En Colombia hay dos: nacionalismo negativo y nacionalismo positivo. Por nacionalismo negativo, entiendo aquel que busca la diferenciación de una etnia frente al resto, que busca el establecimiento de límites, de fronteras y que siente como una invasión cualquier pretendida alteración de su identidad. Es el nacionalismo separatista, que ve al otro como hostil, que quiere dejar bien claro que pertenece a su cultura y que está fuera de ella y que entiende que los intereses nacionales están por delante de cualquier otro tipo de interés. Este tipo de nacionalismo es un nacionalismo que mira hacia dentro y que busca su identificación y su sentido de pertenencia por exclusión, es decir más que por lo que es, por lo que no es y no quiere ser. Es el nacionalismo que exige su reconocimiento inmediato y ve en su autodeterminación más una auto-deber que un derecho. En definitiva el nacionalismo que genera diferencias, conflictos, rencores y lágrimas. El nacionalismo positivo sin embargo, lo entiendo como aquel que buscar proyectar su identidad hacia fuera, que quiere darse a conocer con pasión y eficacia, y que orgulloso de su cultura la fortalece mirando hacia el futuro, sin olvidarse de su pasado histórico pero sin dejarse limitar por él y trascendiéndolo. Es el nacionalismo que busca su pureza y su reafirmación a través del mestizaje y del enriquecimiento del contacto con otras culturas. Es el nacionalismo que más que limitar el uso del castellano en su suelo pretende con altanería que su lengua se estudie y se hable en Madrid y en tantas ciudades del mundo como sea posible. En definitiva el nacionalismo que ofrece al resto del mundo las riquezas de sus costumbres con las puertas abiertas de par en par y que busca el bien común a través de sus cualidades singulares y haciendo evolucionar su cultura y la cultura universal desde el más profundo sentimiento de identidad.
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En Colombia hay dos: nacionalismo negativo y nacionalismo positivo. Por nacionalismo negativo, entiendo aquel que busca la diferenciación de una etnia frente al resto, que busca el establecimiento de límites, de fronteras y que siente como una invasión cualquier pretendida alteración de su identidad. Es el nacionalismo separatista, que ve al otro como hostil, que quiere dejar bien claro que pertenece a su cultura y que está fuera de ella y que entiende que los intereses nacionales están por delante de cualquier otro tipo de interés. Este tipo de nacionalismo es un nacionalismo que mira hacia dentro y que busca su identificación y su sentido de pertenencia por exclusión, es decir más que por lo que es, por lo que no es y no quiere ser. Es el nacionalismo que exige su reconocimiento inmediato y ve en su autodeterminación más una auto-deber que un derecho. En definitiva el nacionalismo que genera diferencias, conflictos, rencores y lágrimas. El nacionalismo positivo sin embargo, lo entiendo como aquel que buscar proyectar su identidad hacia fuera, que quiere darse a conocer con pasión y eficacia, y que orgulloso de su cultura la fortalece mirando hacia el futuro, sin olvidarse de su pasado histórico pero sin dejarse limitar por él y trascendiéndolo. Es el nacionalismo que busca su pureza y su reafirmación a través del mestizaje y del enriquecimiento del contacto con otras culturas. Es el nacionalismo que más que limitar el uso del castellano en su suelo pretende con altanería que su lengua se estudie y se hable en Madrid y en tantas ciudades del mundo como sea posible. En definitiva el nacionalismo que ofrece al resto del mundo las riquezas de sus costumbres con las puertas abiertas de par en par y que busca el bien común a través de sus cualidades singulares y haciendo evolucionar su cultura y la cultura universal desde el más profundo sentimiento de identidad.