En primer lugar, has de saber el significado raÃz de cada palabra: extranjerismo da a entender ya su significado; se trata de una palabra que la gente utiliza como una palabra nrmal, pero que viene de otro idioma. Por ejemplo, parking. Un neologismo es una palabra nueva que surge de otras palabras del mismo idioma: neo = nuevo + logo = palabra + ismo => neologismo.
Si el neologismo es un elemento nuevo, el extranjerismo es extraño a una lengua dada. Para poder darlo como arraigado, tendrá que sufrir un doble proceso: conversión en neologismo, con los cambios exigidos, y aceptación posterior en los cÃrculos idiomáticos en que empezará a tener vida.
un neologismo es una palabra inventada, nuevo logos o palabra. El extranjerismo es una palabra de un idioma distinto que se empieza a usar en el propio.
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Extranjero:Que es o viene de país de otra soberanía.
Neologismo:Vocablo, acepción o giro nuevo en una lengua
Suerte!!!!!!!!!
Extranjeros son personas de otro paÃs. Si te referÃs a palabras que provienen de otro idioma, se llaman barbarismos.
Neologismo es una palabra nueva que se incorpora al diccionario.
En primer lugar, has de saber el significado raÃz de cada palabra: extranjerismo da a entender ya su significado; se trata de una palabra que la gente utiliza como una palabra nrmal, pero que viene de otro idioma. Por ejemplo, parking. Un neologismo es una palabra nueva que surge de otras palabras del mismo idioma: neo = nuevo + logo = palabra + ismo => neologismo.
casi todas
No les entiendo!!!
El Diccionario de la Lengua Española de la RAE los distingue con suficiente claridad. AsÃ, extranjerismo es «voz, frase o giro de un idioma extranjero empleado en español», y neologismo: «l.- Vocablo, acepción o giro nuevo de una lengua. 2.- Uso de estos vocablos o giros nuevos». Es decir que, para la RAE, la distinción está en que el neologismo no tiene por qué ser emanación de una voz o giro extranjero; basta con que sea nuevo.
Si el neologismo es un elemento nuevo, el extranjerismo es extraño a una lengua dada. Para poder darlo como arraigado, tendrá que sufrir un doble proceso: conversión en neologismo, con los cambios exigidos, y aceptación posterior en los cÃrculos idiomáticos en que empezará a tener vida.
un neologismo es una palabra inventada, nuevo logos o palabra. El extranjerismo es una palabra de un idioma distinto que se empieza a usar en el propio.
Nada.
Profesores de lengua, instituciones de enseñanza, intelectuales y algunos empresarios creen que merece la pena «humanizar las tecnologÃas» y han alertado a los futuros comunicadores para que, más allá de dominar los nuevos instrumentos tecnológicos, los pongan al servicio del arte o la filosofÃa. El lingüista Fernando Vilches, coordinador —junto con Ramón Sarmiento—, de este volumen publicado por la Fundación Telefónica y Ariel, sostiene que si el idioma español ocupa más extensión que el inglés al ser traducido, eso «no autoriza a recortar sus dobles connotaciones, su precioso juego de sentidos». Déme una barra de pan y, si tiene huevos, una docena!» pidió uno al tendero, y este le dio doce barras de pan», ilustra con humor el lingüista. Y «no es lo mismo que el poeta Lord Byron llorase por "la perdida" de su hija que por "la pérdida" de su hija, Ada, que no se ganaba la vida de un modo mundano, sino que murió» (de cáncer, a los 37 años), matiza Vilches para apuntar al poder de un simple acento. Vilches ha recogido el empeño de filósofos, lingüistas y teóricos de la comunicación en una tarea necesaria e «impagable»: mantener al ser humano funcionando entre sentimiento y razón. En el actual escenario tecnológico, dominado por la lengua inglesa —el 90 % de la base de datos de internet—, un inglés tecnificado condiciona y determina el modo de pensar y de ver el mundo. AsÃ, «cansado de zapear, navegaba yo en la web para estrenar el kit de un modem guay, pues las cosas del jaguar me flipan y ligué un spónsor cool para disfrutar del jogging y mejorar el look», recita el lingüista, asombrado de que todos esos términos hayan sido aceptados por la Real Academia de la Lengua. Vilches cree que los idiomas de occidente, excepto el inglés, están hoy como el Real Madrid, «que importa jugadores (vocablos) extranjeros que no sirven para nada», y aunque no haya que asustarse —dice— por una práctica que siempre se ha dado y que también trae beneficios, ataca la necedad y las malas traducciones. Ya decÃa Gracián que un error muy repetido no deja de ser un error», recalca apuntando a los profesionales de la televisión que permiten que en ese medio alguien tenga el cuerpo lleno de «anetomas» (por hematomas) o decir que comió una ensalada muy ricamente «enderezada». Esto es un "detó"», instruÃa sujetando un aparatito que «sirve para todo», durante la presentación del libro la semana pasada en el Instituto Cervantes, cuando provocó grandes carcajadas de la audiencia y quizás cierta inquietud ante el uso del idioma. Vilches se dirigió a una sala abarrotada de estudiantes —algunos alumnos suyos— de la Universidad Rey Juan Carlos, de Madrid, donde hace un año se celebraron unas jornadas que propiciaron este libro. Si hoy vas por los pueblos y pides un «emparedado» en vez de un «sandwich» te dirán que el albañil se fue de vacaciones y, si pides una «pollera», que ha cerrado el comercio de aves y huevos; Ya nadie sabe que el término «falda» es francés, comenta tolerante con la evolución del idioma. Pero, una vez aclarado que no se trata de ser purista, ni casticista, menos ahora que el español es una lengua pujante —como se ha confirmado en Cartagena de Indias—, advierte de que seamos cuidadosos ante la «imbecilidad de la ignorancia». AsÃ, critica que los polÃticos estropearan la «confrontación», pues confrontar no es enfrentarse —precisa—, sino lo más hermoso que hacen los ciudadanos cuando comparan sus ideas y las cotejan para sacar algo concreto en fértil discusión. Un ejemplo de cómo matamos el idioma es la palabra «enervar» que no era exactamente 'estar de los nervios', sino debilitar la fuerza. Como traducción empobrecedora, Vilches cita el ejemplo de honesty, que no diferencia «honradez» de cintura para arriba, de «honestidad», situada más abajo. Y eso de hablar «de cara» al público... «¡SerÃa tan grosero hacerlo de espaldas!», imaginémoslo, pidió Vilches entre risas llamando a dar un paso a una sociedad de la imaginación que matice y salvaguarde la diversidad de la lengua española.