Este libro, publicado por primera vez en 1955 en Santiago de Chile, analiza la vida de Judas Iscariote y su papel en la comunidad a la que perteneció. Bosch intenta responder a los interrogantes de cómo y por qué se originó la acusación de traidor contra Judas, y por qué se mantuvo durante más de dos mil años. El autor se basó en los Evangelios y el Libro de los Hechos de los Apóstoles, del canon católico, para presentar a Judas como un hombre “calumniado” por la historia. Su propósito no es justificar la conducta de ese personaje o buscar pruebas de su inocencia, sino conocer las verdaderas causas de los hechos, y demostrar que de los propios documentos en que se acusa a Judas surge la verdad sobre su conducta. Se trata de un análisis político que no pretende ser confrontativo con la Iglesia.
Bosch argumenta que los cinco libros analizados por él, fríamente, sin voluntad previa de hallar al discípulo referido culpable o inocente, lo llevan a conclusiones inesperadas: “Judas no traicionó a Jesús, no le vendió, no le besó, no cobró su infamia y por último no se ahorcó”. Atribuye a la acusación de traición un matiz de contenido político “usado instintivamente por todos aquellos que se lanzan a la conquista del poder, ya sea en una sociedad o en una organización”. El autor establece que la primera acusación contra Judas la hace Simón Pedro y que la supuesta traición fue inventada por los celos que despertó la designación del único de los apóstoles que no era galileo. Judas manejaba las finanzas del grupo, y sus compañeros pueden haber pensado que quería encabezar la agrupación y ser el hombre más poderoso de ella. Bosch plantea así la hipótesis de que la acusación a Judas puede haber sido parte de una disputa por el liderazgo.
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Este libro, publicado por primera vez en 1955 en Santiago de Chile, analiza la vida de Judas Iscariote y su papel en la comunidad a la que perteneció. Bosch intenta responder a los interrogantes de cómo y por qué se originó la acusación de traidor contra Judas, y por qué se mantuvo durante más de dos mil años. El autor se basó en los Evangelios y el Libro de los Hechos de los Apóstoles, del canon católico, para presentar a Judas como un hombre “calumniado” por la historia. Su propósito no es justificar la conducta de ese personaje o buscar pruebas de su inocencia, sino conocer las verdaderas causas de los hechos, y demostrar que de los propios documentos en que se acusa a Judas surge la verdad sobre su conducta. Se trata de un análisis político que no pretende ser confrontativo con la Iglesia.
Bosch argumenta que los cinco libros analizados por él, fríamente, sin voluntad previa de hallar al discípulo referido culpable o inocente, lo llevan a conclusiones inesperadas: “Judas no traicionó a Jesús, no le vendió, no le besó, no cobró su infamia y por último no se ahorcó”. Atribuye a la acusación de traición un matiz de contenido político “usado instintivamente por todos aquellos que se lanzan a la conquista del poder, ya sea en una sociedad o en una organización”. El autor establece que la primera acusación contra Judas la hace Simón Pedro y que la supuesta traición fue inventada por los celos que despertó la designación del único de los apóstoles que no era galileo. Judas manejaba las finanzas del grupo, y sus compañeros pueden haber pensado que quería encabezar la agrupación y ser el hombre más poderoso de ella. Bosch plantea así la hipótesis de que la acusación a Judas puede haber sido parte de una disputa por el liderazgo.