Considerar al término ser como un sinónimo de entidad o ente, en tanto que sería una cosa que posee existencia y autonomía, es uno de los mayores errores en la historia de la Filosofía, según Martin Heidegger. En efecto, este filósofo define a la Metafísica como el olvido del ser.
Ahora bien, ¿qué se debe entender entonces por ser? Ser es, ante todo, un verbo; el verbo que designa aquello que hace que todas las cosas sean, y sean lo que son. Además, según el mismo Heidegger, ser es tiempo, precisamente porque las cosas que son no permanecen, sino que se dan en un horizonte temporal.
Para entender el concepto de ser es necesario contraponerlo con el concepto de ente (o cosa que es). En efecto, "ser es siempre ser de un ente" (Cf. Ser y Tiempo), pues no hay seres por ahí volando solitos, sino que el ser se da siempre en un ente que es. Pensemos, por ejemplo, que una persona (un ente) puede ser muchas cosas: puede ser un profesor, puede ser un padre, puede ser un hijo... y todo se remite al mismo ente, por lo que ser y ente no son lo mismo. Entonces, podemos concluir que ser hace referencia a los modos que tiene el ente de darse en el mundo. De ahí que Aristóteles dijera en su Metafísica (Libro VII) que "ser se dice de muchas maneras".
En el libro VI de la Metafísica, Aristóteles afirma que ser se dice de muchas maneras: se dice de acuerdo con las categorías (que son la entidad, el lugar, el tiempo, el padecimiento, entre otras), pero también se dice del accidente, del acto, de la pontencia, de la verdad y de la falsedad (que vendría siendo no-ser).
Posteriormente, este filósofo va a considerar que debido a esa multiplicidad de sentidos, no se puede preguntar ¿qué es ser?, pues debemos precisar bien el término por el que preguntamos y, si hay una ciencia que estudie el ser, cuál es el objeto que estudia. Entonces, Aristóteles observa (Libro VII) que todos los sentidos en los que se dice ser están referidos a la entidad (a la cosa). En efecto, de la cosa decimos que está en tal lugar, que tiene tal color, que padece tal cosa, y todo lo decimos que es o bien es una entidad o bien está referido directamente a ella. Por eso, Aristóteles propone que en vez de preguntarnos por qué es el ser, debemos preguntarnos por qué es la entidad.
No obstante, después de Aristóteles el ser cayó en el olvido, según Martin Heidegger. El término "olvido del ser" es usado por este filósofo para explicar que, en la historia de la metafísica posterior a Aristóteles, ser y entidad se confundieron, pues se los tomaba como sinónimos, por lo que, en efecto, el ser se olvidó. El problema de considerar al ser como una entidad más (o incluso como la entidad: como Dios) es que lo cosifica, esto es, se lo toma como una cosa, cuando el ser, precisamente, no es una cosa. Así pues, nunca se lo estudió correctamente, lo cual llevó a equívocos. Pensemos que, por ejemplo, el correr no es una cosa, sino una acción, y que sería muy equivocado tomarlo como una entidad. Lo mismo pasa con el ser.
Cuando Dios creo a los animales solo los hizo vivientes, pero cuando Dios creo al Hombre los hizo Ser Viviente.
Tu eres Alma, Espiritu y Cuerpo, el cuerpo es lo que ves y que se vuelve polvo al morir, el espiritu es la energia que ta permite moverte, pero el Alma eres tu, la que se se da cuenta de su existencia.
Tu eres un Alma dentro de un Cuerpo, un Ser real y cambiante, capaz de transformar el universo.
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Considerar al término ser como un sinónimo de entidad o ente, en tanto que sería una cosa que posee existencia y autonomía, es uno de los mayores errores en la historia de la Filosofía, según Martin Heidegger. En efecto, este filósofo define a la Metafísica como el olvido del ser.
Ahora bien, ¿qué se debe entender entonces por ser? Ser es, ante todo, un verbo; el verbo que designa aquello que hace que todas las cosas sean, y sean lo que son. Además, según el mismo Heidegger, ser es tiempo, precisamente porque las cosas que son no permanecen, sino que se dan en un horizonte temporal.
Para entender el concepto de ser es necesario contraponerlo con el concepto de ente (o cosa que es). En efecto, "ser es siempre ser de un ente" (Cf. Ser y Tiempo), pues no hay seres por ahí volando solitos, sino que el ser se da siempre en un ente que es. Pensemos, por ejemplo, que una persona (un ente) puede ser muchas cosas: puede ser un profesor, puede ser un padre, puede ser un hijo... y todo se remite al mismo ente, por lo que ser y ente no son lo mismo. Entonces, podemos concluir que ser hace referencia a los modos que tiene el ente de darse en el mundo. De ahí que Aristóteles dijera en su Metafísica (Libro VII) que "ser se dice de muchas maneras".
En el libro VI de la Metafísica, Aristóteles afirma que ser se dice de muchas maneras: se dice de acuerdo con las categorías (que son la entidad, el lugar, el tiempo, el padecimiento, entre otras), pero también se dice del accidente, del acto, de la pontencia, de la verdad y de la falsedad (que vendría siendo no-ser).
Posteriormente, este filósofo va a considerar que debido a esa multiplicidad de sentidos, no se puede preguntar ¿qué es ser?, pues debemos precisar bien el término por el que preguntamos y, si hay una ciencia que estudie el ser, cuál es el objeto que estudia. Entonces, Aristóteles observa (Libro VII) que todos los sentidos en los que se dice ser están referidos a la entidad (a la cosa). En efecto, de la cosa decimos que está en tal lugar, que tiene tal color, que padece tal cosa, y todo lo decimos que es o bien es una entidad o bien está referido directamente a ella. Por eso, Aristóteles propone que en vez de preguntarnos por qué es el ser, debemos preguntarnos por qué es la entidad.
No obstante, después de Aristóteles el ser cayó en el olvido, según Martin Heidegger. El término "olvido del ser" es usado por este filósofo para explicar que, en la historia de la metafísica posterior a Aristóteles, ser y entidad se confundieron, pues se los tomaba como sinónimos, por lo que, en efecto, el ser se olvidó. El problema de considerar al ser como una entidad más (o incluso como la entidad: como Dios) es que lo cosifica, esto es, se lo toma como una cosa, cuando el ser, precisamente, no es una cosa. Así pues, nunca se lo estudió correctamente, lo cual llevó a equívocos. Pensemos que, por ejemplo, el correr no es una cosa, sino una acción, y que sería muy equivocado tomarlo como una entidad. Lo mismo pasa con el ser.
Si preguntaras: ¿Que es el Ser? Te respondería con seguridad: Un misterio.
Cuando Dios creo a los animales solo los hizo vivientes, pero cuando Dios creo al Hombre los hizo Ser Viviente.
Tu eres Alma, Espiritu y Cuerpo, el cuerpo es lo que ves y que se vuelve polvo al morir, el espiritu es la energia que ta permite moverte, pero el Alma eres tu, la que se se da cuenta de su existencia.
Tu eres un Alma dentro de un Cuerpo, un Ser real y cambiante, capaz de transformar el universo.
el ser es el acontecimiento , el er-ignis o evento que propicia el surgimiento del ente.
Lo contrario al no ser. El ser algunos piensan deriva del pensar, es una sucesión del pensamiento. Se refiere a la existencia de algo.
ehh
Un yogur, un agua, etc etc
Un simple descendiente del mono.