Segun Levi Strauss:
1. El descubrimiento del Nuevo Mundo
2. La reacción política e ideológica que sigue inmediatamente a la Revolución Francesa y a las ruinas dejadas por las conquistas napoleónicas
3. Origen de las especies y la teoría evolucionista de Darwin
Fue lo unico que encontré
LAS TRES FUENTES DE LA REFLEXIÃN ETNOLÃGICA
Parece obvio que la etnologÃa disponga de plaza reservada en una compilación consagrada a las ciencias humanas. La etnologÃa, en efecto, tiene por objeto de estudio al hombre y en principio sólo se distingue de las demás ciencias humanas por lo acusadamente alejado, en espacio y tiempo, de las formas de vida, pensamiento y actividad humana que trata de describir y analizar. ¿No hacÃa otro tanto, con una simple diferencia de grado, el humanismo clásico al intentar reflexionar acerca del hombre desde aquellas civilizaciones diferentes a las del observador, y de las que la literatura y los monumentos grecorromanos le mostraban el reflejo? Pues éstas constituÃan, por aquel entonces, las civilizaciones más distantes de entre aquellas a las que se podÃa tener acceso. Las humanidades no clásicas han intentado extender el campo de acción, y la etnologÃa, desde este punto de vista, no ha hecho sino prolongar hasta sus lÃmites últimos el tipo de curiosidad y actitud mental cuya orientación no se ha modificado desde el Renacimiento, y que sólo en la observación y en la reflexión etnológicas encuentra definitivo cumplimiento. De esta manera, la etnologÃa aparece como la forma reciente del humanismo, adaptando éste a las condiciones del mundo finito en que se ha convertido el globo terrestre en el siglo xx: siglo a partir del cual de hecho, y no sólo de derecho, como antes, nada humano puede ser ajeno al hombre.
Sin embargo, la diferencia de grado no es tan simple, pues va unida a una transformación obligatoria de los métodos a emplear. Las sociedades de las que se ocupa el etnólogo, si bien tan humanas como cualesquiera otras, difieren, sin embargo, de las estudiadas por las humanidades clásicas u orientales, en que en su mayor parte no conocen la escritura; y en que, varias de entre ellas poseen bien pocos, por no decir ninguno, monumentos representativos de figuras animadas o que estas últimas, hechas con materiales perecederos, sólo nos son conocidas a través de las obras más recientes. La etnologÃa puede, pues, por lo que hace a su objeto, permanecer fiel a la tradición huma-nista; no asà por lo que se refiere a sus métodos, dado que la mayorÃa de las veces echa en falta los medios —textos y monumentos— utilizados por aquélla. De esta forma, la etnologÃa se ve constreñida a buscar nuevas perspectivas. Ante la imposibilidad de seguir los procedimientos clásicos de investigación, le es necesario valerse de todos los medios a su alcance: ya sea situándose, para ello, bien lejos del hombre en su condición de ser pensante, como hacen la antropologÃa fÃsica, la tecnologÃa y la prehistoria, que pretenden descubrir verdades sobre el hombre a partir de los huesos y de las secreciones o a partir de los utensilios construidos; ya sea, por el contrario, situándose mucho más cerca de lo que lo están el historiador o el filólogo, lo que acontece cuando el etnógrafo (es decir, el observador de campo) trata de identificarse con el grupo cuya manera de vivir comparte. Siempre forzado a permanecer en el aquende o en el allende del humanismo tradicional, el etnólogo, haciendo de la necesidad virtud, llega sin quererlo a dotar a éste de instrumentos que no dependen necesariamente de las ciencias humanas, y que han sido a menudo tomados a préstamo de las ciencias naturales y exactas, por un lado y, de las ciencias sociales, por otro. La originalidad de la etnologÃa reside precisamente en el hecho de que siendo, como es, por hipótesis una ciencia humana, no puede, sin embargo, permitir que se la aisle de las ciencias naturales y sociales con las que varios de sus propios métodos mantienen tantas cosas en común. Desde este punto de vista, la etnologÃa no sólo transforma el humanismo cuantitativamente hablando (incorporándole un número cada vez mayor de civilizaciones) sino también cualitativamente, dado que las barreras tradicionalmente levantadas entre los diversos órdenes de conocimiento, no constituyen para ella sino obstáculos que forzosamente debe vencer para progresar. Por lo demás, esta necesidad la empiezan a sentir cada una de las restantes modalidades de investigación humanista, si bien por lo que a éstas respecta, de forma mucho más tardÃa y provisionalmente en menor grado.
Puedo recomendarte un libro que me consta que a quien lo lee, le cambia su percepción de las sociedades y de las costumbres, es La Rama Dorada.
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Segun Levi Strauss:
1. El descubrimiento del Nuevo Mundo
2. La reacción política e ideológica que sigue inmediatamente a la Revolución Francesa y a las ruinas dejadas por las conquistas napoleónicas
3. Origen de las especies y la teoría evolucionista de Darwin
Fue lo unico que encontré
LAS TRES FUENTES DE LA REFLEXIÃN ETNOLÃGICA
Parece obvio que la etnologÃa disponga de plaza reservada en una compilación consagrada a las ciencias humanas. La etnologÃa, en efecto, tiene por objeto de estudio al hombre y en principio sólo se distingue de las demás ciencias humanas por lo acusadamente alejado, en espacio y tiempo, de las formas de vida, pensamiento y actividad humana que trata de describir y analizar. ¿No hacÃa otro tanto, con una simple diferencia de grado, el humanismo clásico al intentar reflexionar acerca del hombre desde aquellas civilizaciones diferentes a las del observador, y de las que la literatura y los monumentos grecorromanos le mostraban el reflejo? Pues éstas constituÃan, por aquel entonces, las civilizaciones más distantes de entre aquellas a las que se podÃa tener acceso. Las humanidades no clásicas han intentado extender el campo de acción, y la etnologÃa, desde este punto de vista, no ha hecho sino prolongar hasta sus lÃmites últimos el tipo de curiosidad y actitud mental cuya orientación no se ha modificado desde el Renacimiento, y que sólo en la observación y en la reflexión etnológicas encuentra definitivo cumplimiento. De esta manera, la etnologÃa aparece como la forma reciente del humanismo, adaptando éste a las condiciones del mundo finito en que se ha convertido el globo terrestre en el siglo xx: siglo a partir del cual de hecho, y no sólo de derecho, como antes, nada humano puede ser ajeno al hombre.
Sin embargo, la diferencia de grado no es tan simple, pues va unida a una transformación obligatoria de los métodos a emplear. Las sociedades de las que se ocupa el etnólogo, si bien tan humanas como cualesquiera otras, difieren, sin embargo, de las estudiadas por las humanidades clásicas u orientales, en que en su mayor parte no conocen la escritura; y en que, varias de entre ellas poseen bien pocos, por no decir ninguno, monumentos representativos de figuras animadas o que estas últimas, hechas con materiales perecederos, sólo nos son conocidas a través de las obras más recientes. La etnologÃa puede, pues, por lo que hace a su objeto, permanecer fiel a la tradición huma-nista; no asà por lo que se refiere a sus métodos, dado que la mayorÃa de las veces echa en falta los medios —textos y monumentos— utilizados por aquélla. De esta forma, la etnologÃa se ve constreñida a buscar nuevas perspectivas. Ante la imposibilidad de seguir los procedimientos clásicos de investigación, le es necesario valerse de todos los medios a su alcance: ya sea situándose, para ello, bien lejos del hombre en su condición de ser pensante, como hacen la antropologÃa fÃsica, la tecnologÃa y la prehistoria, que pretenden descubrir verdades sobre el hombre a partir de los huesos y de las secreciones o a partir de los utensilios construidos; ya sea, por el contrario, situándose mucho más cerca de lo que lo están el historiador o el filólogo, lo que acontece cuando el etnógrafo (es decir, el observador de campo) trata de identificarse con el grupo cuya manera de vivir comparte. Siempre forzado a permanecer en el aquende o en el allende del humanismo tradicional, el etnólogo, haciendo de la necesidad virtud, llega sin quererlo a dotar a éste de instrumentos que no dependen necesariamente de las ciencias humanas, y que han sido a menudo tomados a préstamo de las ciencias naturales y exactas, por un lado y, de las ciencias sociales, por otro. La originalidad de la etnologÃa reside precisamente en el hecho de que siendo, como es, por hipótesis una ciencia humana, no puede, sin embargo, permitir que se la aisle de las ciencias naturales y sociales con las que varios de sus propios métodos mantienen tantas cosas en común. Desde este punto de vista, la etnologÃa no sólo transforma el humanismo cuantitativamente hablando (incorporándole un número cada vez mayor de civilizaciones) sino también cualitativamente, dado que las barreras tradicionalmente levantadas entre los diversos órdenes de conocimiento, no constituyen para ella sino obstáculos que forzosamente debe vencer para progresar. Por lo demás, esta necesidad la empiezan a sentir cada una de las restantes modalidades de investigación humanista, si bien por lo que a éstas respecta, de forma mucho más tardÃa y provisionalmente en menor grado.
Puedo recomendarte un libro que me consta que a quien lo lee, le cambia su percepción de las sociedades y de las costumbres, es La Rama Dorada.