Hay un país en el mundo en el mismo trayecto del sol nativo de la noche en un pobre archipiélago de azúcar y de alcohol sencillamente liviana como un ala de murciélago apoyado en la brisa sencillamente claro como el rostro de besos en las sorteras antiguas el día en los tejados sencillamente frutal perteneciente a los ríos y material sin embargo sencillamente muy ardiente y pateado como un adolescente en las caderas sencillamente triste y oprimido,
Sinceramente campesino rustico y despoblado.
Este amor alcanzara su floreciente edad pero no
Su polvo de ruido en la tierra no alcanza su bronca muerte
¡ Oídlo bien! No alcaza para quedar dormido, es un país pequeño y agredido sencillamente triste irritado y alborotado, además de oprimido.
Faltan hombres paran trabajar las tierras y las vírgenes cordilleras entonando canciones a la madre hortaliza del pan, del lienzo y madre del techo.
Faltan hombres que canten a la madre naturaleza y a la vida. Y entre tanto los campesinos no tienen tierra de hay el país no es lo que aparenta ósea le canta también a todo lo que se relaciona con los ingenios y con la azúcar.
El niño es traído de la caña de azúcar y después al anciano sereno con en el reloj que, lo mira con su muerte secreta, en los patios al pie de una lavandera mojada en las canciones, crece y rejuvenece. En las calles se queja en voz alta, apena su pie despunta, desgarra los pesebres. Este es un país que no merecer el nombre de país sino de tumba de los muertos huerto o sepultura no es justo que él castigo caiga sobre todos busquemos los culpables y así polar de luna pasajeros despoblados y campesinos rústicos del roció.
Desfiladeros de azúcar y cristales marinos disfrutaron de un metálico. Facultad de hombre para obrar por su propia decisión.
Un nido de constructivo Pas en cada palma y quizás a propósito del alma el enjambre de besos y el olvido.
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Hay un país en el mundo en el mismo trayecto del sol nativo de la noche en un pobre archipiélago de azúcar y de alcohol sencillamente liviana como un ala de murciélago apoyado en la brisa sencillamente claro como el rostro de besos en las sorteras antiguas el día en los tejados sencillamente frutal perteneciente a los ríos y material sin embargo sencillamente muy ardiente y pateado como un adolescente en las caderas sencillamente triste y oprimido,
Sinceramente campesino rustico y despoblado.
Este amor alcanzara su floreciente edad pero no
Su polvo de ruido en la tierra no alcanza su bronca muerte
¡ Oídlo bien! No alcaza para quedar dormido, es un país pequeño y agredido sencillamente triste irritado y alborotado, además de oprimido.
Faltan hombres paran trabajar las tierras y las vírgenes cordilleras entonando canciones a la madre hortaliza del pan, del lienzo y madre del techo.
Faltan hombres que canten a la madre naturaleza y a la vida. Y entre tanto los campesinos no tienen tierra de hay el país no es lo que aparenta ósea le canta también a todo lo que se relaciona con los ingenios y con la azúcar.
El niño es traído de la caña de azúcar y después al anciano sereno con en el reloj que, lo mira con su muerte secreta, en los patios al pie de una lavandera mojada en las canciones, crece y rejuvenece. En las calles se queja en voz alta, apena su pie despunta, desgarra los pesebres. Este es un país que no merecer el nombre de país sino de tumba de los muertos huerto o sepultura no es justo que él castigo caiga sobre todos busquemos los culpables y así polar de luna pasajeros despoblados y campesinos rústicos del roció.
Desfiladeros de azúcar y cristales marinos disfrutaron de un metálico. Facultad de hombre para obrar por su propia decisión.
Un nido de constructivo Pas en cada palma y quizás a propósito del alma el enjambre de besos y el olvido.
La gloria es de Dios te lo dije!