mejor hablar"... ¿El nombre y circunstancias de ambos? 10 puntos a la mejor respuesta.
Update:Wittgenstein luego escribió todo lo contrario al Tractatus. ¿qué quiere decir nunca debió escribirse? ¿no suena casi como "hay que quemar a G.Bruno en la hoguera por la blasfemia de hablar del infinito"?
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La primera frase ("De lo que no podemos hablar, mejor es callarse") es de Wittgenstein y aparece en su "Tractatus Logico-philosophicus" (es la última frase del libro).
¿El contexto? Bueno, el Wittgenstein de la época del Tractatus afirmaba que las únicas proposiciones dotadas de significado son las de la ciencia natural (parágrafo 6.53). De las proposiciones no científicas no podemos hablar. La gran paradoja del Tractatus es que es un libro al que, si hacemos caso, ¡nuca debería haber sido escrito! Efectivamente, las proposiciones del Tractatus no son proposiciones de la ciencia natural por lo que lo mejor habría sido callar.
Respecto a la otra frase, bueno, la verdad es que no conozco ningún filósofo que se haya destacado por decir eso. Si hay algún filósofo que dijo tal cosa me interesaría mucho leer la respuesta en la que nos digan qué filósofo lo dijo y en qué contexto.
El que si dijo algo parecido, pero no era filósofo, fué Pablo Milanés que dijo algo así como "Hablemos de lo imposible porque de lo posible ya se ha hablado mucho".
Salu2
Sabés... se decÃa que de lo que no se sabe es de lo que más se opina y de lo que no se tiene dudas es lo que se deja aparte. Por eso nadie opina sobre matemáticas y todos sobre polÃtica. No puedo recordar el filósofo ni la manera adecuada de expresarlo... pero tu pregunta es maravillosa... desde ya no es tuya, es una incógnita de otros... pero traerla a mención aquà es lo meritorio. Ahà va mi estrella.
Pienso que el uno no le gusta hablar de lo que no sabe,pues no lo sabe, no le gusta discutir, sin embargo el otro le gusta saber, le gusta meterse donde no lo llaman, pienso que de lo que no sabes ni hables ni te metas.
uno lo habra dicho nietzche el otro de seguro un psicologo barato =) o mejor dicho psiquiatra jajjaa
”Buscar la belleza en la forma sola, y no hacerla depender del ornamento, es el objetivo al que aspira toda la humanidad”.
Loos, A.;”Dicho en el vacÃo”, 1897-1900
Adolf Loos y Ludwig Wittgenstein compartieron el mismo tiempo y la misma cuna: el Imperio Austro-Húngaro, una herencia de la que se quisieron deshacer cada uno a su manera: el primero en arquitectura y el segundo en filosofÃa.
Aunque a primera vista resulte chocante que estos dos personajes pudieran tener algo en común, ahora veremos que sus pensamientos, inquietudes y actitudes estuvieron muy cerca unos de los otros.
Loos supone la ruptura y el tránsito entre la arquitectura de comienzos del siglo pasado (la Secesión vienesa) y la de los años veinte (la vanguardia racionalista). Concibe la arquitectura como una creación técnica (”el arquitecto es un albañil con conocimientos de latÃn” y no estética (recordad los edificios del centro de Viena, donde la alta burguesÃa hace alarde de su poder) y pone en tela de juicio el verdadero sentido de la tradición y del progreso.
Durante su estancia en Estados Unidos trabajó como albañil, colocador de suelos, ayudante de sastre o pinche de cocina, trabajos todos que le ayudaron a afianzar su interés por los oficios manuales en lugar de encerrarse en un despacho de arquitectura. Su viaje constituyó una forma de liberarse de sà mismo.
Más tarde, Loos se relaciona con un grupo de jóvenes arquitectos, y otros modernos incorformistas como Klimt para formar la Asociación de Artistas AustrÃacos o Secession: al tiempo su arte y al arte su libertad. Sin embargo, la visión de Loos del mundo moderno y los artÃculos sangrientos que escribe, provocan su ruptura con dicha asociación.
Uno de estos escritos fechado en 1906 se titula Ornamento y Delito y en él Loos propugna que la evolución de la cultura se produce cuando eliminamos todo ornamento de los objetos utilitarios. El ornamento, el adorno, siempre ha determinado las señas de identidad de un estilo. Ve al tiempo en el que vive incapaz de realizar un ornamento nuevo y, esa incapacidad debe originar y desarrollar el nuevo hombre moderno. Si no existe ningún ornamento nuevo, no debe utilizarse ninguno. AsÃ, adoptando su propia máxima elimina de todos sus proyectos todo elemento no estructural.
El espÃritu moderno nos exige que el objeto de uso sea práctico. La belleza es perfección, por eso lo práctico, al no ser perfecto, no puede ser bello:
Todo lo demás, todo lo que tiene una finalidad, debe excluirse del reino del arte.
”Todo el arte que no va en contra de su tiempo, está a su favor. El verdadero enemigo del tiempo es el lenguaje. El lenguaje vive en unión armónica con el espÃritu, en revuelta contra su propio tiempo. Mediante esta conspiración se concibe el arte. Por el contrario, el conformismo en la complicidad con el tiempo, roba al lenguaje su propio vocabulario. El arte sólo puede provenir de la negación, sólo de la protesta angustiosa, nunca de la sumisión tranquila. El arte al servicio del consuelo del hombre se transforma en un camino hacia la propia tumba. El arte verdadero alcanza su realización sólo a través de lo irremediable”
Karl Kraus
A L. Wittgenstein se le conoce como un hombre Ãntegro y honrado que no toleraba ni el fingimiento ni la superficialidad. Hasta tal punto querÃa vivir libre de las cargas mundanas que después de la I Guerra regresa a Viena, su hogar, y renuncia a toda su herencia (como dato curioso os diré que su fortuna era una de las más importantes de Europa) a favor de su hermana.
Vemos, pues, que al igual que Loos, Wittgenstein desprecia el adorno, el ornamento en aquellas cosas que verdaderamente resultan importantes. La publicación del Tractatus es una de ellas.
Tras mucho tiempo intentando que su obra se publique, por fin ve cómo sus deseos se hacen realidad. El Tractatus se va a editar tanto en Inglaterra como en Alemania y pide a su amigo, entre comillas, B. Russel que le redacte la introducción para ambas ediciones. El carácter de Wittgenstein sale una vez más a relucir en la carta, sangrante como los artÃculos de Loos, que dirige a Russel en Cambridge:
”En la traducción alemana toda la elegancia de tu estilo inglés está perdida, y lo que queda es la superficialidad y el malentendido”
Como Loos, Wittgenstein trabaja a lo largo de su vida en diferentes oficios. Después de estar mucho tiempo como maestro rural regresa a Viena en 1926. Su hermana Margarethe le pide que ayude a su amigo, el arquitecto Paul Engelmann, en el diseño y construcción de su nueva casa. Como arquitecto de un lenguaje formal, Wittgenstein se va haciendo poco a poco cargo del proyecto de la casa, concediendo la misma importancia al diseño de una cerradura como a los rasgos estructurales de la vivienda. El resultado fue una casa distinta de diseño sin adorno y ornamento alguno. Otra vez expulsamos lo práctico, lo útil, lo funcional, del reino del arte.
Para Wittgenstein, no es posible hablar de la experiencia excepto por medio de un lenguaje público. Puede que la experiencia sea privada pero todos podemos entender el lenguaje con el que se describe. Por esta razón, las palabras no pueden referirse a ningún objeto privado. Del Tractatus, reconocÃa el propio Wittgenstein que se dividÃa en dos partes: lo escrito, y todo lo que no habÃa escrito que quedaba sin expresión. Esta es la parte importante.
Loos y Wittgenstein fueron presentados en el verano de 1914. Engelmann cuenta que una vez Adolf Loos le dijo a Wittgenstein, “Tú eres yo”. Se puede decir, sin lugar a dudas, que ambos fueron arquitectos de un lenguaje formal y conocedores de la existencia de otro tipo de lenguaje, más importante todavÃa que el primero: el lenguaje del silencio.
”De lo que no se puede hablar, mejor es callarse”
Wittgenstein