Cada fracaso enseña al hombre algo que necesitaba aprender.

El valor, la buena conducta y la perseverancia conquistan todas las cosas y los obstáculos que quieran destruirlas y que se interpongan en su camino.

No se sale adelante celebrando éxitos sino superando fracasos.

El más terrible de los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza perdida.

No encuentres la falta, encuentra el remedio.

Es preciso que soporte dos o tres orugas si quiero conocer a las mariposas.

Lo que no me mata, me fortalece.

En las adversidades sale a luz la virtud.

Llorar, sí; pero llorar de pie, trabajando; vale más sembrar una cosecha que llorar por lo que se perdió.

Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades.

¿Por qué se ha de temer a los cambios? Toda la vida es un cambio. ¿Por qué hemos de temerle?

Tendida en medio de las desdichas, el alma ve mucho.

Se le puede quitar a un general su ejército, pero no a un hombre su voluntad.

Si te caes siete veces, levántate ocho.

El secreto de los fuertes es obligarse sin tregua.

Haz bien tu parte. En eso reside todo el honor.

No puede uno ser valiente si le han ocurrido sólo cosas maravillosas.

La vida no es sino una continua sucesión de oportunidades para sobrevivir.