Un collar de veintidós perlas negras es dejado en un prestigioso internado para señoritas; un precio alto para cubrir una pasión baja. –Bajas pasiones, altos precios. Alto es el precio que he de pagar por este error-, fue la frase proferida por la dama de sociedad Rosalía Pacheco-Güergo al darle la orden a Renata –novia de su hijo Mario- de entregar un moisés que contenía a una bebita recién nacida, orden expresa pero sin destino, ya que no fijó el lugar donde debía dejarla, pero para el criterio de Renata, el mejor lugar era el lujoso "Saint Mathilda High School" , pero no sólo por su posición, sino porque conocía la ambición de su directora Miss Helen. Cada perla era de diez cribas, traídas por Marco Polo de sus viajes a la China, y pagarían los estudios de la pequeña en el colegio, pero la última le sería entregada al cumplir la mayoría de edad a los veintiún años.
Los años transcurrieron y aquella bebita se tornó en el dolor de cabeza de Miss Helen, porque era polvorita, revoltosa, irónica, sarcástica; una loca, todo lo que una señorita no debía ser y lo peor de todo era que arrastraba en sus actos a la inocente Eva, su mejor amiga con la que compartían un dolor común: la soledad. Eva había sido abandonada por su abuela a los ocho años, porque la culpaba de ser la responsable de la muerte de su padre Mario, porque para Rosalía Pacheco-Güergo no existían diferencias, porque el rencor era su única expresión. Perla limitaba su origen a lo que Miss Helen le narró y al estar registrada como Perla Márquez Montefiori. La única compañía fuera de aquel castillo era la de Don Carlos, el abuelo de Eva, que la visitaba mensualmente y había llegado a apreciar a Perla como su verdadera nieta.
Perla había cumplido los veintiún años y junto a la perla le fue dada la noticia que pronto abandonaría el colegio. Preocupada por su situación, salió a pasear aquel fin de semana cerca del lago, donde los turistas practicaban canotaje. Sin percibirlo, un hombre se acercó, puso un anillo en su dedo y dijo que una gitana le había dicho que esa tarde conocería a su futura esposa, lo cual era un lance, a lo que Perla respondió con una bofetada y salió riendo de la escena.
Los días transcurrieron y Eva estaba feliz porque había conocido al amor de su vida, y como colmo de su buena suerte se llamaba Adán. Perla estaba interesada en conocerlo, pero al hacerlo se dio con la sorpresa que se trataba del "pelafustán" del lago. Se lo advirtió a su amiga, pero no le creyó. Averiguó que se llamaba
Tomás Álvarez-Toledo, pero al hacerlo supo que había logrado su cometido: hacerle el amor y días después se borró, dejando dolida a Eva y también, embarazada. Perla chantajeó a Miss Helen con no contar sobre su amorío con Zacarías, el chofer, si la ayudaba con el embarazo de Eva. Helen aceptó la condición y meses después, Eva dio a luz a un niño, al que llamó Carlos –por su abuelo que la había apoyado con su embarazo-, pero que Perla bautizó como Charlie. Para que su hijo tuviera el apellido de un padre recurrieron a Zacarías para prestar su apellido.
Poco después falleció Don Carlos y Eva, siendo heredera del 40% de "Nerta" -empresa de cosméticos- debía hacerse cargo, pero temía el enfrentamiento con su familia, por lo que dejó a su hijo en el pueblo y le pidió a Perla que la acompañara a Buenos Aires, pero en el camino el automóvil que las transportaba se accidentó, pudiendo sólo Perla –con la cartera de Eva- escapar segundos antes que el auto estallara y cayendo inconsciente.
Al despertar, le dieron la noticia que su amiga había fallecido y se dio con la sorpresa de ser confundida con Eva por portar sus documentos. Lo meditó y decidió hacerse pasar por su amiga porque como en su familia nadie la quería, menos iban a querer a Charlie. El "reencuentro con su familia" fue como esperaba. "Su abuela" Rosalía la trató mal, mientras que ganó otra enemiga: Malvina, su prima, quien era la favorita de su nonina Rosalía, pero qué sorpresa se llevaría Perla al conocer al novio de su prima; se trataba de Tomás, el que embarazó a Eva, dueño de "Aquarel" –competencia de "Nerta"-. Pensó que la reconocería, pero no fue así, aunque él parecía recordar a Eva y a la loca de su amiga.
El odio y la venganza se apoderaron de Perla porque quería verlo arrastrado por lo hecho a Eva, pero el amor fue mas fuerte, aunque trató de negarlo y por primera vez, Tomás se enamoró de una mujer, ya no le importaba llevársela a la cama.
Charlie había estado algo mal y lo trasladaron a Buenos Aires para ser atendido por un médico judío: Benjamín Wanstein, que también era médico de la "invidente" de Rosalía, aunque en realidad su ceguera era una farsa. Benjamín diagnosticó que Charlie sufría de síndrome de inmuno deficiencia primaria, una especie de...
(sigue en el link de la fuente)
*: Si bien esta muy completo te recomiendo leer por lo menos una parte del libro, ya que se puede tornar un poco confuso
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Un collar de veintidós perlas negras es dejado en un prestigioso internado para señoritas; un precio alto para cubrir una pasión baja. –Bajas pasiones, altos precios. Alto es el precio que he de pagar por este error-, fue la frase proferida por la dama de sociedad Rosalía Pacheco-Güergo al darle la orden a Renata –novia de su hijo Mario- de entregar un moisés que contenía a una bebita recién nacida, orden expresa pero sin destino, ya que no fijó el lugar donde debía dejarla, pero para el criterio de Renata, el mejor lugar era el lujoso "Saint Mathilda High School" , pero no sólo por su posición, sino porque conocía la ambición de su directora Miss Helen. Cada perla era de diez cribas, traídas por Marco Polo de sus viajes a la China, y pagarían los estudios de la pequeña en el colegio, pero la última le sería entregada al cumplir la mayoría de edad a los veintiún años.
Los años transcurrieron y aquella bebita se tornó en el dolor de cabeza de Miss Helen, porque era polvorita, revoltosa, irónica, sarcástica; una loca, todo lo que una señorita no debía ser y lo peor de todo era que arrastraba en sus actos a la inocente Eva, su mejor amiga con la que compartían un dolor común: la soledad. Eva había sido abandonada por su abuela a los ocho años, porque la culpaba de ser la responsable de la muerte de su padre Mario, porque para Rosalía Pacheco-Güergo no existían diferencias, porque el rencor era su única expresión. Perla limitaba su origen a lo que Miss Helen le narró y al estar registrada como Perla Márquez Montefiori. La única compañía fuera de aquel castillo era la de Don Carlos, el abuelo de Eva, que la visitaba mensualmente y había llegado a apreciar a Perla como su verdadera nieta.
Perla había cumplido los veintiún años y junto a la perla le fue dada la noticia que pronto abandonaría el colegio. Preocupada por su situación, salió a pasear aquel fin de semana cerca del lago, donde los turistas practicaban canotaje. Sin percibirlo, un hombre se acercó, puso un anillo en su dedo y dijo que una gitana le había dicho que esa tarde conocería a su futura esposa, lo cual era un lance, a lo que Perla respondió con una bofetada y salió riendo de la escena.
Los días transcurrieron y Eva estaba feliz porque había conocido al amor de su vida, y como colmo de su buena suerte se llamaba Adán. Perla estaba interesada en conocerlo, pero al hacerlo se dio con la sorpresa que se trataba del "pelafustán" del lago. Se lo advirtió a su amiga, pero no le creyó. Averiguó que se llamaba
Tomás Álvarez-Toledo, pero al hacerlo supo que había logrado su cometido: hacerle el amor y días después se borró, dejando dolida a Eva y también, embarazada. Perla chantajeó a Miss Helen con no contar sobre su amorío con Zacarías, el chofer, si la ayudaba con el embarazo de Eva. Helen aceptó la condición y meses después, Eva dio a luz a un niño, al que llamó Carlos –por su abuelo que la había apoyado con su embarazo-, pero que Perla bautizó como Charlie. Para que su hijo tuviera el apellido de un padre recurrieron a Zacarías para prestar su apellido.
Poco después falleció Don Carlos y Eva, siendo heredera del 40% de "Nerta" -empresa de cosméticos- debía hacerse cargo, pero temía el enfrentamiento con su familia, por lo que dejó a su hijo en el pueblo y le pidió a Perla que la acompañara a Buenos Aires, pero en el camino el automóvil que las transportaba se accidentó, pudiendo sólo Perla –con la cartera de Eva- escapar segundos antes que el auto estallara y cayendo inconsciente.
Al despertar, le dieron la noticia que su amiga había fallecido y se dio con la sorpresa de ser confundida con Eva por portar sus documentos. Lo meditó y decidió hacerse pasar por su amiga porque como en su familia nadie la quería, menos iban a querer a Charlie. El "reencuentro con su familia" fue como esperaba. "Su abuela" Rosalía la trató mal, mientras que ganó otra enemiga: Malvina, su prima, quien era la favorita de su nonina Rosalía, pero qué sorpresa se llevaría Perla al conocer al novio de su prima; se trataba de Tomás, el que embarazó a Eva, dueño de "Aquarel" –competencia de "Nerta"-. Pensó que la reconocería, pero no fue así, aunque él parecía recordar a Eva y a la loca de su amiga.
El odio y la venganza se apoderaron de Perla porque quería verlo arrastrado por lo hecho a Eva, pero el amor fue mas fuerte, aunque trató de negarlo y por primera vez, Tomás se enamoró de una mujer, ya no le importaba llevársela a la cama.
Charlie había estado algo mal y lo trasladaron a Buenos Aires para ser atendido por un médico judío: Benjamín Wanstein, que también era médico de la "invidente" de Rosalía, aunque en realidad su ceguera era una farsa. Benjamín diagnosticó que Charlie sufría de síndrome de inmuno deficiencia primaria, una especie de...
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*: Si bien esta muy completo te recomiendo leer por lo menos una parte del libro, ya que se puede tornar un poco confuso