Un chico llamado Théo vive en una casa en Marsella. Empieza a contar la historia cuando entra a su casa a la hora del recreo del colegio, ya que come en su casa porque no le gusta la comida que ponen en la cafetería de allí. De repente, oye un ruido muy fuerte, como un pistoletazo. Mira hacia atrás, y ve el buzón ardiendo, con fragmentos de un petardo. También encuentra una carta anónima que dice: "No me gustan los perros". Se asusta al ver ésto, y encierra a su perro dentro de la casa por si acaso. Después del colegio acude a comisaría, y le cuenta a un agente de policía lo ocurrido, a la vez que añade que no tenía problema alguno con sus vecinos (excepto el que vive al final de la calle, que vive sólo y no habla con nadie), y de hecho hasta juega con los perros de éllos. Théo vuelve a casa, y se lo cuenta a su padre cuando vuelve del trabajo, por lo que la familia va a visitar a la vecina de enfrente, Mme Germaine, una anciana que vive sola con su perro grande pero viejo. Le da la llave de su buzón, y ven que élla también había recibido una carta anónima; en este caso decía: "¡A muerte los perros!". La familia de Théo se preocupa, ya que también encuentran trampas de ratones, cerillas y veneno colocados en los buzones durante los días siguientes, y decide formar una reunión con todos los vecinos del barrio que tuvieran perros. Llega primero la familia Ledain, con los cuáles hablan sobre viajes y la profesión de los maridos, y después llega Mme Germaine y por último las familias Vincent y Berthier: los padres y sus dos hijos gemelos, que son amigos de Théo. Durante la reunión se acuerda que el padre de Théo dormirá en una tienda de campaña en su jardín durante la noche con los perros, y verá quién es el que deja las cartas. Se queda toda la noche, pero no ocurre nada extraño. Se despierta cuando oye el camión de la basura, y los perros se ponen a ladrarles. Días más tarde, la policía detiene a los culpables; dos basureros. Confiesan hacerlo porque cada vez que recogían la basura, los perros rompen las bolsas y tiran la basura por el suelo, y los vecinos se quejan porque creen que no la recogen, cuando en realidad es que no es su trabajo. Sin embargo, el padre de Théo dice que los perros del barrio no salen por la noche, y sugiere que los que lo hacen son los gatos.
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Un chico llamado Théo vive en una casa en Marsella. Empieza a contar la historia cuando entra a su casa a la hora del recreo del colegio, ya que come en su casa porque no le gusta la comida que ponen en la cafetería de allí. De repente, oye un ruido muy fuerte, como un pistoletazo. Mira hacia atrás, y ve el buzón ardiendo, con fragmentos de un petardo. También encuentra una carta anónima que dice: "No me gustan los perros". Se asusta al ver ésto, y encierra a su perro dentro de la casa por si acaso. Después del colegio acude a comisaría, y le cuenta a un agente de policía lo ocurrido, a la vez que añade que no tenía problema alguno con sus vecinos (excepto el que vive al final de la calle, que vive sólo y no habla con nadie), y de hecho hasta juega con los perros de éllos. Théo vuelve a casa, y se lo cuenta a su padre cuando vuelve del trabajo, por lo que la familia va a visitar a la vecina de enfrente, Mme Germaine, una anciana que vive sola con su perro grande pero viejo. Le da la llave de su buzón, y ven que élla también había recibido una carta anónima; en este caso decía: "¡A muerte los perros!". La familia de Théo se preocupa, ya que también encuentran trampas de ratones, cerillas y veneno colocados en los buzones durante los días siguientes, y decide formar una reunión con todos los vecinos del barrio que tuvieran perros. Llega primero la familia Ledain, con los cuáles hablan sobre viajes y la profesión de los maridos, y después llega Mme Germaine y por último las familias Vincent y Berthier: los padres y sus dos hijos gemelos, que son amigos de Théo. Durante la reunión se acuerda que el padre de Théo dormirá en una tienda de campaña en su jardín durante la noche con los perros, y verá quién es el que deja las cartas. Se queda toda la noche, pero no ocurre nada extraño. Se despierta cuando oye el camión de la basura, y los perros se ponen a ladrarles. Días más tarde, la policía detiene a los culpables; dos basureros. Confiesan hacerlo porque cada vez que recogían la basura, los perros rompen las bolsas y tiran la basura por el suelo, y los vecinos se quejan porque creen que no la recogen, cuando en realidad es que no es su trabajo. Sin embargo, el padre de Théo dice que los perros del barrio no salen por la noche, y sugiere que los que lo hacen son los gatos.
¿Y si mejor tú haces TU TAREA pequeño orangután desvergonzado? Lo que te van a dar es una re-sumida con una larga de negro, espero la disfrutes.