En la mitología griega los Hecatónquiros o Hecatónqueros (en griego Έκατόνχειρες Hekatonkheires o Έκατόνταχειρας Hekatontakheiras, ‘los de cien manos’), conocidos también como Centimanos (del latín Centimani), eran gigantes con cien brazos y cincuenta cabezas, hijos de Gea y Urano. Su padre los arrojó al Tártaro, pero fueron rescatados por Crono, al que ayudaron a castrar y derrocar a Urano. Tras ayudar a Crono, éste les volvió a encerrar en el Tártaro, donde permanecieron guardados por Campe hasta que Zeus les rescató. Durante la Guerra de los Titanes, arrojaban rocas de cien en cien a los Titanes.
Al terminar la guerra los Hecatónquiros se establecieron en palacios en el río Océano, convirtiéndose en los guardianes de las puertas del Tártaro, donde Zeus había encerrado a los Titanes. En La Ilíada hay una historia, que no se encuentra en ningún otro sitio, que cuenta que en algún momento los dioses estaban intentando derrocar a Zeus, y éste llegó a ser encadenado por Hera, Atenea y Poseidón, pero fracasaron cuando Tetis invocó a los Hecatónquiros y éstos acudieron en su ayuda. A veces se les considera deidades del mar, y puede que provengan de los pentekonter, barcos con cincuenta remeros.
Los Hecatónquiros eran Briareo (‘fuerte’), Giges y Coto (‘hijo de Cotito’). Homero también se refirió a Briareo como Egeón (‘cabruno’), si bien éste era también el nombre de un dios del mar diferente.
Más tardes los Hecatónquiros se convirtieron en los guardianes de las puertas del Tártaro, donde Zeus habÃa encerrado a los Titanes. En La IlÃada hay una historia, que no se encuentra en ningún otro sitio en la mitologÃa, que cuenta que en algún momento los dioses estaban intentando derrocar a Zeus pero se detuvieron cuando Tetis trajo a los Hecatónquiros en su ayuda. A veces se los considera deidades del mar, y puede que provengan de los pentekonter, barcos con cincuenta remeros.
Hijos de Urano y Gea. Son tres: Coto, Briareo y GÃes. Ayudaron a los OlÃmpicos en su lucha contra los Titanes. VivÃan en el Tártaro, vigilando a los Titanes por encargo de Zeus.
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En la mitología griega los Hecatónquiros o Hecatónqueros (en griego Έκατόνχειρες Hekatonkheires o Έκατόνταχειρας Hekatontakheiras, ‘los de cien manos’), conocidos también como Centimanos (del latín Centimani), eran gigantes con cien brazos y cincuenta cabezas, hijos de Gea y Urano. Su padre los arrojó al Tártaro, pero fueron rescatados por Crono, al que ayudaron a castrar y derrocar a Urano. Tras ayudar a Crono, éste les volvió a encerrar en el Tártaro, donde permanecieron guardados por Campe hasta que Zeus les rescató. Durante la Guerra de los Titanes, arrojaban rocas de cien en cien a los Titanes.
Al terminar la guerra los Hecatónquiros se establecieron en palacios en el río Océano, convirtiéndose en los guardianes de las puertas del Tártaro, donde Zeus había encerrado a los Titanes. En La Ilíada hay una historia, que no se encuentra en ningún otro sitio, que cuenta que en algún momento los dioses estaban intentando derrocar a Zeus, y éste llegó a ser encadenado por Hera, Atenea y Poseidón, pero fracasaron cuando Tetis invocó a los Hecatónquiros y éstos acudieron en su ayuda. A veces se les considera deidades del mar, y puede que provengan de los pentekonter, barcos con cincuenta remeros.
Los Hecatónquiros eran Briareo (‘fuerte’), Giges y Coto (‘hijo de Cotito’). Homero también se refirió a Briareo como Egeón (‘cabruno’), si bien éste era también el nombre de un dios del mar diferente.
salu2
No tengo la menor idea .
Los Hecatónquiros o Hecatónqueros ("los de cien manos"), conocidos también en latÃn como Centimanos, eran personajes de la mitologÃa griega, gigantes con cien manos y cincuenta cabezas. Eran hijos de Gea y Urano. Su padre los arrojó al Tártaro, pero fueron rescatados por Cronos, al que ayudaron a castrar y derrocar a Urano. Tras ayudar a Cronos, éste les volvió a encerrar en el Tártaro, donde permanecieron guardados por Campe hasta que Zeus les rescató. Durante la Guerra de los Titanes, arrojaban rocas de cien en cien a los Titanes.
Más tardes los Hecatónquiros se convirtieron en los guardianes de las puertas del Tártaro, donde Zeus habÃa encerrado a los Titanes. En La IlÃada hay una historia, que no se encuentra en ningún otro sitio en la mitologÃa, que cuenta que en algún momento los dioses estaban intentando derrocar a Zeus pero se detuvieron cuando Tetis trajo a los Hecatónquiros en su ayuda. A veces se los considera deidades del mar, y puede que provengan de los pentekonter, barcos con cincuenta remeros.
Los Hecatónquiros eran Briareo ("fuerte"), Giges y Coto ("hijo de Cotito"). Homero también se refirió a Briarero como Egeón ("cabruno"), diciendo que era un dios del mar e hijo de Poseidón.
HECANTOQUIROS
Hijos de Urano y Gea. Son tres: Coto, Briareo y GÃes. Ayudaron a los OlÃmpicos en su lucha contra los Titanes. VivÃan en el Tártaro, vigilando a los Titanes por encargo de Zeus.
Los Hecantoquiros o CentÃmanos
Para asegurar aún más su victoria, Zeus rompe las cadenas de los Hecantoquiros. Su prodigiosa fuerza determinará el resultado en favor de Zeus. Trescientos peñascos lanzados a la vez por sus robustos brazos caÃan sin cesar sobre los Titanes cubriéndolos con una nube oscura.
TITANES, CÃCLOPES Y HECANTOQUIROS
Zeus, al que los romanos llamaron más tarde Júpiter, creció bello, fuerte y bueno. Cuando fue mayor, obedeció lo que habÃa dispuesto el Hado: subió al Olimpo, destronó a su padre y reinó en su lugar. Pero los primeros tiempos de su reino fueron turbulentos: él era joven y, por tanto, inexperto. En un momento de generosidad, puso en libertad a los Titanes, sus hermanos, monstruos gigantescos que desde hacÃa siglos estaban encadenados en las entrañas de la Tierra. Estos, en vez de quedar agradecidos al soberano generoso, salieron de su morada subterránea, y creyéndose con más derecho a reinar que el propio Zeus, asaltaron el Olimpo.
La lucha contra ellos duró diez años, y fue terrible y sin cuartel. Al ver que no conseguÃa dominarlos, Zeus recurrió a la ayuda de sus también hermanos los CÃclopes, enormes gigantes que tenÃan un solo ojo en la frente, y para asegurar la victoria, puso igualmente en libertad a sus otros hermanos, los Hecantoquiros o Centimanos (por tener cien manos cada uno). Se desencadenó entonces una espantosa lucha: los Centimanos lanzaban enormes peñascos contra los Titanes, y los CÃclopes los herÃan con sus rayos de fuego. El ardor de la cólera de los combatientes sacudÃa toda la Tierra desde sus cimientos, y sus gritos rabiosos desgarraban el cielo. Zeus, en el centro de la pelea, resplandeciente sobre su carro dorado, animaba a sus defensores y lanzaba contra los enemigos sus poderosos rayos, acompañados de relámpagos y truenos.
Por fin, la victoria se decidió, y los Titanes fueron precipitados en el obscuro Tártaro para toda la eternidad.
Apenas vencidos los Titanes, Zeus hubo de luchar nuevamente contra los gigantes, nacidos de la sangre de Urano, a los que su madre, la Tierra, inició contra Zeus para vengar a aquellos; pero también fueron derrotados. Tras esta nueva y dura lucha, llamada la Gigantomaquia, todos los dioses del Olimpo se sometieron a Zeus, que pudo ya reinar en paz sobre el Universo.