En toda la escala evolutiva hay un elemento que se repite reiteradamente y que parece haber sufrido muy pocas modificaciones desde sus orígenes. Ese elemento es el ojo.
De hecho hay muy pocas variaciones entre el ojo humano y el ojo de un pez. Pero aquellas diferencias existentes son interesantes de analizar.
La primera diferencia notable es que carece de párpado, lo cual hace que el pez no pueda dejar de ver los elementos que lo rodean aunque lo deseare.
La segunda diferencia la establece el iris. En los humanos funciona como el diafragma de una cámara fotográfica de modo que permite una mayor o menor entrada de luz para equilibrar las condiciones diversas. El iris humano se contrae o dilata con esa finalidad.
En la mayoría de los peces el iris tiene una abertura fija incapaz de adaptarse a los distintos niveles de iluminación. Por lo tanto los ajustes necesarios se realizan por medio de los fotorreceptores, que son células especializadas sensitivas a la luz, ubicadas en la retina. Al igual que los ojos humanos, los del pez están equipados con células bastón y células cónicas a nivel de la retina. Las células bastoncillos son los fotorreceptores para poca iluminación y las células cónicas son receptoras para condiciones de luz intensa (digamos “luz diurna”). Como límite entre luz intensa y luz débil se podría establecer la que emana de una lámpara de 25 wats. Es decir que unas u otras células dejan de actuar cuando la iluminación llega al límite mencionado.
Durante los períodos de gran luminosidad, las células cónicas son desplazadas a niveles más profundos de la retina, donde quedan protegidas de la luz intensa por células fuertemente pigmentadas. Cuando la iluminación cae por debajo de los niveles de una lámpara de 25 wats, la posición de los fotorreceptores se invierte. Este intercambio de fotorreceptores no es, en la mayoría de los casos, lo suficientemente rápido, pudiendo tardar entre 2 y 3 horas.
El texto explica lo peligroso que resulta encender la luz durante la noche. En particular si se trata de peces que proceden de una factoría o criadero, lugar donde no se utiliza luz artificial y el ritmo de la iluminación es proporcionado por la duración del día.
De noche, una vez que que las células bastoncillos han quedado en la superficie retinal y se extienden plenamente, quedan en esa ubicación varias horas; el proceso comienza a invertirse por sí mismo y lentamente como si estuviera regido por un reloj biológico, ya que la preparación retinal para el alba comienza varias horas antes de que los primeros rayos solares toquen la superficie del agua.
Entendemos así la importancia que tiene y lo peligroso que resulta para los peces encender la luz de noche si la lámpara es mayor de 25 wats, puesto que tal situación sumiría a los peces en un shock lumínico-visual del cual puede tardar varios minutos en reponerse, ya que al lento proceso de reacomodar las células fotorreceptoras, se suma la ausencia de párpados para protegerse de la luz intensa.
Analizados desde el punto de vista humano, muchas especies son miopes o cortos de vista. Esto presupone que cuando el pez descansa sus ojos toman una posición que les permite visualizar con mayor certeza aquellos puntos cercanos, cosa muy importante porque la mayoría de las aguas son turbias o poco iluminadas y de nada serviría tener visión a larga distancia cuando el peligro sólo puede verse a distancias cortas. Lo mismo ocurre con las presas, las cuales estando suficientemente cerca y bien enfocadas, permitirán un rápido movimiento para comerlas. Es decir que la miopía en los peces tiene un sentido y una utilidad práctica.
Sin embargo existen excepciones en algunas familias de peces. En estos casos cuando el pez descansa el ojo tiene una distancia focal más larga y a corta distancia la visión es poco nítida. Obviamente estos peces suelen habitar aguas limpias y cristalinas que durante las noches de luna son bastante iluminadas. En tales casos es menester localizar las presas y los enemigos a mayor distancia.
El ojo humano tiene la habilidad de modificar la distancia focal de una visión lejana a una próxima tan sólo con modificar el ancho del cristalino. En la medida que vamos envejeciendo esa habilidad la vamos perdiendo y se hacen necesarias correcciones ópticas por medio de cristales graduados.
Los peces que tienen la habilidad de modificar su campo de visión no lo hacen del mismo modo que los humanos ya que poseen un cristalino capaz de moverse más cerca o más lejos de la retina sensitiva y de hecho obtienen el mismo resultado, como si fuera un lente de focal variable (“zoom”).
Este movimiento del cristalino se realiza por medio de un músculo llamado retractor que está unido al cristalino y que lo puede tirar hacia atrás en dirección a la retina.
Pero aún tenemos otras formas evolutivas. Se trata de peces con visión bifocal simultánea que son capaces de enfocar objetos cercanos con una parte del ojo, mientras que otra parte enfoca objetos lejanos valiéndose de una parte distinta de la retina.
Estos son los peces denominados “de cuatro ojos” que, como en Anableps anableps, pasan la mayor cantidad de su tiempo nadando en la superficie del agua con la parte superior del ojo fuera del agua y la parte inferior dentro de ella. Aparentemente con la parte fuera del agua pueden enfocar objetos muy lejanos al ojo, mientras que debajo de la superficie son capaces de enfocar objetos cercanos, y todo esto al mismo tiempo.
Ahora bien, dado que la mayoría de los peces tienen ubicados sus ojos a los costados del cuerpo, no parece posible que puedan tener una visión tridimensional adecuada. Más bien deben tener una visión estereoscópica, o profundidad visual, muy reducida. En la medida que los ojos se ubican más hacia el frente en algunas familias, aumenta su sentido de la profundidad. En algunos peces existe una banda frontal de visión binocular en la banda periférica de la retina que es mucho menos sensitiva y por ende, esa visión binocular, debe resultar menos nítida.
Esto se compensa con una gran sensibilidad visual a los objetos que contrastan con el fondo, tanto en lo que hace al color, luminosidad o movimiento. Este tipo de contrastes es percibido rápidamente a nivel de la retina.
Este esquema muestra las zonas de visión monocular y binocular. Compárese el estrecho ángulo de visión estereoscópica con el ángulo mucho más grande de visión monocular. En la zona lateral -mucho mayor- se pierde el sentido de la profundidad. A cambio los peces con ojos laterales pueden visualizar objetos ubicados detrás de ellos.
Finalmente tenemos el extremo opuesto al ojo, que es la ausencia total o la presencia de ojos muy rudimentarios. Entre los ejemplos de ausencia tenemos los peces de las grandes profundidades (abisales) o los tetras de las cavernas, Astyanax mexicanus (x Anoptichthys jordani, foto de la izquierda). En este caso el ojo resulta obsoleto e innecesario dado que no hay luz para transmitir imágenes. Sin embargo han desarrollado sustitutos suficientes como para poder comer microorganismos que no serían visibles a otros peces con ojos y buena iluminación. Los ojos vestigiales de los peces de las grandes profundidades oceánicas se explica por la migración que pueden producir hacia aguas superiores en busca de alimento u otros fines. Estos peces han desarrollado una visión en condiciones de iluminación tan escasa que el ojo humano no podría percibir imagen de ninguna naturaleza. Esto lo han logrado evolucionando hacia un sobredimensionamiento de todos los instrumentos visuales, tanto en tamaño como en sensibilidad. Algunos peces poseen dos retinas, siendo una de ellas accesoria, y así pueden enfocar objetos cercanos utilizando una y los lejanos utilizando la restante. Por lo general estas dos retinas están ubicadas una en la superficie y otra en el fondo de un ojo telescópico o tubular. Como por lo general estos instrumentos visuales están ubicados en posición frontal, los peces así provistos tienen una visión binocular de la cual están desprovistos la mayoría de otros peces.
¿Cómo cambia de foco el ojo de un pez?
A. El músculo retractor del cristalino
(M) está en posición de descanso, mientras que el cristalino
(L) está enfocando objetos cercanos.
B. El músculo se contrae atrayendo el cristalino hacia la retina, enfocando los objetos más lejanos
Por la misma razón que los humanos no tenemos branquias, porque no las necesitamos. Los párpados son para humedecer los ojos, no creo que los pescados necesiten humedecerlos mas.
La mayoría de los peces no tienen párpados, ya que no necesitan lubricar los ojos por el medio en que se encuantran, además necesitan mantenerse siempre alertas por lo que en sentido estricto no duermen, pero te diré que hay un pez que sí los posee: ¡El tiburón!. algunas especies de tiburones poseen una membrana (tercer párpado) que a la vista pareciera que poseen dos tipos de ojos.
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En toda la escala evolutiva hay un elemento que se repite reiteradamente y que parece haber sufrido muy pocas modificaciones desde sus orígenes. Ese elemento es el ojo.
De hecho hay muy pocas variaciones entre el ojo humano y el ojo de un pez. Pero aquellas diferencias existentes son interesantes de analizar.
La primera diferencia notable es que carece de párpado, lo cual hace que el pez no pueda dejar de ver los elementos que lo rodean aunque lo deseare.
La segunda diferencia la establece el iris. En los humanos funciona como el diafragma de una cámara fotográfica de modo que permite una mayor o menor entrada de luz para equilibrar las condiciones diversas. El iris humano se contrae o dilata con esa finalidad.
En la mayoría de los peces el iris tiene una abertura fija incapaz de adaptarse a los distintos niveles de iluminación. Por lo tanto los ajustes necesarios se realizan por medio de los fotorreceptores, que son células especializadas sensitivas a la luz, ubicadas en la retina. Al igual que los ojos humanos, los del pez están equipados con células bastón y células cónicas a nivel de la retina. Las células bastoncillos son los fotorreceptores para poca iluminación y las células cónicas son receptoras para condiciones de luz intensa (digamos “luz diurna”). Como límite entre luz intensa y luz débil se podría establecer la que emana de una lámpara de 25 wats. Es decir que unas u otras células dejan de actuar cuando la iluminación llega al límite mencionado.
Durante los períodos de gran luminosidad, las células cónicas son desplazadas a niveles más profundos de la retina, donde quedan protegidas de la luz intensa por células fuertemente pigmentadas. Cuando la iluminación cae por debajo de los niveles de una lámpara de 25 wats, la posición de los fotorreceptores se invierte. Este intercambio de fotorreceptores no es, en la mayoría de los casos, lo suficientemente rápido, pudiendo tardar entre 2 y 3 horas.
El texto explica lo peligroso que resulta encender la luz durante la noche. En particular si se trata de peces que proceden de una factoría o criadero, lugar donde no se utiliza luz artificial y el ritmo de la iluminación es proporcionado por la duración del día.
De noche, una vez que que las células bastoncillos han quedado en la superficie retinal y se extienden plenamente, quedan en esa ubicación varias horas; el proceso comienza a invertirse por sí mismo y lentamente como si estuviera regido por un reloj biológico, ya que la preparación retinal para el alba comienza varias horas antes de que los primeros rayos solares toquen la superficie del agua.
Entendemos así la importancia que tiene y lo peligroso que resulta para los peces encender la luz de noche si la lámpara es mayor de 25 wats, puesto que tal situación sumiría a los peces en un shock lumínico-visual del cual puede tardar varios minutos en reponerse, ya que al lento proceso de reacomodar las células fotorreceptoras, se suma la ausencia de párpados para protegerse de la luz intensa.
Analizados desde el punto de vista humano, muchas especies son miopes o cortos de vista. Esto presupone que cuando el pez descansa sus ojos toman una posición que les permite visualizar con mayor certeza aquellos puntos cercanos, cosa muy importante porque la mayoría de las aguas son turbias o poco iluminadas y de nada serviría tener visión a larga distancia cuando el peligro sólo puede verse a distancias cortas. Lo mismo ocurre con las presas, las cuales estando suficientemente cerca y bien enfocadas, permitirán un rápido movimiento para comerlas. Es decir que la miopía en los peces tiene un sentido y una utilidad práctica.
Sin embargo existen excepciones en algunas familias de peces. En estos casos cuando el pez descansa el ojo tiene una distancia focal más larga y a corta distancia la visión es poco nítida. Obviamente estos peces suelen habitar aguas limpias y cristalinas que durante las noches de luna son bastante iluminadas. En tales casos es menester localizar las presas y los enemigos a mayor distancia.
El ojo humano tiene la habilidad de modificar la distancia focal de una visión lejana a una próxima tan sólo con modificar el ancho del cristalino. En la medida que vamos envejeciendo esa habilidad la vamos perdiendo y se hacen necesarias correcciones ópticas por medio de cristales graduados.
Los peces que tienen la habilidad de modificar su campo de visión no lo hacen del mismo modo que los humanos ya que poseen un cristalino capaz de moverse más cerca o más lejos de la retina sensitiva y de hecho obtienen el mismo resultado, como si fuera un lente de focal variable (“zoom”).
Este movimiento del cristalino se realiza por medio de un músculo llamado retractor que está unido al cristalino y que lo puede tirar hacia atrás en dirección a la retina.
Pero aún tenemos otras formas evolutivas. Se trata de peces con visión bifocal simultánea que son capaces de enfocar objetos cercanos con una parte del ojo, mientras que otra parte enfoca objetos lejanos valiéndose de una parte distinta de la retina.
Estos son los peces denominados “de cuatro ojos” que, como en Anableps anableps, pasan la mayor cantidad de su tiempo nadando en la superficie del agua con la parte superior del ojo fuera del agua y la parte inferior dentro de ella. Aparentemente con la parte fuera del agua pueden enfocar objetos muy lejanos al ojo, mientras que debajo de la superficie son capaces de enfocar objetos cercanos, y todo esto al mismo tiempo.
Ahora bien, dado que la mayoría de los peces tienen ubicados sus ojos a los costados del cuerpo, no parece posible que puedan tener una visión tridimensional adecuada. Más bien deben tener una visión estereoscópica, o profundidad visual, muy reducida. En la medida que los ojos se ubican más hacia el frente en algunas familias, aumenta su sentido de la profundidad. En algunos peces existe una banda frontal de visión binocular en la banda periférica de la retina que es mucho menos sensitiva y por ende, esa visión binocular, debe resultar menos nítida.
Esto se compensa con una gran sensibilidad visual a los objetos que contrastan con el fondo, tanto en lo que hace al color, luminosidad o movimiento. Este tipo de contrastes es percibido rápidamente a nivel de la retina.
Este esquema muestra las zonas de visión monocular y binocular. Compárese el estrecho ángulo de visión estereoscópica con el ángulo mucho más grande de visión monocular. En la zona lateral -mucho mayor- se pierde el sentido de la profundidad. A cambio los peces con ojos laterales pueden visualizar objetos ubicados detrás de ellos.
Finalmente tenemos el extremo opuesto al ojo, que es la ausencia total o la presencia de ojos muy rudimentarios. Entre los ejemplos de ausencia tenemos los peces de las grandes profundidades (abisales) o los tetras de las cavernas, Astyanax mexicanus (x Anoptichthys jordani, foto de la izquierda). En este caso el ojo resulta obsoleto e innecesario dado que no hay luz para transmitir imágenes. Sin embargo han desarrollado sustitutos suficientes como para poder comer microorganismos que no serían visibles a otros peces con ojos y buena iluminación. Los ojos vestigiales de los peces de las grandes profundidades oceánicas se explica por la migración que pueden producir hacia aguas superiores en busca de alimento u otros fines. Estos peces han desarrollado una visión en condiciones de iluminación tan escasa que el ojo humano no podría percibir imagen de ninguna naturaleza. Esto lo han logrado evolucionando hacia un sobredimensionamiento de todos los instrumentos visuales, tanto en tamaño como en sensibilidad. Algunos peces poseen dos retinas, siendo una de ellas accesoria, y así pueden enfocar objetos cercanos utilizando una y los lejanos utilizando la restante. Por lo general estas dos retinas están ubicadas una en la superficie y otra en el fondo de un ojo telescópico o tubular. Como por lo general estos instrumentos visuales están ubicados en posición frontal, los peces así provistos tienen una visión binocular de la cual están desprovistos la mayoría de otros peces.
¿Cómo cambia de foco el ojo de un pez?
A. El músculo retractor del cristalino
(M) está en posición de descanso, mientras que el cristalino
(L) está enfocando objetos cercanos.
B. El músculo se contrae atrayendo el cristalino hacia la retina, enfocando los objetos más lejanos
ni idea, CHARLIE BROWN sos muy cómico, elegilo como mejor respuesta por el ingenio por favor, disculpá que use tu espacio sin poder responderte
Por la misma razón por la que los humanos no tenemos aletas.
Además, te imaginas lo caro que le saldría a los peces hembras, comprar cosméticos resistentes al agua? Piensa, piensa.......
Por la misma razón que los humanos no tenemos branquias, porque no las necesitamos. Los párpados son para humedecer los ojos, no creo que los pescados necesiten humedecerlos mas.
es que avos te gusta CHARLY BROWN
Hola Daniela!!!
La mayoría de los peces no tienen párpados, ya que no necesitan lubricar los ojos por el medio en que se encuantran, además necesitan mantenerse siempre alertas por lo que en sentido estricto no duermen, pero te diré que hay un pez que sí los posee: ¡El tiburón!. algunas especies de tiburones poseen una membrana (tercer párpado) que a la vista pareciera que poseen dos tipos de ojos.
Si tienen, pero son transparentes y fijos , ya que necesitan proteger a los ojos del medio ambiente.
los parpados se utilizan para lubricar el ojo ,como los peces estan en un medio acuoso no los necesitan
Porque la función que poseen los párpados, es lubricar el ojo. A los peces no les hace falta esto pues viven en un medio liquido.
porque no necesitan cerrar los ojos, siempre los traen abiertos