1º) Frente al idealismo, negar que la conciencia agote la realidad o sea originaria, postulando la existencia de una materia ontológico-general que desborda «ontológicamente» y es originaria respecto de la conciencia (empírica o trascendental en sentido positivo).
2º) Defender las «sinexiones» entre conciencia y Mundo, de tal modo que el Mundo sería el contenido finito de la materia ontológico-general caracterizado por estar dado a escala del Ego (principio «zootrópico»); no hay conciencia sin mundo ni mundo sin conciencia. Esta transformación materialista del principio de apercepción trascendental kantiano se llevará fundamentalmente a cabo a través de la idea de «trascendentalidad» positiva.
3º) Frente a los distintos formalismos o «reductivismos» ontológicos, la defensa de que los contenidos del Mundo (esto es, las materialidades dadas a escala del Ego, sin olvidar que el Ego mismo está dado también a escala de estas materialidades) se dividen en tres géneros distributivos de materialidad «sinectivamente» conectados entre sí, de tal modo que es erróneo pensarlos al modo «megárico» o dar más peso ontológico a uno que a otro. Estos géneros, o dimensiones ontológicas «sinectivamente» conectadas entre sí en «symploké» los conoce el materialismo filosófico como M1, M2 y M3. Estos contenidos, al estar dados en función del Ego, son el ámbito ontológico donde la materia «se conoce a sí misma», aunque parcialmente, «finitamente», no al modo hegeliano según el cual el Ser tomaría plena conciencia de sí dentro del Ser-para-sí, en el Espíritu absoluto.
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1º) Frente al idealismo, negar que la conciencia agote la realidad o sea originaria, postulando la existencia de una materia ontológico-general que desborda «ontológicamente» y es originaria respecto de la conciencia (empírica o trascendental en sentido positivo).
2º) Defender las «sinexiones» entre conciencia y Mundo, de tal modo que el Mundo sería el contenido finito de la materia ontológico-general caracterizado por estar dado a escala del Ego (principio «zootrópico»); no hay conciencia sin mundo ni mundo sin conciencia. Esta transformación materialista del principio de apercepción trascendental kantiano se llevará fundamentalmente a cabo a través de la idea de «trascendentalidad» positiva.
3º) Frente a los distintos formalismos o «reductivismos» ontológicos, la defensa de que los contenidos del Mundo (esto es, las materialidades dadas a escala del Ego, sin olvidar que el Ego mismo está dado también a escala de estas materialidades) se dividen en tres géneros distributivos de materialidad «sinectivamente» conectados entre sí, de tal modo que es erróneo pensarlos al modo «megárico» o dar más peso ontológico a uno que a otro. Estos géneros, o dimensiones ontológicas «sinectivamente» conectadas entre sí en «symploké» los conoce el materialismo filosófico como M1, M2 y M3. Estos contenidos, al estar dados en función del Ego, son el ámbito ontológico donde la materia «se conoce a sí misma», aunque parcialmente, «finitamente», no al modo hegeliano según el cual el Ser tomaría plena conciencia de sí dentro del Ser-para-sí, en el Espíritu absoluto.
el carzon pero volteado