La danza de la gaita y Cervera o Cervera y la gaita: dos conceptos totalmente unidos por la historia y por el sentir cerverano.
Hay documentadas celebraciones con presencia de danzantes de finales de siglo XVI y principios del XVII en los Libros de fábrica de las dos parroquias; posteriormente, a finales de siglo XVII, se menciona no solo el coro de danzantes, sino también a las gaitas y tamboril que les acompañan. En el Libro de Cuentas de la Cofradía de Santa Ana aparece con total seguridad el gasto de danzadores y gaiteros en 1855, lo cual no quiere decir que antes no existiera la danza que ahora tenemos. Por otra parte la danza y todos sus componentes han evolucionado como lo hacen todas las manifestaciones populares.
Uno de los elementos más característicos e interesantes de “la gaita” son los pasos. Hay unos veinte, que se pueden describir, aunque no quiere decir que hace unas décadas hubiera otros, hoy día perdidos; de la misma manera que de vez en cuando se introduzca alguno nuevo. La formación básica es la de las dos filas con una “bandera” delante y otro detrás. El resto de pasos se pueden agrupar por referencia:
a las celebraciones religiosas: la cruz, la uve, la ese, la a (Santa Ana), la ge (San Gil), el 25 (Santiago) y el 26 (Santa Ana).
a los oficios del pueblo: la alpargata, el hilo y la aguja y las tijeras
a formaciones militares y escenificaciones del algún posible verso: los caballos, el robo, el cruce de a cuatro, los borrachos, el puente y la Puerta del Sol.
La indumentaria de los danzantes en la actualidad, consta de camisa blanca, pantalón blanco bordado con ribetes de colores, faja que ciñe la cintura del bailarín, mantones de Manila y alpargatas bordadas o con cintas rojas.
Antiguamente las fajas presentaban bordados con motivos patronales, pero hacia los años 40, se impuso el uso de fajas lisas, roja en una fila y azul en la otra, por causas económicas; en la actualidad se están recuperando las bandas bordadas.Los actuales mantones son de Manila, pero hasta hace poco eran de lana comunes en La Rioja.
Los “gaiteros”, excepto los “banderas”, llevan castañuelas, que en Cervera, como también en algunos pueblos de Aragón se conocen como “pulgaretas”. En la parte posterior de la mano, unidos a las “pulgaretas”, llevan los “firifollos”, redondeles de tela de colores que cubren gran parte de la mano.
Los “banderas”portan un estandarte que en origen pendía de una estructura metálica, ya que se utilizaba una lanza como las picas de Flandes (las que aparecen en el cuadro de Velázquez), y que en la actualidad está hecha de madera. Dicha estructura consiste en una percha, decorada con una cinta roja que la recorre en hélice, en la cual se inserta un travesaño decorado con flores, actualmente artificiales, del que cuelga el faldón bordado.
La música que acompaña a la danza, como el resto de elementos de ella ha evolucionando; las melodías, interpretadas por la gaita navarra, han sido y son diversas. Pero lo más importante, dentro de la danza, es el ritmo que marca el tamboril.
Los músicos han venido de muchos lugares como Tabuenca, Tarazona, Calahorra, Bulbuente, Pamplona y Estella. En el último medio siglo la presencia de los de Estella ha sido la más frecuente, como la familia de los Montero, en Santa Ana, y los Elizaga, aunque no con tanta continuidad, en San Gil.
La danza de la Gaita es una señal de identidad cerverana, como tal es la parte fundamental de las fiestas patronales y representante del pueblo. La fortuna de conservar este motivo de integración nos ha llegado de nuestros mayores y ahora nos toca conservarlo.
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La danza de la gaita y Cervera o Cervera y la gaita: dos conceptos totalmente unidos por la historia y por el sentir cerverano.
Hay documentadas celebraciones con presencia de danzantes de finales de siglo XVI y principios del XVII en los Libros de fábrica de las dos parroquias; posteriormente, a finales de siglo XVII, se menciona no solo el coro de danzantes, sino también a las gaitas y tamboril que les acompañan. En el Libro de Cuentas de la Cofradía de Santa Ana aparece con total seguridad el gasto de danzadores y gaiteros en 1855, lo cual no quiere decir que antes no existiera la danza que ahora tenemos. Por otra parte la danza y todos sus componentes han evolucionado como lo hacen todas las manifestaciones populares.
Uno de los elementos más característicos e interesantes de “la gaita” son los pasos. Hay unos veinte, que se pueden describir, aunque no quiere decir que hace unas décadas hubiera otros, hoy día perdidos; de la misma manera que de vez en cuando se introduzca alguno nuevo. La formación básica es la de las dos filas con una “bandera” delante y otro detrás. El resto de pasos se pueden agrupar por referencia:
a las celebraciones religiosas: la cruz, la uve, la ese, la a (Santa Ana), la ge (San Gil), el 25 (Santiago) y el 26 (Santa Ana).
a los oficios del pueblo: la alpargata, el hilo y la aguja y las tijeras
a formaciones militares y escenificaciones del algún posible verso: los caballos, el robo, el cruce de a cuatro, los borrachos, el puente y la Puerta del Sol.
La indumentaria de los danzantes en la actualidad, consta de camisa blanca, pantalón blanco bordado con ribetes de colores, faja que ciñe la cintura del bailarín, mantones de Manila y alpargatas bordadas o con cintas rojas.
Antiguamente las fajas presentaban bordados con motivos patronales, pero hacia los años 40, se impuso el uso de fajas lisas, roja en una fila y azul en la otra, por causas económicas; en la actualidad se están recuperando las bandas bordadas.Los actuales mantones son de Manila, pero hasta hace poco eran de lana comunes en La Rioja.
Los “gaiteros”, excepto los “banderas”, llevan castañuelas, que en Cervera, como también en algunos pueblos de Aragón se conocen como “pulgaretas”. En la parte posterior de la mano, unidos a las “pulgaretas”, llevan los “firifollos”, redondeles de tela de colores que cubren gran parte de la mano.
Los “banderas”portan un estandarte que en origen pendía de una estructura metálica, ya que se utilizaba una lanza como las picas de Flandes (las que aparecen en el cuadro de Velázquez), y que en la actualidad está hecha de madera. Dicha estructura consiste en una percha, decorada con una cinta roja que la recorre en hélice, en la cual se inserta un travesaño decorado con flores, actualmente artificiales, del que cuelga el faldón bordado.
La música que acompaña a la danza, como el resto de elementos de ella ha evolucionando; las melodías, interpretadas por la gaita navarra, han sido y son diversas. Pero lo más importante, dentro de la danza, es el ritmo que marca el tamboril.
Los músicos han venido de muchos lugares como Tabuenca, Tarazona, Calahorra, Bulbuente, Pamplona y Estella. En el último medio siglo la presencia de los de Estella ha sido la más frecuente, como la familia de los Montero, en Santa Ana, y los Elizaga, aunque no con tanta continuidad, en San Gil.
La danza de la Gaita es una señal de identidad cerverana, como tal es la parte fundamental de las fiestas patronales y representante del pueblo. La fortuna de conservar este motivo de integración nos ha llegado de nuestros mayores y ahora nos toca conservarlo.
Por Naiara García Gómez