Poco se sabe de la juventud e historia personal de Ireneo. Por lo general se supone que era natural de Asia Menor, y que nació entre 120 E.C. y 140 E.C. en la ciudad de Esmirna, o cerca de allí. Ireneo mismo dice que en su juventud conoció a Policarpo, superintendente de la congregación de Esmirna.
Parece que Ireneo se hizo amigo de Florino mientras aprendía bajo la tutela de Policarpo. Policarpo era un eslabón viviente entre ellos y los apóstoles. Este había explicado extensamente las Escrituras y había recomendado con firmeza adherirse a las enseñanzas de Jesucristo y Sus apóstoles. Sin embargo, a pesar de haber recibido aquel excelente adiestramiento en las Escrituras, ¡Florino se desvió después a las enseñanzas de Valentín, el líder más prominente del movimiento gnóstico!
Ireneo quería que su amigo y anterior asociado Florino volviera a la enseñanza bíblica sana, y deseaba rescatarlo del valentinismo. Aquello lo llevó a escribir una carta a Florino y decirle: “Esas doctrinas, Florino, [...] no son de sano entendimiento; esas doctrinas no son consecuentes con la iglesia y envuelven en la mayor impiedad a los que las siguen; [...] los presbíteros que vivieron antes que nosotros, que conversaron con los apóstoles, no te pasaron esas doctrinas”.
En un esfuerzo por recordarle a Florino el excelente adiestramiento que había recibido a los pies del distinguido Policarpo, Ireneo pasó a decir: “Recuerdo los sucesos de aquellos tiempos [...] por eso puedo decir hasta en qué lugar acostumbraba sentarse y pronunciar discursos el bendito Policarpo [...] También que mencionaba su relación como de familia con Juan y con los demás que habían visto al Señor; también que solía relatar las palabras de ellos”.
Ireneo le recordó a Florino que Policarpo enseñaba lo que había recibido “de testigos oculares de la Palabra de vida, [y había] relatado todo en armonía con las Escrituras. Estas cosas que se me concedieron por la misericordia de Dios las oí entonces y las escribí, no en papel, sino en el corazón; y continuamente por la gracia de Dios recuerdo estas cosas con exactitud. Y [respecto al valentinismo] puedo dar testimonio a la vista de Dios de que si aquel bendito presbítero apostólico [Policarpo] hubiera oído tal cosa, habría gritado y se habría tapado los oídos [...] Habría huido del lugar donde, sentado o de pie, hubiera escuchado tales palabras”.
No hay registro de que Florino haya contestado aquella conmovedora y vigorosa carta de Ireneo. Pero las palabras de Ireneo revelan su interés genuino por un amigo querido que había dejado el camino de la verdad y había sucumbido a la apostasía. (Compárese con 2 Tesalonicenses 2:3, 7-12.)
No se sabe cuándo fue a vivir en Galia (Francia) Ireneo. En el año 177 E.C. servía de superintendente en la congregación de Lyon. Se informa que su ministerio allí fue muy fructífero. De hecho, el historiador Gregorio de Tours informa que en poco tiempo Ireneo había convertido a toda Lyon al cristianismo. Es probable que esto haya sido exageración.
Ireneo se expresó como sigue contra el docetismo gnóstico (la enseñanza de que Cristo nunca vino en forma humana): “Cristo tenía que ser un hombre como nosotros para poder redimirnos de la corrupción y hacernos perfectos. Tal como el pecado y la muerte fueron introducidos en el mundo por un hombre, así podían ser eliminados legítimamente y para nuestra ventaja solo mediante un hombre; aunque, por supuesto, no por uno que fuera sencillamente descendiente de Adán y también necesitara redención, sino por un segundo Adán, engendrado de manera sobrenatural, un nuevo progenitor de nuestra raza”. (1 Corintios 15:45.) Por otro lado, los gnósticos eran dualistas, y creían que lo espiritual era bueno, pero que toda materia y carne era mala. Por consiguiente, rechazaban al hombre Jesucristo.
Por contraste, los argumentos de Ireneo incluían la creencia en el Milenio e indicaban cierta comprensión de las perspectivas de una vida futura pacífica en la Tierra. Él se esforzó por unir las facciones que iban aumentando en su tiempo mediante el uso de la poderosa Palabra de Dios. Y generalmente se le recuerda por su pensar claro, percepción aguda y juicio sano.
Aunque hay personas que dicen que Ireneo (quien murió alrededor del año 200 E.C.) promovió las doctrinas verdaderas de la fe cristiana, hay que recordar que él vivió en una época de cambios y durante la apostasía predicha. A veces sus argumentos son algo vagos, hasta contradictorios. Con todo, tenemos en alta estima el testimonio de hombres que hablaron denodadamente a favor de la inspirada Palabra escrita de Dios, más bien que a favor de las tradiciones de los hombres.
Fue discípulo, considerado el mejor de todos, del obispo de Esmirna, Policarpo, discípulo, a su vez, del Apóstol Juan. Policarpo le envió a las Galias (157). En Lyon donde se registró una cruel persecución que causó numerosos mártires entre los cristianos, fue ordenado sacerdote y desde el año 177 ejerció allí como presbítero. Fue enviado al Obispo de Roma Eleuterio, para rogarle mediante "la más piadosa y ortodoxa de las cartas", en nombre de la unidad y de la paz de la Iglesia, para que tratase con suavidad a los hermanos montanistas de Frigia
San Ireneo, educado en Esmirna; fue discípulo de la San Policarpo, obispo de aquella ciudad, quién a su vez fue discípulo del Apóstol San Juan. En el año 177 era presbítero en Lyon (Francia), y poco después ocupó la sede episcopal de dicha ciudad.
Las obras literarias de San Ireneo le han valido la dignidad de figurar prominentemente entre los Padres de la Iglesia, ya que sus escritos no sólo sirvieron para poner los cimientos de la teología cristiana, sino también para exponer y refutar los errores de los gnósticos y salvar así a la fe católica del grave peligro que corrió de contaminarse y corromperse por las insidiosas doctrinas de aquellos herejes.
Recibió la palma del martirio, según se cuenta, alrededor del año 200.
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Poco se sabe de la juventud e historia personal de Ireneo. Por lo general se supone que era natural de Asia Menor, y que nació entre 120 E.C. y 140 E.C. en la ciudad de Esmirna, o cerca de allí. Ireneo mismo dice que en su juventud conoció a Policarpo, superintendente de la congregación de Esmirna.
Parece que Ireneo se hizo amigo de Florino mientras aprendía bajo la tutela de Policarpo. Policarpo era un eslabón viviente entre ellos y los apóstoles. Este había explicado extensamente las Escrituras y había recomendado con firmeza adherirse a las enseñanzas de Jesucristo y Sus apóstoles. Sin embargo, a pesar de haber recibido aquel excelente adiestramiento en las Escrituras, ¡Florino se desvió después a las enseñanzas de Valentín, el líder más prominente del movimiento gnóstico!
Ireneo quería que su amigo y anterior asociado Florino volviera a la enseñanza bíblica sana, y deseaba rescatarlo del valentinismo. Aquello lo llevó a escribir una carta a Florino y decirle: “Esas doctrinas, Florino, [...] no son de sano entendimiento; esas doctrinas no son consecuentes con la iglesia y envuelven en la mayor impiedad a los que las siguen; [...] los presbíteros que vivieron antes que nosotros, que conversaron con los apóstoles, no te pasaron esas doctrinas”.
En un esfuerzo por recordarle a Florino el excelente adiestramiento que había recibido a los pies del distinguido Policarpo, Ireneo pasó a decir: “Recuerdo los sucesos de aquellos tiempos [...] por eso puedo decir hasta en qué lugar acostumbraba sentarse y pronunciar discursos el bendito Policarpo [...] También que mencionaba su relación como de familia con Juan y con los demás que habían visto al Señor; también que solía relatar las palabras de ellos”.
Ireneo le recordó a Florino que Policarpo enseñaba lo que había recibido “de testigos oculares de la Palabra de vida, [y había] relatado todo en armonía con las Escrituras. Estas cosas que se me concedieron por la misericordia de Dios las oí entonces y las escribí, no en papel, sino en el corazón; y continuamente por la gracia de Dios recuerdo estas cosas con exactitud. Y [respecto al valentinismo] puedo dar testimonio a la vista de Dios de que si aquel bendito presbítero apostólico [Policarpo] hubiera oído tal cosa, habría gritado y se habría tapado los oídos [...] Habría huido del lugar donde, sentado o de pie, hubiera escuchado tales palabras”.
No hay registro de que Florino haya contestado aquella conmovedora y vigorosa carta de Ireneo. Pero las palabras de Ireneo revelan su interés genuino por un amigo querido que había dejado el camino de la verdad y había sucumbido a la apostasía. (Compárese con 2 Tesalonicenses 2:3, 7-12.)
No se sabe cuándo fue a vivir en Galia (Francia) Ireneo. En el año 177 E.C. servía de superintendente en la congregación de Lyon. Se informa que su ministerio allí fue muy fructífero. De hecho, el historiador Gregorio de Tours informa que en poco tiempo Ireneo había convertido a toda Lyon al cristianismo. Es probable que esto haya sido exageración.
Ireneo se expresó como sigue contra el docetismo gnóstico (la enseñanza de que Cristo nunca vino en forma humana): “Cristo tenía que ser un hombre como nosotros para poder redimirnos de la corrupción y hacernos perfectos. Tal como el pecado y la muerte fueron introducidos en el mundo por un hombre, así podían ser eliminados legítimamente y para nuestra ventaja solo mediante un hombre; aunque, por supuesto, no por uno que fuera sencillamente descendiente de Adán y también necesitara redención, sino por un segundo Adán, engendrado de manera sobrenatural, un nuevo progenitor de nuestra raza”. (1 Corintios 15:45.) Por otro lado, los gnósticos eran dualistas, y creían que lo espiritual era bueno, pero que toda materia y carne era mala. Por consiguiente, rechazaban al hombre Jesucristo.
Por contraste, los argumentos de Ireneo incluían la creencia en el Milenio e indicaban cierta comprensión de las perspectivas de una vida futura pacífica en la Tierra. Él se esforzó por unir las facciones que iban aumentando en su tiempo mediante el uso de la poderosa Palabra de Dios. Y generalmente se le recuerda por su pensar claro, percepción aguda y juicio sano.
Aunque hay personas que dicen que Ireneo (quien murió alrededor del año 200 E.C.) promovió las doctrinas verdaderas de la fe cristiana, hay que recordar que él vivió en una época de cambios y durante la apostasía predicha. A veces sus argumentos son algo vagos, hasta contradictorios. Con todo, tenemos en alta estima el testimonio de hombres que hablaron denodadamente a favor de la inspirada Palabra escrita de Dios, más bien que a favor de las tradiciones de los hombres.
Saludos. Raphaël.
Fue discípulo, considerado el mejor de todos, del obispo de Esmirna, Policarpo, discípulo, a su vez, del Apóstol Juan. Policarpo le envió a las Galias (157). En Lyon donde se registró una cruel persecución que causó numerosos mártires entre los cristianos, fue ordenado sacerdote y desde el año 177 ejerció allí como presbítero. Fue enviado al Obispo de Roma Eleuterio, para rogarle mediante "la más piadosa y ortodoxa de las cartas", en nombre de la unidad y de la paz de la Iglesia, para que tratase con suavidad a los hermanos montanistas de Frigia
San Ireneo, educado en Esmirna; fue discípulo de la San Policarpo, obispo de aquella ciudad, quién a su vez fue discípulo del Apóstol San Juan. En el año 177 era presbítero en Lyon (Francia), y poco después ocupó la sede episcopal de dicha ciudad.
Las obras literarias de San Ireneo le han valido la dignidad de figurar prominentemente entre los Padres de la Iglesia, ya que sus escritos no sólo sirvieron para poner los cimientos de la teología cristiana, sino también para exponer y refutar los errores de los gnósticos y salvar así a la fe católica del grave peligro que corrió de contaminarse y corromperse por las insidiosas doctrinas de aquellos herejes.
Recibió la palma del martirio, según se cuenta, alrededor del año 200.
Esto es lo que leí sobre el.