Nació el 10 de Octubre de 1914, en la casa marcada con el número 82 de la calle de Matamoros, en el populoso barrio de Peralvillo. Fueron sus padres Rafael Cordero y Rosario Aurrecoechea de Cordero. En aquéllos días llegaba a su fin el huertismo, privaba en la ciudad de México y en el interior de la República gran inestabilidad política. Las fuerzas dominantes cambiaban de continuo. A los pocos meses asumió la presidencia Don Venustiano Carranza, personaje a quien llegaría a admirar, al grado de que se sentía influenciado y orgulloso de compartir las mismas iniciales, V.C. De su madre había recibido la herencia de su sensibilidad y el gusto musical. Por lo regular, en las tardes, mamá Charo se sentaba al piano, regalo de su esposo en el primer aniversario de su boda. De 1914 a 1940, vivió en la ciudad de México; de 1940 a 1950 en Los Ángeles, California y de 1950 a 1983, otra vez en la ciudad de México. Inició su carrera de compositor en la ciudad de México a la edad de siete años, sus primeras composiciones eran versos dedicados a sus padres y a la naturaleza. Fue un niño introvertido, sumido en un mundo de reflexión y de continuo pensamiento. Era sano y robusto. Desde muy temprana edad se le observó una profunda inclinación a la música; a los ocho años se le sorprendió en un rincón apartado de la casa, sentado en una silla, donde al cuestionarlo, explicó que no lo distrajeran, porque estaba haciendo una canción para una chinita pintada en la portada de una revista. Fue su primer motivo de inspiración.
Tiempo después, en sus primeros años de juventud, cuando vivía con su familia en la capital, en las calles de Eraso, colonia de los Doctores, conoció una vecina, joven y hermosa, de ojos mongoloides y facciones orientales, que le inspiró simpatía y amor a la vez que inspiración, a ella le dedicó una de sus primerísimas canciones románticas, titulada "Rebeca" que era el nombre de la muchacha. Más tarde, al volver de un viaje que hizo por la huasteca veracruzana, impresionado indudablemente por algún rústico jacal, compuso la canción "Mi casita de ****", obra muy gustada con la que empezó a acreditar su fama.
Estudió hasta el quinto año de primaria, no pudo continuar, ya que a la edad de diez años fue enrolado en el ejército mexicano. Se cuenta que durante un atardecer, vio en las nubes una figura que representaba un jinete montando un brioso caballo; a decir del propio autor, fue lo que le inspiró "Juan Charrasqueado", corrido de los años cuarentas, y que hasta la fecha después de cincuenta años, se sigue cantando. Fue la canción que mayores satisfacciones le dió, porque consolidó su carrera artística, abriendo paso para que se dieran a conocer muchas otras de sus obras de diversos géneros.
Fue el juglar revolucionario que cantó las epopeyas de los héroes y las hazañas de la revolución; a "Juan Charrasqueado", siguieron con mucho éxito "Gabino Barrera", "Juan Guerrero", "El ojo de vidrio", "Domingo Corrales", "El Loco", "La Virgen de mi soledad", "El puente roto", y muchas más. Víctor Cordero fue un hombre modesto, sensible y generoso, conocedor de sentimientos como el amor, la pasión y la aventura del ser humano en la Tierra, en particular el mexicano. El compositor Rubén Fuentes y él escribieron en coautorìa "El Zenzontle". Toda su vida la dedicó por completo al arte musical, formó parte de conjuntos musicales y como solista. En especial cantó a distinguidas personalidades, tanto civiles como militares; como al presidente Don Adolfo López Mateos, al General Lázaro Cárdenas y a su entrañable amigo Chacho Ibáñez, por citar algunos.
Entre los intérpretes de sus canciones: Pedro Infante, Jorge Negrete, Pedro Vargas, Javier Solís, Amalia Mendoza, El Charro Avitia, Lucha Villa, Lola Beltrán, Vicente Fernández, José Feliciano, Chayito Valdez, el Grupo Bronco, Los Caminantes, Rigo Tovar, etc.
Sus principales aficiones deportivas fueron la natación y el ciclismo. Un gusto muy especial estar en contacto con el campo y la naturaleza. Entre sus pasiones, escuchar música popular y ranchera. Respecto a su obra, fue amante de sus canciones, las que de alguna manera llevan en el fondo una parte de su vida y de su sentir. Fue hombre de carácter fuerte y personalidad que se amoldaba a las personas y circunstancias, cariñoso e impulsivo, poeta y trovador, defensor de los derechos de su gremio autoral.
Recibió la medalla Agustín Lara, de la Sociedad de Autores y Compositores de Música (SACM). La medalla Así es mi Tierra. disco de oro por la canción "Miguelito". Diplomas a las canciones "El Puente Roto" y "Flor del Río", en 1966. Trofeos de la Promotora Hispano Americana de Música (PHAM), por sus canciones "Besos y copas" y "Como pude perdonarla", también recibió el trofeo de Mundo Musical. Se le han hecho muchos homenajes, tanto en vida como después de su fallecimiento. Entre éstos, en la XEW, en 1966; en México, en el Teatro de la Ciudad, en 1990. En el programa Mundo Latino, de Mauricio Herrera. En el programa Música Maestro, del canal 13. En Televisa en el programa de Lola Beltrán, en el canal 2. En la XEB se le hizo uno muy emotivo en el que estuvo presente.
Una anécdota, refiere que en una ocasión, cuando un amigo suyo lo encontró casualmente barriendo la calle, le cuestionó sorprendido "¿Pero cómo Víctor, tu siendo un personaje de la canción mexicana barriendo la calle?". Respondió "No, amigo, no estoy barriendo la calle, estoy acariciando un pedazo de piel de mi Patria". Así era él, con sencillez en sus actos, como salir a barrer parte de su calle y en la sencillez también de sus respuestas. En sus conversaciones, siempre procuró dar lo mejor de sí, agradando a quienes lo escuchaban.
La mayor satisfacción que recibió de su carrera artística, fue lograr que el pueblo de México cantara sus canciones emanadas del taller de su inspiración, a través de las voces privilegiadas de artistas favoritos de los mexicanos y de su público en otros países. Falleció el 7 de Diciembre de 1983. Horas antes había pedido que pusieran el disco donde se grabaron sus "Valses de Colores". Puede decirse que su vida transcurrió entre el vals poético de Villanueva y sus "Valses de Colores".
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Victor Rafael Cordero Aurrecoechea
Nació el 10 de Octubre de 1914, en la casa marcada con el número 82 de la calle de Matamoros, en el populoso barrio de Peralvillo. Fueron sus padres Rafael Cordero y Rosario Aurrecoechea de Cordero. En aquéllos días llegaba a su fin el huertismo, privaba en la ciudad de México y en el interior de la República gran inestabilidad política. Las fuerzas dominantes cambiaban de continuo. A los pocos meses asumió la presidencia Don Venustiano Carranza, personaje a quien llegaría a admirar, al grado de que se sentía influenciado y orgulloso de compartir las mismas iniciales, V.C. De su madre había recibido la herencia de su sensibilidad y el gusto musical. Por lo regular, en las tardes, mamá Charo se sentaba al piano, regalo de su esposo en el primer aniversario de su boda. De 1914 a 1940, vivió en la ciudad de México; de 1940 a 1950 en Los Ángeles, California y de 1950 a 1983, otra vez en la ciudad de México. Inició su carrera de compositor en la ciudad de México a la edad de siete años, sus primeras composiciones eran versos dedicados a sus padres y a la naturaleza. Fue un niño introvertido, sumido en un mundo de reflexión y de continuo pensamiento. Era sano y robusto. Desde muy temprana edad se le observó una profunda inclinación a la música; a los ocho años se le sorprendió en un rincón apartado de la casa, sentado en una silla, donde al cuestionarlo, explicó que no lo distrajeran, porque estaba haciendo una canción para una chinita pintada en la portada de una revista. Fue su primer motivo de inspiración.
Tiempo después, en sus primeros años de juventud, cuando vivía con su familia en la capital, en las calles de Eraso, colonia de los Doctores, conoció una vecina, joven y hermosa, de ojos mongoloides y facciones orientales, que le inspiró simpatía y amor a la vez que inspiración, a ella le dedicó una de sus primerísimas canciones románticas, titulada "Rebeca" que era el nombre de la muchacha. Más tarde, al volver de un viaje que hizo por la huasteca veracruzana, impresionado indudablemente por algún rústico jacal, compuso la canción "Mi casita de ****", obra muy gustada con la que empezó a acreditar su fama.
Estudió hasta el quinto año de primaria, no pudo continuar, ya que a la edad de diez años fue enrolado en el ejército mexicano. Se cuenta que durante un atardecer, vio en las nubes una figura que representaba un jinete montando un brioso caballo; a decir del propio autor, fue lo que le inspiró "Juan Charrasqueado", corrido de los años cuarentas, y que hasta la fecha después de cincuenta años, se sigue cantando. Fue la canción que mayores satisfacciones le dió, porque consolidó su carrera artística, abriendo paso para que se dieran a conocer muchas otras de sus obras de diversos géneros.
Fue el juglar revolucionario que cantó las epopeyas de los héroes y las hazañas de la revolución; a "Juan Charrasqueado", siguieron con mucho éxito "Gabino Barrera", "Juan Guerrero", "El ojo de vidrio", "Domingo Corrales", "El Loco", "La Virgen de mi soledad", "El puente roto", y muchas más. Víctor Cordero fue un hombre modesto, sensible y generoso, conocedor de sentimientos como el amor, la pasión y la aventura del ser humano en la Tierra, en particular el mexicano. El compositor Rubén Fuentes y él escribieron en coautorìa "El Zenzontle". Toda su vida la dedicó por completo al arte musical, formó parte de conjuntos musicales y como solista. En especial cantó a distinguidas personalidades, tanto civiles como militares; como al presidente Don Adolfo López Mateos, al General Lázaro Cárdenas y a su entrañable amigo Chacho Ibáñez, por citar algunos.
Entre los intérpretes de sus canciones: Pedro Infante, Jorge Negrete, Pedro Vargas, Javier Solís, Amalia Mendoza, El Charro Avitia, Lucha Villa, Lola Beltrán, Vicente Fernández, José Feliciano, Chayito Valdez, el Grupo Bronco, Los Caminantes, Rigo Tovar, etc.
Sus principales aficiones deportivas fueron la natación y el ciclismo. Un gusto muy especial estar en contacto con el campo y la naturaleza. Entre sus pasiones, escuchar música popular y ranchera. Respecto a su obra, fue amante de sus canciones, las que de alguna manera llevan en el fondo una parte de su vida y de su sentir. Fue hombre de carácter fuerte y personalidad que se amoldaba a las personas y circunstancias, cariñoso e impulsivo, poeta y trovador, defensor de los derechos de su gremio autoral.
Recibió la medalla Agustín Lara, de la Sociedad de Autores y Compositores de Música (SACM). La medalla Así es mi Tierra. disco de oro por la canción "Miguelito". Diplomas a las canciones "El Puente Roto" y "Flor del Río", en 1966. Trofeos de la Promotora Hispano Americana de Música (PHAM), por sus canciones "Besos y copas" y "Como pude perdonarla", también recibió el trofeo de Mundo Musical. Se le han hecho muchos homenajes, tanto en vida como después de su fallecimiento. Entre éstos, en la XEW, en 1966; en México, en el Teatro de la Ciudad, en 1990. En el programa Mundo Latino, de Mauricio Herrera. En el programa Música Maestro, del canal 13. En Televisa en el programa de Lola Beltrán, en el canal 2. En la XEB se le hizo uno muy emotivo en el que estuvo presente.
Una anécdota, refiere que en una ocasión, cuando un amigo suyo lo encontró casualmente barriendo la calle, le cuestionó sorprendido "¿Pero cómo Víctor, tu siendo un personaje de la canción mexicana barriendo la calle?". Respondió "No, amigo, no estoy barriendo la calle, estoy acariciando un pedazo de piel de mi Patria". Así era él, con sencillez en sus actos, como salir a barrer parte de su calle y en la sencillez también de sus respuestas. En sus conversaciones, siempre procuró dar lo mejor de sí, agradando a quienes lo escuchaban.
La mayor satisfacción que recibió de su carrera artística, fue lograr que el pueblo de México cantara sus canciones emanadas del taller de su inspiración, a través de las voces privilegiadas de artistas favoritos de los mexicanos y de su público en otros países. Falleció el 7 de Diciembre de 1983. Horas antes había pedido que pusieran el disco donde se grabaron sus "Valses de Colores". Puede decirse que su vida transcurrió entre el vals poético de Villanueva y sus "Valses de Colores".