leyes relativas al sufragio femenino. En muchos casos, en un principio estas leyes sólo contemplaban las elecciones para elegir el gobierno local, y con el tiempo se ampliaron también a las elecciones nacionales. Entre los primeros países que procedieron a conceder el sufragio completo y que otorgaron el voto a la mujer antes de mediados del siglo XX están: Nueva Zelanda (1893); Australia (1902); Finlandia (1906); Noruega (1913); Dinamarca (1915); los Países Bajos y la Unión Soviética (1917); Canadá y Luxemburgo (1918); Austria, Checoslovaquia (en la actualidad República Checa y Eslovaquia), Alemania, Polonia y Suecia (1919); Bélgica (parcial, en 1919; completo, en 1948); Ecuador (1929); Sudáfrica (1930); Brasil y Uruguay (1932); Turquía y Cuba (1934); España (1931); Francia (1944); Italia y Japón (1946); China y Argentina (1947); Corea del Sur e Israel (1948); Chile, India e Indonesia (1949). Suiza concedió este derecho a la mujer en 1971. En la década de 1980 las mujeres podían votar de hecho en todo el mundo, con excepción de unos pocos países musulmanes. Entre las mujeres que han alcanzado puestos dirigentes con trascendencia nacional en los últimos tiempos figuran las primeras ministros Golda Meir (Israel), Indira Gandhi (India), y Benazir Bhutto (Pakistán) y la presidente Corazón Aquino, de Filipinas.
5 LOS DERECHOS DE LA MUJER
Con la extensión generalizada del voto femenino, el movimiento para los derechos de la mujer ha ampliado sus objetivos durante el siglo XX. Entre las reivindicaciones por las que grupos feministas luchan hoy en día en algunos países se incluyen el derecho a ser miembro de un jurado, a conservar ganancias y propiedad tras el matrimonio, a conservar la propia ciudadanía tras el matrimonio con un extranjero y el derecho a un mismo salario y a la igualdad de oportunidades en el trabajo. A finales de la década de 1960 se organizaron y empezaron a funcionar los llamados movimientos para la liberación de la mujer.
La informacion de Jose Luis es exacta, te agrego para que analises;
Rusia 1918 un ano despues de la Rev.
USA 1965
Suiza 1971
En Latinoamerica alrededor de 1950
Desde el "siglo de las Luces" bajo la inspiracion de los grandes filosofos que redactaron la carta de los derechos del hombre una feminista de la que no me acuerdo su nombre en este momento, redacto en forma satirica la carta de los derechos de las mujeres y han sido muchas las que han aportado avances al movimiento feminista y hombres como Jhon Stuart Mill que han reconocido desde hace mas de 100 anos que las mujeres son tan capaces como los hombres . La ONU a partir de la promulgacion de los derechos universales en 1948, reconoce los derechos de las mujeres y promueve las politicas nesesarias para que todos los paises afiliados generen este tipo de derechos.
Lo interesante es que ahora podemos cuestionar como fue posible un desarrollo de miles de anos sin que se reconociera a la mujer como ser humano y luego que la represion que sufrio la mujer durante toda la historia fue tambien determinante para la generacion de ideas racistas y luego que si hasta hoy se reconoce que las relaciones humanas son relaciones de poder ... fue precisamente por que la conciencia humana estaba fincada en la discriminacion. Por que el reconocimiento de la mujer y el hombre en igualdad genera una relacion humana de cooperacion ... que empieza a dar sus frutos a 50 anos de existencia.
Por lo que finalmente tenemos que revalorar toda la historia y toda la filosofia anterior para contemplarla desde esta nueva optica historica.
Hoy el mundo esta sumergido en grandes problemas economicos, racistas y de contaminacion y destruccion ambiental pero hoy las desiciones politicas desde la casa hasta el gobierno cada vez las tomamos con mayor acuerdo entre hombres y mujeres y ello genera una conciencia de especie.
Los problemas por la perdida de roles y de ignorancia conductual en la pareja de hoy, nos obligan a generar urgentemente una comunicacion que tambien nos conduce al amor.
Quizas el siglo 21 pueda ser el siglo del amor pero sin duda sera un siglo de verdaderos cambios filosoficos en los que las definiciones de justicia e igualdad y libertad seran reivindicados por una sociedad mas humana que reconoce la igual calidad humana tanto en hombres como en mujeres.
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El sufragio femenino ha sido aprobado (y revocado) varias veces en distintos países del mundo. En algunos países como Estados Unidos o Sudáfrica el sufragio femenino se ha autorizado antes que el sufragio universal; así, una vez concedido éste a los hombres y mujeres blancos, aún se les seguía negando el derecho a votar a hombres y mujeres de otras razas. No obstante, en la mayoría de países el sufragio femenino ha sido el que ha llevado al universal.
En 1776 en Nueva Jersey se autorizó accidentalmente el primer sufragio femenino (se usó la palabra «personas» en vez de «hombres»), pero se abolió en 1807.
En 1838 se aprobó el sufragio femenino (con las mismas características propias que el masculino) en las islas Pitcairn.
En 1853 se aprobó el sufragio femenino en la provincia de Vélez (en el actual departamento colombiano de Santander). Fue el primer caso en un país independiente; no obstante fue revocado en 1857 y restablecido el 25 de agosto de 1954 pero, como el país vivía la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla, sólo pudo ponerse en práctica desde 1957.
En la segunda mitad del siglo XIX, varios países y estados reconocieron un tipo de sufragio femenino restringido empezando por Australia del Sur en 1861.
En 1869, el Territorio de Wyoming se convirtió en el primer estado de EE.UU. donde se instauró el «sufragio igual» (sin diferencias de género) aunque no el sufragio universal (no podían votar hombres ni mujeres de piel negra).
En 1893 se aprobó en Nueva Zelanda el primer sufragio femenino sin restringir, gracias al movimiento liderado por Kate Sheppard. De todos modos a las mujeres sólo se les permitía votar pero no presentarse a elecciones. Las boletas femeninas de votación se adoptaron apenas semanas antes de las elecciones generales. Recién desde 1919 las neozelandesas tuvieron el derecho a ser elegidas para un cargo político.
El primer país en ofrecer el sufragio universal (y también permitir a las mujeres presentarse a elecciones para el parlamento) fue Australia del Sur en 1902 (según otros en 1894) y Tasmania en 1903.
En México 17 de octubre de 1953 (desde 1947 en elecciones municipales)
Derecho al voto de la mujer
1 INTRODUCCIÓN
Derecho al voto de la mujer, derecho de las mujeres a compartir, en igualdad de condiciones con los varones, los privilegios políticos concedidos por el gobierno representativo y, de un modo concreto, a votar en elecciones y referendos y a desempeñar cargos públicos. Ya desde la antigüedad se había abogado por la igualdad de derechos políticos de las mujeres. Bajo las formas autocráticas de gobierno que prevalecieron en la época antigua y bajo los regímenes feudales de la edad media, el sufragio, sin embargo, estaba tan restringido, incluso entre los varones, que el derecho al voto de la mujer nunca llegó a ser un asunto político. Los factores que garantizaran la existencia de movimientos organizados en defensa del sufragio femenino sólo se dieron una vez que amplios sectores de la población masculina, que hasta entonces no habían tenido acceso al voto, obtuvieron el derecho a votar como consecuencia de las revoluciones liberales y democráticas de los siglos XVIII y XIX.
2 EL SUFRAGIO FEMENINO EN ESTADOS UNIDOS
El movimiento moderno a favor del sufragio de la mujer surgió en Estados Unidos tras la guerra de la Independencia. Incluso antes de ésta, las mujeres de este país ya participaban en la vida pública con relativa mayor libertad que las europeas. En 1647 una rica hacendada de Maryland, llamada Margaret Brent, intentó con gran valentía pero sin éxito asegurarse “lugar y voto” en la legislatura de la colonia. En Massachusetts las mujeres que eran propietarias pudieron votar desde 1691 hasta 1780. El Congreso Continental debatió con intensidad la cuestión del sufragio femenino, y decidió al fin que deberían ser los distintos estados los que, con carácter autónomo, formularan sus propios reglamentos electorales.
Muchos grupos, como fue el caso de los cuáqueros, así como numerosos particulares, entre los que se encontraba el patriota Thomas Paine, defendieron de forma constante el derecho al voto de las mujeres.
Durante la primera mitad del siglo XIX las sufragistas de Estados Unidos lucharon con insistencia organizadas en el seno del movimiento abolicionista y del movimiento de la templanza, pero los prejuicios antifeministas limitaron de forma considerable el papel de las mujeres dentro de estas organizaciones.
Tras recibir numerosas negativas, las sufragistas estadounidenses decidieron crear un movimiento dedicado a salvaguardar los derechos de la mujer. En una primera época del movimiento y junto a Lucretia Coffin Mott y Elizabeth Cady Stanton, cabe mencionar a las brillantes feministas Susan B. Anthony, Lucy Stone, Abby Kelley Foster y Ernestine Rose. Entre aquellos ciudadanos que apoyaron de modo beligerante el sufragio femenino se encontraban los sacerdotes Henry Ward Beecher y Wendell Phillips, así como el ensayista y poeta Ralph Waldo Emerson.
En julio de 1848, bajo la iniciativa de Mott y Stanton, se celebró en la capilla wesleyana de Seneca Falls, Nueva York, la primera convención dedicada a los derechos de la mujer. Más de 100 personas asistieron a esta convención, incluidos muchos varones simpatizantes con la causa. Los delegados acordaron que el objetivo principal debería ser lograr el derecho al voto. A continuación, la convención adoptó una declaración de intenciones tomando como modelo la Declaración de Independencia de Estados Unidos. A pesar de las intimidaciones, el movimiento a favor del sufragio de la mujer y el movimiento abolicionista continuaron creciendo, uno al lado del otro, aún durante algunos años. Tras la Guerra Civil estadounidense se produjo un cisma entre ambos a raíz del profundo desacuerdo existente en lo relativo a la estrategia que debía utilizarse. La reivindación del sufragio alcanzó un punto decisivo cuando, en 1868, los abolicionistas exigieron una enmienda constitucional que reconociera el derecho al voto a todos los ciudadanos, sin distinción de raza, credo o color. A estos planteamientos las sufragistas respondieron alegando que la enmienda propuesta no hacía ninguna mención de las mujeres. Los abolicionistas replicaron que las sufragistas debían postergar sus reivindicaciones y no poner en peligro la aprobación de la medida. Para muchas sufragistas, en especial para Elisabeth Stanton y Anthony, cualquier retraso era inaceptable. En mayo de 1869 dos dirigentes feministas crearon la Asociación Nacional para el Sufragio de la Mujer, asociación independiente que tenía como objetivo asegurar la promulgación de una ley federal relativa al reconocimiento del derecho al voto de la mujer. Otra facción del movimiento, encabezada por Lucy Stone y Henry Ward Beecher, respondió a esta iniciativa fundando en noviembre de ese mismo año la Asociación para el Sufragio de la Mujer, que luchaba por la adopción gradual, de estado en estado, del voto femenino. El territorio de Wyoming concedió el voto a la mujer en 1869.
En 1890 el grupo Stanton-Anthony se unió a la facción Stone-Beecher para formar la Asociación Nacional para el Sufragio de la Mujer. Dicha asociación luchó durante muchos años por mejorar los derechos de la mujer tanto en el ámbito estatal como en el federal. Entre las líderes y defensoras de la asociación se encontraban, además de Stone, Anthony y Stanton, las eminentes feministas estadounidenses Harriet Beecher Stowe, Julia Ward Howe, Clara Barton, Jane Addams, y Carrie Chapman Catt. Como resultado de las campañas realizadas por la asociación, se concedió el sufragio en los estados de Colorado (1893), Utah, Idaho (ambos en 1896) y Washington (1910). Además, en 1910 la asociación consiguió 500.000 firmas destinadas a presentar una demanda que exigía una legislación federal relativa al sufragio de la mujer. California concedió el voto a la mujer en 1911; Kansas, Oregón, y Arizona lo hicieron en 1912; Nevada y Montana en 1914; y en 1917 Nueva York.
El movimiento sufragista alcanzó su victoria culminante poco después de la I Guerra Mundial, cuando, en 1919, el Congreso aprobó la 19ª Enmienda a la Constitución de Estados Unidos, que determinaba que “ni los Estados Unidos ni ningún otro Estado deberá negar o limitar el derecho de los ciudadanos a votar por motivo de sexo”. Ratificada el 18 de agosto de 1920, la 19 enmienda se convirtió en ley nacional.
3 EL MOVIMIENTO SUFRAGISTA BRITÁNICO
En Gran Bretaña el movimiento a favor del sufragio de la mujer se desarrolló en realidad de forma paralela al de Estados Unidos. Sin embargo, en las etapas posteriores del movimiento se utilizaron a menudo tácticas más enérgicas y violentas.
La gran figura pionera del feminismo británico fue la escritora Mary Wollstonecraft. Su obra más importante, Vindicación de los derechos de la mujer (1792), es uno de los documentos feministas más relevantes del siglo XVIII. Durante las décadas de 1830 y 1840 el sufragismo británico recibió una ayuda considerable por parte de los cartistas, que luchaban sin éxito por lograr un amplio programa de derechos humanos. En los años sucesivos el tema del sufragio femenino siguió vigente ante la opinión pública británica gracias a una serie de legisladores liberales, entre los que se encontraban los estadistas y filósofos sociales John Stuart Mill, John Bright y Richard Cobden. En 1865 Mill contribuyó a la fundación de la primera asociación británica para el sufragio femenino. Todos los esfuerzos encaminados a lograr el derecho al voto de la mujer tropezaron con una fuerte oposición. Entre las figuras antifeministas destacadas de la época estaban la reina Victoria I y los primeros ministros británicos William Gladstone y Benjamin Disraeli.
El movimiento sufragista británico adquirió un nuevo impulso cuando, en 1897, varios grupos feministas se unieron para formar la Unión Nacional de Sociedades a favor del Sufragio de la Mujer. Una parte de sus miembros decidió poco después que su política era tímida e indecisa, y en 1903 la facción disidente, más militante y encabezada por la vivaz Emmeline Pankhurst, estableció la Unión Social y Política de la Mujer. Las correligionarias de Pankhurst se hicieron pronto famosas por su coraje y militancia. Las tácticas empleadas por la organización iban desde el boicoteo, las bombas, la rotura de ventanas y los piquetes hasta el acoso de los legisladores antisufragistas. En 1913 una militante sufragista hizo pública su causa arrojándose a los pies de los caballos que disputaban el derby de Epsom Downs, para morir aplastada. Dado su orgulloso y enérgico comportamiento, las sufragistas fueron a menudo maltratadas por la policía, y multadas y encarceladas con abusiva frecuencia.
Durante la I Guerra Mundial las sufragistas británicas interrumpieron sus campañas y realizaron importantes contribuciones dentro del esfuerzo común que suponía la contienda, lo que ejerció una favorable influencia sobre la opinión pública. En 1918 el Parlamento concedió el derecho al voto a todas las mujeres cabeza de familia, esposas del cabeza de familia y graduadas universitarias de más de 30 años. El Parlamento amplió la edad del voto a 21 años en 1928, concediéndoles así la misma igualdad política completa que a los varones. En 1979 la líder sindicalista británica Margaret G. Bondfield se convirtió en la primera miembro del gobierno de la historia británica. También en 1979 Margaret Thatcher se convirtió en la mujer que ocupaba por vez primera la presidencia del gabinete de Gran Bretaña.
4 EL SUFRAGIO EN OTROS PAÍSES
Durante este tiempo y más adelante, la mayoría de las naciones del mundo promulgaron leyes relativas al sufragio femenino. En muchos casos, en un principio estas leyes sólo contemplaban las elecciones para elegir el gobierno local, y con el tiempo se ampliaron también a las elecciones nacionales. Entre los primeros países que procedieron a conceder el sufragio completo y que otorgaron el voto a la mujer antes de mediados del siglo XX están: Nueva Zelanda (1893); Australia (1902); Finlandia (1906); Noruega (1913); Dinamarca (1915); los Países Bajos y la Unión Soviética (1917); Canadá y Luxemburgo (1918); Austria, Checoslovaquia (en la actualidad República Checa y Eslovaquia), Alemania, Polonia y Suecia (1919); Bélgica (parcial, en 1919; completo, en 1948); Ecuador (1929); Sudáfrica (1930); Brasil y Uruguay (1932); Turquía y Cuba (1934); España (1931); Francia (1944); Italia y Japón (1946); China y Argentina (1947); Corea del Sur e Israel (1948); Chile, India e Indonesia (1949). Suiza concedió este derecho a la mujer en 1971. En la década de 1980 las mujeres podían votar de hecho en todo el mundo, con excepción de unos pocos países musulmanes. Entre las mujeres que han alcanzado puestos dirigentes con trascendencia nacional en los últimos tiempos figuran las primeras ministros Golda Meir (Israel), Indira Gandhi (India), y Benazir Bhutto (Pakistán) y la presidente Corazón Aquino, de Filipinas.
5 LOS DERECHOS DE LA MUJER
Con la extensión generalizada del voto femenino, el movimiento para los derechos de la mujer ha ampliado sus objetivos durante el siglo XX. Entre las reivindicaciones por las que grupos feministas luchan hoy en día en algunos países se incluyen el derecho a ser miembro de un jurado, a conservar ganancias y propiedad tras el matrimonio, a conservar la propia ciudadanía tras el matrimonio con un extranjero y el derecho a un mismo salario y a la igualdad de oportunidades en el trabajo. A finales de la década de 1960 se organizaron y empezaron a funcionar los llamados movimientos para la liberación de la mujer.
eva peron la defensora de los mas pobres
Las respuestas anteriores son correctas, pero te aclaro algo: el voto no es un "invento", es una conquista política.
La informacion de Jose Luis es exacta, te agrego para que analises;
Rusia 1918 un ano despues de la Rev.
USA 1965
Suiza 1971
En Latinoamerica alrededor de 1950
Desde el "siglo de las Luces" bajo la inspiracion de los grandes filosofos que redactaron la carta de los derechos del hombre una feminista de la que no me acuerdo su nombre en este momento, redacto en forma satirica la carta de los derechos de las mujeres y han sido muchas las que han aportado avances al movimiento feminista y hombres como Jhon Stuart Mill que han reconocido desde hace mas de 100 anos que las mujeres son tan capaces como los hombres . La ONU a partir de la promulgacion de los derechos universales en 1948, reconoce los derechos de las mujeres y promueve las politicas nesesarias para que todos los paises afiliados generen este tipo de derechos.
Lo interesante es que ahora podemos cuestionar como fue posible un desarrollo de miles de anos sin que se reconociera a la mujer como ser humano y luego que la represion que sufrio la mujer durante toda la historia fue tambien determinante para la generacion de ideas racistas y luego que si hasta hoy se reconoce que las relaciones humanas son relaciones de poder ... fue precisamente por que la conciencia humana estaba fincada en la discriminacion. Por que el reconocimiento de la mujer y el hombre en igualdad genera una relacion humana de cooperacion ... que empieza a dar sus frutos a 50 anos de existencia.
Por lo que finalmente tenemos que revalorar toda la historia y toda la filosofia anterior para contemplarla desde esta nueva optica historica.
Hoy el mundo esta sumergido en grandes problemas economicos, racistas y de contaminacion y destruccion ambiental pero hoy las desiciones politicas desde la casa hasta el gobierno cada vez las tomamos con mayor acuerdo entre hombres y mujeres y ello genera una conciencia de especie.
Los problemas por la perdida de roles y de ignorancia conductual en la pareja de hoy, nos obligan a generar urgentemente una comunicacion que tambien nos conduce al amor.
Quizas el siglo 21 pueda ser el siglo del amor pero sin duda sera un siglo de verdaderos cambios filosoficos en los que las definiciones de justicia e igualdad y libertad seran reivindicados por una sociedad mas humana que reconoce la igual calidad humana tanto en hombres como en mujeres.
saludos.