En la teología cristiana, se llama concupiscencia (del latín concupiscentĭa, de cupere, desear, reforzado con el prefijo con) a la propensión natural de los seres humanos a obrar el mal, como consecuencia del pecado original.
La especial insistencia de la enseñanza moral cristiana en centrarse en las cuestiones de conducta sexual, ha producido un cierto sesgo en el significado, dotándolo de ese contenido, que se observa en expresiones como «miradas concupiscentes». Sin embargo, el concepto es más general, y atañe a todas las dimensiones de la conducta. Según el Diccionario de la lengua española (de la Real Academia Española) la concupiscencia es, ‘en la moral católica, deseo de los bienes terrenos y, en especial, apetito desordenado de placeres deshonestos’.
Moral católica [editar]En su sentido más general y etimológico, concupiscencia es el deseo que el alma siente por lo bueno, no en el sentido del bien moral, sino en el de lo que produce satisfacción; en el uso propio de la teología moral católica, la concupiscencia es un apetito bajo contrario a la razón. Aquí apetito quiere decir inclinación interna, y la referencia a la razón tiene que ver con la oposición entre lo sensual y lo racional, no con el uso común de la palabra razón. El objeto del apetito sensual, concupiscente, es la gratificación de los sentidos, mientras que el del apetito racional es el bien de la naturaleza humana, y consiste en la subordinación de la razón a Dios. En la práctica se llama apetito al apetito sensual, o concupiscente, y razón al apetito racional así entendido.
La Iglesia Católica distingue entre concupiscencia actual, que son los deseos desordenados, y concupiscencia habitual, que es la propensión a sentir esos deseos. La concupiscencia no se identifica en la moral católica con el pecado, sino con la inclinación a cometerlo, pero en la tradición protestante sí se identifica con el mal; esto tiene que ver con las distintas interpretaciones del pecado original, que para los teólogos protestantes corrompió la naturaleza humana, hasta entonces inclinada al bien, y para los católicos privó a los hombres del don que hasta entonces compensaba la propensión de la naturaleza humana, desde su mismo origen, hacia el mal.
La inclinación al mal del bautizado es explicada de diferente manera por católicos y protestantes. Para la Iglesia Católica, por el bautismo le es perdonado al cristiano el pecado original, aunque no es eximido de sus consecuencias por él; así que no recupera el don perdido, igual que no recupera la inmortalidad corporal, que si bien no era parte de la naturaleza propiamente humana antes del pecado de los primeros padres, sí se ha considerado como una gracia especial de la que gozaban los primeros padres Adan y Eva. Esta gracia de la inmortalidad se perdió como castigo a su pecado. Los protestantes, incluidos los anglicanos, consideran que el bautismo no perdona el pecado original, sino sólo la responsabilidad personal del bautizando, y por eso no desaparece con él la concupiscencia.
Desde sus inicios, en el catolicismo se han definido tres enemigos del alma, que son el origen de la concupiscencia, a saber, el mundo, el demonio, y la carne.
En la teologÃa cristiana, se llama concupiscencia (del latÃn concupiscentÄa, de cupere, desear, reforzado con el prefijo con) a la propensión natural de los seres humanos a obrar el mal, como consecuencia del pecado original.
Answers & Comments
Verified answer
Concupiscencia
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Saltar a navegación, búsqueda
En la teología cristiana, se llama concupiscencia (del latín concupiscentĭa, de cupere, desear, reforzado con el prefijo con) a la propensión natural de los seres humanos a obrar el mal, como consecuencia del pecado original.
La especial insistencia de la enseñanza moral cristiana en centrarse en las cuestiones de conducta sexual, ha producido un cierto sesgo en el significado, dotándolo de ese contenido, que se observa en expresiones como «miradas concupiscentes». Sin embargo, el concepto es más general, y atañe a todas las dimensiones de la conducta. Según el Diccionario de la lengua española (de la Real Academia Española) la concupiscencia es, ‘en la moral católica, deseo de los bienes terrenos y, en especial, apetito desordenado de placeres deshonestos’.
Moral católica [editar]En su sentido más general y etimológico, concupiscencia es el deseo que el alma siente por lo bueno, no en el sentido del bien moral, sino en el de lo que produce satisfacción; en el uso propio de la teología moral católica, la concupiscencia es un apetito bajo contrario a la razón. Aquí apetito quiere decir inclinación interna, y la referencia a la razón tiene que ver con la oposición entre lo sensual y lo racional, no con el uso común de la palabra razón. El objeto del apetito sensual, concupiscente, es la gratificación de los sentidos, mientras que el del apetito racional es el bien de la naturaleza humana, y consiste en la subordinación de la razón a Dios. En la práctica se llama apetito al apetito sensual, o concupiscente, y razón al apetito racional así entendido.
La Iglesia Católica distingue entre concupiscencia actual, que son los deseos desordenados, y concupiscencia habitual, que es la propensión a sentir esos deseos. La concupiscencia no se identifica en la moral católica con el pecado, sino con la inclinación a cometerlo, pero en la tradición protestante sí se identifica con el mal; esto tiene que ver con las distintas interpretaciones del pecado original, que para los teólogos protestantes corrompió la naturaleza humana, hasta entonces inclinada al bien, y para los católicos privó a los hombres del don que hasta entonces compensaba la propensión de la naturaleza humana, desde su mismo origen, hacia el mal.
La inclinación al mal del bautizado es explicada de diferente manera por católicos y protestantes. Para la Iglesia Católica, por el bautismo le es perdonado al cristiano el pecado original, aunque no es eximido de sus consecuencias por él; así que no recupera el don perdido, igual que no recupera la inmortalidad corporal, que si bien no era parte de la naturaleza propiamente humana antes del pecado de los primeros padres, sí se ha considerado como una gracia especial de la que gozaban los primeros padres Adan y Eva. Esta gracia de la inmortalidad se perdió como castigo a su pecado. Los protestantes, incluidos los anglicanos, consideran que el bautismo no perdona el pecado original, sino sólo la responsabilidad personal del bautizando, y por eso no desaparece con él la concupiscencia.
Desde sus inicios, en el catolicismo se han definido tres enemigos del alma, que son el origen de la concupiscencia, a saber, el mundo, el demonio, y la carne.
Concupiscencia.
(Del lat. concupiscentÄa).
1. f. En la moral católica, deseo de bienes terrenos y, en especial, apetito desordenado de placeres deshonestos.
Un saludo.
déjame buscar eso en google por ti...
Listo: http://es.wikipedia.org/wiki/Concupiscencia
En la teologÃa cristiana, se llama concupiscencia (del latÃn concupiscentÄa, de cupere, desear, reforzado con el prefijo con) a la propensión natural de los seres humanos a obrar el mal, como consecuencia del pecado original.