En este cuenta se critica a la sociedad en general, usando como medio la vida de un chico que pasa por las tres partes principales de la sociedad estamental : clero, nobleza y pueblo.
La vida de este chico, Pipá, es la de un chico que vive en la calle. Al principio, está por las calles robando a los monaguillos, sacando cosas de la iglesia y de otros lugares para poder hacerse un disfraz para carnaval. Más adelante, Pipá entra en el palacio de la marquesa, donde se cumplen sus sueños y en donde se ve la ingenuidad del chico. En el palacio conoce a Dios, pero Pipá siente que debe ir al mal ambiente de los bares con borrachos, etc. Allí él muere.
Clarín decide culpar a la sociedad de todo lo sucedido, ya que no ha hecho nada para solucionar o para hacer un poco mejor la vida de este muchacho.
[...] fue Pipá un gran problema que nadie resolvió, porque pasó de esta vida sin que filósofo alguno de mayor cuantía posara sobre él sus ojos.
Tuvo fama ; la sociedad le temió y se armó contra él de su vindicta en forma de puntapié, suministrando por grosero polizonte o evangélico presbítero o zafio sacristán. Terror de beatas, escándalos
de la policía, prevaricador perpetuo de los bandos y maneras convencionales, tuvo, con todo, razón sobre todos sus enemigos, y fue inconsciente apóstol de las ideas más puras de buen gobierno, siquiera la atmósfera viciada en que respiró la vida malease superficialmente sus instintos generosos.
En esta cita se nos demuestra las injusticias que se tenían hacia el muchacho sin intentar siquiera ayudarlo en vez de despreciarlo y echarlo fuera.
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En este cuenta se critica a la sociedad en general, usando como medio la vida de un chico que pasa por las tres partes principales de la sociedad estamental : clero, nobleza y pueblo.
La vida de este chico, Pipá, es la de un chico que vive en la calle. Al principio, está por las calles robando a los monaguillos, sacando cosas de la iglesia y de otros lugares para poder hacerse un disfraz para carnaval. Más adelante, Pipá entra en el palacio de la marquesa, donde se cumplen sus sueños y en donde se ve la ingenuidad del chico. En el palacio conoce a Dios, pero Pipá siente que debe ir al mal ambiente de los bares con borrachos, etc. Allí él muere.
Clarín decide culpar a la sociedad de todo lo sucedido, ya que no ha hecho nada para solucionar o para hacer un poco mejor la vida de este muchacho.
[...] fue Pipá un gran problema que nadie resolvió, porque pasó de esta vida sin que filósofo alguno de mayor cuantía posara sobre él sus ojos.
Tuvo fama ; la sociedad le temió y se armó contra él de su vindicta en forma de puntapié, suministrando por grosero polizonte o evangélico presbítero o zafio sacristán. Terror de beatas, escándalos
de la policía, prevaricador perpetuo de los bandos y maneras convencionales, tuvo, con todo, razón sobre todos sus enemigos, y fue inconsciente apóstol de las ideas más puras de buen gobierno, siquiera la atmósfera viciada en que respiró la vida malease superficialmente sus instintos generosos.
En esta cita se nos demuestra las injusticias que se tenían hacia el muchacho sin intentar siquiera ayudarlo en vez de despreciarlo y echarlo fuera.