Tenía una entrevista de trabajo a las 9 horas. Así que me presenté en la empresa 10 minutos antes con mi currículum. En recepción una señorita muy bonita que estaba conversando con un señor muy malhablado, me preguntó con quién tenía la entrevista mientras recibía un telefax. Me indicó que tomara asiento y esperara. Mientras lo hacía observaba todos los elementos que tenia sobre su escritorio: un abrecartas, un sacapuntas, portalápices, pisapapeles y a un costado una enorme fotocopiadora.
Pasaba el tiempo y no me atendían, así que me distraje mirando el techo, donde me llamaron la atención los bajorelieves con hojas y ramas que recorrían el perímetro del salón.
Hice un esfuerzo sobrehumano para no reírme cuando entraron dos personajes tragicómicos, vestidos de manera extraña, y que por el idioma parecían extranjeros.
Al fin luego de más de media hora el Sr. Pourrieu me recibió.
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Tenía una entrevista de trabajo a las 9 horas. Así que me presenté en la empresa 10 minutos antes con mi currículum. En recepción una señorita muy bonita que estaba conversando con un señor muy malhablado, me preguntó con quién tenía la entrevista mientras recibía un telefax. Me indicó que tomara asiento y esperara. Mientras lo hacía observaba todos los elementos que tenia sobre su escritorio: un abrecartas, un sacapuntas, portalápices, pisapapeles y a un costado una enorme fotocopiadora.
Pasaba el tiempo y no me atendían, así que me distraje mirando el techo, donde me llamaron la atención los bajorelieves con hojas y ramas que recorrían el perímetro del salón.
Hice un esfuerzo sobrehumano para no reírme cuando entraron dos personajes tragicómicos, vestidos de manera extraña, y que por el idioma parecían extranjeros.
Al fin luego de más de media hora el Sr. Pourrieu me recibió.