Los motores de Fórmula 1 son de 4 tiempos. Esto significa que tiene 4 fases: Admisión, compresión, combustión y escape.
La primera fase, la de admisión, hace que la gasolina mezclada con el aire entre en el pistón.
En la compresión la gasolina que se encuentra en el pistón se comprime al máximo.
Cuando llega al punto máximo de compresión, la mezcla de aire y gasolina estalla lanzando el pistón. A esta fase se la denomina combustión.
Por último, los gases residuales de la explosión se expulsan hacia el tubo de escape.
Además, para aprovechar la energía del motor al máximo se dispone de marchas que regulan la fuerza que el motor transmite a las ruedas, que son las que impulsan al coche.
El motor y la transmisión de un Fórmula 1 moderno cuenta con la maquinaria más desarrollada del planeta, y la competencia por tener el mejor motor de la parrilla es muy intensa.
Tradicionalmente, el desarrollo de motores para la competición tenía que cumplir con la afirmación del gurú en ingeniería Ferdinand Porsche. Para él la carrera perfecta era en la que el coche cruzaba la línea el primero y al terminar se caía en pedazos. Aunque esto no es verdadero (ningún coche se cae en pedazos al acabar), actualmente la regulación exige que el motor dure dos carreras. Por esto mismo al diseñar un motor se busca el compendio entre potencia y durabilidad.
La potencia que tienen hoy en día los motores, nos muestran lo lejos que ha llegado la Fórmula 1. En los años 50, un Fórmula 1 tenía una potencia de unos 100 caballos por cada litro. Pero cuando llega la “edad del turbo”, motores de 1.5 litros llegaban a producir 750 caballos por cada litro. En 1989 se vuelve a la normalidad y se pierde terreno respecto a años anteriores. Pero durante los últimos años ha tenido lugar una “batalla de poder” en la que se han llegado a rebasar los 1000 caballos. Motores V10 de 3 litros que producían más de 300 caballos por litro. Desde el 2006 la regulación exige utilizar motores V8 de 2.4 litros, ocasionando unas pérdidas de potencia de un 20 % aproximadamente.
Llegando a las 19.000 Revoluciones por minuto un Fórmula 1 moderno consume 650 litros de aire por segundo, con un consumo de combustible en carrera de unos 75 litros cada 100 Kilometros. A tales velocidades los pistones trabajan a una fuerza de aceleración de casi 9000 veces la gravedad. Así que conociendo estos datos se puede entender que el gran número de abandonos sean por culpa del motor, que trabaja a veces por encima de sus posibilidades. (De todos modos este año los motores casi no fallaban porque se bajo el límite de revoluciones, de 19.500 a 19.000).
Motor Ferrari El diseño de los motores es muy similar al de los turismos comerciales: cilindros, pistones y válvulas. El motor es un componente fundamental para el monoplaza, creado con fibra de carbono que soporta la transmisión y la suspensión trasera, por lo que debe ser de una estructura muy fuerte. Sin embargo debe ser lo más ligero posible, compacto, y estar situado en la zona más baja posible, pues así reduce el centro de gravedad del monoplaza y permite que la altura del vehículo sea la mínima.
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Los motores de Fórmula 1 son de 4 tiempos. Esto significa que tiene 4 fases: Admisión, compresión, combustión y escape.
La primera fase, la de admisión, hace que la gasolina mezclada con el aire entre en el pistón.
En la compresión la gasolina que se encuentra en el pistón se comprime al máximo.
Cuando llega al punto máximo de compresión, la mezcla de aire y gasolina estalla lanzando el pistón. A esta fase se la denomina combustión.
Por último, los gases residuales de la explosión se expulsan hacia el tubo de escape.
Además, para aprovechar la energía del motor al máximo se dispone de marchas que regulan la fuerza que el motor transmite a las ruedas, que son las que impulsan al coche.
El motor y la transmisión de un Fórmula 1 moderno cuenta con la maquinaria más desarrollada del planeta, y la competencia por tener el mejor motor de la parrilla es muy intensa.
Tradicionalmente, el desarrollo de motores para la competición tenía que cumplir con la afirmación del gurú en ingeniería Ferdinand Porsche. Para él la carrera perfecta era en la que el coche cruzaba la línea el primero y al terminar se caía en pedazos. Aunque esto no es verdadero (ningún coche se cae en pedazos al acabar), actualmente la regulación exige que el motor dure dos carreras. Por esto mismo al diseñar un motor se busca el compendio entre potencia y durabilidad.
La potencia que tienen hoy en día los motores, nos muestran lo lejos que ha llegado la Fórmula 1. En los años 50, un Fórmula 1 tenía una potencia de unos 100 caballos por cada litro. Pero cuando llega la “edad del turbo”, motores de 1.5 litros llegaban a producir 750 caballos por cada litro. En 1989 se vuelve a la normalidad y se pierde terreno respecto a años anteriores. Pero durante los últimos años ha tenido lugar una “batalla de poder” en la que se han llegado a rebasar los 1000 caballos. Motores V10 de 3 litros que producían más de 300 caballos por litro. Desde el 2006 la regulación exige utilizar motores V8 de 2.4 litros, ocasionando unas pérdidas de potencia de un 20 % aproximadamente.
Llegando a las 19.000 Revoluciones por minuto un Fórmula 1 moderno consume 650 litros de aire por segundo, con un consumo de combustible en carrera de unos 75 litros cada 100 Kilometros. A tales velocidades los pistones trabajan a una fuerza de aceleración de casi 9000 veces la gravedad. Así que conociendo estos datos se puede entender que el gran número de abandonos sean por culpa del motor, que trabaja a veces por encima de sus posibilidades. (De todos modos este año los motores casi no fallaban porque se bajo el límite de revoluciones, de 19.500 a 19.000).
Motor Ferrari El diseño de los motores es muy similar al de los turismos comerciales: cilindros, pistones y válvulas. El motor es un componente fundamental para el monoplaza, creado con fibra de carbono que soporta la transmisión y la suspensión trasera, por lo que debe ser de una estructura muy fuerte. Sin embargo debe ser lo más ligero posible, compacto, y estar situado en la zona más baja posible, pues así reduce el centro de gravedad del monoplaza y permite que la altura del vehículo sea la mínima.
Como cualquier otro motor de 4 tiempos, ciclo Otto.
Son V8, normalmente aspirados, con las RPM limitadas a 19000.
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