La tarea del preceptor actualmente es muy distinta a la que realizábamos hace unos cuantos años atrás. Hoy en día quienes se ocupan de trabajar con adolescentes deben tener un cierto grado de preparación previa, para la resolución de conflictos.
Los tiempos que corren cargados de violencia, droga, alcohol han modificado el perfil del estudiante.
Trabajamos prácticamente a diario con alguna situación conflictiva, provocada por uso de alcohol, consumo de drogas, embarazo adolescente, violencia entre pares. Esto ultimo ya no solo se genera en la escuela, sino que se gesta fuera de ella.
En muchas de estas situaciones el origen de las disputas, comienza en los boliches, o lo que es peor aun en los mail nuevo método para provocar una pelea, esto es más común que suceda con las niñas.
¿Que pasa con toda esta carga si no se esta preparado?
Pueden sucederse reiterados pedidos de licencia, pues son situaciones estresantes que no todos sabemos, o podemos manejarlas, sin quedar pegados a dichas cuestiones.
Esto genera consecuentemente recarga en quienes deciden permanecer a pesar de la falta de soluciones, que por un elevado numero de trabas burocráticas, en vez de facilitar el reemplazo del agente enfermo, van recargando aun mas a quienes no faltan y como consecuencia perjudicando la atención del grupo de alumnos que se deben dirigir todos al mismo agente, y que este a su vez no puede dispensarle la atención que se merece.
Los preceptores realizamos también tareas áulicas, pues cada vez hay más horas libres, que cubrir.
Es en este tipo de situaciones donde las medias deberían apuntar al daño que se le hace al alumno, fomentándole el ocio, el acostumbramiento al no tener clases de manera continua, el reemplazo de la actividad áulica por actividades de contención, ya que son los preceptores quienes deben ocuparse de manejar esos espacios, pero que no aportan a la capacitación del niño, (aunque no va a faltar quien opine que toda tarea que se desempeñe dentro de un establecimiento educacional, contribuye a la formación del alumno, y a lo que respondería que eso es así cuando no hay abuso en la cantidad de horas libres) sino que cumplen una función de justificación a la cantidad de horas no dictadas.
Es sabido que el preceptor cumple la función de cubrir esos baches, pero no creo que sea lo que los padres de esos alumnos espera del estado en cuanto a la educación para sus hijos.
Me incline a reflexionar sobre este tema, pues creo necesario reconocer en esta tarea, a todos quienes tenemos a cargo tantos hijos, que no son los propios, pero que dependerá de nuestra cordura y de nuestro compromiso, tanto del preceptor, como de todo docente que se sienta como tal, el contribuir en una formación sana, ética, y con valores, pues si esto ultimo no existe, no nos quejemos después por lo que no fue, ya que todos formamos parte de este engranaje que es la educación. Dejar de lado falsas creencias en cuanto a jerarquías, usos y abusos de poder, pues quien se dedica a educar no tiene que utilizar jinetas, sino que debe solamente entender que debe hacerse cargo, ocupando el rol junto a sus pares, y no por encima de estos, solo así veremos florecer el árbol, y disfrutaremos todos juntos de sus frutos.
Es una tarea gratificante, para quien la realiza desde la capacidad de comprensión, y compromiso con la formación del adolescente.
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La tarea del preceptor actualmente es muy distinta a la que realizábamos hace unos cuantos años atrás. Hoy en día quienes se ocupan de trabajar con adolescentes deben tener un cierto grado de preparación previa, para la resolución de conflictos.
Los tiempos que corren cargados de violencia, droga, alcohol han modificado el perfil del estudiante.
Trabajamos prácticamente a diario con alguna situación conflictiva, provocada por uso de alcohol, consumo de drogas, embarazo adolescente, violencia entre pares. Esto ultimo ya no solo se genera en la escuela, sino que se gesta fuera de ella.
En muchas de estas situaciones el origen de las disputas, comienza en los boliches, o lo que es peor aun en los mail nuevo método para provocar una pelea, esto es más común que suceda con las niñas.
¿Que pasa con toda esta carga si no se esta preparado?
Pueden sucederse reiterados pedidos de licencia, pues son situaciones estresantes que no todos sabemos, o podemos manejarlas, sin quedar pegados a dichas cuestiones.
Esto genera consecuentemente recarga en quienes deciden permanecer a pesar de la falta de soluciones, que por un elevado numero de trabas burocráticas, en vez de facilitar el reemplazo del agente enfermo, van recargando aun mas a quienes no faltan y como consecuencia perjudicando la atención del grupo de alumnos que se deben dirigir todos al mismo agente, y que este a su vez no puede dispensarle la atención que se merece.
Los preceptores realizamos también tareas áulicas, pues cada vez hay más horas libres, que cubrir.
Es en este tipo de situaciones donde las medias deberían apuntar al daño que se le hace al alumno, fomentándole el ocio, el acostumbramiento al no tener clases de manera continua, el reemplazo de la actividad áulica por actividades de contención, ya que son los preceptores quienes deben ocuparse de manejar esos espacios, pero que no aportan a la capacitación del niño, (aunque no va a faltar quien opine que toda tarea que se desempeñe dentro de un establecimiento educacional, contribuye a la formación del alumno, y a lo que respondería que eso es así cuando no hay abuso en la cantidad de horas libres) sino que cumplen una función de justificación a la cantidad de horas no dictadas.
Es sabido que el preceptor cumple la función de cubrir esos baches, pero no creo que sea lo que los padres de esos alumnos espera del estado en cuanto a la educación para sus hijos.
Me incline a reflexionar sobre este tema, pues creo necesario reconocer en esta tarea, a todos quienes tenemos a cargo tantos hijos, que no son los propios, pero que dependerá de nuestra cordura y de nuestro compromiso, tanto del preceptor, como de todo docente que se sienta como tal, el contribuir en una formación sana, ética, y con valores, pues si esto ultimo no existe, no nos quejemos después por lo que no fue, ya que todos formamos parte de este engranaje que es la educación. Dejar de lado falsas creencias en cuanto a jerarquías, usos y abusos de poder, pues quien se dedica a educar no tiene que utilizar jinetas, sino que debe solamente entender que debe hacerse cargo, ocupando el rol junto a sus pares, y no por encima de estos, solo así veremos florecer el árbol, y disfrutaremos todos juntos de sus frutos.
Es una tarea gratificante, para quien la realiza desde la capacidad de comprensión, y compromiso con la formación del adolescente.
Mirta N. Datzber
Consultora psicológica
Preceptora Nacional 19
LUIS PASTEUR
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