Me gusta la poesia y hace tiempo perdi todos mis poemas, ahora quisiera juntarlos de nuevo, si tienes los poemas "la muñeca", Que me perdone la ciencia", robe pan para mis hijos", "ya no engañen a mi gente", "matricida", "el Cristo roto", etc. mandenmelos, por favor. LUCHO: SOY MUJER!!!!
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A MI CRISTO ROTO
Estás así, Señor, por nuestras culpas,
por tantos signos de egoísmo en nuestras vidas,
por las muchas faltas de caridad que cometemos,
porque no te amamos tanto como debemos.
Estás así, Señor, por nuestra indiferencia,
porque no nos conmueve el sufrimiento ajeno,
ni el de las viudas, los huérfanos y
los desplazados, ni el dolor y la angustia
de una madre que llora,
ni la desesperanza de las gentes sin techo.
Estás así, Señor, porque no nos aceptamos,
por la falta de amor en las familias,
porque no dialogamos,
porque no comprendemos,
porque no hemos aprendido a perdonar.
Estás así, Señor, por nuestra salvación
porque desde siempre nos amaste
y por nosotros te vejaron, te maltrataron,
se burlaron de Ti y te crucificaron...
por eso estás así, mi Cristo Roto.
Te pedimos Señor, nos ayudes a entender
la grandeza de tu amor y de tu entrega
para que desde allí podamos algún día
adorarte como te lo mereces y
unirnos de corazón a tu amor y
a tu sacrificio por siempre, Señor.
Anónimo
DESIDERATA
Anda plácidamente entre el ruido y la prisa
Y recuerda que paz que puede haber en el silencio.
Vive en buenos términos con todas las personas
todo lo que puedas, sin rendirte.
Di tu verdad tranquila y claramente,
escucha a los demás, incluso al aburrido y al ignorante;
Ellos también tienen su historia.
Evita a las personas ruidosas y agresivas, Sin vejaciones al espíritu.
Si te comparas con otros puedes volverte vanidoso y amargo;
Porque siempre habrá personas más grandes, y más pequeñas que tú.
Disfruta de tus logros así como de tus planes.
Mantén el interés en tu propia carrera, aunque sea humilde,
es una verdadera posesión en las cambiantes fortunas del tiempo.
Usa la precaución en tus negocios,
porque el mundo está lleno de trampas.
Pero no por eso te niegues a la virtud que pueda existir.
Mucha gente lucha por altos ideales
Y en todas partes la vida está llena de heroísmo.
¡Sé tú mismo!, especialmente no finjas afectos
tampoco seas cínico respecto del amor
porque frente a toda aridez y desencanto
el amor es perenne como la hierba.
Recoge mansamente el consejo de los años,
Renunciando graciosamente a las cosas de juventud.
Nutre tu fuerza espiritual para que te protega en la desgracia repentina
Pero no te angusties con fantasías.
Muchos temores, nacen de la fatiga y la soledad;
Junto con una sana disciplina, sé amable contigo mismo.
Tú eres una criatura del Universo,
No menos que los árboles y las estrellas;
Tú tienes derecho a estar aquí
Y te resulte evidente o no,
sin duda el universo se desenvuelve como debe.
Por lo tanto, manténte en paz con Dios,
de cualquier modo que lo concibas
Y cualesquiera sean tus trabajos y aspiraciones,
Mantén en la ruidosa confusión, paz con tu alma
Con todas sus farsas y sueños rotos,
este sigue siendo un mundo hermoso.
Ten cuidado... Esfuérzate en ser feliz.
Anónimo
CUANDO YO ME VAYA
Cuando yo me vaya
Cuando yo me vaya, no quiero que llores,
Quédate en silencio sin decir palabras,
Y vive recuerdos, reconforta el alma.
Cuando yo me duerma, respeta mi sueño
Por algo me duermo, por algo me he ido.
Si sientes mi ausencia, no pronuncies nada
Y casi en el aire con paso muy fino
Búscame en mi casa, Búscame en mis cartas,
Entre los papeles que he escrito apurado.
Ponte mis camisas, mis sweaters, mi saco,
Y puedes usar todos mis zapatos.
Te presto mi cuarto, mi almohada, mi cama,
Cuando haga frío, ponte mis bufandas.
Te puedes comer todo el chocolate
Y beberte el vino que dejé guardado.
Escucha ese tema que a mí me gustaba,
Usa mi perfume y riega mis plantas.
Si tapan mi cuerpo no me tengas lástima
Corre hacia el espacio, libera tu alma,.
Palpa la poesía, la música, el canto
Y deja que el viento juegue con tu cara,
Besa bien la tierra, toma toda el agua,
Y aprende el idioma vivo de los pájaros.
Si me extrañas mucho, disimula el acto.
Búscame en los niños, el café, la radio,
y en el sitio ése donde me ocultaba.
No pronuncies nunca la palabra muerte.
A veces es más triste vivir olvidado
Que morir mil veces y ser recordado.
Cuando yo me duerma,
No me lleves flores a una tumba amarga,
Grita con la fuerza de toda tu entraña
Que el mundo está vivo y sigue su marcha.
La llama encendida no se va a apagar
Por el simple hecho de que no estés más.
Los hombres que viven no se mueren nunca,
Se duermen a ratos, de a ratos pequeños
y el sueño infinito es solo una excusa.
Cuando yo me vaya extiende tu mano
Y estarás conmigo sellado en contacto
Y aunque no me veas, y aunque no me palpes
Sabrás que por siempre estaré a tu lado.
Entonces un día; sonriente y vibrante
Sabrás que volví para no marcharme".
Anónimo
SONETO AL CRUCIFICADO
No me mueve mi Dios para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor ; muéveme al verte
clavado en una cruz y escarnecido ;
muéveme ver tu cuerpo tan herido.
Muévenme tus afrentas y tu muerte
Muévenme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que, aunque no hubiera cielo yo te amara,
y aunque no hubiera infierno te temiera.
No me tienes que dar por que te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
Anónimo Español
A Elisa
En vano, Elisa, describir intento
el dulce afecto que tu nombre inspira;
y aunque Apolo me dé su acorde lira,
lo que pienso diré, no lo que siento.
Puede pintarse el invisible viento,
la veloz llama que ante el trueno gira,
del cielo el esplendor, del mar la ira;
mas no alcanza al amor pincel ni acento.
De la amistad la plácida sonrisa,
y el puro fuego, que en las almas prende,
ni al labio, ni a la cítara confío.
Mas podrás conocerlo, bella Elisa,
si ese tu hermoso corazón entiende
la muda voz que le dirige el mío.
La razón inútil
Es tarde ya para que amor me prenda
en su lazo halagüeño y fementido;
que aunque tal vez de la razón me olvido,
el hielo de la edad ¿quién hay que encienda?
Es tiempo ¡ay! triste que a su voz atienda
mi juvenil esfuerzo ya perdido,
después de haberla insano desoído,
cuando ser pudo de mi esfuerzo rienda.
Así va; los humanos corazones
sufren en la verdad y en el engaño;
y sin gozar de sí ni un solo día,
venden la juventud a las pasiones,
la edad madura al triste desengaño,
y la vejez a la razón tardía.
La esperanza
Dulce esperanza, del prestigio amado
pródiga siempre, que el mortal adora,
ven, disipa piadosa y bienhechora
las penas de mi pecho acongojado.
Vuelve a mi mano el plectro ya olvidado,
y al seno la amistad consoladora;
y tu voz, oh divina encantadora,
mitigue o venza la crueldad del hado.
Mas ¡ay! no me presentes lisonjera
aquellas flores que cogiste en Gnido,
cuyo jugo es mortal, aunque es sabroso.
Pasó el delirio de la edad primera,
y ya temo el placer, y cauto pido,
no la felicidad, sino el reposo.
A un árbol
Tronco infeliz, desnudo y sin verdura,
imagen fiel de mi mortal dolor,
si marchitó el invierno tu hermosura,
¡ay! yo probé las iras del amor
Mas tú, al reír la dulce primavera,
gloria serás del plácido vergel;
mi corazón ningún alivio espera,
ni mayo habrá para mi mal cruel.
No des jamás tu sombra o tu corteza
a infiel beldad, a pérfido amador;
y el que a engañar se atreva la terneza,
conserve en ti renombre de traidor.
Yo huiré de ti, de tu enramada umbrosa,
que un tiempo dio su asilo a mi placer.
mas al morir tu primavera hermosa
tú me verás contigo padecer.
Al amor
Tal vez, amor, bajo el sagrado velo
de la amistad encubres tu furor;
el corazón se entrega sin recelo,
y en él clavas la flecha a tu sabor.
Tirano dios, cuya perfidia 1loro,
el infortunio me enseñó a temer.
mas ¡ay de mí!, si mi peligro adoro,
¿qué vale, amor tu astucia conocer?
La duda
¿Si será de amistad, Filis hermosa,
la grata llama que en el pecho siento;
que como propio tu dolor lamento,
y soy feliz, cuando eres venturosa?
¿O será amor? Tu imagen deliciosa
grabada está en el alma, y el momento,
que obligado la deja el pensamiento,
me es ingrato el pensar, la vida odiosa.
Amor es. Este ardor de verte, este
inefable placer cuando te veo,
¿quién sino el dulce amor puede inspirarlo?
Mas ¡ay! es como tú puro y celeste;
e ignorando los fuegos del deseo,
halaga el corazón sin abrasarlo.
La amistad
Filis, tu amistad hiciera
mi tierno pecho feliz,
si al fuego suave, que sientes e inspiras,
amor no mezclara su llama sutil.
¡Cuán gallardo crece el lirio,
gala del templado abril,
si el soplo del Euro conmueve sus hojas,
y riega la fuente su verde raíz!
Mas si ardiente el sol de junio
sobre él comienza a blandir
el férvido rayo, que abrasa los campos,
y trueca en incendios el claro cenit;
lánguido y mustio fallece,
e inclinada la cerviz,
el vástago seco, marchitas las hojas,
de tristes ruinas alfombra el pensil.
Amor, tiránico dueño,
me ha condenado a gemir
la dicha, que logro, gozando tu afecto;
que tú amas tranquila, y yo ardo por ti.
Si miro tus bellos ojos
a los míos sonreír,
y el beso apacible de amiga me ofreces,
yo loco el de amante quisiera imprimir.
Tus miradas, tus caricias,
tus juegos, toda tú en fin
la imagen me ofreces del puro cariño;
y yo suspirando lo gozo infeliz.
Cese ya el engaño; o ama
como yo, o huye de mí;
que humanas venturas las mide el deseo,
y gozo no entero no es gozo, es morir.
A Baco
Vi a Baco, sí (generación futura,
tú lo creerás), que en ásperas guaridas
cánticos a las ninfas enseñaba;
por la densa espesura
sus orejas erguidas
el caprípede sátiro mostraba.
¡Evah! aún tiemblo del pavor reciente;
mas temblando palpita complacido
mi corazón, que el Dios ha subyugado.
Piedad, Baco potente,
piedad, ya estoy rendido;
temible, ¡oh tú!, del grave tirso armado.
¡Ah! Puedo ya las tiadas salaces
cantar, del vino la escondida fuente,
la dulce leche en abundosos ríos,
y las mieles fugaces,
que el tronco refulgente
destiló de sus cóncavos vacíos. Cantaré de tu esposa afortunada
la corona nupcial, que lucir veo,
gloria añadida a la mansión divina;
y a tu voz asolada
la casa de Penteo,
y del tracio Licurgo la ruina.
Tú el golfo, tú las bárbaras riberas
domaste; tú beodo en apartadas
cumbres de las bistónides sañudas
las densas cabelleras,
al hombro derramadas,
con inocentes víboras anudas.
Tú, cuando por montañas eminentes
el bando de terrígenas impío
el Olimpo escaló, de garra armado
y de leoninos dientes,
en el Cocito umbrío
a Reco el fiero derribaste osado.
Aunque no de guerrero esclarecido
renombre hubieses, Dios de los placeres,
de la festiva danza y los solaces,
no en combates temido;
mas tú, glorioso, eres
árbitro de la guerra y de las paces.
De áurea punta la frente coronando
te vio el Cerbero en la tartárea roca;
muere el ladrido en su feroz garganta,
y manso coleando
con la trilingüe boca
halagó al irte tu divina planta.
La primavera
Huyó el sañudo invierno,
y en la templada esfera
sobre las alas del Favonio tierno
brilla la primavera.
Y su guirnalda hermosa
risueña deshojando,
de blanco lirio y encendida rosa
las vegas va sembrando.
No ya de nieve helada
yace el prado cubierto,
ni de amores la selva despojada,
ni el monte triste y yerto.
Que es delicia del cielo,
cuando nace, la aurora,
y ámbares vierte, y el fecundo suelo
de blanda luz colora.
Ya pulsa el arpa de oro
la bella Citerea,
y en tiernas danzas su festivo coro
los oteros rodea.
De mirto, pues, y flores
la frente coronemos,
oh Dalmiro, y al dios de los amores
dulces himnos cantemos.
La juventud convida,
y entre clavel y rosa
brinda la ilusión vana de la vida,
aunque vana, gozosa.
Que luego, edad tirana,
las dichas desvaneces;
y del mortal la plácida mañana
no brillará dos veces.
¡Ay!, huye la alegría
tu rostro macilento,
y entre tus densas sombras, parca impía,
se pierde en un momento.
De la fatal guadaña
no hay abrigo seguro;
que así hiere la mísera cabaña
como el soberbio muro.
Juan Arolas
(Barcelona 1805 - Valencia 1849)
Poemas (v1.0)
Un cabello blanco
La favorita del Sultán
El navegante
Sé más feliz que yo
La hermosa Halewa
Un cabello blanco
En la sublime Estambul,
ciudad del adusto moro,
la más rica en perlas y oro
que acaricia el mar azul,
reciben con el reflejo
de sol luminoso baño
ricas cúpulas de estaño,
que hay en el serrallo viejo.
Vive en cada rosa abierta
de odorífero rosal,
pura brisa matinal,
que de su sopor despierta
corre el pensil, y después
que besó las flores que ama,
murmura en flexible rama
de piramidal ciprés.
Acaban su largo sueño
bajo bóvedas moriscas
las hermosas odaliscas
y su enamorado dueño:
mientras vagan desvelados
por el plácido recinto,
con las dagas en el cinto
los eunucos atezados,
sombras feas y horrorosas
que debieron a los celos
vivir en aquellos cielos
do respiran las hermosas.
Del harem sólo un balcón,
quitada la celosía,
mece al soplo de aura fría
su purpúreo pabellón:
y detrás está Gulnara,
la orgullosa favorita,
luz del alba, flor bendita,
luna llena, piedra rara;
querida de Noredín,
cuya singular belleza
la formó naturaleza
de rocío y de jazmín.
Diez esclavas a su vez,
todas lindas, todas fieles,
la engalanan con joyeles,
y ella dice a todas diez:
"Dadme velos, plumas gualdas,
y esmeraldas
que reflejan verde luz,
del Tíbet los leves chales,
y corales
del profundo mar de Ormuz.
Diamantes de cien quilates,
y granates
de purpúrea brillantez,
adornen con sus destellos
los cabellos
que desmayan en mi tez.
Reina soy de las huríes;
dad rubíes
a mi cuello de marfil:
soy bella y encantadora;
¿quién no adora
mis ojos, mi pie infantil?
Más perlas que formen lazos
en mis brazos...
Dadme mi turbante azul
cuajado de estrellas de oro,
que es tesoro
de la reina de Estambul.
Cubridme de muselina
leve y fina,
que a mi talle sienta bien,
que sus pliegues nebulosos
son hermosos
en la reina del harem.
Acercadme los espejos
que están lejos:
quiero ver mi perfección;
contemplar si con mi encanto
puedo tanto,
que doy muerte a un corazón."
Calló; se miró al cristal,
mas turbóse de repente
su serena y alba frente
con palidez funeral;
porque a llena luz miró,
y en sus trenzas desmayadas,
puras, frescas y aromadas,
un cabello blanco vio.
Cual si un áspid enroscado,
viese en su nevada sien,
con iras y con desdén
descompuso su tocado.
Fue arrojando por el suelo
collares, plumas, anillos,
gasas, broches y cintillos,
perlas, y turbante, y velo.
Y el cabello maldecía,
y aun es cierto que lloró
cuando airada lo arrancó,
y en los dedos lo tenía.
Mas Noredín, su señor,
que en el cuarto oculto estaba,
mientras ella se quejaba,
respondía a su dolor:
"--Sultana, si en la flor leve
cayó nieve,
se helará la flor gentil;
ya no puede ser amada,
ni llamada
reina hermosa del pensil.
Me sobran ángeles bellos
con cabellos
sin ninguna imperfección:
contempla, pues, si es tan pura,
tu hermosura,
que dé muerte al corazón."
Dijo: le volvió la espalda;
recorrió su harem o cielo,
vio una bella con guirnalda,
y arrojóle su pañuelo
sobre la ondulante falda.
La favorita del Sultán
Marcha, despiadada y cruda,
pues me quemas con tus besos,
al lucir casi desnuda
tantas gracias y embelesos.
Sol que en el cenit me abrasas
sin una nube en tu cielo,
yo te pondré dobles gasas,
y no te veré sin velo:
sobre un lecho encubertado
te he hacer cubrir de flores,
y serás vergel cerrado,
do se oculten mis amores.
¡Judía, que por fortuna
de mi ser eres sirena,
como tú no vi ninguna,
ni cristiana ni agarena!
Tú te ríes y te alegras
cuando en mí los bríos faltan,
mientras tus pupilas negras
ebrias de placer te saltan.
¿Quién ha de romper tus lazos?
Enamoras, avasallas,
y un día de tus abrazos
rinde más que cien batallas.
¡Deja tu delirio ciego!...
Mientras en tu seno hermoso
me adormeces con el ruego,
mientras cantas y reposo,
febles sufren mis soldados
la ignominia en sus derrotas;
y en los mares agitados
pierdo mis avaras flotas:
pierdo a Egipto y sus llanuras,
do las auras regaladas
mecen las espigas puras
en las cañas encorvadas;
do las moles eternales
donde el orgullo está escrito,
se alzan en los arenales
con la esfinge de granito;
cuyo párpado despierto
jamás una vez cerraron
ni los vientos del desierto,
ni los siglos que pasaron.
Tú me encantas, y consientes
que amenacen mis dos mares
las águilas de dos frentes
de los ambiciosos zares.
¡Guay el autócrata un día
no venga a tomar mi harem,
y por ser esclava mía
conmigo mueras también!
No desnudes por mi amor
ese tu seno hechicero,
y deja que tu señor
vaya a desnudar su acero.
Que tiña en sangre su filo,
que levante en sus furores
pirámides junto al Nilo
de cabezas de traidores.
Mas ¡ah!... ¡mis votos fallidos
dejarás con ilusiones,
rémora de los sentidos,
imán de los corazones!
Porque el más adusto moro
que a las lides se partiera,
puesto a contemplar tu lloro,
riendas al corcel volviera.
Yo caricias he probado
de unas hermosas de nieve,
cuyo beso regalado
con grata emoción conmueve.
Pero tu beso, sultana,
dulce beso humedecido
de esos tus labios de grana,
me enloquece, me ha perdido.
Desprecio, pues, mis riquezas,
y cual vanos oropeles,
mis títulos y grandezas,
mis tropas y mis bajeles.
Mis palacios no deseo
con dilatados confines,
ni mis casas de recreo,
con estanques y jardines
ni del Arabia dichosa
los más exquisitos dones,
ni frescos baños de rosa,
ni púrpuras, ni bridones;
ni el nombre que se me da,
de señor de mar y tierra,
de sombra augusta de Alá,
príncipe de paz y guerra.
Desprecio las dignidades
de mis bélicas proezas,
y mis pueblos y ciudades
con torres y fortalezas.
Y haré decir al diván
que no tengo más estados,
que mi pipa, mi atagán,
y tus ojos adorados.
El navegante
Apartado de ti surco los mares,
¡oh cándida mujer!
Triste víctima he sido en tus altares,
¿y mía no has de ser?
¡Qué terrible en sus tétricos horrores
se muestra el mar, mi bien!
Pues yo temo más que sus rigores,
tu enfado o tu desdén.
El bramido de recios vendavales
no me intimida a mí;
no temo todo el peso de los males;
tu olvido, hermosa, sí.
Tú sobre leves plumas reclinada
no sientes aflicción;
sostiene mi cabeza acalorada
la dura tablazón.
Si de volverte a ver tengo el consuelo,
te juro, por mi fe,
que tú serás mis glorias y mi cielo,
y al mar no volveré.
Si Dios me da que pueda coronarte
la sien de albo jazmín,
y un ósculo tomar al despertarte
del labio de carmín;
que en cambio de una 1ágrima muy pura
me des tus alegrías,
y cubras con un velo de ventura
mis noches y mis días,
jamás será que fíe en la bonanza
del mar y sus arenas,
ni cuelgue el sutil lienzo de esperanza
de débiles antenas.
Sé más feliz que yo
Sobre pupila azul, con sueño leve,
tu párpado cayendo amortecido,
se parece a la pura y blanda nieve
que sobre las violetas reposó:
yo el sueño del placer nunca he dormido:
sé más feliz que yo.
Se asemeja tu voz en la plegaria
al canto del zorzal de indiano suelo
que sobre la pagoda solitaria
los himnos de la tarde suspiró:
yo sólo esta oración dirijo al cielo:
sé más feliz que yo.
Es tu aliento la esencia más fragante
de los lirios de Arno caudaloso
que brotan sobre un junco vacilante
cuando el céfiro blando los meció:
yo no gozo su aroma delicioso:
sé más feliz que yo.
El amor, que es espíritu de fuego,
que de callada noche se aconseja
y se nutre con lágrimas y ruego
en tus purpúreos labios se escondió:
él te guarde el placer y a mí la queja;
sé más feliz que yo.
Bella es tu juventud en tus albores
como un campo de rosas del Oriente;
al ángel de recuerdo pedí flores
para adornar tu sien, y me las dio;
yo decía al ponerlas en tu frente:
sé más feliz que yo.
Tu mirada vivaz es de paloma;
como la adormidera del desierto
causas dulce embriaguez, hurí de aroma
que el cielo de topacio abandonó:
mi suerte es dura, mi destino incierto:
sé más feliz que yo.
La hermosa Halewa
El prudente Almanzor, emir glorioso,
el cordobés imperio dirigía,
Hixén su rey en el harem dichoso
los blandos sueños del placer dormía.
Cisnes de oro purísimo labrados,
sobre conchas de pórfido en las fuentes,
en medio de jardines regalados,
derramaban las linfas transparentes.
Los limpios baños de marmóreas pilas,
do el agua pura mil esencias toma,
cercaban lirios y agrupadas lilas
de tintas bellas y profuso aroma.
Damascos y alcatifas tunecinas,
del palacio adornaban los salones,
perlas en colgaduras purpurinas,
perlas en recamados almohadones.
Olores del Arabia respiraban
lechos de blanda pluma en los retretes,
y las fuentes de plata reflejaban
del alcázar los altos minaretes.
Del regio templo celebrada diosa,
Halewa fue en su plácida fortuna
ídolo del monarca por hermosa,
tierna como una lágrima en la cuna.
Feliz si de un esclavo que sabía
enamorar con trova cariñosa,
más amor no aprendiera que armonía
al son del arpa dulce y sonorosa.
Iba el docto mancebo modulando
los ayes del amor en vario tono,
la bella favorita suspirando
hizo el primer desprecio al regio trono.
Un día... nunca el sol sur rayo activo
lanzó con más ardor, ni más hermoso
fue el pensil y la sombra del olivo
para gozar del celestial reposo.
Sediento del halago y del cariño,
buscaba Hixén los suspirados lazos,
y cual sus juegos inocente niño,
apetecía el rey tiernos abrazos.
¡Infeliz! ¡ ah l repara aquella rosa
que el roedor insecto ha deshojado,
no muevas, no, la planta vagorosa:
la tumba del dolor está a tu lado.
Vio en la gruta que al fin de los andenes
se cubre con la hiedra trepadora,
dormir con frescas rosas en las sienes
la inconstante beldad que el pecho adora.
Vio dormido al esclavo... frescas flores
coronaban su sien... su labio impuro
en sueño murmuraba sus amores,
y el desliz de otro labio más perjuro.
El arpa sobre el césped olvidada
con el viento sus fibras conmovía,
y de su docto dueño enamorada
parece que lloraba su agonía.
Ruge el león y silba la serpiente
por ofendido amor, la mujer llora,
y el hombre con la sangre delincuente
lava el torpe baldón que le desdora.
Suspira Hixén; su corazón desgarra
una furia infernal; su mano lleva
al puño de la corva cimitarra,
y abre los ojos la infeliz Halewa.
Los abre para ver el golpe airado
contra el siervo que amaba su belleza,
el lívido cadáver a su lado,
y fuera de los hombros la cabeza.
Sangre vio en su vestido y en su velo,
que en sangre se tiñó la gruta y senda
al rodar la cabeza por el suelo
en temblor frío y convulsión horrenda.
A lóbrega mazmorra es arrastrada
por seis esclavos negros... ¡ah!... su lloro
de aljófar puro y tímida mirada
no puede doblegar a esquivo moro.
La nueva luz de nebuloso día
vio en la punta de un palo, en los jardines,
la cabeza del siervo, horrenda y fría,
y con gotas de sangre los jazmines.
ÁRBOL DE MI ALMA
Como un ave que cruza el aire claro,
Siento hacia mí venir tu pensamiento
Y acá en mi corazón hacer su nido.
Abrese el alma en flor; tiemblan sus ramas
Como los labios frescos de un mancebo
En su primer abrazo a una hermosura;
Cuchichean las hojas; tal parecen
Lenguaraces obreras y envidiosas,
A la doncella de la casa rica
En preparar el tálamo ocupadas.
Ancho es mi corazón, y es todo tuyo.
¡Todo lo triste cabe en él, y todo
Cuanto en el mundo llora, y sufre, y muere!
De hojas secas, y polvo, y derruidas
Ramas lo limpio; bruño con cuidado
Cada hoja, y los tallos; de las flores
Los gusanos y el pétalo comido
Separo; oreo el césped en contorno
Y a recibirte, oh pájaro sin mancha,
¡Apresto el corazón enajenado!
FUERA DEL MUNDO
Fuera del mundo que batalla y luce
Sin recordar a su infeliz cautivo,
A mi trabajo servil sujeto vivo
Que a la muerte temprano me conduce.
Mas hay junto a mi mesa una ventana
Por donde entra la luz; ¡y no daría
Este rincón de la ventana mía
Por la mayor esplendidez humana!
Es rubia: el cabello suelto
Da más luz al ojo moro:
Voy, desde entonces, envuelto
En un torbellino de oro.
La abeja estival que zumba
Más ágil por la flor nueva,
No dice, como antes, "tumba":
"Eva" dice: todo es "Eva".
Bajo, en lo oscuro, al temido
Raudal de la catarata:
¡Y brilla el iris, tendido
Sobre las hojas de plata!
Miro, ceñudo, la agreste
Pompa del monte irritado:
¡Y en el alma azul celeste
Brota un jacinto rosado!
Voy, por el bosque, a paseo
A la laguna vecina:
Y entre las ramas la veo,
Y por el agua camina.
La serpiente del jardín
Silba, escupe, y se resbala
Por su agujero: el clarín
Me tiende, trinando, el ala.
¡Arpa soy, salterio soy
Donde vibra el Universo:
Vengo del sol, y al sol voy:
Soy el amor: soy el verso!
¡NO MÚSICA TENAZ...!
¡No, música tenaz, me hables del cielo!
¡Es morir, es temblar, es desgarrarme
Sin compasión el pecho! Si no vivo
Donde como una flor al aire puro
Abre su cáliz verde la palmera,
Si del día penoso a casa vuelvo...
¿Casa dije? ¡No hay casa en tierra ajena!...
¡Roto vuelvo en pedazos encendidos!
Me recojo del suelo: alzo y amaso
Los restos de mí mismo; ávido y triste
Como un estatuador un Cristo roto:
Trabajo, siempre en pie, por fuera un hombre
¡Venid a ver, venid a ver por dentro!
Pero tomad a que Virgilio os guíe...
Si no, estáos afuera: el fuego rueda
Por la cueva humeante: como flores
De un jardín infernal se abren las llagas:
¡ Y boqueantes por la tierra seca
Queman los pies los escaldados leños!
¡Toda fue flor la aterradora tumba!
¡No, música tenaz, me hables del cielo!
SED DE BELLEZA
Solo, estoy solo: viene el verso amigo,
Como el esposo diligente acude
De la erizada tórtola al reclamo.
Cual de los altos montes en deshielo
Por breñas y por valles en copiosos
Hilos las nieves desatadas bajan -
Así por mis entrañas oprimidas
Un balsámico amor y una avaricia,
Celeste de hermosura se derraman.
Tal desde el vasto azul, sobre la tierra,
Cual si de alma virgen la sombría
Humanidad sangrienta perfumasen,
Su luz benigna las estrellas vierten
¡Esposas del silencio! -y de las flores
Tal el aroma vago se levanta.
Dadme lo sumo y lo perfecto: dadme
Un dibujo de Angelo: una espada
Con puño de Cellini, más hermosa
Que las techumbres de marfil calado
Que se place en labrar Naturaleza.
El cráneo augusto dadme donde ardieron
El universo Hamlet y la furia
Tempestuosa del moro: -la manceba
India que a orillas del ameno río
Que del viejo Chichén los muros baña
A la sombra de un plátano pomposo
Y sus propios cabellos, el esbelto
Cuerpo bruñido y nítido enjugaba.
Dadme mi cielo azul..., dadme la pura,
La inefable, la plácida, la eterna
Alma de mármol que al soberbio Louvre
Dio, cual su espuma y flor, Milo famosa.
SIEMPRE QUE HUNDO LA MENTE
Siempre que hundo la mente en libros graves
La saco con un haz de luz de aurora:
Yo percibo los hilos, la juntura,
La flor del Universo: yo pronuncio
Pronta a nacer una inmortal poesía.
No de dioses de altar ni libros viejos
No de flores de Grecia, repintadas
Con menjurjes de moda, no con rastros
De rastros, no con lívidos despojos
Se amansará de las edades muertas:
Sino de las entrañas exploradas
Del Universo, surgirá radiante
Con la luz y las gracias de la vida.
Para vencer, combatirá primero:
E inundará de luz, como la aurora.
Yo soy un hombre sincero
De donde crece la palma,
Y antes de morirme quiero
Echar mis versos del alma.
Yo vengo de todas partes,
Y hacia todas partes voy:
Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy.
Yo sé los nombres extraños
De las yerbas y las flores,
Y de mortales engaños,
Y de sublimes dolores.
Yo he visto en la noche oscura
Llover sobre mi cabeza
Los rayos de lumbre pura
De la divina belleza.
Alas nacer vi en los hombros
De las mujeres hermosas:
Y salir de los escombros,
Volando las mariposas.
He visto vivir a un hombre
Con el puñal al costado,
Sin decir jamás el nombre
De aquella que lo ha matado.
Rápida, como un reflejo,
Dos veces vi el alma, dos:
Cuando murió el pobre viejo,
Cuando ella me dijo adiós.
Temblé una vez – en la reja,
A la entrada de la viña,–
Cuando la bárbara abeja
Picó en la frente a mi niña.
Gocé una vez, de tal suerte
Que gocé cual nunca: – cuando
La sentencia de mi muerte
Leyó el alcalde llorando.
Oigo un suspiro, a través
De las tierras y la mar,
Y no es un suspiro,– es
Que mi hijo va a despertar.
Si dicen que del joyero
Tome la joya mejor,
Tomo a un amigo sincero
Y pongo a un lado el amor.
Yo he visto al águila herida
Volar al azul sereno,
Y morir en su guarida
La vibora del veneno.
Yo sé bien que cuando el mundo
Cede, lívido, al descanso,
Sobre el silencio profundo
Murmura el arroyo manso.
Yo he puesto la mano osada,
De horror y júbilo yerta,
Sobre la estrella apagada
Que cayó frente a mi puerta.
Oculto en mi pecho bravo
La pena que me lo hiere:
El hijo de un pueblo esclavo
Vive por él, calla y muere.
Todo es hermoso y constante,
Todo es música y razón,
Y todo, como el diamante,
Antes que luz es carbón.
Yo sé que el necio se entierra
Con gran lujo y con gran llanto.
Y que no hay fruta en la tierra
Como la del camposanto.
Callo, y entiendo, y me quito
La pompa del rimador:
Cuelgo de un árbol marchito
Mi muceta de doctor.
El mal aliento es un problema más popular de lo que puedes estar pensando. Cuando se sufre de esta condición uno puede sentir cierta soledad y puede llegar a pensar que nadie más en 5000 metros a la redonda está pasando por algo similar.
El volumen Fin Al Mal Aliento de aquí http://eliminarelmalaliento.emuy.info/?vZOj es un manual que contiene un método natural desarrollado por el experto biólogo e investigador Ángel Sevilla para eliminar el mal aliento ocasional o la halitosis crónica.
Con este manual aprenderás cómo influyen tu programa digestivo y tus hábitos alimenticios en tu mal aliento y de este modo entenderás por qué debes prestarle mucha atención a tu comestibles cuando tienes mal aliento.
El manual Fin Al Mal Aliento además te enseñara cuáles son los grupos alimenticios que debes incluir en tu dieta y cuáles son los que puede acudir problemas para tu sistema digestivo y pueden generar el mal olor de tu boca.
Hermano y amigo... sabés .... te extrañe y mucho !!!!! besitossssssssssss. Sí es muy cierto eso . Además l. a. hermosura está en el alma. Pero..... desgraciadamente en este mundo ... todo entra por los ojos, así luego resulte un fiasco. Hermoso pensamiento.!!!!
Si quieres revistar Las Vegas porque hay muchas cosas que no sabes sobre la ciudad de Nevada y quieres descubrirlo entonces aquí tienes el principio https://tr.im/1wM4J . Una de las muchas cosas que puedes hacer en Las Vegas es pasearte por el Strip, la calle principal de Las Vegas. El Strip está saciado de neones, músicos, personas disfrazadas y mucha, mucha multitud, tráfico sin pausa y lo más importante es que, en muchos tramos del Strip no hay aceras ni pasos de peatones pero incluso de esta manera puedes disfrutar del camino porque no obstante vives una aventura en Las Vegas.
Los que mencionas no los tengo, pero no ha de ser difícil encontrarlos en un buscador. Si deseas te paso el nombre de los mejores poetas (según mi criterio) y tú buscas en intenet.
Pablo Neruda
Delmira Agustini
César Vallejo
Idea Vilariño
Espero que encuentres poemas hermosos. Esos son algunos de mis poetas preferidos
este es de bequer y no me acuerdo el nombre pero lo memorize para el colegio
sendal flotante de leve bruma
rizada cinta de blanca espuma
rumor sonoro de arpa de oro
beso del aura onda de luz eso eres tu
tu, sombra aerea
que cuantas veces voy a tocarte te desvaneces
como la llama como el sonido
como el gemido del lago azul
en mar sin playa onda sonante
en el vacio cometa errante
ansia perpetua de algo mejor
eso soy yo
yo que a tus ojos en mi agonia
los ojos vuelvo de noche y dia
yo que incansable corro y demente
tras una sombra tras la hija ardiente de una visiom
Te ecomiendo la poesía de Alejandra Pizarnik (Argentina), la poesía de Charles Baudelaire (Francés), la poesía de Allen Ginsberg...
los tengo todos...
si quieres te los maando..
saludos
Shecid:
A nueva vida de pasión despierta
y sé dichosa: Si un amor perdiste
otro cariño tocará tu puerta...
¿Por qué impedir que la esperanza muerta
resurja ufana para bien del triste?.
Si me gusta aunque no tengo mucho tiempo para leer. Me gusta mucho Federico garcia lorca
las cinco de la tarde
Buscalos en la red, tienen que estar todas, solo pon el titulo en Yahoo